¿Cómo aman las mujeres?
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¿Cómo aman las mujeres?

Un estudio psicoanalítico

Bettina Quiroga

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¿Cómo aman las mujeres?

Un estudio psicoanalítico

Bettina Quiroga

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¿Por qué las mujeres hablan de amor? Tema habitual de sus conversaciones, algunas llegan al consultorio de un psicoanalista por sus sufrimientos respecto a sus enredos en el amor, por los encuentros y desencuentros con el partenaire. Ciertas mujeres viven el amor por un hombre de manera mortificada y dirigen una demanda incesante a su pareja para que le confirme que la ama; otras, en cambio, aman apasionadamente al punto de que ese amor no tiene límites y no pueden poner medida a su pasión. Este libro pretendeilustrar la particular relación de las mujeres con el amor.¿Cómo aman las mujeres? se propone, elucidar la causa de estos enredos. La lectura freudiana del amor marcada por la constelación edípica permitía ubicar las diferencias entre el hombre y la mujer en los modos de amar. Lacan amplía la mirada hacia las diferentes formas que toma el amor: amor pasión-ilusorio, amor cortés, amor como acontecimiento de un decir, y nos abre el camino para pensar en la transformación del lazo amoroso a través de un análisis y así acceder a un 'nuevo amor'.Según Freud, para la mujer es más importante la pérdida del amor del objeto que el objeto en sí. Según Lacan, la mujer pretende ser deseada al mismo tiempo que amada. Ellas piden que les hablen, piden palabras de amor. Un análisis llevado a su fin muestra las incidencias sobre las condiciones de amor, deseo y goce que permiten acceder a un 'saber hacer' diferente con las cosas del amor. Un nuevo modo de amar, un amor del orden de la invención donde la ilusión de hacer de dos uno falla.

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Información

Año
2021
ISBN
9789878372877
Categoría
Psychologie
Categoría
Psychanalyse

CAPÍTULO 1
Antecedentes lacanianos del amor

A continuación, nos centraremos en algunos de los antecedentes que inspiraron a Lacan para trabajar la temática del amor, específicamente, en tres obras que podemos ubicar como marco para introducirnos en nuestro tema.

1. STURM UND DRANG O PRERROMANTICISMO ALEMÁN (1767-1785)

En el Seminario 1, Lacan para referirse al amor se remite a Goethe, autor que pertenece a la época del romanticismo, específicamente al prerromanticismo, al movimiento literario llamado Sturm und Drang, que se centra en una de sus novelas, Las penas del joven Werther y aborda el amor desde esa perspectiva.
El Sturm und Drang (en español ‘tormenta e ímpetu’), fue un movimiento literario desarrollado en Alemania durante la segunda mitad del siglo XVIII, también tuvo sus manifestaciones en la música y en las artes visuales.

EL IRRACIONALISMO. EL INDIVIDUALISMO

La rebeldía del Sturm und Drang no estuvo exclusivamente orientada hacia la demolición del racionalismo en el arte. El movimiento sostuvo la posición rebelde en varios órdenes: protestó contra el despotismo político, exaltó la libertad en todas sus formas, buscó quebrar los moldes estrictos de la Ilustración. Desplazado el conocimiento positivista, científico y racional, lo sustituye por la intuición y la metafísica. El irracionalismo se une indefectiblemente al Romanticismo que lo encauza mediante el sueño y la imaginación, la fábula fantástica y lo maravilloso.
El Sturm und Drang fue revolucionario en cuanto al hincapié que hace en la subjetividad personal y en el malestar del hombre en la sociedad contemporánea. La gran figura de este movimiento fue Goethe, quien escribió la novela más representativa de esta corriente, Die Leiden des jungen Werthers, Las penas del joven Werther (1774).
A los principales lineamientos del Sturm und Drang, el rechazo del racionalismo y la valoración de lo misterioso, se añade la exaltación de la sensibilidad, en cuanto manifestación del sentimiento, de la pasión y la influencia del amor.

GOETHE Y LA ESCRITURA DE SU NOVELA: LAS PENAS DEL JOVEN WERTHER

Werther expone como tema central un amor frustrado que sumerge al personaje en un estado depresivo y melancólico que lo lleva al suicidio. El apartado que lleva por título “Las Incomodidades de Werther” expresa las incomodidades de su autor, Goethe, con su novela. Ya no veía bien una creación entusiasmada e inmediata, libre del peso de una elaboración; ya con un juicio maduro, pasado el torbellino de la juventud, ubica como poco artístico los excesos sentimentales que aparecían en sus obras.
Sorprendió negativamente a Goethe la influencia que tuvo sobre sus lectores jóvenes, sobre sus pensamientos y sus conductas. Había transformado, sin proponérselo, la realidad en poesía. No se contentaba con que los jóvenes wertherianos adoptaran la muerte por mano propia, como respuesta a un mundo incapaz de contenerlos, y como modo de enfrentar el tedio vital.
A partir de su Werther, había crecido una generación de hombres muy sensibles, de almas vulnerables y frágiles. Goethe enfrentó esa realidad con una frase que define el pensamiento de una época: “Lo romántico es lo enfermo” (Goethe, 2005, p. XV).
Lo que lo condujo a escribir el Werther fueron diferentes episodios: anoticiarse que un joven culto se enamoró de la mujer de un colega y ante la imposibilidad de consumar su amor se suicida al enterarse del casamiento de Carlota (su amor imposible) con Ketzner (su prometido) y un amor más reciente que creía haber sentido por una joven que se termina casando. Aunque las penas de amor lo llevaron a escribir otras obras, esta fue, para Goethe, una experiencia no solo literaria sino vital. El tema central es el amor y muestra con su genialidad una vehemencia sentimental.
El amor a Carlota Buff lo inspira en la escritura de Werther; este amor, esta pasión, llevan a Goethe a un constante sufrimiento que define como el atormentado, el trastornado. En las cartas que podemos ubicar en la novela se resalta no solo el amor por una mujer, sino la fascinación idealizante; y es como si continuara su enamoramiento a través del personaje de Werther (como si él mismo estuviera escribiendo esas cartas). A Werther se lo puede identificar por momentos con el enajenado, con el loco por sus estados de perturbación y por momentos con el niño.
La escritura salvó a Goethe ya que pudo pasar a la pluma sus pasiones, su estado de tormento y casi enajenación. La moda Werther consistía en el uso de chaleco amarillo, la costumbre de largos paseos espirituales por el campo, la conducta suicida de algunos enamorados, y los juicios estéticos y éticos. Por momentos, pareciera que la obra se convierte en un elogio del suicidio y la locura.
Como sostiene Jorge Warley, en la Introducción de la edición de la editorial Colihue: “Werther es el poeta, el artista, el filósofo, […]. Los más felices, dice Werther, son aquellos que, como los niños, viven el presente” (2005, p. LXI). La poesía amorosa, prepara el trágico final del héroe y adelanta la noción de genio tan importante para el romanticismo. El suicidio que se comete a causa de las penas de amor, y que el escritor imaginó en la ficción, encontró eco en la vida misma. Un crítico expresa que para leer el Werther hay que haber amado, para no parecer ridículo.

LACAN Y WERTHER

Es importante mencionar que, en lo anteriormente expuesto, se destaca la palabra pasión como un afecto prevalente en este movimiento literario. Lacan aborda el amor en su primer Seminario desde la vertiente de lo imaginario, concepto que se convertirá en pilar del andamiaje teórico del corpus lacaniano. Por eso, podemos inferir que se sirvió del movimiento romántico para sus iniciales desarrollo sobre el amor.
Desde el lugar de lo imaginario, la situación del sujeto y la transferencia, expresa que respecto al amor no hay en el plano psíquico diferencia entre el fenómeno artificial de la transferencia y el fenómeno espontáneo del amor. Habla del amor pasión, tal como lo vive el sujeto, como una catástrofe psicológica, y sostiene que el carácter narcisista de la relación de amor es imaginaria. Se confunde el objeto amado, sus atributos, con el Ideal del Yo del sujeto. Lacan sostiene que: “el amor imaginario participa en el fondo de la ilusión” (2007, p. 174). Este aspecto del Seminario 1 lo desarrollaremos en el capítulo tres de este libro. Desde ahí, intentaremos rastrear cuáles de estas características del amor, podemos ubicar en Las penas del joven Werther.
En la primera parte de la obra encontramos las características del protagonista y conocemos cómo piensa. En una de sus cartas expresa: “…quiero mejorarme, ya no deseo volver a probar una y otra vez esos pequeños sin sabores que nos depara el destino como siempre lo hice, quiero gozar el presente, que el pasado sea pasado. Seguro, tienes razón, querido las penas del ser humano serían mucho menores si los hombres no se dedicaran con tanto afán –solo Dios sabe porque nos hizo así– a empeñarse con la imaginación en volver a recordar los dolores del pasado, en vez de soportar aceptablemente el presente” (Goethe, 2005, p. 5).
Respecto del amor dice:
Un joven corazón se enamora de una muchacha, pasa todas las horas del día con ella, desperdicia todas sus fuerzas, toda su fortuna, sólo para expresarle en cada momento que su entrega es total. Y en eso llega un filisteo, un hombre […], y le dice: «Distinguido señor, amar es humano, solo que usted tiene que amar como un humano. …».
Si el joven le hace caso, se convertirá en un hombre de provecho […]. Solo que su amor se habrá terminado, y si es artista, también su arte (2005, p. 17).
De la cita extraemos lo que supone la entrega total de un joven que se enamora, que pareciera que sin esa entrega total, sin esa vehemencia, el amor se termina. Esto nos permite desetacar qué concepción del amor es la que predomina; de ahí, Sturn und Drang, tormenta e ímpetu (o fuerza), pasión.
Sobre Lotte (Carlota), la mujer de quien Werther se enamora, yendo a una fiesta, expresa:
… presencié el espectáculo más encantador que jamás habían visto mis ojos. En el vestíbulo había seis niños, de entre once y dos años de edad, que se arremolinaban entorno de una muchacha hermosa, de estatura mediana, que llevaba un simple vestido blanco con moños rosados en las mangas y en el pecho (2005, p. 23).
…toda mi alma se concentraba en su persona, el tono, los gestos, y apenas tuve tiempo de recuperarme de esta sorpresa… (2005, p. 24).
En una de las cartas a su amigo le cuenta: “…he conocido a alguien que me ha tocado el corazón. […]. Y sin embargo, no estoy en condiciones de decirte de qué manera es perfecta y por qué es perfecta (p. 21).
Werther pasa de la fascinación a dejar de entender las palabras que ella pronunciaba. Cuando estaban bailando queda perturbado y confundido al confirmar que estaba comprometida. “… sumergido en un mar de sensaciones […]. No pude aguantarlo, me incliné hacia su mano y la besé, inmerso en un baño de lágrimas divinas” (2005, p. 31).
Se refiere a su enamorada como perfecta. La fascinación que ella despierta en él indican perturbación y confusión. Esta la podemos leer con Lacan cuando afirma: “El amor es un fenómeno que ocurre a nivel imaginario, y que provoca una subducción de lo simbólico, algo así como una anulación, una perturbación de las funciones del ideal del yo” (Lacan: 2007, p. 215).
Volviendo a los argumentos de Werther leemos: “No conozco a nadie a quien pudiera tenerle miedo por ocupar un lugar en el corazón de Lotte. Y sin embargo, cuando habla con tanto cariño, con tanto amor de su prometido, me siento como aquel caballero al que han despojado de su buen nombre, de todos sus honores y ha perdido hasta la espada” (Goethe, 2005, p. 45).
En otra de sus cartas dirá:
¡Desdichado! ¿Estarás loco? ¿Te estás engañando? ¿Qué esperas de esta interminable pasión desenfrenada? Solo a ella dirijo mis ruegos: mi fantasía solo puede imaginársela a ella; y todo lo que me rodea en este mundo lo relaciono con ella. Esto me depara de vez en cuando una hora feliz, hasta que vuelvo a tener que alejarme de ella (2005, pp. 65-66).
En la segunda parte de la novela, podemos comenzar a ver la perturbación en la que Werther se encuentra. Sus penas, sus pasiones, consumido por su amor a Lotte y su hastío de vivir, muestran que sus ideas de acabar con su vida son cada vez más claras: “Ay, tome el cuchillo ya cien veces para liberar este atormentado corazón. […]. “¡…quisiera abrirme las venas para alcanzar la eterna libertad! (2005, p. 86).
Más adelante, comparándose con Albert (el esposo de Lotte) expresa que ella hubiese sido mucho más feliz con él, porque este hombre, Albert, no puede satisfacer todos los deseos de ese corazón porque hay cierta carencia, cierta falta de sensibilidad. Y agrega: “Mis lágrimas se han secado. Estoy trastornado…”. (2005, p. 91). En páginas posteriores añade: “No puedo rogar ¡Dámela!, porque pertenece a otro. Mientras tanto me entretengo con mis penas”. […]. “Ella siente lo que estoy padeciendo” (2005, p. 106).
En uno de los apartados, aparece Lotte dirigiéndose a él, pidiéndole que se modere en su trato con ella en las visitas. Y lo interroga:
¿Porqué yo, Werther? ¿Justamente yo, que pertenezco a otro? ¿Justo yo? Sospecho, sí, sospecho que tal vez solo sea eso, la imposibilidad de poseerme la que genera en usted esta exaltación del deseo.
[…].
… ¿no hay en este inmenso mundo ni una sola mujer que pueda satisfacer los deseos de su corazón? Haga un esfuerzo, sobrepóngase y búsquela, se lo juro, la va a encontrar (2005, p. 123).
Los dichos de Lotte, expresan muy bien, otra de las características del amor imaginario: el sufrimiento, la desesperación de quien ama. Si el otro tomado como objeto es imposible o no es correspondido, exaltando aún más la pasión que ella llama deseo, se trata del amor condenado y sacrificial.
El amor narcisista según lo concibe el psicoanálisis es un intento de capturar al otro en sí mismo como objeto y queda del lado de la fascinación imaginaria. Lacan expresa en su Seminario 1 que la fascinación imaginaria no es amor, este implica un don activo que requiere considerar el plano simbólico tal y como desarrollaremos en el capítulo tres del presente libro.
El amor sacrificial lo leemos en Werther cuando exclama:
“… ¡quiero morir! No es desesperación, he pergeñado una convicción, y me voy a sacrificar por ti. ¡Si, Lotte! ¿Por qué he de callarlo?”. […]. “Al empezar estaba tranquilo, ahora lloro como un niño, todo se aparece tan vivo ante mí” (2005, p. 125). “¡Quiero hacerlo, debo hacerlo! ¡Oh, qué bien me siento sabiendo que me he decidido!” (p. 127).
“¡Me ama!, ¡me ama! […]. Mi corazón vuelve a gozar ese delirio”. Respecto a unas flores que ella le envió manifiesta: “¡Oh pasé media noche mirándolas, sabiendo que eran testimonio de tu amor! Pero, ¡ay!, esas impresiones fueron pasajeras…” (2005, p. 139).
Lotte pensaba en Werther perdido para ella, al que no podía dejar, pero debía abandonar a su suerte: “…una vez que la sintiera perdida, no le iba a quedar nada más”. “¡Cómo le pesaba ahora algo de lo que no se había percatado en su momento, la parálisis de sentimientos que había surgido entre los dos” (2005, pp. 141-142).
Ya al final de la obra y en relación a las armas que le mandó a pedir vía su criado a Albert (esposo de Lotte) manifiesta Werther:
¡Y tú, Lotte, me entregas las armas! […]. ¡Temblaste al entregárselas, no dijiste adiós! ¿Ningún adiós? ¿Me has cerrado tu corazón, solo por culpa de ese instante que me unió a ti para toda la eternidad? ¡Lotte, no habrá milenio que pueda borrar ese recuerdo! ¡Y lo siento, eres incapaz de odiar a aquel que tanta pasión ardiente siente por ti! (2005, p. 144).
Y continúa: “¡Oh, Lotte!, ¿qué habrá que no encierre un recuerdo tuyo? ¿No estás presente en todo lo que me rodea?” (2005, p. 145). “¡Cómo me he apegado a ti! ¡Desde el primer momento ya no te pude dejar! ” (p. 146). Como desenlace final Werther se quita la vida.
Este final ilustra lo que Lacan llama el apego mortal como una característica del amor imaginario ya que en este se ama al propio yo realizado a nivel imaginario; y así como se lo ama también se lo puede aniquilar o aniquilarse.
Consideramos a partir de lo desarrollado que Lacan encuentra en la novela de Goethe un antecedente del amor que responde a las siguientes características: culto a la imaginación; una ternura ideal y mística; la imposibilidad y el sufrimiento que ilustran el amor condenado. De esto se desprende que el amor (en este caso, por una mujer) equivale a la fascinación idealizante, a una pasión imaginaria, con todo lo que ella implica. Manera ejemplar de exponer la cara imaginaria del amor.
Otro de los antecedentes que inspiraron a Lacan para trabajar la temática del amor y en especial lo relacionado con el amor cortés es el Heptamerón de Margarita de Navarra.

2. HEPTAMERÓN – MARGARITA DE NAVARRA (1558)

Margarita de Navarra, hija de Carlos de Angulema y Luisa de Saboya, hermana mayor del rey Francisco I de Francia, nació en Angulema en 1492. Gran lectora, poetisa y cazadora, se casó a los diecisiete años, por razones políticas, con el duque de Alençon, Carlos IV, en el año 1509 y, en 1527 en segundas nupcias con Enrique II de Albret, rey de Navarra. Manifestó simpatías por Lutero y Calvino y fomentó el movimiento hugonote, aunque al momento de su muerte (acaecida en Odos, Bigorre, en 1549) había vuelto al seno de la religión católica.
Fue una mujer con grandes inquietudes intelectuales, una verdadera humanista: protectora de las letras, siempre rodeada de humanistas y escritores. Escribía sobre mística y sobre los debates en torno a la nueva religión. También estaba interesada en el Decamerón de Boccacio, cuya traducción al francés data de 1544. Su obra se distingue de la italiana por un rasgo principal: no contiene historias inventadas, solo historias verdaderas.
Se propone escribir una obra, cuyo proyecto, era reunir diez cortesanos entre los más destacados de la corte, señoras, caballeros, jóvenes de ambos sexos, cada uno de los cuales elegiría otros diez hasta lograr llegar a cien. Su finalidad era contar historias de parejas verdaderas y contemporáneas. Quedaban excluidos los poetas y los escritores, para asegurarse que se trataba de historias de cortesanos.
Un “cortesano” es una persona que aparece a menudo en la Corte de un monarca o de un alto personaje. No eran todos nobles, sino que incluían miembros del clero, soldados, y portadores de cargos de la corte.
En la literatura moderna, los cortesanos son representados como poco sinceros, expertos en la adulación y en la intriga, ambiciosos y carentes de sentido para el interés nacional. No se caracterizan por la perseverancia ni por el trabajo. Sin embargo, el proyecto propuesto por la autora es abandonado y lo sigue ella sola. Si bien no logra recoger todos los datos y la obra queda inconclusa, la misma es publicada después de su muerte. Más abajo aportaremos datos relevantes sobre esta que apuntan a destacar por qué Lacan se interesó en ella y por qué es importante para nuestra investigación sobre las modulaciones del amor en Lacan.
Es la perspectiva que le permite a Lacan trabajar el amor cortés, punto que desarrollaremos en el capítulo tres, especialmente en el Seminario 7, La ética del psicoanálisis (2009) que se caracteriza fundamentalmente por una concepción idealizada, platónica y mística del amor. Se trata de un concepto literario de la Europa medieval que expresaba el amor en forma noble, sincera y caballeresca; se origina en la poesía lírica en lengua occitana. El trovador, poeta provenzal de condición noble, y más respetado que los juglares plebeyos, era la figura destacada en este tema.
La relación que se establecía entre el caballe...

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