Desvelando el Corán

Un análisis crítico del libro sagrado del islam

Manuel Fernández Muñoz

• Editorial: Editorial Almuzara
• Año: 2020
• ISBN:
  9788418346484
• Categoría: Teología y religión
• Categoría: Teología islámica

A través de la vida del profeta Muhammad conoceremos cómo se compiló el Corán, cuáles son sus versículos más comprometidos y qué dice el islam acerca del papel de la mujer en la sociedad, adentrándonos de lleno en las tradiciones de la religión árabe. Con valentía y sinceridad, mostraremos las contradicciones entre los relatos bíblicos y el libro sagrado del islam, conoceremos al Jesús mahometano, nos preguntaremos sobre la sinceridad de las revelaciones coránicas, estudiaremos los anacronismos de las leyendas musulmanas y veremos qué es la guerra santa contra los infieles. Daremos un repaso a los puntos más amables de la fe del desierto y de la vida del mensajero de Allah, dejándonos seducir por la mística de los derviches y el encanto de las dunas donde la magia del desierto todavía nos llama a la oración con la voz del almuédano. De su obra se ha dicho: «El Grial de la Alianza destaca por su originalidad, ya que lejos de ser un simple tratado de teorías más o menos históricas o más o menos fantásticas, tiene un cierto contenido místico, tal vez causado por el hecho de que Manuel Fernández Muñoz, su autor, es Diplomado en Ministerio Pastoral y Capellanía y tiene un marcado historial relacionado con la espiritualidad y el misticismo.» Miguel Ángel León Asuero, www.anikaentrelibros.com

Las flores de la religión del desierto

Transmitido por Aisha: «El Profeta solía permanecer de pie en oración por la noche hasta que se le agarrotaban los pies. Un día le pregunté: “Oh mensajero de Allah, ¿por qué haces esto si Dios ya te ha perdonado tus faltas anteriores y posteriores?”. A lo que él contestó: “¿Es que acaso no puedo ser agradecido?”». (Sahih Bujari y Muslim)

A pesar de la crudeza de muchos de los pasajes anteriores, no podemos obviar la belleza de la religión islámica, los versículos en los que el Corán parece increíblemente inspirador, así como todas las veces que el ejemplo del profeta Muhammad resulta verdaderamente sorprendente.

Allah, esa extraña divinidad, se mostrará inmisericorde con los descreídos, pero tremendamente amoroso con cualquier creyente. Los mismos atributos que Mahoma iría adquiriendo a medida que su influencia se fuese asentando. Con todo, describir a Allah era tremendamente difícil, puesto que a Dios nadie lo había visto jamás. Los dioses de la Arabia preislámica estaban en la Kaaba, todo el mundo lo sabía y los podía ver cuando los eunucos los sacaban en procesión, pero ¿dónde estaba Allah? Será aquí cuando la brillante mente del Profeta del desierto relate uno de los hadices más bellos:

Yo estoy donde mi siervo me piensa y allí donde él me recuerda. Y no se han reunido unas personas en alguna de las casas de Allah para recitar y estudiar el libro de Allah, sin que Dios haga descender la tranquilidad en sus corazones, los cubra de misericordia y los rodeen los ángeles.

Deseando resolver quién era Dios, el islam le atribuirá noventa y nueve características humanas para que los creyentes se hagan una idea de a quien debían temer y amar a la vez.

Umar ibn Al-Jattab relató que el Profeta llegó a Medina rodeado de cautivos, entre los que vio a una mujer angustiada que buscaba a su hijo. Cuando por fin lo encontró, lo abrazó con fuerza y se puso a amamantarlo. Entonces el Profeta se giró hacia sus amigos y les preguntó: «¿Creéis que esa mujer sería capaz de arrojar a su hijo al fuego?». Ellos contestaron que no. Por lo que el Profeta sentenció: «Pues sabed que Allah es más compasivo con sus siervos que esa mujer con su hijo».

Si hay algo que el islam supo transmitir a sus comunidades fue la necesidad de velar por el pobre, el huérfano y la viuda, quienes parecieron ser la mayor preocupación de Mahoma. Infinitos son los hadices donde veremos al Profeta del desierto alentar a sus conciudadanos para que se ocupen los unos de los otros; algo bastante impensable antes de su advenimiento: «Ninguno de vosotros será un verdadero creyente hasta que no desee para su hermano lo mismo que desea para sí mismo» (Hadiz).

La imitación de Mahoma suponía aproximarse a la misma educación que tenían los ángeles del cielo. En cierta ocasión, tras terminar la plegaria de la noche, el Profeta se levantó y se marchó a su casa corriendo. Cuando sus compañeros le preguntaron la razón, él contestó: «He visto que han venido algunas personas pobres a la mezquita y he recordado que a mí aún me quedaban cosas para dar en mi casa, así que he venido por ellas».

A veces también solía advertir: «Oh musulmanes, tened cuidado con las peticiones que los oprimidos hacen a Allah, pues nada se interpone entre ellas y su Señor».

Los 99 nombres de Allah

1. Dios. Allah.
2. El Misericordioso. Ar- Rahman
3. El Compasivo. Ar- Rahim.
4. El Soberano. Al-Malik.
5. El más Santo. Al-Quddus.
6. El Dador de Paz. As-Salam.
7. El Guardián de la Fe. Al-Mumin.
8. El Protector. Al-Muhaymin.
9. El Poderoso. Al-Aziz.
10. El Todopoderoso. Al-Yabbar.
11. El Glorioso. Al-Mutakabbir.
12. El Creador. Al-Jaliq.
13. El ...