JOSEBE MARTÍNEZ
Exiliadas
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JOSEBE MARTÍNEZ
EXILIADAS
Escritoras, Guerra civil y memoria
M O N T E S I N O S
E N S A Y O
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© Josebe Martínez, 2007
Edición propiedad de Ediciones de Intervención Cultural Diseño: Miguel R. Cabot
Revisión técnica: Isabel López Arango
ISBN-13: 978-84-96831-03-2
Depósito legal: B-10.065-07
Imprime: Limpergraf
Impreso en España
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Para Virginia
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ÍNDICE
INTRODUCCIÓN
11
Destierro, sexualidad y memoria
33
El exilio llega a México
40
El exilio intelectual
43
El exilio frente a otros intelectuales españoles
44
La emigración y la posguerra. El descenso de la cultura 47
I. DESEO Y SUPERVIVENCIA: MARGARITA NELKEN
51
La construcción sexual 56
Educación sexual 60
Mujer y trabajo
63
El sufragio universal y el divorcio
65
El feminismo de Nelken 67
La Segunda República
72
Nelken diputada socialista 73
La defensa de Madrid
80
El Partido Comunista
85
El exilio. El paso por Francia
95
El doble exilio de Margarita Nelken
99
La ética
107
Crítica de arte
111
La Nelken en la intimidad
116
Críticas y panegíricos
122
II. LO ÍNTIMO MANIFIESTO: ISABEL OYARZABAL DE PALENCIA 125
Mujeres y autobiografía
130
Géneros y esferas
133
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Ricas y famosas
134
Sexualidad
145
Deseo y escritura
148
La mujer y la historia
154
El Lyceum Club
158
Diplomacia republicana: la mujer en la República y
la Guerra civil
161
III. TESTIMONIOS DE LA GUERRA Y EL EXILIO
169
El cuerpo textual
176
Los diablos sueltos, la novela testimonial
183
Milicianas
188
Política textual. Política sexual
190
Mujer, sexualidad y guerra
197
IV. EL SEXO DÉBIL: LUISA CARNÉS
209
Heroínas
211
Romanticismo revolucionario
215
Mujeres guerrilleras
224
Bibliografía
231
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El exilio
siempre el exilio
En el centro
el exilio
Las palabras anteriores pertenecen a un reciente poema de Angelina Muñiz, escritora exiliada en México desde el final de la Guerra civil española.1
Mi intención en este trabajo es rescatar esta silenciada parte de la historia y dar voz a la experiencia que narraron las protagonistas de la Guerra civil de 1936 y el exilio. El presente estudio, en el que llevo a cabo la reconstrucción biográfica de varias escritoras que vivieron la guerra, tiene como objetivo recuperar e interpretar el pensamiento y la obra de dichas autoras, y su significado político e intelectual, como modelo ideológico que constituía, y amenazaba a la vez, el proyecto nacional. El análisis de su obra muestra la manera en que se articulan los códigos políticos y sexuales durante la Guerra civil, y cómo se combinan sexualidad y resistencia en las voces del exilio. Además del valor que supone el recuperar obras en las que la mujer habla como sujeto histórico, este proyecto tiene un significado más amplio: intenta des-centrar la homogeneidad sexual y geográfica del canon literario español, y contribuir a los estudios que actualmente investigan los límites y márgenes de la llamada literatura nacional.
El libro atiende a tres asuntos constantes en mi interés literario: política, intelectualidad y sexualidad dentro de la literatura española del siglo XX. El exilio español, y en concreto las escritoras del mismo, fueron, también desde el inicio, objeto de mi deseo especulativo. El factor que modeló y configuró el proyecto fue la presencia y el significado de la memoria en la obra de estas muje-1. Angelina Muñiz, poema publicado en el suplemento semanal de La Jornada, n. 222. México, 12 de septiembre de 1993, p. 31.
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res. Dedicarme al amplio ámbito de la memoria imponía estudiar, sobre to-do, el género narrativo, y ceñirme, en el estudio, a la generación de escritoras que había vivido la guerra y la recordaba. Ello me llevó también a recuperar textos no considerados (o considerados menores) en el canon literario: biografías, diarios y testimonios; y a leer obras tampoco tenidas en cuenta porque habían sido, para empezar, escritas en otra lengua. Decidí entonces atender a todos estos textos que habiendo visto la luz fuera de España, incluso en distinto idioma, no se habían publicado en el interior de la península, y cuyas autoras nunca habían vuelto a residir en nuestro país.
Emilia Elías, Secretaria nacional de la Asociación de Mujeres Antifascistas, y Emilio Ballesteros en el barco Sinaia, rumbo al exilio mexicano, 1939.
En los casos de Silvia Mistral, María José de Chopitea, Mada Carreño, o María Luisa Elío tuve la información de primera mano, pude contar con sus relatos personales, y sus propias opiniones. En las otras autoras recogí las opiniones de quienes las habían conocido. En ocasiones, especialmente en la investigación sobre Margarita Nelken, reuní testimonios y puntos de vista diferentes por lo que, incluso, se entabló una polémica declarada entre amigos y enemigos suyos. He de recalcar que en este caso como en el de Luisa Car-
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nés, hubo una casi total ausencia de datos biográficos documentados. Por medio de entrevistas, textos inéditos, o papeles desperdigados, pude recomponer sus vidas en el exilio. La imposibilidad de obtener información sobre Isabel de Palencia me llevó a buscar con más ahínco y encontrar su archivo personal y diplomático. Era una buena recompensa, pero ejemplificaba la disgregación e inadvertencia en que se encontraba la obra objeto de mi estudio.
Las bibliografías sobre literatura del exilio, como la de Julián del Amo, Joaquina Rodríguez, o la del Ateneo Español de México apenas mencionan escritoras; únicamente nombran a Luisa Carnés y a Cecilia de Guilarte como autoras exiliadas en México.2 Mi labor iba a ser de índole tanto histórica y sociológica como literaria. El primer desafío lo supuso el buscar y recolectar estos textos, fragmentos de memoria tan arbitrariamente olvidados. Y, como señalo en mi libro anterior sobre las intelectuales,3 la red de universidades de California, El Colegio de México, El Ateneo Español, la Biblioteca Nacional de México, la Biblioteca Nacional de Madrid, el Archivo Pablo Iglesias, las tiendas de viejo en la Ciudad de México, etc. me fueron ayudando a componer un conjunto cuyos componentes se encontraban muy dispersos.
Mi proyecto requería, primero, una investigación que permitiera recobrar toda la producción que estaba perdida y después, tratar de hallar, junto con el análisis de dicha producción, las causas de tal olvido y las consecuencias del mismo. El análisis de la obra se centraría en destacar la intervención de los factores de exilio, memoria y sexualidad en el entramado textual, ver co-mo intervenían en el ámbito literario y, por contrapartida, clarificar cuál era la función de lo literario en el contexto del exilio.
El carácter netamente personal de las obras que trataba hacían imprescindible unir vida y obra al análisis. Y esto me obligó a considerar un apartado previo: cómo la guerra había afectado tanto a su vida como a sus escritos, porque en el análisis de las obras se desprendía que incluso la edad en que 2. Julián del Amo Obra impresa de los intelectuales españoles en América 1936-1945, Stanford U.P., 1951; Joaquina Rodríguez La novela del exilio español, México: UAM, 1986. Obra impresa del exilio español en México, México: Ateneo Español, 1979.
3. Las intelectuales, de la Segunda República al exilio. Premio de investigación María Isidra de Guzmán, Madrid: Daneyu, 2002.
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la padecieron, o vivieron, resultó ser de suma trascendencia para percibir el giro, el silencio, o la radical ruptura a que tanto sus vidas como su producción habían sido sometidas.
Pasajeros del Sinaia, 1939.
Las autoras que entraron a la guerra ya maduras, como Oyarzabal, nacida en 1878, o Nelken, nacida en 1896, experimentaron un cambio rotundo en intereses, temática y producción con respecto a lo que habían sido su vida y obras anteriores a 1936.
Tengamos en cuenta que la España de la que venían, la de principios del siglo XX, era primordialmente campesina y católica, en un estado económico
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y cultural más atrasado que el resto de Europa, y más conservador. Pero ya durante el reinado de Alfonso XIII, a pesar de la mala o retrasada gestión económica, existió un cierto liberalismo que dio cabida a elementos intelectuales y a movimientos urbanos y sociales de diferentes tendencias, aunque la población femenina común estaba lejos de notar los aires y las influencias de las sufragistas inglesas o americanas, o de las feministas francesas. La mujer española seguía todavía ajena a sus derechos, silenciosa y sumisa; seguía siendo, como reconocía Nelken, esencialmente antifeminista, en un antifeminismo que vendría a ser el miedo a la pérdida del dueño. Las mujeres intelectuales que salieron al exilio formaban parte de la élite cultural, principalmente capitalina, en la que el sufragismo, el arte y la política forman parte del ambiente. La obra de las intelectuales abarca un amplio espectro de opciones ideológicas y sociales insertadas en un perímetro de izquierdas. El arte, las ideologías sociales, la identidad femenina, la crítica social, el análisis político, etc., son asuntos comunes en la obra de Nelken y Oyarzabal. Periodismo, traducciones, entrevistas, crítica, edición, narrativa, teatro, etc., componen la labor de estas autoras. Son variados los asuntos y los géneros que tratan. Son muchos y diversos los intereses que las mueven. Es una época de florecimiento cultural, de amplitud de miras. La guerra ceñirá celosamente el campo restringien-do las temáticas a una, la causa leal; y los distintos géneros literarios tendrán como función representar la épica, dramática, trágica guerra. El exilio, tan debido y devoto a la causa, se consagrará a la pervivencia de la misma.
Durante la Segunda República se produjo en España una reestructuración de los discursos políticos y culturales en los que la intelectualidad laica reem-plazó a la aristocracia militar y al clero en las esferas de poder, aspirando a una sociedad moderna basada en la idea de progreso.4 Tras su derrota en la 4. El historiador Fernando García de Cortazar valora así el proceso: “En 1931, la proclamación de la República significó para la generación de Ortega y Gasset mucho más que un cambio de régimen. Significó, sobre todo, la culminación de un cuarto de siglo de incorporación intelectual española a la cultura europea y la posibilidad de ofrecer una alternativa genuinamente liberal y nacional al revenido sistema de la Restauración.” Así llegó a España la Guerra civil. La República (1931-1936), Madrid: Unidad Editorial, 2005, p. 8.
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guerra, los intelectuales se presentaron en el exilio como la prueba fehaciente de esa nueva nación, y el exilio se consideró a sí mismo como la vía española históricamente válida ante la opinión internacional.
La numerosa comunidad intelectual del exilio identificó a éste con la en-carnación del ciudadano moralmente ejemplar y leal a la causa democrática. El desplazamiento espacial provocó la sensación de comunidad y re-forzó sus lazos creando un colectivo endogámico que se nutría a sí mismo, alimentándose con lo perdido en una consagración exclusiva a la causa, tanto más cuanto que se percibía a la nación como una entidad todavía conquistable. El nacimiento de editoriales, revistas, centros culturales, y las conmemoraciones colectivas daban solidez a la idea de esta nación imaginaria fuera del suelo patrio, cuya identidad residía en la memoria, representada públicamente en la literatura. Esta comunidad imaginaria llegó a subsistir como parte de una nación abstracta, sin fronteras, que fue despla-zada políticamente de forma definitiva en el proceso de la llamada transi-ción española.
Pierre Nora,5 en su estudio sobre la memoria y la historia, escribe acerca de los lieux de memoire, lugares donde se recoge, se recupera el tiempo; él define estos sitios como espacios en los que la memoria cristaliza lo que ha ocurrido en un momento histórico concreto, y esta recuperación del pasado permite la sensación de una continuidad histórica. Según Nora, existen lugares específicos para esta recuperación de la memoria porque en el espacio real ésta ya no existe.
Nora hace una apreciación global de la relación de las naciones con su historia. En la época de los medios de comunicación masivos, de la tecnología y de la caducidad programada, los restos del pasado se guardan como parte de una historia necesaria, porque ya no existe la memoria concreta, el recuerdo vivo. Este fenómeno general en la...