Taoísmo
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Taoísmo

Ying-Yang, Feng-Shui, Tai-Chi, Falun-Gong

José Luis Vázquez Borau

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Ying-Yang, Feng-Shui, Tai-Chi, Falun-Gong

José Luis Vázquez Borau

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El taoísmo es una antigua tradición de filosofía y religión china la cual está profundamente arraigada en las costumbres y en la forma de ver el mundo. El taoísmo se fundamenta en el Tao, palabra que significa camino y que conforma la realidad suprema y el principio cosmológico y ontológico de todas las cosas que nos rodean. Todas las cosas están unificadas y conectadas en el Tao.

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Información

Año
2019
ISBN
9788494983511

1. Introducción

La civilización china se desarrolló en el contexto geográfico y humano del continente asiático. En un contexto extenso de grandes contrastes de clima, formas de vida, diversidad de pueblos, etnias y lenguas. La civilización china, nacida en el límite de las altas mesetas y de la gran llanura del norte del continente asiático, irradió a vastas extensiones y al propagarse al mismo tiempo se enriqueció con diversas aportaciones de los distintos pueblos. El primer contacto de China con Occidente se produjo a partir del siglo V d.C. El imperio aqueménide consolidaba entonces su preponderancia sobre las tribus iranias, estableciéndose hasta el sur de Penjab en la India y por el norte hasta la Bactriana, límites orientales de las conquistas de Alejandro Magno en el siglo IV a.C. Desde ese momento, empezaron las caravanas a transportar mercancías hasta las puertas de China, a Lancheu, puerto terminal de la navegación china por el río Huangho. Por esta primitiva «Ruta de la Seda», los mercaderes indios, que más tarde introdujeron el budismo, transmitieron aa técnicas, conocimientos e informaciones sobre astronomía, matemáticas y geometría.
Del siglo VI al III a.C., conocido como el período de los Reinos Combatientes, lucharon los señores rivales por la hegemonía.. Ante el planteamiento de éstos de cómo debe comportarse un soberano, Confucio respondió que por la razón y por los ritos, cuya eficacia atestiguada por su largo uso, asegurará la satisfacción del cielo, el todopoderoso dueño de todas las cosas, del universo y la buena marcha de los asuntos terrenales. Otro filósofo, Lao-tse, dijo que la santidad obtenida gracias a una comunión perfecta con el Tao por la contemplación y la concentración del hombre permite al ser humano dominar el universo. Asimismo, lo que vale para el soberano vale también para el ser humano, animal social para Confucio, e individuo aislado en medio del universo según Lao-tse. Así los consejos de buen gobierno se convirtieron en sistemas filosóficos y en métodos de educación. Por lo tanto, el descubrimiento del mundo, del ser humano y de sus relaciones mutuas explica el nacimiento del humanismo y el papel desempeñado por los elementos naturales en la poesía y en el arte, que constituyen la parte fundamental en la vida espiritual del hombre chino.
Las religiones mayoritarias en China son el budismo, el taoísmo y la religión popular. Como ninguna de ellas es monoteísta, es imposible determinar, por ejemplo, cuantos budistas existen, ya que pueden practicar esta religión junto a otras. De hecho, la más popular es una combinación de las tres. La práctica religiosa más frecuente es hacer ofrendas a los dioses, espíritus y antepasados. El islam es también una religión muy extendida, sobre todo en noroeste. Se suele estimar actualmente en más de veinte millones. El partido comunista es oficialmente ateo. A pesar de que la Constitución garantiza la libertad de culto, el Gobierno intenta mantener un fuerte control sobre todas las organizaciones religiosas. Aunque exista una Iglesia católica oficial, las Iglesias independientes al Gobierno son ilegales y trabajan en la clandestinidad.
Recientemente, China y el Vaticano han firmado un acuerdo histórico que acerca definitivamente el deshielo de las relaciones diplomáticas rotas desde 1951 cuando Mao Zedong expulsó del país al Nuncio de la Santa Sede y a los misioneros católicos. Un primer paso de carácter religioso que consiste en el reconocimiento por parte del Vaticano de los obispos nombrados por el régimen durante las últimas décadas y en acordar los futuros nombramientos. Se pone fin así a las dos iglesias que convivían hasta la fecha: la oficial y la clandestina. A cambio, Pekín reconoce al Papa como jefe único. (Cf.https://elpais.com/internacional/2017/11/26/actualidad/1511696091_755070.html)
En el presente texto nos proponemos mostrar el desarrollo histórico de la cultura china; estudiar el Taoísmo, ver como es su culto, sus fiestas y sus ritos; el camino místico y, finalmente, los nuevos movimientos religiosos surgidos en su seno, para en la conclusión hacer una valoración global de los mismos.

2. Desarrollo histórico

2.1 Rasgos característicos de la cultura china

China es un Estado multiétnico. Para SunYatsen, el fundador de la China republicana, la nación china consta de manchúes, mongoles, tibetanos, musulmanes y, naturalmente, los Han. En la Ilustración europea, bajo la influencia de lo que escribían los jesuitas, y también de Leibniz y Voltaire, se idealizó a China, pero después, sobre todo bajo el influjo de Rousseau y de Hegel, se la ha visto como un país que destaca en lo económico y en lo espiritual. Hoy sabemos que los chinos son un pueblo con una historia y una cultura milenarias, un pueblo que consiguió integrar a los nómadas de las estepas mongólicas, convirtiéndose de buen grado en sedentarios.

2.1.1 Una escritura común

Ese gigantesco país, con sus 1.400 millones de habitantes, que viven en un 90% en las provincias orientales, se mantiene unido, pese a los diferentes dialectos, gracias a tener la misma escritura. Sus ideogramas son símbolos que reproducen más el significado que el valor fonético de una palabra, cuyas sílabas, según la entonación de la palabra o de la frase, pueden tener un sentido completamente distinto; éste, sin embargo, se comprende en diferentes partes de China, y también en Corea, Vietnam y Japón, aunque se lea de modo distinto.
En la cerámica del Neolítico, entre los años 5000 y 4000 a.C., ya se encuentran breves signos gráficos de los que salieron los caracteres de la escritura, por ejemplo, en la dinastía Shang del segundo milenio antes de Cristo, encontramos el signo tian, «cielo», curiosamente un hombre alto con dos piernas; y este mismo signo se encuentra, muy poco cambiado, en la época clásica de los emperadores Han, que gobernaron en la época del Imperio romano. Los mismos dibujos pueden ser reproducidos por los distintos pueblos con palabras muy distintas; así, hoy siguen siendo inteligibles unos signos que fueron escritos hace dos mil años, porque en la escritura de hoy siguen teniendo el mismo significado.

2.1.2 La gran civilización china

La inmensidad de Asia requiere hacer matizaciones debido a las diferencias en sus sistemas de lenguas, tradiciones políticas, históricas y religiosas, e incluso por las diferencias económicas, que contribuyen a justificar una distinción somera entre el subcontinente indio, el Asia del Sudeste y el Extremo Oriente. Asia oriental es una región diversa desde el punto de vista étnico, cultural y religioso. Aquí han surgido y se han desplomado grandes imperios, y también aquí han sobrevivido culturas aisladas durante siglos. Las rutas comerciales fueron muy fecundas tanto en el tráfico de ideas como en el comercio de la seda y especias. De hecho, incluso antes de que comenzase el primer milenio ya hubo contactos comerciales entre el imperio Han de China y los romanos .
La gran civilización china es cuna de una tradición literaria que tiene más de 3.000 años. Su lengua, que cuenta con más hablantes nativos que cualquier otra, pertenece al tronco lingüístico sino-tibetano. Sus variantes, como el mandarín, el cantones y el wu, comparten un lenguaje literario de escritura logográfica. Desde sus comienzos la poesía china ha sido concebida como visual y auditiva, por su bella caligrafía y por haber sido destinada originalmente al canto con acompañamiento musical. Caracterizadas por su brevedad, las composiciones poéticas son eminentemente líricas. Frente al pensamiento aparentemente lógico y filosófico asociado a las lenguas indoeuropeas, la mente asiática oriental suele describirse como más estética e intuitiva.
Tres son los rasgos característicos de la cultura china, que se desarrolla en China continental, Hong Kong, Taiwán, Japón y Corea del Sur: a) la particularidad de los ideogramas, como matriz de su escritura y pensamiento; b) los palillos, que no es algo anecdótico, sino que nos introducen en un enfoque de lo real, la alimentación y, finalmente, c) el confucionismo, que ha formado durante mucho tiempo la base del sistema de educación y de moralidad pública en Corea y Japón, quizás de una manera más rigurosa que en la misma China. La filosofía china se presenta como una filosofía existencial, cuya profundización del mundo fenoménico y una comprensión más profunda de la naturaleza humana, puede, gradualmente, conducir a una captación del misterio divino.

2.1.3 Las creencias tradicionales del pueblo chino

Por lo general se considera el confucianismo y el taoísmo como religiones chinas, pero tanto el confucianismo como el taoísmo comenzaron siendo filosofías a las que se añadieron principios cosmogónicos y ritos concretos. Tanto Confucio como sus sucesores no dieron importancia a la idea de los dioses, pero se volcaron en la acción. Los «templos confucionistas» eran tan sólo monumentos en honor y memoria de los fundadores del confucianismo. Pero las creencias de la mayor parte del pueblo chino han sido históricamente diferentes de las filosofías de la elite confucionista que gobernaba el país; por eso, hay veces en que se hace referencia al politeísmo nativo chino como hacia una «religión popular». Los últimos taoístas se apropiaron de muchos de los cultos y ritos de las creencias populares chinas, como también de la estructura religiosa institucional del budismo; sucedió esto después del siglo II d.C. Como consecuencia surgió una corriente separada de taoísmo religioso, distinto al taoísmo filosófico original, el que se asociaba con los antiguos pensadores chinos, Lao-tse y Chuang-tze. Dentro del taoísmo la división se formalizó en los «pequeños ritos», los distintos médium, exorcistas y cultos de la religión popular y los «grandes ritos» de los monjes taoístas. Desde los tiempos más remotos, la religión china consistía en la veneración de un ritual de dioses encabezados por Shang Di «El Señor en el Cielo». Incluía, además, la veneración de los antepasados. La forma de ritual más típica era la ofrenda de comida y vino.

2.1.4 El simbolismo de los números chinos

Para los chinos los números desempeñan un papel ordenador. La unidad nunca se pierde de vista, de manera que todo número no es más que la expresión particular del uno. Así, tenemos: el uno como centro y como envoltura, como presidencia y animación. El dos será una pareja cuya fórmula ying-yang es la fórmula primordial, modelo de todas las composiciones binarias. El tres es la tríada que hace con la reaparición del uno conjuntar los dos aspectos de la pareja. El cuatro es el cuadrado, cuatro direcciones o cuatro estaciones. Cinco es una reaparición del dos y del tres. El cinco permite animar al cuatro a partir de un medio de fijación del centro que es el cubo sobre el que gira la rueda. El seis recupera al dos y al cuatro, expresando los intercambios de las direcciones y las estaciones en la totalidad del universo. El siete, al igual que el cinco lo hace con el cuatro, permite animar el dispositivo séxtuple de los intercambios. El ocho es la repetición más matizada del cuatro introduciéndole movimiento. Nueve es una concentración de la dispersión manifestada por el ocho, al igual que el siete lo era del seis. Llegamos así al diez, que es la reaparición del uno pero en el despliegue de una especie de segundo orden. A partir de aquí las demás transformaciones significan uno de los diez mil cambios que presenta el espíritu humano. Por adición, multiplicación y elevación se obtienen números significativos que son, hacen y muestran la realidad. El cielo-tierra es algo animado. Etimológicamente se trata del contraste entre la sombra o yin y la luz o yang.

2.1.5 Creencias del más allá

Los antiguos chinos creían en la existencia de un alma que era inmortal y que tenía relaciones con los vivos, sobre todo con sus descendientes. El alma era doble: el p’o y el hun. Después de la muerte, el hun subía al cielo a prestar sus servicios en la corte divina, mientras que el p ‘o seguía habitando en el cadáver y se alimentaba de las ofrendas que se le hacían y, en caso que le faltasen, se convertía en un fantasma errante, muy peligroso para los vivos, y que sólo se calmaba cuando se le hacían sacrificios especiales. La fuerza del p’o aumentaba con la categoría social del difunto, y antes de desaparecer debía favorecer a la familia a la que pertenecía.
Los emperadores y personajes importantes eran enterrados en tumbas suntuosas y llenas de objetos de arte, no faltando sus colosales retratos y hasta millares de víctimas como prisioneros de guerra, favoritos, esposas, servidores, etc., para que les acompañaran y sirvieran en el otro mundo. Poco a poco se fueron restringiendo estas ofrendas sangrientas, aunque duraron bastante las de criados y concubinas. Cuando alguien moría, un hombre subía al tejado de la casa con el traje de ceremonia del difunto, miraba al norte y llamaba tres veces a su alma con el nombre de niño. Luego se vestía al difunto con su traje de ceremonia y se le ponía en la boca un pedazo de jade para preservarle de la corrupción, se le depositaba en un ataúd y tras las ceremonias se le daba piadosa sepultura. Los pobres que no tenían mausoleo propio se enterraban en la tierra, y la numerosa población china provocó el despoblamiento de extensos campos, ya que las tumbas eran sagradas y no se podía cultivar en ellas.

2.2 La religión de la primitiva china

La religión China es politeísta y sincrética, y, a pesar de que dominan el Taoísmo y el Budismo, la sociedad de este ingente país nunca ha rechazado la incorporación de otras religiones indígenas o foráneas. A pesar de que aparentemente cada religión defiende una doctrina diferente, algunas de ellas no pueden diferenciarse estrictamente. La sociedad y la religión chinas han sido capaces de cohesionar creencias que en principio pudieran ser opuestas, lo cual revela su carácter sincrético.

2.2.1 La religión china y los mitos

Una pregunta bastante recurrente entre la humanidad es cómo se creó el universo. El origen de los astros, del planeta que habitamos y de los seres que en él viven es, sin lugar a duda, una de las mayores cuestiones de la inteligencia humana. La cosmogonía, la cosmografía y la cosmología son tres ciencias que tratan «del mundo». La cosmografía le describe tal como es y es esencialmente descriptiva; la cosmología trata de deducir de los hechos las leyes generales que pueden dar cuenta de todo lo que existe siendo totalmente especulativa, y la cosmogonía se ocupa de la formación del mundo, es decir, cómo y por quién se formó, siendo eminentemente conjetural. Uno de los autores que con mayor profundidad ha investigado sobre este tema es el rumano Mircea Eliade, que en su Historia de las creencias y de las ideas religiosas afirma que hay una gran variedad de mitos cosmogónicos que se pueden clasificar de la siguiente manera:
  1. Creación ex nihilo: un ser supremo crea el mundo con el pensamiento, por la palabra;
  2. El motivo del buceador de la tierra: un dios envía unas aves acuáticas o animales anfibios o se sumerge él mismo hasta el fondo del océanos primordial para extraer una partícula de tierra de la que luego se forma todo el universo;
  3. Creación mediante el recurso de dividir en dos una unidad primordial, distinguiéndose en este caso tres variantes: a. Separación del cielo y la tierra; b. Separación de una masa amorfa original, el caos; c. La división en dos de un huevo cosmogónico;
  4. Creación mediante el desmembramiento de un ser primordial, que pu...

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