Episodios nacionales II. Un voluntario realista
eBook - ePub

Episodios nacionales II. Un voluntario realista

  1. 184 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
eBook - ePub

Episodios nacionales II. Un voluntario realista

Descripción del libro

Un voluntario realista es la octava novela de la segunda serie de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós.El autor abandona en esta novela la ciudad de Madrid para acercarnos a la localidad leridana de Solsona y más concretamente al convento de San Salomó. Dentro de sus muros y junto a las monjas, vamos a conocer a Pep Armengol, también conocido como Tilín, protagonista de este episodio. El joven, criado entre las religiosas y destinado a ser su sacristán, con ansias de heroísmo atizadas involuntariamente por una joven monja del convento, se embarcará en la rebelión catalana tradicionalista y partidaria del infante Carlos. En medio de lo que se conoció como la la Década Ominosa, época de represiones de todo lo liberal y protagonizada por el poderoso ministro fernandino Francisco Tadeo Calomarde, muchos pensaban que la represión a los liberales no era suficiente y que el rey estaba rodeado de compañías poco recomendables.La trágica aventura de Tilín acabará con su muerte a manos de las tropas reales. Como personajes secundarios veremos aparecer de nuevo a los dos protagonistas centrales de esta segunda serie: el liberal Salvador Monsalud, vuelto a escondidas desde Inglaterra con nombre falso, y el tradicionalista Carlos Navarro, su rival político y hermanastro. En esta novela, Galdós abre el camino para presentarnos los orígenes del carlismo.

Preguntas frecuentes

Sí, puedes cancelar tu suscripción en cualquier momento desde la pestaña Suscripción en los ajustes de tu cuenta en el sitio web de Perlego. La suscripción seguirá activa hasta que finalice el periodo de facturación actual. Descubre cómo cancelar tu suscripción.
Por el momento, todos los libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
Perlego ofrece dos planes: Esencial y Avanzado
  • Esencial es ideal para estudiantes y profesionales que disfrutan explorando una amplia variedad de materias. Accede a la Biblioteca Esencial con más de 800.000 títulos de confianza y best-sellers en negocios, crecimiento personal y humanidades. Incluye lectura ilimitada y voz estándar de lectura en voz alta.
  • Avanzado: Perfecto para estudiantes avanzados e investigadores que necesitan acceso completo e ilimitado. Desbloquea más de 1,4 millones de libros en cientos de materias, incluidos títulos académicos y especializados. El plan Avanzado también incluye funciones avanzadas como Premium Read Aloud y Research Assistant.
Ambos planes están disponibles con ciclos de facturación mensual, cada cuatro meses o anual.
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
¡Sí! Puedes usar la app de Perlego tanto en dispositivos iOS como Android para leer en cualquier momento, en cualquier lugar, incluso sin conexión. Perfecto para desplazamientos o cuando estás en movimiento.
Ten en cuenta que no podemos dar soporte a dispositivos con iOS 13 o Android 7 o versiones anteriores. Aprende más sobre el uso de la app.
Sí, puedes acceder a Episodios nacionales II. Un voluntario realista de Benito Pérez Galdós en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Literatura y Ficción histórica. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Editorial
Linkgua
Año
2010
ISBN de la versión impresa
9788490072943
ISBN del libro electrónico
9788490072103
Categoría
Literatura
XVII
Conviene apartar los ojos por ahora de los sustos y congojas de aquella noble mujer, sometida por el pícaro Enemigo Malo a duras pruebas, para fijarlos en los pasos cada vez más errados y torpes, del infelicísimo voluntario realista, el cual parecía no ya sometido a pruebas o escrúpulos, sino arrastrado al mismo infierno por Satanás, atizador infame de las humanas pasiones y perturbador de aquellas almas que encuentra organizadas con alientos grandes, mas sin el sostén de un sentido moral muy puro.
Por noticias de muy fiel origen sabemos que Tilín, luego que salió de la celda de sor Teodora de Aransis, dejando a esta sin habla ni sentido, montó a horcajadas sobre el barandal de madera, y sin esfuerzo alguno, inclinándose de un lado, puso el pie en los palos horizontales del emparrado. No era preciso ser gran equilibrista para andar por allí, a causa de la robustez de los maderos. Andando a gatas y cuidando de evitar los huecos ocultos por el follaje, se podía recorrer aquel camino aéreo, especie de puente echado desde la galería hasta el palomar que estaba en el mismo borde de la tapia, punto donde acababa el convento y empezaba el mundo. El palomar tenía un reborde por el cual se podía andar fácilmente agarrándose a los ladrillos de las frágiles paredes que lo formaban; pero al llegar a la tapia, que en aquel sitio formaba un ángulo entrante casi recto, cesaba todo camino y era preciso volar para salir del convento. La pared era en lo exterior lisa, perfectamente vertical, y su altura de doce varas hacía ilusoria toda tentativa de escalamiento para entrar o de salto para salir. Tilín miró hacia abajo y vio que todo era tinieblas en el callejón oscuro formado por las tapias de San Salomó y las murallas de la ciudad. Parecía aquello un abismo sin fondo, propio para que un desesperado arrojase en él la enojosísima carga de la vida.
Pero no era ésta la intención del joven realista. Ya sabía él por dónde andaba. En lo alto de la tapia y asegurado entre los ladrillos del ángulo que esta formaba con la pared del palomar, había un fortísimo clavo, del cual pendía hacia fuera una soga. La hábil colocación de esta y la firmeza del hierro que la sostenía indicaban no ser aquel un trabajo del momento improvisado por la pasión o el capricho, sino más bien obra de premeditación hecha con estudio y en sazón oportuna. El lector, si tiene memoria, comprenderá cuándo fue hecha esta obra. Tilín confió su cuerpo a la cuerda y echose fuera descendiendo lentamente con los puños, y al llegar a distancia como de tres varas del suelo buscó con el pie un objeto en la superficie de la pared. Hallado al fin aquel objeto que era un segundo clavo tan sólido como el de arriba y apoyando en él su pie, dejó la cuerda, agarrose con los acerados dedos a los huequecitos de los ladrillos y desde allí se arrojó al suelo.
En el momento de caer, una voz sonó a su lado, y manos nada blandas le tocaron los hombros. La voz dijo riendo:
—Date preso, seductor de monjas.
—¡Quién va! —gritó Tilín desasiéndose de aquellas manos y arremetiendo a su descubridor con amenazadores puños.
—Alto, alto, señor Tilín —dijo este agarrotando las muñecas del sacristán con mano vigorosa—. Soy amigo. No tema usted nada de un pobre prisionero. Jamás he sido protector de monjas, y si lo fuera, callaría este caso, porque tampoco soy delator...
—¿Quién es usted?
—¿Tan desfigurado estoy que no me conoce? —dijo acercando su rostro al de Pepet.
—¡Ah! es el señor Servet si no me engaño.
—El mismo, y si por carácter no fuera discreto seríalo ahora por tratarse de un hombre a quien eternamente debo gratitud por la libertad que me ha dado.
—El demonio cargue con usted y con su gratitud —replicó Tilín, cuyo enojo no podía aplacarse con las corteses manifestaciones del que en tan mala ocasión le había sorprendido.
—Y con el mal humor de usted —añadió el llamado Servet—. En ninguna parte está mejor un secreto que en el pecho de un hombre agradecido. Si en vez de ser yo quien pasaba por aquí hubiera sido otro, el señor Tilín habría tenido un disgusto. Mañana sabría toda la ciudad que las monjas de San Salomó...
—¡Por las patas y el rabo de Satanás! —gritó Tilín con ira— que si usted habla mal de las señoras o las ultraja, aquí mismo le arranco el corazón. Tengo ganas de matar a alguien.
—Hombre, ¡qué capricho!... Pues a mí me pasa lo mismo —dijo Servet flemáticamente—. Aquí tengo dos pistolas y un cuchillo de monte que me ha dado el señor de Guimaraens.
—Pues vamos —gritó Tilín como un insensato dando algunos pasos hacia la puerta del Travesat.
—¿A dónde?
—A matarnos.
Si la noche hubiera estado clara se habría visto en los ojos de Pepet Armengol el brillo siniestro de la locura.
—Eso debe meditarse antes —dijo el caballero don Jaime con gravedad no exenta de burla—. Mi vida actual no es precisamente de las que merecen el nombre de deliciosas; pero ¡qué demonio! es preciso llevarla a cuestas y la llevaremos; no faltará un cabecilla que nos alivie de ese peso.
—¡Déjeme usted... Déjeme usted sol...

Índice

  1. Créditos
  2. Brevísima presentación
  3. I
  4. II
  5. III
  6. IV
  7. V
  8. VI
  9. VII
  10. VIII
  11. IX
  12. X
  13. XI
  14. XII
  15. XIII
  16. XIV
  17. XV
  18. XVI
  19. XVII
  20. XVIII
  21. XIX
  22. XX
  23. XXI
  24. XXII
  25. XXIII
  26. XXIV
  27. XXV
  28. XXVI
  29. XXVII
  30. XXVIII
  31. XXIX
  32. XXX
  33. XXXI
  34. XXXII
  35. Libros a la carta