El Yugo Zeta
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El Yugo Zeta

Norte de Coahuila, 2010-2011

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El Yugo Zeta

Norte de Coahuila, 2010-2011

Descripción del libro

Para enfrentar al crimen organizado tiene que entenderse cómo funciona. El yugo zeta está basado en documentos judiciales facilitados por el gobierno del estado de Coahuila, en información entregada por la Comisión Nacional de Derechos Humanos y en una búsqueda exhaustiva de materiales. Explica en detalle la manera en que los Zetas controlaron el norte de Coahuila durante unos años y cómo interactuaban con las autoridades de diferentes niveles. Explora en particular su control del penal de Piedras Negras y la brutalidad empleada en Allende y otros municipios por una traición en la cual tuvieron responsabilidad la DEA y la Policía Federal.

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Información

Año
2018
ISBN del libro electrónico
9786076283233
PARTE I. LA CÁRCEL ZETA
1. LAS CÁRCELES DE MÉXICO
En mayo de 2017, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) presentó la Recomendación General 30/2017 “Sobre condiciones de autogobierno y/o cogobierno en los centros penitenciarios de la república mexicana”.[1] De esa recomendación tomamos dos definiciones y algunas cifras y conceptos.
LAS DEFINICIONES
La CNDH utiliza criterios internacionales para asegurar que,
Existe autogobierno cuando el “control efectivo de todos los aspectos internos está en manos de determinados reclusos” y la cogestión[2] se da cuando “la administración penitenciaria comparte el poder de gestión de un centro penal con una parte de los internos”.
LAS CIFRAS
En 2015 había en el país 362 centros de detención.
La CNDH visitó 154 y encontró que 71 tenían autogobierno y/o cogobierno. Estableció tres categorías de riesgo: alto (autogobierno), medio (cogobierno) y bajo (ausencia de autogobierno/cogobierno).
LAS CÁRCELES Y EL CRIMEN ORGANIZADO
La CNDH añade que “el problema de las condiciones de autogobierno/cogobierno se agrava debido al aumento de internos vinculados con la delincuencia organizada… quienes por lo general controlan el centro de reclusión, situación que es tolerada por algunas autoridades”.
También asegura que “esta situación, de acuerdo con organizaciones de la sociedad civil, se presentaría particularmente en los estados del Norte del país donde hay una fuerte presencia de delincuencia organizada”.
LAS CÁRCELES DE COAHUILA
La CNDH revisó la situación de tres cárceles de Coahuila entre 2011 y 2015: el Centro Penitenciario de Torreón, el Varonil de Saltillo y el Varonil de Piedras Negras. Todos ellos fueron clasificados como “autogobierno/cogobierno” con excepción de Saltillo en 2014. El CERESO de Piedras Negras se distinguió por haber recibido un “cero” de calificación en 2011. La inseguridad en el interior de la cárcel impidió el ingreso del personal de la CNDH.[3]
2. LA CÁRCEL ZETA DE PIEDRAS NEGRAS, COAHUILA
El Centro de Rehabilitación Social (CERESO) de Piedras Negras fue un enclave criminal. John Sullivan los define como “ ‘zonas sin ley’, ‘espacios sin gobierno’ o ‘zonas de impunidad’ donde fuerzas enfrentadas al Estado crean soberanías paralelas o duales en un sistema político neofeudal”.[4]
Este enclave era crucial para la organización de Los Zetas porque, a) era un refugio seguro para los jefes zetas que deseaban esconderse de los federales fuera de la nómina criminal; b) les servía para obtener ingresos por la venta de drogas, refrescos y chicharrones, el cobro de cuotas por el uso de las celdas y la renta de los cuartos utilizados para la visita conyugal; c) les proporcionaba un lugar discreto y seguro para instalar los compartimentos secretos en los automóviles que llevarían drogas a Estados Unidos; d) servía de base para reclutar sicarios y, e) era un centro para confinar temporalmente a los secuestrados y para torturar, ejecutar y desaparecer cadáveres.
La cárcel de Piedras Negras dista, en línea recta, 6.35 kilómetros de la frontera con Estados Unidos. Se asienta en un terreno de aproximadamente 47,616 metros cuadrados. En 2011 convivían ahí unos 655 internos y 77 encargados de custodiar y vigilar la prisión.[5] En el esquema zeta, este enclave era responsabilidad de David Loreto Mejorado, el Comandante Enano (o Nano). Él o sus superiores nombraban al responsable de manejar el lugar.
EL JEFE DE PLAZA
Pieza clave en las organizaciones criminales mexicanas, los jefes de plaza son los responsables de una localidad, un polígono o un espacio geográfico delimitado. Reciben instrucciones y objetivos para gobernarla y defenderla de la “contra” pero tienen autonomía para imponer su sello. Dado que en los relatos sobre este ambiente aparecen diversos jefes de plaza, y con el ánimo de evitar confusiones, en este texto los llamaremos “jefe de cárcel”.
Este jefe de cárcel fue nombrado en diciembre de 2009 y gobernó el CERESO hasta enero de 2012. Cuando hizo su declaración ministerial (diciembre de 2014) tenía 45 años. Se declaró de “religión cristiana” para luego precisar “que no fuma, que no ingiere bebidas embriagantes, que no es afecto a las drogas o enervantes”. Reconocía, eso sí, tener “antecedentes penales por secuestro”. Un diario coahuilense fue más preciso: el personaje era líder de una banda a la que se atribuyeron “más de 10 extorsiones y secuestros”.[6] En su currículum también aparece haber sido policía municipal.
Algunos pasatiempos del jefe de cárcel eran inofensivos:
  1. Un interno recuerda que “se ponía a cantar con micrófono con karaoke”. A veces lo hacía parándose en “unos escalones que están en la entrada” del penal.[7]
  2. Dos custodios añaden que “organizaba a los equipos de beisbol y futbol” de la cárcel y “patrocinaba los uniformes de futbol a los internos”.[8]
  3. A veces se valía de sus privilegios para “salir por las mañanas [de la cárcel] a tomar café y leer los periódicos, comer por la tarde en un buen restaurante y regresar a su celda en la noche”.[9]
Otros hábitos eran siniestros:
  1. Seleccionaba “esposas, hermanas o familiares de internos” para tener relaciones sexuales.[10]
  2. Durante algún tiempo las autoridades tuvieron que cerrar las torres de vigilancia de la cárcel porque al jefe de cárcel se le ocurrió disparar “por pura diversión a los guardias”.[11]
  3. Al parecer era homófobo porque...

Índice

  1. PORTADA
  2. PORTADILLAS
  3. CONTENIDO
  4. ACLARACIONES
  5. AGRADECIMIENTOS
  6. PROPÓSITOS Y HALLAZGOS
  7. PARTE I. LA CÁRCEL ZETA
  8. PARTE II. LA VENGANZA ZETA
  9. PARTE III. LA SOCIEDAD. DEL ANONIMATO AL PROTAGONISMO
  10. PARTE IV. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
  11. ANEXOS
  12. LISTA DE SIGLAS
  13. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
  14. COLOFÓN
  15. CONTRAPORTADA