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La cultura popular entra a la escuela
Proyecto pedagógico, habitus y educación popular
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La cultura popular entra a la escuela
Proyecto pedagógico, habitus y educación popular
Descripción del libro
Esta investigación se propone analizar los proyectos pedagógicos de la Escuela "Héctor Valdivielso", una de las obras de los Hermanos Lassallanos, impartidos durante el año 2007, a los fines de indagar cómo el proyecto educativo en general, y los proyectos áulicos en particular, se desprenden de los habitus de los alumnos. La particularidad de esta escuela no radica solamente en la posibilidad de los sectores empobrecidos de acceder a una educación privada pero gratuita sino que también se encuentra trabajando en clave de educación popular, siguiendo fundamentalmente, las lecciones de Paulo Freire.
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Education GeneralCAPÍTULO 1 - Aspectos epistemológicos de la perspectiva de Bourdieu
A los fines de posicionarnos epistemológica, teórica y metodológicamente en nuestra investigación, realizaremos un breve recorrido por las categorías de la teoría de Pierre Bourdieu. De esta manera, se logrará un mejor entendimiento de los fenómenos sociales que luego analizaremos y de nuestro objeto de estudio en particular.
Para comenzar, se hace necesario exponer las principales características que Bourdieu otorga a su ontología de lo social: lo social posee una doble existencia, en las cosas y en los cuerpos. Y es una especie de complicidad ontológica, entre un habitus y un campo, lo que constituye el fundamento de toda práctica social. Esta relación de complicidad ontológica, dice Bourdieu:
se instituye entre dos ‘realidades’, el habitus y el campo, que son dos modos de existencia de la historia, o de la sociedad, la historia hecha cosa, institución objetivada, y la historia hecha cuerpo, institución incorporada1.
Con el concepto de campo, desde Bourdieu referimos a un espacio estructurado de posiciones independiente de las características de sus ocupantes, cuya estructura representa:
un estado de la relación de fuerza entre los agentes o las instituciones que intervienen en la lucha, o si ustedes prefieren, de la distribución del capital específico que ha sido acumulado durante luchas anteriores y que orienta las estrategias ulteriores2.
Para que exista un campo como tal, debe dotarse de un capital que le sea específico, de gente que esté dispuesta a jugar o luchar por él y que posea un habitus que los provea del conocimiento práctico de las reglas de juego particulares a ese campo.
Mediante esta ontología de lo social Bourdieu escapa de los finalismos y mecanicismos ingenuos, siendo el componente fundamental de esta construcción teórica su noción de habitus:
Sistemas de disposiciones duraderas y transferibles, estructuras estructuradas predispuestas para funcionar como estructuras estructurantes, es decir, como principios generadores y organizadores de prácticas y representaciones que pueden estar objetivamente adaptadas a su fin sin suponer la búsqueda consciente de fines y el dominio expreso de las operaciones necesarias para alcanzarlos, objetivamente “reguladas” y “regulares” sin ser el producto de la obediencia a reglas, y a la vez que todo esto, colectivamente orquestadas sin ser el producto de la acción organizadora de un director de orquesta3.
Sobre esta noción se pueden obtener las siguientes reflexiones:
En primer lugar, por disposiciones se entiende la predisposición a actuar, a percibir, a evaluar, a elegir, determinadas cosas más que otras, más de cierta manera que de otra. El habitus define además “lo que es para nosotros” y “lo que no es para nosotros”, “lo pensable y lo impensable”4, tratando de lograr una correlación entre las condiciones objetivas y las esperanzas subjetivas. Dichas disposiciones son durables y transferibles ya que si bien tienden a permanecer, no son inmutables.
(…) siendo el producto de una clase determinada de regularidades objetivas, el habitus tiende a engendrar todas las conductas ‘razonables’ o de ‘sentido común’ posibles dentro de los límites de estas regularidades y sólo de estas, y que tienen todas las posibilidades de ser sancionadas positivamente, porque están objetivamente ajustadas a la lógica característica de un determinado campo (…) tiende también, al mismo tiempo, al excluir ’sin violencia, sin método, sin argumentos’ todas las ‘locuras’ (’esto no es para nosotros’) es decir, todas las conductas destinadas a ser negativamente sancionadas porque son incompatibles con las condiciones objetivas5.
En segundo lugar, las estructuras sociales no sólo se incorporan como estructuras mentales, sino que además funcionan como estructurantes de las prácticas de los agentes. Tales prácticas cuentan con un sentido práctico, un sentido que indica cómo jugar las reglas del juego del campo en el que se está inmerso. Por lo tanto, podemos afirmar que son prácticas no conscientes, o no racionales, aunque razonables.
En tercer lugar, el principio de cohesión entre los agentes no debe buscarse en una decisión contractual ni consciente, sino en estos condicionamientos similares que permiten que el grupo legitime los comportamientos de cada uno, como así también cada uno puede ratificar o rectificar el comportamiento de los demás6. Si las condiciones objetivas que han sido interiorizadas son más o menos similares, los habitus serán también semejantes, teniéndose que buscar las diferencias en las posiciones en el espacio social y en la trayectoria de cada agente.
Las prácticas no pueden explicarse sólo a través de las condiciones presentes o de las pasadas que produjeron el habitus, sino cuando “se relacionan las condiciones sociales en las que se ha constituido el habitus que las ha engendrado, y las condiciones sociales en las cuales se manifiestan”7.
Existe la posibilidad de que la relación antes mencionada produzca un efecto Don Quijote, lo que Bourdieu denomina histéresis del habitus, que ocurre cuando las prácticas están inadaptadas a las condiciones presentes, porque están adaptadas a condiciones anteriores ya caducas8.
Lo que diferencia a los habitus engendrados en similares condiciones objetivas son las trayectorias particulares de cada individuo. El habitus realiza una “integración única” de las experiencias anteriores y nuevas, en las que dominan las primeras experiencias.
El peso particular de las primeras experiencias se debe especialmente a que el habitus tiende a asegurar su propia constancia y su propia defensa contra el cambio, mediante la selección que realiza entre las nuevas informaciones, rechazando, en caso de exposición fortuita o forzada, aquellas que puedan cuestionar la acumulación acumulada y, sobre todo, evitando la exposición a tales informaciones9.
Esto indica que el habitus puede iniciar un proceso de transformación, aunque nunca de modo radical. En Meditaciones Pascalianas, Bourdieu afirma:
Los habitus cambian sin cesar en función de las experiencias nuevas. Las disposiciones están sometidas a una especie de revisión permanente, pero que nunca es radical, porque se lleva a cabo a partir de las premisas instituidas en el estado anterior. Se caracterizan por ser una combinación de constancia y variación que cambia según los individuos y su grado de agilidad o rigidez10.
La noción de habitus no es una categoría inmutable en la obra de Bourdieu, la misma ha ido evolucionando. En relación a su capacidad de transformación, podemos observar una tendencia desde una posición más determinista hacia una más determinista. En La Reproducción, (cuya primera edición corresponde a 1979) figura una definición de Bourdieu y Passeron en la que el habitus es “producto de la interiorización de los principios de una arbitrariedad cultural”, el cual reproduce prácticas conforme a dicha arbitrariedad11. Más adelante, se referirán al habitus como una “disposición irreversible, o sea, una disposición que sólo puede ser reprimida o transformada por un proceso irreversible que produzca a su vez una nueva disposición irreversible”12.
En la familia, el agente recibe una acción pedagógica primera que produce un habitus primario, que será el basamento de los habitus que se inculquen posteriormente. De esta manera, el trabajo pedagógico secundario sólo puede realizar o bien la sustitución completa de un habitus por otro (habitus secundario por habitus primario), o bien la confirmación del habitus primario (dada la proximidad que existe en algunos casos entre el habitus primario y el secundario, fundamentalmente en las clases dominantes)13.
En El Sentido Práctico, editado en 1980, la categoría es definida de la siguiente manera, aceptando “actualizaciones”, como vimos anteriormente: “Pasado que sobrevive en la actualidad y que tiende a perpetuarse en el porvenir actualizándose en las prácticas estructuradas según sus principios…”14.
El habitus, como una capacidad de generación infinita de pensamientos, percepciones, expresiones, acciones, disposiciones, se encuentra inscripto dentro de ciertos límites. Estas actualizaciones se realizarían dentro de una libertad limitada,...
Índice
- AGRADECIMIENTOS
- ÍNDICE DE SIGLAS Y ABREVIATURAS
- PRÓLOGO
- INTRODUCCIÓN
- CAPÍTULO 1 - Aspectos epistemológicos de la perspectiva de Bourdieu
- CAPÍTULO 2 - Aproximaciones al concepto de pobreza
- CAPÍTULO 3 - La realidad educativa argentina
- CAPÍTULO 4 - Trabajo pedagógico y relaciones de dominación social y simbólica
- CAPÍTULO 5 - La escuela “Héctor Valdivieso”
- CAPÍTULO 6 - Análisis de las dimensiones de las ERS
- CONCLUSIONES
- A MODO DE EPÍLOGO
- ANEXO
- BIBLIOGRAFÍA