La casa de Perón en el barrio de Flores
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La casa de Perón en el barrio de Flores

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La casa de Perón en el barrio de Flores

Descripción del libro

Un dato poco conocido de la vida de Juan Domingo Perón es su paso por el barrio de Flores, donde vivió con sus padres y se unió en matrimonio con su primera esposa, Aurelia Tizón. Este libro, muy documentado e ilustrado, constituye una importante contribución a la bibliografía dedicada a quien fue tres veces presidente de la Nación. En él se desgrana, en lenguaje ameno y sencillo, una breve historia del barrio, la polémica sobre la fecha y el lugar del nacimiento de Perón, la ruta que siguieron él y sus padres antes de radicarse en Buenos Aires, su llegada a Flores, la historia de la casa y la intersección mágica de las coordenadas que posibilitaron la transformación de ese espacio en el estudio de un artista renombrado, quien compró la casa sin saber su historia y la puso a disposición del barrio.

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Información

Año
2021
ISBN del libro electrónico
9789876919968

1. Flores: el barrio

El barrio de Flores no tiene acta de nacimiento; surgió como un pueblo de campaña luego de la parcelación de la chacra de Juan Diego Flores, quien la había adquirido en 1776. Esta finca, que tenía 500 varas (433 metros) de frente al Riachuelo por una legua (5500 metros) de fondo,1 se extendía desde el actual cementerio de Flores hasta la avenida Álvarez Jonte, pasando por lo que hoy es el centro del barrio.
Después de la muerte de Flores, acaecida en 1801, su hijo adoptivo, Ramón Francisco, y el apoderado de la familia, Antonio Millán, planificaron el futuro pueblo e iniciaron la venta de parcelas a ambos lados del Camino Real, hoy avenida Rivadavia. En aquellos tiempos era costumbre generalizada identificar parajes, caminos y accidentes geográficos con el nombre del propietario de las tierras. Fue natural, entonces, que el pueblo que se estaba formando tomara el nombre de Flores.

Creación del Curato de San José de Flores

A todo esto, el nuevo obispo de Buenos Aires, Benito de Lué y Riega, había iniciado en 1803 una larga recorrida pastoral con el propósito de ponerse al tanto de las necesidades de su feligresía. Así decidió tomar parte de los territorios de los curatos de Morón, La Piedad, Montserrat y San Isidro para erigir uno nuevo. En tales circunstancias, los Flores donaron una manzana para levantar la iglesia parroquial, otra para plaza –camino principal de por medio– y una tercera para instalar los mataderos públicos del pueblo.
El expediente fue elevado al virrey Sobremonte tres años después y el 31 de mayo de 1806 se erigió formalmente el nuevo curato que fue puesto bajo la advocación de San José y se le añadió el apellido de la familia fundadora del pueblo: San José de Flores. De ahí que el 31 de mayo sea considerado como Día del Barrio de Flores, oficializado recién en 2000 por la Legislatura porteña mediante la sanción de la ley 408.
La primitiva iglesia fue construida a fines de 1806 sobre la actual calle Rivera Indarte entre Rivadavia y Coronel Ramón L. Falcón. No fue más que una capilla de barro y paja que las inclemencias del tiempo destruían constantemente. A un costado estaba el camposanto. Desde allí, la jurisdicción de la nueva parroquia se extendía por cinco kilómetros hacia el este, ocho al oeste, nueve al norte y cinco al sur.

Nuevo partido provincial

Ahora bien, ¿cómo surgió el partido provincial de San José de Flores? Del mismo modo que el pueblo, tampoco existen constancias de su creación. Según parece, surgió implícito en el auto de erección de la nueva jurisdicción eclesiástica y sus límites fueron casi los mismos que los de la parroquia. Finalmente, su existencia quedaría oficializada en el acuerdo del cabildo del 1 de diciembre de 1810 cuando se designaron los alcaldes de hermandad para el año siguiente. Allí se lo denominó confusamente como “partido de Flores o Morón”, y se eligió a Antonio Millán como primer alcalde.

Iglesias y cementerios

A la precaria capilla mencionada anteriormente le siguió una segunda iglesia, obra de Felipe Senillosa. La construcción del nuevo edificio contó con el apoyo de Juan Manuel de Rosas, se concretó en la misma manzana, pero sobre el Camino Principal de Flores (hoy avenida Rivadavia), y quedó inaugurado el 11 de diciembre de 1831. Con el tiempo su estructura se fue deteriorando de tal modo que debió demolerse para construir en su lugar el templo que hoy se yergue majestuoso en el corazón del barrio. Fue levantado por los maestros constructores Andrés Simonazzi y Tomás Alegrini sobre un proyecto de los arquitectos italianos Benito Panunzi y Emilio Lombardi. La obra fue posible por el empuje y la decisión del párroco Feliciano de Vita, quien pidió colaboración, consiguió importantes donativos y enajenó fracciones de terrenos en la misma manzana. La ceremonia de inauguración tuvo lugar el 18 de febrero de 1883.
En 1911 se concedió a la iglesia de Flores todas las indulgencias y privilegios de la basílica de San Pedro en Roma, a la que fue agregada, y al año siguiente fue elevada a la categoría de basílica menor por el papa Pío X.
Una vez clausurado el pequeño camposanto situado a un costado de la primitiva capilla, en septiembre de 1832 quedó habilitado un segundo cementerio en la manzana de las actuales Varela, Remedios, Culpina y Tandil, con frente a la primera de las nombradas. Finalmente, y en orden al avance de las edificaciones que iban creciendo a su alrededor, fue inhabilitado para nuevas inhumaciones a partir del primer día de 1872. Previamente, el 9 de abril de 1867 había sido inaugurada su tercera y actual locación en Balbastro entre Varela y Lafuente, en el Bajo Flores.
Iglesia y plaza de Flores, ca. 1895.

Hechos institucionales

Enseguida de creado el nuevo partido provincial de San José de Flores, el incipiente pueblo cabecera comenzó a ser considerado un lugar adecuado para el descanso de los viajeros que salían de la ciudad o entraban en ella. El general Manuel Belgrano anotó en su cuaderno de viaje, cuando pasó por Flores con su ejército rumbo a Rosario, que la localidad podía servir para situar una gran guardia para observación de ese tránsito de personas.
Los incidentes derivados de la antinomia entre unitarios y federales fueron parte de la vida cotidiana de Flores, aunque mayormente la población se inclinaba por los federales. No fue raro, entonces, que Juan Manuel de Rosas visitara asiduamente estas tierras y se interesara vivamente por su progreso. Ya dijimos que el segundo templo de San José de Flores se debió a los auspicios del Restaurador; y así lo señalaba una leyenda inscripta en su frontispicio. Por otra parte, en Flores tenía su quinta Juan Nepomuceno Terrero, su socio, amigo y futuro consuegro.
Podríamos mencionar infinidad de hechos militares y de la vida institucional de nuestro país que ocurrieron en Flores. Para dar algunos ejemplos, destaquemos el sitio de Buenos Aires por el coronel Hilario Lagos en 1852, oportunidad en que sus tropas acamparon en la plaza del pueblo y el cuartel general fue instalado en la residencia situada en la esquina noreste de las actuales General José G. Artigas y Yerbal; la jura y promulgación de la Constitución Nacional por Urquiza, el 25 de mayo del año siguiente, en el Palacio Unzué (Rivadavia entre Carabobo y Pumacahua), y el Tratado de Libre Navegación de los Ríos Paraná y Uruguay, también firmado por Urquiza en el Palacio Unzué, el 10 de julio de 1853. Pero el hecho institucional de mayor relevancia es la firma del Pacto de San José de Flores, el 11 de noviembre de 1859. Este episodio fundamental de la historia nacional tuvo como escenario la casona de Juan Nepomuceno Terrero, que en aquel tiempo se erguía en la esquina noreste de las actuales Rivadavia y Boyacá, frente a la residencia de los Unzué antes mencionada.
Algunas figuras de nuestra historia tuvieron propiedades y moraron en Flores, como Juan José Paso –uno de los primeros en comprar tierras–, el general José Rondeau, el coronel Cornelio Zelaya, el marino José Murature y el coronel Pedro Rosas y Belgrano. Mencionemos, por último, que el vicepresidente doctor Marcos Paz y el doctor Pedro Goyena vivieron y fallecieron en Flores.

Llegan los transportes públicos y las mansiones

Mientras todo esto ocurría, el partido progresaba con la formación de diversos núcleos urbanos donde florecían nuevas edificaciones –muchas de ellas modestas, algunas suntuosas– y la población estable crecía sostenidamente. Al amparo del Ferrocarril del Oeste (hoy línea Sarmiento), que había sido inaugurado el 29 de agosto de 1857 entre la estación del Parque (solar que actualmente ocupa el teatro Colón) y La Floresta, muy pronto fueron levantándose hermosas casas quintas construidas por encargo de acaudaladas familias de Buenos Aires. Las ocupaban durante unos pocos meses al año, principalmente los fines de semana y en el verano, para alejarse de mundanal ruido, y en numerosas ocasiones invitaban a sus más estrechas amistades a compartir fastuosas reuniones que realizaban en los amplios y lujosos salones de esas residencias.
Algunas de estas mansiones pertenecieron a las familias Miró-Dorrego, Dorrego-Ortiz Basualdo, Agar, Carabassa, Estrada, Naón, Ayerza, Marcó del Pont, Visillac y Murature. Pero la más suntuosa de todas era el Palacio Miraflores de la familia Ortiz Basualdo, que hasta 1941 permaneció en Rivadavia entre Boyacá y Fray Luis Beltrán. Paralelamente, la población de escasos recursos seguía habitando los conventillos situados al sur de la actual Plaza de Mayo, y el acceso a una parcela de tierra en los barrios estaba restringido al núcleo de los que disponían grandes sumas de dinero.
Palacio Miraflores, ca. 1890.
A medida que Buenos Aires crecía y se expandía hacia los suburbios siguiendo las vías del ferrocarril, las líneas tranviarias también comenzaron a extenderse y a unir las zonas rurales con el centro comercial y fabril del puerto. La primera línea tranviaria que llegó a Flores se debió a la iniciativa de Mariano Billinghurst, quien con su hijo Lisandro obtuvo la concesión de un servicio de tracción a sangre por la avenida Rivadavia, con lugar de partida en las inmediaciones de la Plaza de Mayo. Este primer tranvía interurbano del país fue inaugurado el 1 de noviembre de 1871 con la presencia del presidente de la Nación, Domingo F. Sarmiento. La primera línea de tracción eléctrica fue puesta en servicio en diciembre de 1897 por la empresa La Capital.
Un servicio de ómnibus a caballo había sido iniciado en septiembre de 1880 por la empresa Lacroze Hnos. y Cía. Corría entre San José de Flores y Almagro utilizando unos carruajes a la rusa llamados “hormigas”, de cuatro ruedas, descubiertos y tirados por cuatro equinos.

Incorporación a la Capital y urbanización definitiva

La Ciudad de Buenos Aires fue federalizada en 1880 y siete años más tarde los partidos de San José de Flores y Belgrano fueron cedidos por la provincia de Buenos Aires para ensanchar la Capital, transferencia que se concretó al año siguiente. De este modo, la antigua Municipalidad local situada en Constitución (hoy Fray Cayetano Rodríguez) 65 se convirtió en Subintendencia de Flores. Luego vinieron la pavimentación de avenidas y calles, el alumbrado eléctrico (primero por vía de ensayo en 1895 y luego definitivamente en 1911), las aguas corrientes (1902), los hospitales Álvarez (1901) y Piñero (1917) y los barrios Varela y Bonorino de “casitas baratas” (1925). De este modo, Flores fue tomando su fisonomía de barrio capitalino.2
Con el tiempo, las líneas de tranvías se multiplicaron y las comunicaciones entre el barrio y el Centro se tornaron mucho más sencillas. Aquellas grandes mansiones, entonces, perdieron su razón de ser y fueron demolidas para dar paso al fraccionamiento de la tierra en lotes de 10 varas (8,66 metros) de frente. Así, en Flores se fue generalizando el afincamiento de obreros especializados, empleados jerarquizados, pequeños comerciantes y profesionales que construyeron sus casas y negocios. La plaza Pueyrredón (primero denominada 14 de Julio y luego San José) fue el centro de grandes festejos patrios, retretas y ferias benéficas. Los comercios proliferaron, las salas cinematográficas congregaron multitudes y los circos visitaron sus cada vez más escasos baldíos. Los cafés y bares se tornaron en puntos de encuentro de la bohemia local y florecieron los cenáculos literarios y tangueros, mientras las confiterías atraían señoras y señoritas para el té de las cinco.
Y también llegó el momento para los más humildes trabajadores que solo tuvieron acceso a terrenos en las zonas menos favorables del Bajo Flores. En efecto, al Sur de la avenida Campana (después denominada Avenida del Trabajo, luego Quirno Costa, más tarde nuevamente Avenida del Trabajo y actualmente Eva Perón), hacia fines de la década de 1920 y principios de la siguiente se fue extendiendo el tejido urbano sobre tierras prácticamente inútiles para todo asentamiento humano. Estos sacrificados obreros no se dieron por vencidos y se aprestaron a allanar barrancas, rellenar bajíos, sanear zanjones y cegar pantanos para construir la casita propia. Día a día y ladrillo a ladrillo, con sus familias y la ayuda solidaria que mutuamente se brindaban, esta aguerrida pléyade de pioneros urbanos levantaron sus hogares donde nadie se había atrevido.3
Vista aérea del Barrio Varela poco después de su construcción.
Más tarde el Estado concretó las obras de desagües que terminaron con las inundaciones y prohibió la quema de basuras en los bajíos próximos al Cementerio de Flores. De este modo, el Bajo Flores fue integrándose paulatinamente al resto del barrio y a la ciudad. A tales fines concurrieron también las numerosas líneas de colectivos que comenzaron a surcar su territorio y, a partir de 1985, la línea “E” de subterráneos que lo vinculó más rápidamente con otros ámbitos urbanos. Entonces cada rincón de Flores fue estremeciéndose y el barrio entero comenzó a escribir su historia más reciente.

Los límites

Los deslindes de los barrios porteños quedaron establecidos en 1968 por Ordenanza Municipal 23.698 y corregidos cuatro años después por ordenanza 26.607 de 1972. Ambas normativas fueron dictadas por el entonces Concejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires. En 2007, por último, tale...

Índice

  1. Cubierta
  2. Acerca de este libro
  3. Portada
  4. Índice
  5. Epígrafe
  6. Prólogo. La casa de las dos casas, por Armando Vidal
  7. Presentación
  8. 1. Flores: el barrio
  9. 2. ¿Cuándo y dónde nació Perón?
  10. 3. Tomás Liberato y Mario Tomás Perón. Los Sosa-Toledo
  11. 4. Derrotero patagónico
  12. 5. La familia Perón-Sosa se afinca en Flores
  13. 6. La casa de Perón en Flores
  14. 7. ¿Sobre qué tierra se construyó la casa de Perón en Flores?
  15. 8. El Estudio López Armentía
  16. Bibliografía
  17. Créditos