Camino Hacia La Libertad Financiera

La trayectoria de una latina aprendiendo a manejar su dinero correctamente

Darlene Núñez, Carmen Blázquez

• Editorial: Babelcube Inc.
• Año: 2020
• ISBN:
  9781071574065
• Categoría: Personal Development
• Categoría: Personal Finance

Estoy encantada de compartir cómo yo, junto con mi marido, he trabajado para conseguir un futuro mejor para nuestra familia tras sobrevivir a una crisis financiera importante. A pesar de los retos y los obstáculos, tuve que dar unos pasos necesarios para vivir una vida abundante y plena.
Aunque recé y lloré por la decisión, la realidad era que por mis circunstancias no podía unirme.Me dolió mucho. Estaba rodeada de soldados en servicio activo, sus esposas, mi familia de militares y muchos compañeros de trabajo que vivían una vida digna como resultado de su empleo en la administración. Esto tuvo un impacto importante en mis creencias para alcanzar el éxito.
Aunque me impulsaba la seguridad de estar en el ejército, mi trayectoria profesional me condujo hacia un viaje que me enseñó muchas cosas sobre la administración y la educación financiera. En este libro, estoy emocionada de compartir ese viaje contigo. Desde los altibajos hasta los errores y triunfos, estoy aquí para compartir las cosas que se convirtieron en los pilares de mi vida para el éxito financiero. Sé que los pequeños tesoros que comparto te serán de gran beneficio.

Agradecimientos

Muchos ayudaron a hacer realidad este libro. Tener un gran sistema de apoyo es la razón por la que he llegado hasta aquí. Me siento bendecida.

Mi más sincero agradecimiento a mi esposo, José Rivera. El amor, la paciencia y el apoyo que me has brindado para alcanzar mis metas y lograr mis sueños realmente me asombran. ¡Gracias por creer en mi!

Mis hijas, Kianny y Arianna Rivera, el nivel de comprensión que tenéis a vuestra corta edad va más allá de vuestra edad. Gracias por ser pacientes con nosotros durante este tiempo y por amarnos incondicionalmente.

Miriam Morales, mi increíble madre, gracias por estar ahí para mí durante mi viaje. Su apoyo y aliento me ha ayudado a lograr muchas cosas en la vida. Gracias por enseñarme que podía lograr cualquier cosa.

Loida Pérez, mi suegra, me has amado como a uno de los tuyos y por eso me siento la mujer más afortunada del mundo. Has sido terapeuta, amiga y madre. Espero hacer un trabajo la mitad de bueno de lo que tú has hecho por mí, una vez que me convierta en suegra.

Para mi editora, Erica Anderson Thomas, eres absolutamente increíble. Tu conocimiento e ideas en este libro han sido inestimables. Estoy eternamente agradecida por tu sabiduría y tus esfuerzos para ayudarme a difundir mi mensaje.

A nuestros amigos y familiares por su comprensión y apoyo

durante el tiempo que tuvimos que decir «no».

A todos mis instructores y mentores que trabajaron sin descanso conmigo para alcanzar nuevos niveles, les estoy eternamente agradecida.

A nuestros increíbles clientes: Tenemos la suerte de trabajar con cada uno de vosotros. Nos esforzamos por seguir cultivando nuestras relaciones comerciales y valoramos cada oportunidad para serviros y apoyaros.

A mis antiguos jefes y compañeros de trabajo que han influido en mi vida, todos me inspiráis de alguna manera para ser mejor, y por eso, os lo agradezco.

Por favor visita mi sitio web en www.darlenenunezllc.com para obtener actualizaciones y recursos gratuitos

Introducción

Mientras escribo, me pregunto si podré ayudar a mi comunidad, amigos, familiares y a cualquiera que lea este libro. Mi forma de pensar ha cambiado por completo a lo largo de los años. Estoy entusiasmada de compartir mis éxitos y mis luchas, así como mi motivación e inspiración para seguir adelante. Aún más importante, estoy encantada de compartir cómo yo, junto con mi marido, he trabajado para conseguir un futuro mejor para nuestra familia tras sobrevivir a una crisis financiera importante. A pesar de los retos y los obstáculos, tuve que dar unos pasos necesarios para vivir una vida abundante y plena.

Recé y lloré muchas noches preguntando a Dios si la solución era unirme a las Fuerzas Armadas. Cuando estudiaba en Rio Rancho, Nuevo México, formé parte del Cuerpo de Entrenamiento de Oficiales Jóvenes de Reserva. Más tarde durante mis años de instituto en Puerto Rico, formé parte de la Patrulla Aérea Civil de Punta Salinas, y me encantó. Me apasionaba unirme a las Fuerzas Armadas y lo acogí como una posibilidad real para mi. Aunque recé y lloré por la decisión, la realidad era que por mis circunstancias no podía unirme. Me dolió mucho. Estaba rodeada de soldados en servicio activo, sus esposas, mi familia de militares y muchos compañeros de trabajo que vivían una vida digna como resultado de su empleo en la administración. Esto tuvo un impacto importante en mis creencias para alcanzar el éxito.

Aunque me impulsaba la seguridad de estar en el ejército, mi trayectoria profesional me condujo hacia un viaje que me enseñó muchas cosas sobre la administración y la educación financiera. En este libro, estoy emocionada de compartir ese viaje contigo. Desde los altibajos hasta los errores y triunfos, estoy aquí para compartir las cosas que se convirtieron en los pilares de mi vida para el éxito financiero. Sé que los pequeños tesoros que comparto te serán de gran beneficio.

1. Crecer

Durante mi infancia, mi madre, padre y la abuela Fela eran parte del pueblo que me cuidaba. Yo era una niña normal. En especial, mi abuela Fela ayudó a mi madre a criarme desde que tenía tan solo un mes. Ella me aportó el conocimiento de Jesucristo a una edad temprana, lo cual fue una bendición para mí. Durante mi adolescencia, fui un estudiante de honor a quien le encantaba bailar, especialmente frente a una audiencia. Empecé a bailar sobre el escenario a los cinco años. Si le preguntas a alguno de mis amigos de la infancia quién era Darlene, te dirán que yo era "la bailarina". A día de hoy, aún se me llenan los ojos de lágrimas cuando veo una gran actuación porque, aunque no lo hice de adulta, experimenté esos grandes momentos de baile durante mi infancia. El escenario era lo mío y todavía me encanta recordar esa sensación. Por desgracia, no tengo fotos ni grabaciones de mis actuaciones y siento que perdí el compás hace mucho tiempo. La única forma de volver a bailar es con mucho entrenamiento. Sería increíble si pudiera entrenar con Tricia Miranda, una de las más grandes coreógrafas actuales. Una niña puede soñar... ¡Aprendo rápido!

Fue en enero de 1994 cuando mi vida cambió radicalmente. Tenía 12 años y no tenía ni idea de la nueva “aventura” que estaba por comenzar, lejos del lugar al que llamaba hogar. Mis padres se separaron y terminé viviendo con mi madre y su novio. Antes de que mis padres se divorciaran, mi madre trabajaba como en Dupont Pharmaceutical. Después del divorcio, se convirtió en ama de casa. Todo sucedió tan rápido. Lo perdimos todo. Yo, una chica de la hermosa isla de Puerto Rico, terminé comenzando la escuela secundaria en Rio Rancho, Nuevo México. Aquí fue donde mi madre decidió mudarse con su novio, con quien ahora estaba comprometida.

Aunque nuestra nueva vida estaba en el continente, me sentía como si estuviera en otro planeta. La música era completamente diferente. Estaba acostumbrada a la música en español, pero la mexicana era la nueva normalidad. Las tendencias de moda de la escuela eran diferentes y, en general, todo era extraño y nuevo para mí. Aunque no fue todo malo. Tuve la oportunidad de hablar más inglés en la escuela. Visité las montañas Sandía, vi globos aerostáticos por primera vez y escuché muchas historias sobre el incidente OVNI de Roswell en los años cuarenta, así como el Área 51. Mirar el cielo por la noche era una aventura divertida y también tuve la oportunidad de ver a muchos nativos americanos y sus bonitas casas de adobe. Sin mencionar que, como hispana en Nuevo México, comencé a ver The Johnny Canales Show. Me hice fan de Selena cuando aún estaba viva y también de Queen Latifah. ¿Recuerdas cuando salió el gran éxito "U.N.I.T.Y"? ¿O cuando llevar una llave como colgante era genial?

Aunque tengo muchos buenos recuerdos, algunos fueron traumáticos. Te describiré lo que viví durante esos largos 16 meses en Estados Unidos. Cuando llegamos a Nuevo México por primera vez, comenzamos a vivir con el hermano del esposo de mi madre. Luego nos mudamos a vivir con su hermana y su familia. Me sentía como si no tuviéramos hogar y no tenía forma de comunicarme con mi familia en Puerto Rico. Poco después, mi padrastro alquiló una casa de dos habitaciones. Me sentí bien al tener por fin un dormitorio, incluso si lo compartía con mis dos hermanos pequeños. Dormíamos en el suelo, en sacos de dormir, hasta que mi padrastro decidió alquilar unos muebles. Finalmente encontró trabajo, pero lo más curioso era que teníamos que ir con él y esperar en el coche todo el día, hasta que terminara. ¿Qué hombre de este planeta hace a su esposa con sus tres hijos esperar en el coche durante un turno de ocho horas? Solo una persona posesiva. Llegué a entender que este hombre era un completo monstruo.

No podía mantener un trabajo durante mucho tiempo, así que ¿sabes qué pasó? Primero, embargaron nuestros muebles porque él no estaba haciendo los pagos. Luego nos desahuciaron de la casa.

Éramos una familia de cinco personas sin ningún lugar donde vivir, en un nuevo estado, básicamente sin familia. Era evidente que sus hermanos no querían que volviéramos a sus casas. Al final, un pastor nos permitió vivir en su antigua iglesia. Era un edificio de oficinas en una plaza con baño, pero sin ducha ni cocina. Recuerdo haber intentado bañarme en el fregadero. Durante este tiempo, solicitábamos comida a un centro de alimentos local para mujeres, lactantes y niños que estaba cerca. Después de un tiempo, un miembro de la iglesia muy agradable que era de Filipinas nos dio cobijo durante un par de semanas.

Tras ocho meses, nos mudamos a Orlando, Florida. Recuerdo el día que llegamos a Orlando y pasamos por delante del parque acuático Wet & Wild. Soñé con visitarlo algún día. También recuerdo que el marido de mi madre me llevó a una casa de empeños para empeñar mi collar personalizado de oro. El collar tenía mi nombre grabado y mi madre me lo había regalado unos años antes. Sin embargo, tenía muchas ganas de comer McDonald's en vez de las galletas saladas con queso que comimos durante el viaje por carretera. Los 15 dólares que recibió por mi collar eran mi única forma de permitirme una hamburguesa.

Mientras estábamos en Florida entre 1994 y 1995, primero fui a Jackson Middle School y luego a Glenridge Middle School en Winter Park. El esposo de mi madre comenzó a trabajar para complejos de apartamentos haciendo trabajos de carpintería a cambio de vivienda, así que nos fue bien. Continuaron luchando por poner comida en la mesa, pero en general vivíamos un poco mejor que en Nuevo México. Aunque estaba feliz de ver a muchos hispanos en este nuevo estado, me sentía eufórica cuando mi madre decidió regresar a mi pequeña isla ocho meses después. Fue una decisión estupenda, pero ahora esperaba una niña.

Existía una total diferencia en nuestras vidas en ese momento. Antes, mi madre tenía una gran carrera, conducía un coche con teléfono mó...