IV. Primer periodo colonial. 1512-1555
1. Historia política externa
23. Primeros pasos de Cuba en la vida política. Atención de don Fernando el Católico a los asuntos de Cuba
La colonia fundada en Cuba por Diego Velázquez, de la manera que se ha descrito en párrafos anteriores, tuvo desde su origen una personalidad propia y comenzó a desarrollarse bajo los mejores auspicios.
La Española, agitada por las luchas intestinas entre los colonizadores y por las terribles crueldades cometidas por su gobernador Nicolás de Ovando contra los indios, se hallaba en un período de decadencia que habría de llevarla rápidamente a la ruina; y en cuanto a los demás establecimientos fundados hasta entonces en el Nuevo Mundo —Puerto Rico, Jamaica, Darién y Castilla de Oro— producían poco o habían sido teatro de lamentables desastres. Cuba, por el momento, parecía llamada a ser la más rica región de las Indias.
Velázquez, como ya se ha dicho, conquistó a Cuba en virtud de un «asiento» celebrado con don Diego Colón, y obraba como teniente de éste; pero el Adelantado, como se designaba comúnmente al gobernador de Cuba, bien por el deseo de aumentar y robustecer su autoridad, bien porque entendiera que con ello se beneficiaba la colonia de su mando o por otros motivos desconocidos, manifestó desde su desembarque en Cuba su propósito de independizarse de la jurisdicción de don Diego Colón y entenderse directamente con el rey de España, que en aquella fecha (1512) lo era don Fernando de Aragón, viudo de doña Isabel la Católica que había muerto en 1504, y regente de Castilla desde 1507, al morir don Felipe el Hermoso, esposo de la reina doña Juana, llamada ‘la Loca», hija de don Fernando y doña Isabel.
Los Reyes Católicos practicaron durante el tiempo de su gobierno una firme política de centralización en todos los órdenes de la vida del Estado, la cual aplicaron también a sus nuevos dominios de América, hasta donde se lo permitieron las capitulaciones firmadas en Granada con el Gran Almirante antes de emprender éste el viaje de descubrimiento.
La amplitud extraordinaria de los derechos que Colón se había reservado en dichas capitulaciones se hallaba en contradicción con la política nacional de los Reyes y limitaba la autoridad de éstos en las Indias, circunstancia a la cual debe imputarse la mayor parte de las diferencias surgidas entre Colón y los monarcas; pero muerto el Almirante y confiado el cargo de Virrey a su hijo, no como un derecho, sino como una gracia o merced real, don Fernando se halló en condiciones de practicar con mayor libertad en el Nuevo Mundo su política de centralización, reservándose la resolución de todos los asuntos de importancia tocantes a la administración, organización y gobierno de las nuevas posesiones de la Corona. De conformidad con los principios de dicha política, en 1511, en real cédula dirigida a don Diego Colón, le ordena que consulte lo que se haya de proveer en las cosas del servicio real que sean de importancia y que espere la resolución siempre que de la demora no resulte gran inconveniente. En la misma real cédula el monarca, después de expresar su extrañeza porque don Diego no le hubiese comunicado su proyecto de enviar a Cuba a su tío el Adelantado don Bartolomé Colón, aprueba el envío de don Diego Velázquez, así como «el asiento que con él se tomó» y ordena que se le avise «muy particularmente de todo lo que dicho Diego Velázquez hobiere fecho e hallare, para que sobre todo vos envíe a mandar lo que hobiéredes de hacer». El propósito de don Fernando de asumir personalmente la dirección superior de los asuntos de la nueva colonia, queda bien manifiesto en esta real cédula. En efecto, la intervención directa del rey en todas las cuestiones de importancia concernientes a Cuba se mantuvo mientras vivió don Fernando y determinó desde el comienzo de la ocupación de la Isla, la casi total independencia de ésta de Santo Domingo.
El interés de don Fernando por Cuba era muy marcado antes de la conquista de la Isla; después lo fue más aún. En real cédula de 25 de junio de 1511 reitera su aprobación a la empresa de Velázquez, manifestada poco antes (6 de junio), y hace constar su decisión de pagarle todo lo que gaste en ella; dos días después, en otro documento del mismo carácter, dispone el envío de frailes franciscanos a Cuba «para la conversión e salvación de las ánimas de los indios», y en 10 de diciembre del mismo año, por otra real cédula, presta todo su apoyo a Velázquez contra el teniente de éste, Francisco de Morales, cuyo castigo ordena en los términos más severos «porque ha fecho muchos excesos en el viaje que hizo (a Maniabón), faciendo fuerzas e robos a personas... e alborotado los indios, e llevándolos atados por fuerza, e maltratándolos a dondequiera».
Don Diego Velázquez se aprovechó desde el primer momento de estas buenas disposiciones del monarca y del interés que demostraba por cuanto se refería a Cuba y recabó directamente ante la Corte mayor independencia para su gobierno del de Santo Domingo y diversas ventajas y mercedes para su gobernados y aun para él mismo. Las gestiones de Velázquez al principio fueron practicadas por mediación del tesorero de la Española Miguel de Pasamonte, y del secretario del monarca don Lope Conchillos, con muy buen éxito. Por diversas reales cédulas de 12 de diciembre de 1512 y de 8 y 13 de abril y 8 de mayo de 1513, don Fernando otorgó importantes concesiones a la nueva colonia y a su gobernador. Entre dichas concesiones se contaron la de conferir a Velázquez el cargo de repartidor de los indios de Cuba (8 de mayo de 1513), el envío de dos carabelas para el servicio de las costas, la orden de que en la Española no se pusiese impedimento para que pasasen a Cuba las mujeres de los españoles establecidos en ésta y la concesión por diez años a los pobladores de Cuba de todas las «franquezas e libertades e esenciones, preeminencias e prerrogativas e inmunidades e privilegios e usos e costumbres e fueros» otorgados a los vecinos y pobladores de la Española, consistentes en el suministro de víveres de los almacenes reales gratuitamente durante un año, la exención de derechos de almojarifazgo para los efectos que importaren durante diez años, donaciones de tierras y encomiendas de indios, el otorgamiento en propiedad de las casas que fabricasen, el envío de semillas, animales, herramientas, etc., así como el recono...