
- 58 páginas
- Spanish
- ePUB (apto para móviles)
- Disponible en iOS y Android
eBook - ePub
El cazador de osos
Descripción del libro
Se trata de una recopilación de artículos y de varios textos literarios de Rosario de Acuña. Las obras reunidas son los artículos «A un soldado español voluntario en el Ejército francés durante la Gran Guerra», «El ateísmo en las escuelas neutras», «La ramera», el cuento «El cazador de osos» y el poema «La vuelta de una golondrina».
Preguntas frecuentes
Sí, puedes cancelar tu suscripción en cualquier momento desde la pestaña Suscripción en los ajustes de tu cuenta en el sitio web de Perlego. La suscripción seguirá activa hasta que finalice el periodo de facturación actual. Descubre cómo cancelar tu suscripción.
Por el momento, todos los libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
Perlego ofrece dos planes: Esencial y Avanzado
- Esencial es ideal para estudiantes y profesionales que disfrutan explorando una amplia variedad de materias. Accede a la Biblioteca Esencial con más de 800.000 títulos de confianza y best-sellers en negocios, crecimiento personal y humanidades. Incluye lectura ilimitada y voz estándar de lectura en voz alta.
- Avanzado: Perfecto para estudiantes avanzados e investigadores que necesitan acceso completo e ilimitado. Desbloquea más de 1,4 millones de libros en cientos de materias, incluidos títulos académicos y especializados. El plan Avanzado también incluye funciones avanzadas como Premium Read Aloud y Research Assistant.
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
¡Sí! Puedes usar la app de Perlego tanto en dispositivos iOS como Android para leer en cualquier momento, en cualquier lugar, incluso sin conexión. Perfecto para desplazamientos o cuando estás en movimiento.
Ten en cuenta que no podemos dar soporte a dispositivos con iOS 13 o Android 7 o versiones anteriores. Aprende más sobre el uso de la app.
Ten en cuenta que no podemos dar soporte a dispositivos con iOS 13 o Android 7 o versiones anteriores. Aprende más sobre el uso de la app.
Sí, puedes acceder a El cazador de osos de Rosario de Acuña en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Literatura y Clásicos. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.
Información
Categoría
LiteraturaCategoría
ClásicosLa vuelta de una golondrina
¡Dichosa la viajera!
¡Dichosa la golondrina!
Entre tus plumas de nieve
miro ondeando la cinta
que en las regiones de Francia,
soñando con loca dicha,
uní a tu cuello inocente
al darte la despedida;
blanca era la cinta, blanca,
¡cómo la traes, golondrina!
ensangrentada la veo;
¿por acaso fuiste herida?
¡pobre, infeliz viajera!
¡pobre, infeliz golondrina!
… … … … … … … … …
… … … … … … … … …
Tres años hará muy pronto
que marchaste entre la brisa;
contigo se fue mi canto,
contigo se fue mi vida,
que el alma que me dejaste
lloraba triste desdicha
y en la esperanza tan solo
de ver tu vuelta, vivía.
Tres años pasaron ya;
¿dónde fuiste, golondrina?
¿Dónde llevaste el recuerdo
que te di por despedida?
Si aquella cinta era blanca
¿por qué está roja esa cinta?
Vengo a buscarte a la tierra
do el sol refulgente brilla;
llena de entusiasmo vengo
a darte la bienvenida,
y al mirarte en mi ventana
revolotear tranquila,
una lágrima resbala
por mi abrasada mejilla,
que el recuerdo que te di
pensé no lo perderías;
y si bien no le perdiste
porque en tu cuello se mira,
si aquella cinta era blanca,
¿por qué está roja esa cinta?
¡Pobre, infeliz viajera!
¡Pobre, infeliz golondrina!
¿Por qué no volviste a Francia?
¿Lloraste acaso cautiva?
Si hubieras vuelto a aquel nido
que yo te guardé solícita,
tal vez, tu leve cadena
no se viera enrojecida,
y al quitarte el lazo blanco
que tu cabecita linda
ostentaba, cual recuerdo
de un alma triste y herida,
acaso hubiera sentido
profunda melancolía,
pero no esta pena amarga
que al corazón asesina,
al mirarte en mi ventana
revolotear tranquila
llevando la cinta blanca
de roja sangre teñida…
pero ¡ay! acaso te culpo
¡y tú inocente respiras!
¡Pobre, infeliz viajera!
¡Pobre, infeliz golondrina!
¿Puedes con tu pluma leve
cruzar del mar las orillas
sin que entorpezca tu vuelo
el cansancio y la fatiga?
¿No hay acaso en el desierto
abrojos como en la vida?
¿Inocente y confiada
al par que humilde y sencilla,
no es muy posible cayeras
prisionera de la envidia?
Si te di una cinta blanca
y miro roja esa cinta,
¿no se puede haber manchado
con sangre de tus heridas?
¡Perdona, mi viajera!
¡Perdona, mi golondrina!
Si yo esperando tu vuelta
y viendo que no volvías
te levantaba los ecos
de mi triste poesía,
tú acaso perdida y sola
en retirada mezquita,
ahuecando tu plumaje
con la cabeza escondida,
dejabas correr tu sangre
que se llevaba tu vida,
sin que tan solo un quejido
volase al pasar la brisa
¡Ven entre mis manos, ven,
ven inocente avecilla,
y te quitaré del cuello
mi pobre manchada cinta;
ella restañó en un tiempo
la sangre de tus heridas,
pero su roce, tal vez,
pudiera volver a abrirlas.
Si ya abandonaste el nido
que yo te guardé solícita,
si olvidaste mi morada
y aquí otro nido fabricas,
deja que guarde el recuerdo
que te di por despedida.
Allá en las ricas comarcas
de la francesa campiña
siempre vagando se ven
nieblas húmedas y frías;
bajo aquel cielo sombrío,
donde el sol opaco brilla,
tú no quisiste pasar
dos primaveras seguidas,
que guardan mucha tristeza
aquellos helados climas.
Bajo esta bóveda azul
pura, refulgente y limpia
es más ligera el amor,
más constante la alegría,
menos firmes los deseos
y más leves las desdichas:
aquí se olvida el ayer,
el hoy, es gozar la vida,
el mañana… ¡quién le vio
bajo el sol de Andalucía!
Gorjea y sigue volando
que aquí la pena es mentira.
¡Dichosa la viajera!
¡Dichosa la golondrina!
… … … … … … … … …
Yo me marcho de tu nido
se conserva t...
Índice
- El cazador de osos
- Copyright
- A un soldado español voluntario en el ejército francés durante la Gran Guerra
- El ateísmo en las escuelas neutras
- El cazador de osos
- La ramera
- La vuelta de una golondrina
- SobreEl cazador de osos