
- 228 páginas
- Spanish
- ePUB (apto para móviles)
- Disponible en iOS y Android
eBook - ePub
Madrugada sin retorno
Descripción del libro
Esta novela narra la historia de Pablo, "alcalde republicano", pero podía ser la de cualquiera de los 2936 represaliados del franquismo que fueron fusilados entre 1939 y 1944 en las tapias del Cementerio del Este de Madrid. El 1 de abril de 1939 terminó la guerra civil española, pero comenzó la erradicación medida y calculada de miles de partidarios de la República. El nuevo régimen impuesto se encargó de depurar a los defensores de la libertad, mediante los juicios sumarísimos que se sucedieron durante aquellos trágicos años, sin garantía judicial para los acusados. Uno de los fines que se buscaba era adormecer la memoria.
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Información
Editorial
Ediciones Doce CallesAño
2022ISBN de la versión impresa
9788497442756ISBN del libro electrónico
9788497443005
Madrugada sin retorno
Eduardo Fernández Jurado
Madrugada sin retorno
ediciones doce calles
Créditos
1ª Edición: abril 2020
Diseño de portada: Doce Calles
Fotografía: Ángel Luis González
© de los textos: Eduardo Fernández Jurado
© de la presente edición:
Ediciones Doce Calles S.L.
Apdo. 270 Aranjuez. 28300 (Madrid)
Tel.: (+34) 91 892 22 34
ISBN: 978-84-9744-300-5
Impreso en España
Queda prohibida, salvo excepciones previstas en la ley, cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin contar con la autorización de los titulares de propiedad intelectual. La infracción de los derechos mencionados pueden ser constitutivas de delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y siguientes del Código Penal). El Centro Español de Derechos Reprográficos (www.cedro.org) vela por el respeto de los citados derechos. Diríjase a este organismo si necesita fotocopiar algún fragmento de esta obra.
Dedicatoria
«A la memoria de los fusilados en el Cementerio
del Este durante la represión franquista (1939-1944)»
«A Ángel Luis González Galazo y a todos
los que despiertan la memoria dormida»
los que despiertan la memoria dormida»
«A Sergio Olid por su interés, gracias»
«A Alicia Mencias, por todo lo que nos das»
ÍNDICE
Créditos 6
Dedicatoria 7
Prólogo 11
Introducción del autor 13
La Espantá. Historia de una decepción 15
La enfermedad 17
El discurso 27
Los hermanos 37
Las elecciones 45
La sublevación 51
El verano 61
La guerra 85
Mi madre 95
El final 107
Pablo 115
Torrijos 135
El hambre 151
14 de abril 171
La sentencia 183
La muerte 197
El archivo 211
Bibliografía consultada 219
Biografías 223
Anexo 227
PRÓLOGO
La ya famosa Memoria Histórica es algo que acompaña a la política de este desdichado país desde que acabó nuestra Guerra Civil; se puede afirmar sin miedo al error, que ya este es un tema histórico.
Así, Eduardo Fernández Jurado, lo aborda desde un punto empírico y estructura los capítulos de Madrugada sin retorno de manera trifásica: en primer lugar, cuenta la historia de su protagonista, hombre que con fría evidencia presiente que su muerte está cercana y su deseo (podríamos hablar de “su última voluntad”) es encontrar los restos de su hermano mayor, ajusticiado por las medidas vengativas que llevaron a cabo los vencedores de nuestra contienda intestina durante la incipiente posguerra; de forma inmediata, el relato es interrumpido por cierta suerte de archivo histórico que va exponiendo los hechos acontecidos en España desde la proclamación de la II República hasta los años seguidamente posteriores a nuestra Guerra Civil; por último, el relato narra la historia de una familia durante esos mismos años. Hacia el tercer capítulo de la obra (Los hermanos), el lector va inquiriendo que esa tercera parte de los capítulos es lo que en la actualidad se conoce como una “precuela” del primer relato; o mejor, que nuestro relato principal, el que inicia la obra, es la secuela del último, el que la cierra.
Expuestas así las cosas, esta última novela de Eduardo Fernández Jurado exige un poco más de esfuerzo de los lectores que las anteriores (El vino en bota y Avalado sea Dios). No es que sea difícil, sino que si bien antes el relato era expuesto y el lector iba siguiendo esa senda, ahora la intención es la de que sea el lector el que vaya construyendo el relato, que vaya tirando de esas tres madejas y el receptor vaya tejiéndolas para terminar en tres historias, en tres narraciones que devienen en una sola. Es una única historia, quizás la de casi todos los españoles; por este motivo, resulta este relato próximo, cercano y, en definitiva, emotivo.
Es asimismo una característica del autor que los hechos de sus novelas se sucedan con un ritmo familiar, sin abruptos saltos ni largas detenciones descriptivas, por lo que la lectura resulta amena y entretenida y el reto que el autor nos propone, fácil de superar.
Sin embargo, no deja de ser Madrugada sin retorno la obra más lírica de su autor. A la narrativa en tercera persona se le une esta vez la lírica primera persona, y esta novela es nutrida por abundantes personificaciones y, como no podía ser de otra manera, por el recurso más utilizado desde principios del siglo xx: la metáfora.
Por último, es importante mencionar que Eduardo Fernández Jurado tiene acostumbrados a sus lectores a historias en las que el viaje es su elemento principal: Avalado sea Dios es un viaje de búsqueda al estilo de la leyenda de Jasón y los Argonautas, y un viaje de regreso al estilo de la Odisea; Madrugada sin retorno no es un viaje geográfico, sino cronológico: un viaje en el que la memoria recorre setenta años luchando contra poderosos enemigos, el mismo paso del tiempo y, sobre todo, las políticas del gobierno y de la propia población, políticas antirrepublicanas en principio y contra la Ley de Memoria Histórica, después. Pero la memoria se convierte en un sagaz detective que inicia un indagatorio recorrido de examen y pesquisa; es esta una investigación en la que no pueden faltar los archivos, los testigos, los entornos, los responsables, las víctimas…
Estos aspectos se ven encarnados en los personajes: la antítesis olvido-recuerdo es vivida por personajes que pretenden recordar y otros (¡incluso dentro de la propia familia!) que creen que es mejor olvidar; la investigación es encarnada por los propios protagonistas de la historia que no dudan en satisfacer el deseo de nuestro moribundo personaje principal. Todo ello hace que conceptos abstractos y tan propios de la lírica más oscura como memoria, investigación, muerte, tomen vida y devengan en cercanos, asequibles y fáciles para los receptores.
En definitiva, la Memoria Histórica se convierte en algo de lo que no podemos escapar, un cicatrizante necesario para sanar las heridas que este país aún sufre, único suministro que puede servir y aportar lo imprescindible: dignidad, honor… PAZ.
Sergio Olid Heredero
INTRODUCCIÓN DEL AUTOR
El camino de la memoria es sinuoso y empedrado cuando ha sido adormecido por la anestesia del miedo. Relatos de mayores, contados al calor de una chimenea en invierno, o al relente de la brisa que calme el calor en verano. Contados a media voz, de oreja a oreja, para que no se expandan más allá del corro de confianza que crean los presentes. Recuerdos que están en las alacenas del olvido, cual pucheros viejos de barro que ya han cumplido su cometido y que solo sirven para adornar. Sin tocarlos, solo mirarlos, con añoranza, porque el paso del tiempo los ha dotado de la vejez que provoca que se puedan agrietar y se derramen las historias que aún están por cerrar.
Miedo que se alargó, que aletargó el recuerdo, que arrinconó la memoria que nunca debió volverse senil. Memoria que apenas se delegó de padres a hijos, para no hacer del sufrimiento una herencia yerma, que lo único que pudiera engendrar fuera rencor y odio.
Infancias sin memoria, pese a la presencia en los relatos, pero nubladas por el consabido consejo paternal: Tú oír, ver y callar y de esto chitón. Siempre acompañados por el gesto de la cremallera que cierra la boca. Recuerdos que revolotean, que son retales de nuestras vivencias, que magnifican lo vivido, lo añorado, incluso lo soñado. Que están ahí, para recordarnos que tuvimos un pasado impregnado de historia que no se puede ignorar porque se enquista, y al final llega el olvido.
Olvido que se envolvió en lágrimas, creando una distancia que el tiempo marcó. Que se trata de recuperar a través de la memoria que queremos avivar, para acortar el tiempo, para hacerla presente aportando lo que nunca debió faltar: el recuerdo.
Recuerdo que nos llega a través de la memoria maniatada, obligada por el adoctrinamiento recibido en las escuelas de paredes presididas por crucifijos custodiados por retratos de jerárquicos señores. Pizarras enlutadas, donde el maestro plasmaba —más con convencimiento adoctrinado que con sabiduría—, el ideario a se...
Índice
- Créditos
- PRÓLOGO
- INTRODUCCIÓN DEL AUTOR
- LA ESPANTÁ.
- Historia de una decepción
- LA ENFERMEDAD
- EL DISCURSO
- LOS HERMANOS
- LAS ELECCIONES
- LA SUBLEVACIÓN
- EL VERANO
- LA GUERRA
- MI MADRE
- EL FINAL
- PABLO
- TORRIJOS
- EL HAMBRE
- 14 de abril
- LA SENTENCIA
- LA MUERTE
- EL ARCHIVO
- BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
- BIOGRAFÍAS
- Anexo