El hacktivismo una redefinición de la acción política
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El hacktivismo una redefinición de la acción política

  1. 276 páginas
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El hacktivismo una redefinición de la acción política

Descripción del libro

Con la llegada de las tecnologías digitales y la internet, además de los cambios que estas representan para la vida cotidiana, fueron notorias las transformaciones en los modos de hacer política. Las redes sociales se convirtieron en el escenario propicio para debatir y comunicar las ideas políticas. Así, el sujeto receptivo, contemplativo, que aparentemente se venía consolidando con el mundo digital. adquiere una posición activa y se convierte, él mismo, en protagonista de las dinámicas comunicativas de la web. No obstante, con esto también llegan vicios como las noticias falsas y las calumnias y peligros como los ciberdelitos. Es en este contexto en el que surge la figura del hacktivista, cuyas acciones van a cambiar las formas de participación en lo político. Entonces, más allá de congregar y movilizar las multitudes de indignados, las acciones del hacktivismo buscan darle representatividad a los invisibilizados, y mediante sus actividades transgresoras se preocupan por democratizar el acceso a la información, el saber y el conocimiento, en una sociedad en la que, simultáneamente, el mundo virtual ha fortalecido los sistemas de control y vigilancia.

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Información

Año
2021
ISBN del libro electrónico
9789587907308
Categoría
Derecho

I. DESCRIPCIÓN Y CONTEXTUALIZACIÓN DE LAS MOVILIZACIONES Y MANIFESTACIONES CONVOCADAS DESDE LA RED POR LOS HACKTIVISTAS4

Si no se gana la batalla de crear un nuevo sentido común, de nada sirve que asaltes el palacio de invierno.
GRAMSCI
Entremos...
Ya sabéis: los dedos en los labios, os lo ruego.
El mundo está fuera de juicio5... ¡Suerte maldita!
Que haya tenido que nacer yo para enderezarlo.
Ea, venid conmigo, vayamos
.
SHAKESPEARE (Hamlet, acto I, escena V)
Las manifestaciones globales protagonizadas por personas indignadas, ocurridas en cientos de ciudades desde marzo de 2011, tienen, como todas las actuaciones de los hombres, múltiples formas de ser leídas e interpretadas. Es posible leerlas desde la comunicación y la comunicación política, desde la perspectiva del estudio de los movimientos sociales o desde la economía; en fin, desde varias perspectivas. El presente libro distingue en ellas dos distintos planos que identifican estas manifestaciones: el plano de las redes sociales desplegadas en el mundo virtual de la red y el de la reflexión de lo político, en las plazas y en las calles. Se busca, entonces, tanto plantear un análisis de su relevancia política y jurídica como enunciar las posibilidades teóricas que tienen estas manifestaciones de incentivar un cambio de lógicas en la comprensión de lo político, y cómo esta nueva lógica puede concretarse en una versión 2.0 de la política y de la democracia.
En el lenguaje de la cibercultura, la expresión 2.0 se usa para afirmar que un nuevo programa supera su versión anterior, tanto corrigiendo sus defectos como aumentando su velocidad y su conectividad, así como ofreciendo nuevas opciones para el usuario. En gracia de discusión, una versión 2.0 de la democracia haría lo propio para autores como Sloterdijk (2005): “La sociedad hiperpolítica es una sociedad de apuestas, que en el futuro jugará también a mejorar el mundo; lo que tiene que aprender es un procedimiento para obtener sus ganancias de modo que, después de ella, también puedan darse ganadores” (p. 29); o Negri y Hardt (2006): “La democracia requiere una innovación radical y una nueva ciencia. Necesitamos concebir formas diferentes de representación, o tal vez nuevas formas de democracia que superen el paradigma de la representación. Cuando la multitud es por fin capaz de regirse a sí misma, la democracia es posible” (p. 27). Los hacktivistas centran sus esfuerzos en reflexionar sobre la necesidad de distintas formas de lo político, identificándose en ello con estos y otros autores también citados en este libro.
Este trabajo describe, analiza y resalta desde la filosofía política y el derecho constitucional los aspectos más importantes de las acciones de los activistas por medio de la red, sus nuevas y revolucionarias formas de participar en la política y, más allá de la forma, la sustancia cooperativa de su acción política.
En el periodo comprendido entre 2008 y 2013, manifestaciones como la que se muestra en la figura 1 se generaron en varias ciudades en Europa, Asia, América y África, en países disímiles entre sí, pero con problemáticas denunciadas por estos manifestantes en principio comunes. Los manifestantes hicieron sus denuncias visibles, bien sea por las mismas redes sociales o por los medios de comunicación. Barcelona, Madrid, Atenas, El Cairo, Lisboa, Moscú, Nueva York y otras tantas ciudades en momentos distintos sirvieron de escenario para las manifestaciones de personas en su mayoría inconformes. Las imágenes que registraron estas manifestaciones llegaban por múltiples vías, y por ende suscitaban, y aún lo hacen, múltiples interpretaciones en la también amplia gama de las protestas, desde las contra-sistémicas hasta algunas pro-sistema. De la misma manera que son distintas las ciudades donde se dieron estas manifestaciones, son distintas las manifestaciones, y en ello radica una de las complejidades a la hora de interpretarlas y analizarlas. Sus proclamas, consignas o reclamos a primera vista no son consistentes y carecen de un contenido político a priori. Se las tacha de carentes de proyecto y de propuesta política, cargo del que desde la perspectiva de la teoría tradicional de la movilización y la participación políticas muy seguramente son culpables.
FIGURA 1.
LEMA POLÍTICO “SOMOS EL 99%” DE OCCUPY WALL STREET6
image
Fuente: El Ciudadano (citado en Pressenza, 2013).
En la figura 2 se muestra una imagen del movimiento 15-M, que se constituyó en una multitud inteligente en los términos de Rheingold (2004): “Los miembros de estos grupos cooperan de modos inconcebibles en otras épocas porque emplean sistemas informáticos y de telecomunicaciones muy novedosos que les permiten conectarse con otros sistemas del entorno, así como con los teléfonos de otras personas” (p. 18). Frente a la crisis de 2010, salieron a las calles a protestar con este tipo de pancartas. Sobre ellas se podría afirmar que el hecho de exigir una democracia real ya no devela su contenido político, más allá de su malestar con el Estado.
FIGURA 2.
MOVIMIENTO DEL 15-M
image
Fuente: Carrasco y Ballesteros (2011).
Las preguntas con respeto a la seriedad, importancia y relevancia de estas manifestaciones provienen de múltiples lados; sin embargo, para efectos de exposición es posible limitarlos a tres: uno reactivo, necesariamente; otro reactivo crítico, y otro proactivo expectante. El primer lado está compuesto tanto por los miembros de los Estados objeto de las protestas como por las personas que los apoyan, y son, por ende, necesariamente reactivos, incluso negacionistas, por la coherente razón de ser solidarios con el gobierno que apoyan o al que pertenecen. El segundo lado está integrado por los académicos y el sector de la opinión, que son reactivos críticos porque no encuentran en estas manifestaciones argumentos distintos a los de otras marchas y protestas que no resultaron en nada, o a lo sumo solo generaron órdenes de captura y negociaciones sindicales parciales con los marchantes, y luego todos de vuelta a su normalidad. El tercer lado corresponde a la actitud proactiva expectante que, al igual que el segundo, teme que estas manifestaciones no conduzcan a nada, pero guarda alguna esperanza de que estas acciones y manifestaciones sí desemboquen en un cambio en las actuales condiciones tanto económicas como políticas y éticas. Respecto de esta última es necesario distinguir entre la percepción de quienes están por fuera de este tipo de usos de la tecnología y la opinión de aquellos informados sobre el tema.
Las respuestas a estas lecturas o posiciones están limitadas en todo momento por las preguntas de estas. No tener en cuenta la proveniencia de la pregunta nos arriesga a lo que la lógica formal describe como una falacia recurrente, esto es, aquella que consiste en formular una pregunta compleja que sugiere una respuesta. Si, en gracia de discusión, las manifestaciones arriba descritas prima facie carecen de carácter y de fuerza política y de un proyecto político claro, también en gracia de discusión estas aparentes falencias serían otras o quizá no existirían si las preguntas fueran otras. Si analizamos estas manifestaciones desde otras perspectivas, si recocemos que estas ofrecen una nueva lógica de los acontecimientos políticos, tal vez podamos descubrir lo revolucionario7 del fenómeno descrito. No se trata de desconocer dos de las tres actitudes arriba descritas, sino de argumentar a favor de la necesidad de formular otras preguntas con un criterio más abierto, preguntas conducentes a responder la pregunta central sobre la nueva ubicación de la política conservando las tres posturas, pero aceptando la hipótesis previa de estar en frente de un fenómeno político distinto, y por ende de estar ante la necesidad de esperar efectos distintos a los esperados normalmente ante una manifestación.
¿Quién o quiénes? El singular o el plural de la pregunta es sumamente relevante para la caracterización de aquellos que se tomaron las plazas, calles, redes sociales8 y las pantallas de nuestros televisores y computadores; las preguntas también versan sobre la homogeneidad o heterogeneidad9 de quienes generan estas acciones desde la red. En la segunda parte de este trabajo abordaré las razones políticas de estas acciones.
Esta primera parte se sirve de una imagen por dos razones básicas: una proveniente de aquella frase siempre cierta de “una imagen vale más que mil palabras”, y la segunda, más elaborada, porque es a través de imágenes –la mayoría de nuestros actuales saberes y la historia misma de Occidente han privilegiado la vista sobre los otros sentidos10– como hemos tenido contacto con el fenómeno de los indignados del mundo. Sobre el valor y el impacto de esta clase de imágenes ya hay varios estudios de expertos que los analizan. Tomo la imagen como intro de este trabajo para formular algunas preguntas, e intento dar respuestas desde la perspectiva de los estudios políticos y el derecho, haciendo uso de la relación entre lo imaginario y lo real simbólico de Lacan –que explicaré con mayor detenimiento en el segundo capítulo, a propósito de la diferencia entre lo real y lo virtual–.
Las imágenes que le dan la vuelta al mundo, y que nos llegan tanto por medios de comunicación como por las redes sociales, nos muestran cómo un número importante de personas11 se toman las calles –y más puntualmente las plazas importantes de las ciudades–, y de qué forma estas personas reclaman cambios políticos, económicos y éticos, tanto de fondo como de forma, expresados en reformas constitucionales, cambios de regímenes o elecciones y cambios legislativos. Es decir, sus reclamos y peticiones corresponden a varios niveles y sus objetivos trascienden lo disciplinar.
¿Quiénes son? Esta pregunta está matizada por quien pregunta, según se trate de un policía que debe controlarlos / enfrentarlos, de un comerciante que debe sufrirlos / apoyarlos, de un reportero que debe mostrarlos al mundo y acompañarlos visualmente, etc. Habrá cientos de matices en esta pregunta, dependiendo del oficio o profesión de quien la elabore. Cada quien le otorgará los grados de importancia que considere, en función de sus intereses personales y de sus intereses colectivos12, incluso si la pregunta se le formula a quien ya forma parte del fenómeno.
A manera de ejemplo, y de acuerdo con una de las disciplinas que informan este trabajo, para el derecho y su perspectiva normativa estas personas activistas-inconformes pueden clasificarse desde dos enfoques: 1) por el uso que hacen de un derecho de rango constitucional de movilizarse políticamente y expresar sus opiniones, y 2) en la medida en que trastoquen el orden público –y es muy difícil no hacerlo– se convierten en infractores de la norma en varios niveles policivos y penales. En el primer caso, las voces de apoyo son varias; en el segundo, las voces de reclamo de medidas restrictivas también lo son. Por ahora la perspectiva que prima sobre el tema es la segunda, pues los casos más sonados de acciones desde la red son los de WikiLeaks; por ejemplo, y para la fecha de elaboración de este trabajo, su principal líder se encuentra en calidad de refugiado en la embajada de Ecuador en el Reino Unido. Las denuncias hechas por WikiLeaks, si bien expusieron todo un mundo de espionaje satelital de algunos gobiernos sobre otros y sobre particulares, hasta el momento no han arrojado la consolidación de nuevos derechos y acciones para protegerlos, y en cambio sí han comportado acciones penales y policivas en contra de quienes hicieron las denuncias. Analizar a los quiénes es complejo en varios niveles, tanto en función de quien los mire y estudie, admire o sufra, como de la frecuencia de sus acciones.
Afirmo que estos indignados –el nombre cambia dependiendo de quien los analice– no son una coyuntura y los acontecimientos por ellos desplegados ya constituyen una repetición de un proceso histórico, en términos de Hegel –citado por Žižek–, desde sus primeros brotes en 2008 en Grecia y España hasta los actuales en Brasil, la misma Colombia y Turquía y la tercera tanda (primavera, otoño y segunda primavera) en Egipto en 2013.
La repetición, según Hegel, tiene un papel crucial en la historia: cuando algo sucede solo una vez puede ser descartado como un accidente, algo que podría haberse evitado si la situación se hubiera manejado de manera diferente; pero cuando el mismo evento se repite, se trata de una señal de que un proceso histórico más profundo se está desarrollando. (ZIŽEK, 2012, p. 199).
Para 2013, el fenómeno de los indignados y su accionar en la red, como su segundo movimiento ya en la toma de plazas públicas, no es un asunto coyuntural y que ha cobrado vida como un hecho social que requiere ser estudiado y analizado desde las ciencias sociales sin el es...

Índice

  1. Cubierta
  2. Portadilla
  3. Portada
  4. Créditos
  5. Contenido
  6. Agradecimientos
  7. Prólogo
  8. Prefacio
  9. Introducción
  10. I. Descripción y contextualización de las movilizaciones y manifestaciones convocadas desde la red por los hacktivistas
  11. II. Evidencias del hacktivismo
  12. III. Aparato crítico de las teorías y autores que enmarcan el análisis del fenómeno del hacktivismo político
  13. IV. La ciberpolítica como nueva lógica de hacer política
  14. V. Los hacktivistas y el control y la vigilancia de la red
  15. Reflexiones y desafíos
  16. Lecturas recomendadas
  17. Referencias
  18. Notas al Pie
  19. Contracubierta