La Llave de la Libertad Emocional

Cambia el centro y todo se transforma

Danilo H. Gomes, Mariana Echaniz

• Editorial: Babelcube Inc.
• Año: 2022
• ISBN del libro electrónico: 9781667423364
• Categoría: Desarrollo personal
• Categoría: Religión

Llegó la hora de entrar a los niveles más profundos de la mente para concertar un error central. Quizás tengas un estilo de vida problemático, lleno de altibajos, justamente por no saber qué es lo que ocupa el centro de tus pensamientos. ¿Has examinado tu mente así tan profundamente? LA LLAVE DE LA LIBERTAD EMOCIONAL, te llevará a reflexionar de manera profunda sobre la raíz de tus comportamiento y emociones. Esta poderosa investigación mostrará lo que hay de errado en el centro de tu manera de pensar y te brindará herramientas útiles para superar secuelas y cambiar el rumbo de tu padrón de pensamiento. Encuentra la llave correcta para abrir tu corazón y restaurar lo que te llevó al desequilibrio. Aprende sobre: Egocentrismo; Exagerada empatía; Hábito de comparación; Ansiedad; Liberación del pasado; Entre otros temas.     

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El Ego en el Centro

Uno de los grandes lemas en la actualidad es: ¡ámate! Nunca habíamos escuchado tantos consejos que acariciaran la autoestima y al mismo tiempo, nunca habíamos visto a la humanidad tan depresiva como está ahora. Si amarse a sí mismo fuere la solución a todos los problemas, el mundo sería un lugar mucho más feliz.

Si esperas encontrar este tipo de consejos superficiales en las páginas de esta obra, entonces ésta no es la ideal para ti. Con sólo buscar algunos anuncios o libros encontrarás, a montones, técnicas infalibles para amarte más (y al fin de cuentas, no resolverás nada).

¡Claramente tu autoestima merece atención! De ninguna manera recomiendo algún tipo de masoquismo moral, si se me permite decirlo. Tu puedes, y debes, amarte. El amor propio, en equilibrio, es cuestión de sabia gratitud.

Sin embargo, como dije, se necesita equilibrio. El ego no debe estar en el centro de tu alma. No debe ser el centro de todos tus pensamientos. Tu yo no resiste ser la raíz de tu ser. Ya que en él no existe la felicidad que todos buscan incesantemente.

Tu ego es tu yo. Por ejemplo: quien se posiciona en el centro de todas las cosas es el sujeto egocéntrico (ego = yo / céntrico = centralizado). Quien actúa únicamente para sí mismo es el sujeto egoísta (ego = yo / ista = adepto o practicante). Es decir, el egocéntrico es aquel que centraliza el yo y el egoísta es aquel que es adepto al yo.

Cuando el yo toma el centro de tu alma, la paz se va, la vanidad se apodera y terminas convirtiéndote en alguien superficial y constantemente infeliz. Es a partir de esta realidad que continuaremos.

La Propia Imagen por Encima de Todo

Cuando el ego está sentado en el trono del alma, todo se vuelve muy difícil, principalmente los asuntos sociales. El yo no se calla. El yo está hambriento. Nunca está satisfecho. No importa cuanta atención o cuantos elogios reciba, el ego siempre quiere más...y eso es un gran tormento.

La persona que coloca su imagen por encima de todo y de todos, sufre intensa y constantemente, ya que los demás están demasiado ocupados cuidando de sus propias vidas y luchando en pro de la supervivencia y satisfacción.

Gracias a la carencia que tiene el ego, infinidad de personas se hunden en la depresión y algunas llegan al límite máximo de dolor/frustración: el suicidio. Se sienten solas, incomprendidas, la miseria del mundo. En muchos casos de depresión, bastaría con la diminución del ego para estar mejor.

Vivimos en una sociedad en la que el amor se enfrió. Todos corren desesperadamente tras el viento. No queda espacio para los necesitados emocionalmente. Debemos recordar que tener carencias no es algo malo, al final, todos tenemos necesidades físicas y emocionales.

El problema empieza cuando el yo toma el trono del alma, el centro de todo. Es en este contexto en el que la frustración impera. ¿Adviertes cuán perjudicial es el consejo exagerado a favor de la autoestima desequilibrada? El mundo dice: “ámate, eso es lo que importa”, pero la sabiduría dice: “ámate, pero ama a los demás de igual manera”.

Tu imagen no puede ser el centro de tu vida. Si te preocupas demasiado por tu reputación, te convertirás en esclavo de lo que piensen los demás. Te pregunto: ¿Quién puede entender lo que piensan los miles de personas que nos rodean para poder satisfacerlas? ¡Es imposible agradarles a todos!

Esta desesperada lucha para que la propia imagen se mantenga perfecta es inútil por cuatro motivos. Primero: todos somos imperfectos e incapaces de alcanzar la perfección. Segundo: tanto desgaste por un objetivo inalcanzable es una absoluta pérdida de tiempo. Tercero: demasiada pérdida de tiempo termina en arrepentimiento. Cuarto: tener la propia imagen impecable como objetivo de vida, tarde o temprano, generará una terrible crisis existencial. No vale la pena.

Comienza la liberación del yo del centro del alma entendiendo que tu imagen no es más importante que la de los demás. Cosas como la familia, la salud, tu casamiento y Dios, por ejemplo, son infinitamente más importantes que tu débil imagen.

No necesitas ser el centro de atención en un mundo donde casi todo es superficial. Hoy puedes llevarte todos los aplausos y mañana quedar en el olvido. Quizás tengas varias invitaciones para salir este fin de semana, pero eso no significa que tus amigos nunca se olvidarán de ti. Prueba no ser tan agradable y la magia de la exclusión social solo será una cuestión de tiempo.

Pido disculpas por el impacto de realidad, es que a veces necesitamos un golpe de duras verdades para despertar. Tu ego, es decir, tú, es una ráfaga en el universo. Tu vida va y viene como la brisa en una mañana primaveral. Si es así, ¿tu imagen será realmente tan valiosa? Profundizaremos en esta reflexión.

¿Qué piensan de mi?

Yo era de esas personas que estaba constantemente pendiente de lo que pensaban de mí los demás. No concebía que alguien pudiera pensar mal de mí. Luché para conseguir la admiración y aprobación de todos, pero nunca lo logré.

Puedes tener las ropas más bellas de la ciudad, la apariencia más envidiable, artículos y bienes muy caros y, así mismo, ser mal visto. En algunos casos el rico es visto como mala persona por el pobre y éste es visto como inferior por el rico, es decir, ni siquiera el nivel económico lleva a la perfección.

La extrema preocupación por lo que pensarán los demás tiene atrapado al individuo ya que cada acción depende la aprobación de los demás. Consecuentemente, este individuo estará siempre atrapado dentro de sí mismo haciendo muy poco de lo que realmente quiere hacer.

Necesitamos ser libres dentro de nosotros mismos, libres para pensar, hablar y actuar y no se trata de libertinaje, sino de tener la libertad de ser lo que realmente somos. Cuando le damos tanta autoridad al otro, éste controla todas nuestras acciones, nos sometemos a una dictadura.

Lo que los demás crean sobre ti, realmente no importa. Tu existencia no depende de ellos...tampoco tu felicidad. Las personas suelen ser verdugos de sí mismas, por eso es ridículo transformarlos en jueces del modo de vivir. Para estos individuos, el patrón de la moralidad es altísimo y todo esto sin mencionar la hipocresía que domina la sociedad. La hipocresía es un gran mal incorporado en la naturaleza humana. Solo los expertos en el arte de la reflexión logran liberarse de las corrientes de la hipocresía. Por esto mismo repito; es una locura estimular para sí mismo, jueces hipócritas de todo tipo. Y aún peor, intentar agradarles a todos. ¿Es algo imposible!

Libérate ya mismo de la aprobación ajena. Entiende que esta libertad no tiene nada que ver con la rebeldía o con la revolución. Se trata de la liviandad de la vida. Vivir no es fácil principalmente si vivimos en una prisión mental cuya llave está en manos de los demás. Por ahora, detengámonos aquí, ya que el foco no está en los otros sino en el yo. El excesivo cuidado para con nuestra propia imagen y representación nos hace prisioneros de lo que piensan los otros. Disminuye tu ego y libérate de tantos jueces. Nadi...

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