Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos
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Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos

  1. 476 páginas
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Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos

Descripción del libro

La Gramática de Antonio Nebrija dio entidad a la lengua de la Conquista y apareció en los albores del imperio español. Asimismo, la Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos de Andrés Bello (1781-1865) sentó las leyes del castellano en América. Así se convirtió en un elemento de identidad que, en pleno siglo XIX, marcó distancias con la lengua hablada en la Península Ibérica.Lo primero que a cualquier lector le puede llamar la atención es la restricción voluntaria de público. Afirmada en la misma declaración del título: destinada al uso de los americanos. El autor la proclama y justifica también después en el prólogo: No tengo pretensión de escribir para los castellanos. Mis lecciones se dirigen a mis hermanos, los habitantes de Hispanoamérica. Juzgo importante la conservación de la lengua de nuestros padres en su posible pureza, como un medio providencial de comunicación y un vínculo de fraternidad entre las varias naciones de origen español derramadas sobre los dos continentes.¿Qué pudo mover a Bello esta limitación voluntaria de usuarios? Las respuestas por parte de varios estudiosos de la lengua han sido variadas: «El autor, modesto sobre manera, la consagró a sus hermanos de Hispanoamérica.»José Cuervo«Por impulso de modestia y más probablemente consejo de cautela.»Niceto Alcalá-Zamora«El recelo de una repulsa de los gramáticos peninsulares.»Amado Alonso«Pura ironía; una bien meditada ironía.»Ramón TrujilloSi profundizamos en la Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos advertimos que sus destinatarios fueron sin distinciones y desde el principio todos los hispanohablantes. Así lo atestiguan muchas de las advertencias, recomendaciones y reprobaciones de uso dispersas por toda la obra.

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Información

Editorial
Linkgua
Año
2012
ISBN de la versión impresa
9788496428829
ISBN del libro electrónico
9788498169492
Categoría
Filología
Categoría
Idiomas
Capítulo XXIV. Verbos irregulares
497 (243). Para calificar a un verbo de regular o irregular no debe atenderse a las letras con que se escribe, sino a los sonidos con que se pronuncia. Como conjugamos con el oído, no con la vista, no hay ninguna irregularidad en las variaciones de letras que son necesarias para que no se alteren los sonidos.
Por ejemplo, el verbo aplacar no deja de ser regular porque muda la c radical en qu, en todas las formas cuya terminación es e o principia por e, como en aplaqué, aplaque, aplaques, aplaquemos; pues para conservar el sonido fuerte de la c antes de las vocales e, i, es necesario, escribiendo, convertirla en qu. Por una razón semejante no es irregular el verbo mecer, cuando muda la c de la raíz en z para conservar el sonido suave de la c (yo mezo, él meza); ni el verbo delinquir mudando la qu en c (delinco, delinca), por no permitir el uso actual que se escriba jamás qu sino antes de las vocales e, i; ni el verbo pagar tomando una u muda cuando la terminación es e o principia por e (pagué, pague, pagues, paguemos), por cuanto la ortografía corriente pide esta u muda antes de las vocales e, i, para conservar el sonido de la g; ni el verbo seguir perdiendo la u muda cuando la terminación es en o, a, o principia por a (sigo, siga, sigamos), por cuanto no es permitido poner jamás la u muda sino antes de las vocales e, i.190
498 (244). No contaremos tampoco entre las irregularidades algunas leves alteraciones que se observan uniformemente en sus casos, y deben considerarse más bien como accidentes de la conjugación regular.
499. La primera es la conversión de la vocal i en la consonante y, cuando aquella vocal carece de acento, y viene a encontrarse en medio de otras dos vocales. Así en la conjugación de caer tenemos las formas estrictamente regulares caí, caía, donde la i es aguda, y las formas cayera, cayeras, etc., donde dicha vocal se convierte en y por no tener acento, y hallarse entre las vocales a, e. Esto es lo mismo que sucede en la formación del plural de los nombres terminados en i no aguda (rey, reyes, convoy, convoyes).
500. La segunda es la supresión de la i no aguda con que principian ciertas terminaciones (verbigracia, ió, iera, iere); supresión necesaria cuando dicha i sigue a la consonante ll o ñ, en que termina la raíz, como sucede en los verbos cuyo infinitivo es en llir, ñer, ñir. Así de bullir, tañer, reñir, salen bullía, tañía, reñía, con i aguda, y por el contrario, bulló, tañeron, riñendo, sin i porque en las terminaciones estrictamente regulares ió, ieron, iendo, no es acentuada la i.191
501 (245). Los verbos compuestos toman ordinariamente las irregularidades de los simples; pero relativamente a la conjugación no miramos como compuestos sino a los verbos en cuyo infinitivo aparece el del simple sin la menor alteración, precediendo alguna de las partículas compositivas enumeradas en el capítulo III. Prescindiremos pues del significado, y solo atenderemos a la estructura material. Así, en lo que atañe al mecanismo de la conjugación, que es de lo que ahora tratamos, convertir no es compuesto de verter, y por el contrario, impedir lo es de pedir.192
502 (a). Cuando en las listas que daremos de los verbos irregulares se ponen los compuestos y no el simple, deberá inferirse que éste no sufre las irregularidades de los otros. Pero si se pone el simple, se colegirá que se conforman con él sus compuestos, a menos que se advierta lo contrario.
Tratemos ya de las analogías que se observan en las irregularidades o anomalías de los verbos, pues en este punto no es enteramente caprichosa la lengua.
503 (246...

Índice

  1. Créditos
  2. Presentación
  3. Prólogo
  4. Capítulo I. Estructura material de las palabras
  5. Capítulo II. Clasificación de las palabras por sus varios oficios
  6. Capítulo III. División de las palabras en primitivas y derivadas, simples y compuestas
  7. Capítulo IV. Varias especies de nombres
  8. Capítulo V. Número de los nombres
  9. Capítulo VI. Inflexiones que significan nación o país
  10. Capítulo VII. Terminación femenina de los sustantivos
  11. Capítulo VIII. Terminación femenina de los adjetivos
  12. Capítulo IX. Apócope de los nombres
  13. Capítulo X. Género de los sustantivos
  14. Capítulo XI. Nombres numerales
  15. Capítulo XII. Nombres aumentativos y diminutivos
  16. Capítulo XIII. De los pronombres
  17. Capítulo XIV. Artículo definido
  18. Capítulo XV. Del género neutro
  19. Capítulo XVI. Pronombres relativos, y primeramente el relativo que
  20. Capítulo XVII. Los demostrativos tal, tanto, y los relativos cual, cuanto
  21. Capítulo XVIII. De los sustantivos neutros
  22. Capítulo XIX. De los adverbios
  23. Capítulo XX. Derivados verbales
  24. Capítulo XXI. Modos del verbo
  25. Capítulo XXII. Estructura de la oración
  26. Capítulo XXIII. De la conjugación
  27. Capítulo XXIV. Verbos irregulares
  28. Capítulo XXV. Verbos defectivos
  29. Capítulo XXVI. De los participios irregulares
  30. Capítulo XXVII. Arcaísmos en la conjugación
  31. Capítulo XXVIII. Significado de los tiempos
  32. Capítulo XXIX. Clasificación de las proposiciones
  33. Capítulo XXX. Concordancia
  34. Capítulo XXXI. Uso de los artículos
  35. Capítulo XXXII. Uso de la preposición a en el acusativo
  36. Capítulo XXXIII. Acusativo y dativo en los pronombres declinables
  37. Capítulo XXXIV. Casos terminales mí, ti, sí
  38. Capítulo XXXV. Ambigüedad que debe evitarse en el uso de varios pronombres
  39. Capítulo XXXVI. Frases notables en las cuales entran artículos y relativos
  40. Capítulo XXXVII. Grados de comparación
  41. Capítulo XXXVIII. Construcciones del relativo quien
  42. Capítulo XXXIX. Construcciones del relativo cuyo
  43. Capítulo XL. Construcción de los demostrativos tal y tanto, y de los relativos cual y cuanto
  44. Capítulo XLI. Compuestos del relativo con la terminación quiera o quier
  45. Capítulo XLII. Uso de los relativos sinónimos
  46. Capítulo XLIII. Observaciones sobre algunos verbos de uso frecuente
  47. Capítulo XLIV. Usos notables de los derivados verbales
  48. Capítulo XLV. De las oraciones negativas
  49. Capítulo XLVI. Oraciones interrogativas
  50. Capítulo XLVII. Cláusulas distributivas
  51. Capítulo XLVIII. Cláusulas absolutas
  52. Capítulo XLIX. Preposiciones
  53. Capítulo L. Observaciones sobre el uso de algunos adverbios, preposiciones y conjunciones
  54. Nota I. Clasificación de las palabras
  55. Nota II. Proposición: diferencia entre predicado y atributo
  56. Nota III. Definición del verbo
  57. Nota IV. Pronombre
  58. Nota V. Artículo definido
  59. Nota VI. Declinación
  60. Nota VII. Género neutro
  61. Nota VIII. «Lo» predicado
  62. Nota IX. De los derivados verbales
  63. Nota X. Participio
  64. Nota XI. Verbos irregulares
  65. Nota XII. Sobre el verbo imaginario yoguer o yoguir
  66. Nota XIII. Significado de los tiempos
  67. Nota XIV. Modos del verbo
  68. Nota XV. Uso del artículo definido antes de nombres propios geográficos
  69. Libros a la carta