Conoce tu respiración
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Conoce tu respiración

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Conoce tu respiración

Descripción del libro

Nuestra respiración nos entrega el punto de partida para el engranaje de lo que resultará la biología y medicinas del futuro. Avanzando en un entendimiento a través de frecuencias de ondas, ¿podremos curar enfermedades con más eficacia?¿Conseguiremos elegir lo que queremos ser y dónde deseamos ir? ¿Qué otros logros inimaginables nos esperan?Todos los avances maravillosos que han cambiado nuestro mundo radicalmente en los últimos 100 años han sido por la aplicación de frecuencias de onda. La radio, la televisión, el mando a distancia, internet, los teléfonos móviles... Igualmente, las máquinas de apoyo a la medicina como los rayos X, las ecografías, las intervenciones a través del láser, la topografía axial computerizada y un largo etcétera. En este manual se explica la trascendental importancia del funcionamiento biológico a través del envío de frecuencias de ondas que se comunican con nuestro organismo y cómo la respiración transforma el oxígeno en energía para las células, proporcionándonos información fidedigna de los órganos vitales de nuestro cuerpo, de su estado y hasta de sus intenciones. Todo un modelo de salud avanzado de gran importancia para nuestra salud y nuestras vidas.

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Información

Año
2019
ISBN del libro electrónico
9788417828004
Categoría
Medicina
Categoría
Salud general
Capítulo 1
La asignatura pendiente
de la ciencia actual
 
 
No podemos negar que nuestro entendimiento actual del sistema respiratorio no dista mucho de la época de los romanos. Galeno de Pérgamo (130-210 d. C.) ya nos enseñó los movimientos del aire en los pulmones, los alveolos, realizando el intercambio gaseoso y otras muchas cosas que aún seguimos usando. Todo es correcto en cierto modo, pero ¿por qué no hemos añadido mucho más? Lo cierto es que nos encontramos, sin lugar a duda, en la etapa de la historia de la humanidad donde hemos avanzado de forma más vertiginosa. En los últimos cien años vemos que la transformación de la sociedad ha sido absolutamente fantástica. Jamás antes se había experimentado algo tan rápido y fulminante. ¿Cuál ha sido el motor principal de este cambio radical? La respuesta es clara ya que la mayoría de los grandes avances han venido de la mano de todo aquello que no se ve.
Nos referimos al mundo de las frecuencias de onda. Es por esto por lo que hemos acertado en llamarla la Era de la Comunicación, porque el entendimiento de las ondas nos ha facilitado la comunicación. La radio, la televisión, el mando a distancia, internet, los móviles, etc. Todo esto ha logrado revolucionar profundamente toda nuestra vida. Prácticamente todas las ciencias han dado un salto inmenso en estos últimos cien años. Hemos pasado de la mecánica de Newton a la mecánica cuántica y todo gracias al entendimiento de las ondas. De la exploración de la tierra y el átomo al universo más lejano, a los quarks, neutrinos, etc.
La pregunta es obligada una vez más: ¿por qué en biología estamos casi en la época de los romanos? Siendo justos, sí podemos decir que hemos avanzado en aparatos de diagnóstico e intervención. Ahora tenemos los rayos x, las ecografías, las intervenciones a través del láser, la topografía axial computerizada, etc. Como vemos, todos estos avances son igualmente gracias a las ondas. Pero hablamos de aparatos mientras que el entendimiento general de la biología sigue sin avanzar mucho.
Parece claro que la asignatura pendiente de la biología para dar el salto al futuro es igualmente usar las ondas para entender. El problema es que las ondas no se ven con un microscopio. No se pueden tocar. Tal vez oír, pero a ciertas escalas nuestro oído no registra. Estamos frente a un mundo invisible del que solo podemos ver sus efectos. Ninguno vemos cómo le entran datos al móvil, pero sí vemos que llegan y que son útiles. Puedo llamar a un amigo, pedirle que levante una casa. A través de un mensaje invisible se transforma la realidad física. ¿Harán lo mismo nuestras células? ¿Usan señales de frecuencias de ondas para comunicarse?
 
 
Comunicación celular
 
Hasta ahora, las formas de comunicación celular que reconocemos son las que se observan a través de intercambios químicos o eléctricos. Ni siquiera se les da mucha importancia a los impulsos eléctricos porque no podemos sacar mucha información de ellos. Se le llama comunicación nerviosa y básicamente se considera que es una especie de descarga como la que hace funcionar una lavadora. Es decir, que es electricidad para una acción motora, sin inteligencia, sin información, solo un impulso de acción.
Se han descrito infinidad de comunicadores químicos como la histamina, las citocinas, los factores de crecimiento, las neurotrofinas, prostaglandinas, tromboxanos, leucotrienos, etc. Por supuesto que no vamos a negar aquí su función, su participación en la comunicación celular y su importancia vital. Sin embargo, si solo existiera este tipo de comunicación entre las células necesitaríamos, aproximadamente, unos tres días para mover un dedo. Su velocidad es absolutamente lenta para la inmensa coordinación que se observa en nuestro cuerpo. Algunos intercambios químicos pueden durar segundos, pero lo normal es que duren minutos, y algunos horas, y días incluso. Tiene que haber algo más que no vemos. ¿Ondas?
 
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Por otro lado, los propios procesos químicos de los que hablamos tampoco tienen explicación. Parecen transformaciones mágicas (propiedades emergentes) que surgen más allá de la suma de las partes que los integran. Cuando por ejemplo una citocina entra en una célula, ¿por qué logra cambiarla? ¿Qué tiene la citocina? No podemos seguir dividiendo en químicos infinitamente. Llega un momento que debemos pensar que esos químicos traen un mensaje en forma de onda. Es algo totalmente admitido por los bioquímicos ya que se aprecian explosiones de moléculas que emiten radiación (ondas). ¿Explotan porque son tontas o tienen una intención comunicativa? ¿La radiación es solo energía de acción motora como la electricidad en una lavadora o hay intención, inteligencia y comunicación? ¿Son estos los verdaderos mensajes que guardan los químicos que tanto nos gustan? ¿Debemos entender entonces a los químicos como paquetes capaces que guardan información? Aquí sí comenzaríamos a entenderlo todo.
Es cierto que, aun sabiéndolo, nuestra medicina todavía no sabe producir mensajes radiantes. No podemos introducir información en un químico, aunque sí usar la que naturalmente traen. Nosotros solo tiramos botellas al mar, pero sin poder leer el mensaje que llevan dentro. Sí vemos que un tipo de botella, por su forma, color y demás aspectos morfológicos tiende a transportar un mensaje determinado. Es como si todas las botellas verdes hablaran de amor, las marrones de rescates y las rosadas de muertes. Eso es lo que hacemos con los químicos, intentar agruparlos por formas ya que dichas formas coinciden en muchos casos con reacciones similares en las células. Pero insistimos, el mensaje de dentro ni lo vemos ni somos aún capaces de reproducirlo. Sin duda es complicado, pero eso no significa que debamos negarlo.
También vemos células o químicos como las hormonas o los virus, capaces de cambiar radicalmente de comportamiento manteniendo su estructura aparentemente igual. ¿Reciben señales que no vemos? ¿Son además de almacenes, antenas que obedecen a señales? Entonces, ¿su información interna es dinámica y va cambiando constantemente? ¿Hay que alterar la forma de la antena para recibir ondas distintas?
Una onda puede viajar a velocidades cercanas a las de la luz (300.000 kilómetros por segundo). En un solo segundo la luz puede dar la vuelta a la Tierra siete veces. ¿Con esa velocidad podríamos pensar en sostener un organismo biológico? Incluso con menos de la cuarta parte de esa velocidad. No es necesario que las cosas vayan a casi la velocidad de la luz para comenzar a entender el funcionamiento biológico a través de ondas. Pero nos queda claro que con ondas sí se puede pensar en una comunicación casi simultánea.
Como decimos, parece claro que la gran asignatura pendiente es lograr entender la comunicación entre células a través de la emisión y recepción de frecuencias de onda. Algo que podríamos llamar Bio-radiaciones, que es un término que ya existe, aunque no exactamente como aquí lo mencionamos. De momento, siendo justos, todo esto lleva la etiqueta de pseudociencia. Todo lo que no pueda demostrarse de manera tangible con causa-efecto no entra en nuestra etiqueta de ciencia. Ha de ser así para no volvernos locos. Conviene ser rigurosos y no aceptar cualquier cosa. Pero todos los avances importantes de la historia de la ciencia han llegado siempre con inicios locos.
Es ya una tradición científica que te llamen loco al principio y genio al final. Esto nos enseña que no podemos detenernos aún a pesar de que de momento no se puede demostrar empíricamente. Llevamos mucho tiempo con esto de las ondas y, como decimos, están ya integradas en todas las ciencias. Ya no se puede contener mucho más porque cada día hay resultados que sin las ondas no tienen sentido. Además, si estamos en lo cierto, hay muchísimo potencial que ganar y si nos equivocamos absolutamente nada que perder.
Capítulo 2
Comunicación a través de
radiaciones de ondas
Esta idea no es nueva, lleva miles de años interesando al ser humano. De momento, no hemos puesto los esfuerzos en esta dirección, aunque sí hay algo, pero no es suficiente. Lo que se ha intentado, y aunque algunos sí dan resultados positivos, normalmente fracasa. ¿Por qué cuando intentamos alterar nuestro organismo con ondas no suele funcionar? Parece que nuestro cuerpo precisamente está construido para no reaccionar fácilmente ante cualquier señal. Como iremos viendo, funciona confirmando las cosas mil veces antes de tomar una decisión, lo revisa y lo repasa, trabaja con simultaneidad, en vías paralelas, y además jugando con los tiempos. Hay lo que podríamos llamar un sistema inmunológico global encargado de seleccionar cada onda que llega y reaccionar o no en consecuencia. No es en absoluto fácil engañarlo.
Para entenderlo, nos conviene repasar un poco lo que sabemos de las ondas. Lo primero es recordar el amplio espectro de ondas que existen y como entre ellas pueden cruzarse sin ningún choque o interferencia. Pueden compartir el mismo espacio sin problemas. ¿Cuántos tipos de ondas pueden existir correteando en un espacio-tiempo dado? Supongo que no exagero si digo que unos pocos de billones, o tal vez trillones. ¿Y el total de todas ellas en el cuerpo humano? Igualmente, una cifra relativamente alta para nosotros. Lo importante ahora es ver cómo reaccionan. Básicamente, lo que sabemos es que por lo general no se molestan en absoluto mientras que en otros casos sí hay interacción. Lo que vemos son amplificaciones, decaimiento o cancelación.
  • Amplificación: Ondas con características distintas no se afectan en absoluto. Se amplifican cuando comparten una estrecha similitud en sus características fundamentales (longitud, amplitud y frecuencia). Para realizarlo necesita un gasto enérgico por lo que suponemos que si nuestro cuerpo amplifica una onda es que la encuentra útil. La información que contiene está en uso.
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  • Decaimiento: En cierto modo es muy sencillo que una onda decaiga por sí sola. Depende obviamente de la fuerza de lanzamiento, así como de la insistencia del emisor. Si el emisor no emite la onda, pronto decae. Si el emisor emite con gran fuerza la onda, dura por la inercia de dicho impulso inicial. Todo esto es fácil de entender, pero el gran misterio es la luz, que no sabemos si es una onda, pero de serlo, no decae nunca. Necesitamos pensar en emisores de incesantes disparos que sostengan las radiaciones sin decaimiento. Si algo no interesa simplemente se le ignora y decae por sí mismo sin esfuerzos extra. Un concepto que como veremos es fundamental, es el que llamaremos repetidores (R). Se necesita para que no decaiga que alguna estructura recoja la onda y la vuelva a emitir casi igual, aumentando su fuerza.
  • Cancelaciones: Dos ondas se cancelan si coinciden perfectamente pero a la inversa (desfase perfecto), es decir, el valle de una mira al pico de la otra y viceversa. Entonces se produce una cancelación de la onda. Ambas desaparecen. Teóricamente, dos violines sonando igual pero perfectamente desfasados producirían silencio.
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Esto es interesante no solo para deshacerse de información irrelevante que ensucie la red, sino que además el cuerpo necesita producir justo lo opuesto de lo que desea eliminar. De esta forma se logrará destruir informació...

Índice

  1. Capítulo 1 La asignatura pendiente de la ciencia actual
  2. Capítulo 2 Comunicación a través de radiaciones de ondas
  3. Capítulo 3 Paquetes de información
  4. Capítulo 4 Sistema de Identificación por Radiaciones (SIR)
  5. Capítulo 5 Memoria e inteligencia por radiación de ondas
  6. Capítulo 6 Radiaciones en el aire
  7. Capítulo 7 La Torre de la Comunicación
  8. Capítulo 8 El sistema respiratorio radiante
  9. Capítulo 9 El cerebro: ministerio imperial (MI)
  10. Capítulo 10 Las cinco plantas de la Torre de la Comunicación
  11. Capítulo 11 Zonas Relevo
  12. Capítulo 12 Tipos de comunicación a través de la Torre
  13. Capítulo 13 Diferencias de género en la Torre
  14. Capítulo 14 La Rueda de la Salud y el Equilibrio