Segunda Parte
RUTAS Y PERSPECTIVAS
Lokeśvara, templo de Bayón, Angkor Thom, Camboya. Foto: Roberto García, 2017.
LOS BUDAS Y EL LENGUAJE CORPORAL: EL TROPO LITERARIO DE LA SONRISA DEL BUDA1
DAVID V. FIORDALIS
Resumen:
Este ensayo explora cómo retrata la literatura budista clásica la sonrisa del Buda. La sonrisa del Buda es un gesto no verbal, y para entender su significado debemos emplear un enfoque teórico que la trate como tal. La multimodalidad puede proporcionar tal enfoque. Un conjunto emergente de investigación psicológica ha argumentado que la sonrisa es un gesto humano universal conectado a un grupo limitado de estados emocionales, pero reconocer que las sonrisas pueden ser actos voluntarios destaca la importancia del contexto situacional. Dado que la sonrisa del Buda nos llega desde un contexto histórico y cultural ajeno a la evidencia que ha informado a la ciencia fisiológica moderna, debemos leer con atención las incongruencias y permitir que la diferencia guíe nuestro pensamiento. El ensayo argumenta que, si bien el tropo de la sonrisa del Buda sigue siendo enigmático y rico en posibles significados, aun así señala su estatus como figura de poder soberano y conocimiento sobrehumano.
Palabras clave:
Multimodalidad, literatura budista, comunicación no verbal, gestos, visualidad.
If you smile at me, I will understand ‘cause that is something everybody everywhere does in the same language.*
Stephen Stills y Paul Kantner, “Wooden Ships”.
Un milagro es, digámoslo así, un gesto que hace Dios. Como cuando un hombre se sienta tranquilamente y hace un gesto que impresiona, Dios deja que el mundo se deslice suavemente acompañando así las palabras de un santo con un acontecimiento simbólico, un gesto de la naturaleza.
Ludwig Wittgenstein, Cultura y valor.2
INTRODUCCIÓN
Con el advenimiento de los nuevos medios de comunicación, la multimodalidad se ha puesto en boga como un modelo para teorizar sobre formas híbridas, por ejemplo, el cine, el video, las páginas web y otras combinaciones modernas de comunicación figurativa y lingüística.3 La semiótica multimodal parte del supuesto de que la comunicación verbal no debería considerarse como si estuviera aislada de otros modos no verbales de producción de significado. Esta semiótica nos anima a considerar todas las formas disponibles de representación en el análisis de la comunicación, incluido el comportamiento gestual y figurativo, es decir, el lenguaje corporal y la producción de figuras e imágenes.
El comportamiento figurativo parece ser fundamental en nuestra capacidad para comunicarnos, siendo el gesto tan básico para nuestra sensibilidad común como nuestras declaraciones verbales y lingüísticas, si no es que más.4 Aun así, tal como escribió el arqueólogo y teórico de la antropología André LeroiGourhan en su obra de 1964, Le geste et la parole (1993, 363): “El comportamiento figurativo es inseparable del lenguaje: emana de la misma aptitud del hombre para reflejar la realidad en unos símbolos verbales, gestuales o materializados en figuras”.5 Pese a que existe una tradición de larga data que consiste en estudiar la conexión entre texto e imágenes en la historia del arte del budismo, es posible afirmar que el campo de los estudios budistas ha puesto un mayor énfasis en los modos verbales y auditivos de comunicación, en el decir y el escuchar, al momento de discutir la posición del lenguaje en el discurso budista; no obstante, más recientemente algunos estudiosos han puesto mayor atención a las dimensiones visuales y materiales.6 Leroi-Gourhan y otros nos recuerdan no sólo que esos modos de comunicación son inseparables, sino también que están íntimamente conectados en cuanto herramientas y productos de una imaginación creativa común.7
Este ensayo indaga sobre la presentación literaria de un gesto particular, uno de los gestos humanos más difundidos y básicos: la sonrisa. El centro de atención más específico es la sonrisa del Buda, tal como aparece representada en la literatura y la cultura visual budistas clásicas: ¿qué significa la sonrisa del Buda en esas representaciones literarias y visuales? ¿Qué pretendía significar (en el Buda de la historia, de la piedra o de la pintura; o bien, según los budistas que componían y creaban dichas representaciones; o para aquellos budistas de tiempos antiguos y modernos que intentaron comprender tales representaciones, y para todos los demás que las interpretan ahora, incluidos nosotros mismos)? ¿Qué relación establecen los textos budistas entre los modos visuales y los modos verbales de significación en lo que toca a la sonrisa? Sin duda, es posible un acercamiento puramente cultural a estas preguntas, pero también existe una voluminosa literatura en la psicología y en la ciencia fisiológica modernas dedicada al estudio de las expresiones faciales, incluida la sonrisa, que se remonta a Darwin y Duchenne.8 Más recientemente, el psicólogo Paul Ekman ha contribuido de manera importante a la taxonomía de las expresiones faciales y ha estudiado los vínculos entre expresión facial y emoción.9 ¿Qué tanto de esta literatura científica puede ayudarnos, si es el caso, a comprender la sonrisa del Buda, un tropo figurativo de un tiempo y un lugar muy diferentes? La cultura moderna estadounidense, al menos, imbuye a la persona sonriente en un halo virtual de cualidades positivas, y puede que haya evidencia científica que respalde la asociación entre sonreír y sentir alegría, pero a la vez todo el mundo tiende a ver en una sonrisa aquello que desea o necesita ver. Reconocer que tenemos el impulso de interpretar las expresiones corporales y sus representaciones lingüísticas en términos de nuestras suposiciones básicas o de nuestras propias expectativas según ciertas normas culturales debería tornarnos cuidadosos al momento de considerar tropos figurativos comunes como la sonrisa desde una perspectiva transcultural.10 La ciencia puede brindarnos una manera de pensar críticamente sobre nuestras normas culturales, pero una forma particular de lectura atenta y una práctica interpretativa transcultural también pueden ayudarnos a reconsiderar nuestras normas y expectativas.
La sonrisa podrá ser una expresión humana universal, pero sus significados se determinan necesariamente y en gran medida de manera social, cultural e histórica. De ahí que uno se sienta impulsado a situar las preguntas más generales que suscitan las representaciones literarias y visuales de la sonrisa del Buda, ante todo, dentro de la consideración del material histórico, incluidos el arte y la literatura budista y no budista, la épica, la poesía y la teoría estética indias, así como los numerosos testimonios no verbales, es decir, las imágenes y figuras en sí mismas, tomando en cuenta los contextos tanto sociales como espaciales (o arquitectónicos) en los que las personas pueden encontrarlas. En este ensayo no puedo sino indicar preliminarmente algunos de estos contextos más amplios, al tiempo que centro mi atención sobre las figuraciones o configuraciones literarias específicas de la sonrisa del Buda.
Incluso en lo que toca a la literatura budista clásica, resulta necesario considerar muchos géneros distintos. La sonrisa del Buda se encuentra con frecuencia en toda una variedad de géneros, desde la literatura de los sūtras y āgamas hasta los materiales del vinaya y los avadānas, pasando por los comentarios y la literatura de los sūtras del mahāyāna. Estos textos se han preservado en varias lenguas clásicas como el pali, el sánscrito, el tibetano, el chino, entre otras.11 Los comentarios y los materiales sistemáticos (como el abhidharma) proporcionan otro nivel de interpretación originaria, mientras que las narrativas —en particular los avadānas— pueden ayudarnos a rastrear una aparente línea de desarrollo, o al menos algún tipo de trayectoria conceptual, en la figuración de la sonrisa del Buda, que va de los sūtras y āgamas más difundidos a la literatura de los sūtras del mahāyāna. A partir de la limitada selección de textos budistas y no budistas que se estudian aquí, pueden revelarse los contornos generales de esta trayectoria. Si bien el ensayo no abordará directamente las representaciones visuales, debido sobre todo a consideraciones de extensión y temática, es importante reconocer que las representaciones literarias son en sí mismas sumamente visuales. Estamos tratando primordialmente con representaciones que tienen una dimensión visual irreductible, ya que la sonrisa es por sí misma una forma de acción no verbal o corporal, en efecto, un gesto. Así, un acercamiento teórico fundado en consideraciones de comportamiento figurativo y multimodalidad nos puede ayudar a tener en mente que estas representaciones literarias permanecen siempre vinculadas a contextos socioculturales de significación más amplios.
Las formas más elaboradas de la representación narrativa clásica de la sonrisa del Buda, como las que se encuentran en los avadānas y los sūtras del mahāyāna, se intersectan además con un tropo visual común que constituye otra dimensión casi universal de la experiencia humana: la presencia de la luz. Tal como el volumen editado bajo ese mismo título por Matthew Kapstein (2004a) lo deja claro, la imaginería de la luz está ampliamente diseminada en el arte y la literatura religiosos del mundo.12 Más específicamente en nuestra cultura, muchos de nosotros hemos escuchado metáforas que vinculan la sonrisa a la imaginería de la luz en expresiones tales como tener una sonrisa radiante, unos ojos brillantes o una presencia luminosa.13 En el retrato literario de la sonrisa del Buda, empero, se dice que los rayos de luz que emanan de su sonrisa son, de hecho, multicolores, lo cual da pie a la misma serie de preguntas que formulamos sobre la sonrisa en general: ¿cómo interpretamos esta sonrisa radiante, esta aparente maravilla? ¿Qué quiere decir? Esta metáfora visual más compleja provoca las mismas preguntas acerca de la universalidad o, cuando menos, acerca de su amplia distribución, que abarca distintas culturas y distintos tiempos. Interpretar los significados detrás de la sonrisa luminosa del Buda requiere, entonces, un cuidado en el enfoque, una atención a las posibles diferencias históricas encubiertas bajo similitudes aparentes, ya que de otra forma bien podríamos pasar por alto o confundir estratos de significación detrás de la sonrisa del Buda.
De cualquier manera, en este ensayo sostengo que estar al tanto de los estudios psicológicos y antropológicos modernos sobre gestos corporales no verbales como la sonrisa, adecuadamente situados en su propio contexto histórico y cultural, puede fortalecer en cierta medida nuestra caja de herramientas interpretativas e influir sobre el tipo de preguntas que le planteamos a las representaciones textuales y visuales específicas que están bajo análisis. Por ejemplo, los psicólogos han trazado una distinción entre la sonrisa espontánea y la sonrisa volitiva.14 La primera suele considerarse como una expresión de emoción positiva del tipo del júbilo o la alegría. Se asocia con ideas de transparencia, autenticidad y honradez. Los psicólogos hacen aún otra distinción entre la sonrisa genuina y la social. La sonrisa genuina incluye la contracción del músculo cigomático mayor para levantar los extremos de la boca, así como del oblicularis occuli, que pliega la piel alrededor de los ojos. El primero resulta fácil de contraer deliberadamente, mientras que los músculos alrededor de los ojos son menos voluntarios. El secreto suele estar en los ojos. Aun así, la sonrisa es altamente sensible al contexto, e incluso si una sonrisa espontánea es evidente, en el momento equivocado puede generar dudas o respuestas negativas por parte de un público. La sonrisa volitiva o deliberada es más enigmática, quizá porque no está necesariamente ligada a una emoción específica. Esta sonrisa podría reflejar un intento por ocultar pensamientos o emociones subyacentes detrás de una fachada de positividad. Por esta razón, la sonrisa deliberada también acarrea asociaciones con el artificio y la habilidad social. Ambos tipos de sonrisas son actos comunicativos; ambos significan; ambos son simbólicos; y, tal como el lenguaje, ambos envían un mensaje que requiere interpretación, pero ¿cuál de ellos será la sonrisa del Buda, el volitivo o el espontáneo? Plantear esta pregunta a los textos sirve cuando menos para subrayar la naturaleza necesariamente interpretada de todo lenguaje figurado, incluido del lenguaje corporal. Así como todo el mundo debe interpretar de alguna manera una sonrisa en la vida cotidiana con base en cierta conciencia del contexto social y la experiencia humana corporizada, las representaciones literarias de la sonrisa, incluso (o especialmente) las representaciones de algunas sonrisas mostradas por una figura tan inescrutable como es el Buda, también requieren algún tipo de explicación.
Sin duda, la sonrisa del Buda puede reconocerse como una de las imágenes más evocadoras de todo el arte y la literatura budistas, pero también se encuentra entre las más enigmáticas. Una búsqueda somera arroja un sinfín de interpretaciones modernas; típicamente escuchamos que la sonrisa del Buda es una sonrisa de bondad, compasión, paz, compostura, felicidad verdadera, ecuanimidad, buen humor o sabiduría.15 En este contexto, los intérpretes occidentales modernos también se han referido a Budai o Hotei, el llamado “buda risueño” de la tradición budista china, quien según se dice es una emanación del futuro buda, Maitreya; también han apuntado al Sermón de la ...