Correspondencia (1912-1942)
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Correspondencia (1912-1942)

Stefan Zweig, Friderike Zweig, Jeffrey B. Berlin, Gert Kerschbaumer, Joan Fontcuberta

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Correspondencia (1912-1942)

Stefan Zweig, Friderike Zweig, Jeffrey B. Berlin, Gert Kerschbaumer, Joan Fontcuberta

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El 24 de julio de 1912, Friderike von Winternitz visitó Viena y pasó la velada en la fonda Riedhof, un local frecuentado por funcionarios, oficiales, médicos y escritores, en el que vio a Stefan Zweig. Al día siguiente, Friderike le escribió una carta anónima con la que comenzaba no sólo su relación amorosa, sino una correspondencia que se prolongó durante veinte años, hasta el suicidio del escritor en plena Segunda Guerra Mundial. Estas cartas son un extraordinario testimonio del profundo vínculo que unió al escritor y a su primera esposa durante su vida en común y tras el divorcio, y un conmovedor documento de las vidas truncadas en la Europa devastada por la barbarie nazi.«Estas cartas suponen el eco escrito de un intelecto dual, sufrido a la vez que sufriente, apasionado al tiempo que destructivo. Correspondencia ilumina la obra del creador de El mundo de ayer y la de su exesposa. Se celebra, en definitiva, la magia de la literatura».José de María Romero Barea, «Quimera»«Representa un vivo fresco intrahistórico de aquel período».Ángeles López, «La Razón»«Un libro apasionante que es también un fiel reflejo de las vidas rotas por el Holocausto nazi».«La Voz de Galicia»«Esta publicación nos ha permitido asomarnos a la intimidad y el día a día de uno de los más grandes escritores del siglo XX».Guillermo Ortiz, «Jot Down»

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Información

Editorial
Acantilado
Año
2021
ISBN
9788417902926
Categoría
Literatura

KAPUZINERBERG 5

47. STEFAN A FRIDERIKE ZWEIG

Feldkirch, a las once [estación fronteriza austríaca,
17 de enero de 1919]
Querida Friderike:
Recibe mis cordiales saludos desde aquí, donde me encuentro ante una magnífica sopa, un escalope con salsa de tomate y arroz y un strudel de manzana. Aquí el control de fronteras es inexistente y en Suiza, muy superficial; ni siquiera nos han registrado la ropa. Tus temores, por tanto, eran exagerados. Desde Innsbruck hemos viajado en un compartimiento aparte hasta Viena pasando por Salzburgo, o sea que hemos gozado de un plácido viaje sin la menor traba. Quédate tranquila: no estaba tan bien alimentado desde hacía años y me encuentro estupendamente bien. Recibirás noticias mías con regularidad.
Te ruego que vuelvas a dar las gracias al señor Spitz y a la señora Stein.
Afectuosamente tuyo,
STEFAN
El 17 de enero de 1919, Stefan Zweig partió de Suiza hacia Austria con la intención de visitar a sus padres en Viena. Hizo parada en Salzburgo, donde inspeccionó su casa del Kapuzinerberg, y al día siguiente tuvo que dar media vuelta porque su maleta se había quedado en Innsbruck. Allí escribió una carta a su madre hablándole de su relación con la señora Winternitz, con quien pensaba casarse. Unos días más tarde se hallaba de nuevo en Rüschlikon, a orillas del lago de Zúrich, en el hotel Belvoir. Mientras tanto, Friderike, sus hijas y la institutriz Loni Schinz se mudaron de Rüschlikon a Nyon, a orillas del lago Lemán.

48. STEFAN A FRIDERIKE ZWEIG

[Rüschlikon, hacia el 20 de enero de 1919]
Querida Friderike:
Es una singular casualidad que nos crucemos siempre al telefonear. Pareces un poco desilusionada de que yo me haya trasladado aquí con tanta prisa. Pero verás, querida: esto es muy tranquilo, estoy siempre dispuesto para el trabajo, cerca del correo, y cómodo porque lo encuentro todo a mano en cualquier caso. Me alegro de haberme reencontrado con la paz. En la habitación hay, como dicen en Berlín, un «calorcillo de incubadora». Además, Babettli (como si adivinara lo bien que me va) me pone todas las noches una botella de agua caliente en la cama. Mi presencia aquí disipa todas las preocupaciones. En una palabra, querida, sería una tontería por mi parte interrumpir este estado que tan bien sienta a mi trabajo y a mi concentración interior. Espero poder enviarte pronto algo de la biografía de Rolland para que hagas las copias.
La reforma de la ley del divorcio ha sido arbitrariamente aplazada por los socialcristianos, pero no abandonada. Entretanto yo, a quien tanto te complace culpar de mala fe, he escrito a mi madre desde Innsbruck para anunciarle mis intenciones. También tu enemigo Alfred67 le ha mencionado el asunto. Por lo que parece, estás un poco desilusionada de mí y te sientes inclinada a verlo todo negro. No soy tan malo como crees. Y te quiero mucho, aunque me guste pasar unas semanas a solas con mi trabajo.
Te ruego que no olvides telegrafiar mañana a Rolland. También creo que deberías dedicarle tu libro.68 No hay en este tiempo nadie que merezca nuestra gratitud más que él.
Tengo muchas ganas de ver a nuestros amigos, pero ahora me da miedo interrumpir mis trabajos. Lo que más me gustaría sería terminarlos de un tirón. Temo sufrir el mismo destino que Dostoievski.69
Adiós, querida mía. Saluda a las niñas.
Enteramente tuyo,
STEFAN
Sería imperdonable que abandonaras el lago Lemán antes de mediados de marzo. Cada día que pasa es ahora para las niñas un día de mejoría, como lo es para todos nosotros. ¡Quién sabe lo que nos depara el futuro!
Rieger te saluda afectuosamente. Hemos dado juntos un largo paseo.
Ida Zweig, que vivía en la Garnisongasse 10 del distrito IX de Viena, respondió a la carta que su hijo, de treinta y siete años, le había enviado durante el viaje de vuelta.

49. IDA A STEFAN ZWEIG

Viena, 23 de enero de 1919
Mi querido Steferl:
El contenido de tu carta me ha sorprendido mucho, a pesar de que ya conocía por fuentes fidedignas70 la existencia de esa íntima relación de amistad. Pero ahora me veo enfrentada con el hecho en sí. Confío en que, como hombre maduro y serio, habrás sopesado bien este importante paso y habrás elegido dignamente. Por lo que tengo entendido, la dama en cuestión es mujer de gran altura espiritual y de condición dulce, cualidades que no pueden sino beneficiar a tu carácter. Tú sabes, amado hijo, que siempre os he querido mucho y he procurado con toda el alma preocuparme continuamente de vuestro futuro. Por consiguiente, comprenderás lo mucho que me importa tu decisión y la multitud de preguntas que me plantea y que no pueden ser formuladas por carta. Deberán esperar hasta que se nos presente ocasión de hablar. El ferviente deseo de tener una hija se ha visto ahora hecho realidad; por ello saludamos de antemano a tu elegida como tal y yo me complaceré en estrecharla contra mi corazón de madre. Ojalá el futuro te depare la dicha que para ti deseamos, mi querido hijo. Transmite de mi parte mis afectuosos saludos a tu futura esposa, a quien estoy deseando conocer en persona tan pronto como sea posible. Agradeciéndote el excelente chocolate que nos mandaste, se despide de ti tu madre que te quiere.
Tras recibir esta carta, Zweig comunicó inmediatamente a su madre su intención de vivir en Salzburgo en adelante, «la amarga píldora de Salzburgo», como escribió a Friderike.

50. STEFAN A FRIDERIKE ZWEIG

[Rüschlikon, finales de enero de 1919]
Querida F.:
Acabo de recibir la carta de mi madre que te adjunto. Verás que yo, sin decirte una palabra, he actuado en tu favor y que no hay objeción alguna por su parte, tal como suponía. Como es natural, hoy he tenido que enviarle también la amarga píldora de Salzburgo. He decidido acabar de una vez con los secretos.
No veo inconveniente alguno en que le escribas a mi madre una larga carta, como siempre has deseado (féchala en Rüschlikon y muéstrate tan brillante como de costumbre). Sólo debes hacerlo si te sientes inclinada a ello, claro está. Y no menciones en ella tus delirios monetarios.71
La paz preliminar se firmará en marzo. Para mí será la señal de regreso a casa. Y luego es de esperar que pueda recuperar la otra paz: la interior.
Afectuosamente tuyo,
STEFAN
Saluda a las niñas. ¿Han aprendido ya a hablar un poco [en francés]? Acabo de recibir tu carta [dirigida a ti] de Viena. Ya sabes la dirección: Garnisongasse 10, Viena.
Friderike von Winternitz, cuyas cartas de esta época no se conservan, recibió pronto una respuesta de la madre de Zweig desde Viena.

51. IDA A FRIDERIKE ZWEIG

[Viena, principios de febrero de 1919]
Querida señora Friderike:
Su amable carta me ha emocionado profundamente, tanto más cuanto que los sentimientos en ella expresados coinciden con los míos.
Aunque no puedo competir con su magnífica pluma, puedo decirle de todo corazón que la decisión de Stefan de fundar un hogar me ha hecho sumamente feliz. Tener ...

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