
- 168 páginas
- Spanish
- ePUB (apto para móviles)
- Disponible en iOS y Android
El joven vendedor y el estilo de vida fluido
Descripción del libro
Israel trabaja en un corner de una tienda empotrada en otra tienda situada en la planta baja del centro comercial La Vaguada. Antes era un soñador y tenía la cabeza llena de pájaros y de romanticismo, pero ahora, después de haber leído un libro de autoayuda que le ha prometido que será mejor persona, ha adoptado un estilo de vida fluido. Preso de un destino que lo aboca al nihilismo, Israel, como todo buen antihéroe, deberá enfrentarse a su propia destrucción. En un recorrido frenético, febril y trepidante, que parece haber sido sacado del capítulo del descenso a los infiernos del Ulises de Joyce, y que se desarrolla también en un solo y enloquecido día, el centro comercial (espejo de la realidad entera) se convierte en nuestro patio de juegos moderno, donde todo se consigue y todo transcurre, y en una metáfora perfecta del mundo.Una novela generacional, melancólicamente humorística, que huye de la solemnidad y evoluciona entre la ironía y una encantadora ingenuidad.
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Información
El joven vendedor y el estilo de vida fluido


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El joven vendedor y el estilo de vida fluido

El estilo de vida fluido y todo lo demás
Antes de todo esto, antes de adoptar el estilo de vida fluido, Israel era un soñador y tenía la cabeza llena de pájaros y de romanticismo y demasiadas ilusiones y nunca pasaba nada, pero ahora Israel ya no sueña y ya no divaga y ahora tiene el único y clarísimo objetivo de conseguir todos sus objetivos —un objetivo integral— y movido por ese impulso se abre paso entre la masa rugosa de clientes, merodeadores y empleados que hormiguean entre las calles de La Vaguada y avanza hacia su destino —su destino inmediato es un corner de la firma Fitchercrombie empotrado en la planta joven de La Gran Central del Artículo y un corner es una tienda dentro de otra tienda y en este caso lo que aguarda a Israel es un turno de tarde y hay tres tipos de turnos de tarde: largo, corto y medio, pero eso no es el asunto ahora o es un asunto insignificante comparado con el asunto del verdadero destino de Israel— y mira hacia el interior de todas las otras tiendas y adivina en cada una de ellas el latido de una vida nueva. Israel ha decidido adoptar el estilo de vida fluido y se da cuenta de que su actual trabajo es un estorbo y por tanto tiene que quitárselo de encima y buscar otro mejor, o sea, cualquier otro. Las personas con estilo de vida fluido tienen una relación muy libre —y fluida— con el trabajo y no permiten que un complicado, arbitrario y fastidioso sistema de turnos gobierne sus días y un día dicen «hoy no trabajo» y lo primero que hacen es llamar a la pequeña productora de cine independiente o a la caótica y encantadora tienda de ropa de segunda mano en la que trabajan y ese día no trabajan y cuando la cosa se pone fea cambian de empleo. Israel ha fantaseado con la idea de llamar a su trabajo y decir «hoy no trabajo» y no lo ha hecho, no ha llamado a ningún sitio pero se ha levantado convencido de que se adentraba en una nueva era y, por ejemplo, ha sido una mañana totalmente inédita e Israel ha hablado con su madre en un clima de absoluta cooperación —«todo lo que yo pueda hacer para mejorar las cosas será poco»— y ahora Israel avanza hacia su destino inmediato y hacia su turno de tarde. La noche anterior, Israel ha empezado a leer un libro llamado El estilo de vida fluido de Archibald Bloomfield, de Harry Bloomfield, donde se dice que las personas con estilo de vida fluido no trabajan, o trabajan lo menos posible, y en ningún caso permiten que su empleo absorba todas sus energías psíquicas, su atención, y ese libro, de momento, le ha fascinado y casi no ha pegado ojo y sin embargo se ha levantado como nuevo. Ah, sí, el estilo de vida fluido es una solución maravillosa. Cuando un aspecto de tu vida no te resulta satisfactorio, lo único que tienes que hacer es cambiarlo: chasqueas los dedos —chasquido inicial— y das un paso al frente y esa sencillísima operación ya prefigura el principio de un cambio. El chasquido inicial —El estilo de vida fluido de Archibald Bloomfield es un libro eminentemente práctico y te da un montón de claves para cambiar tu vida, el autor Harry Bloomfield no se va por las ramas— es el primer paso para cambiar tu vida en el sentido más amplio: tu casa, tu pareja, tu trabajo y las condiciones de tu hipoteca, todo es susceptible de mejora si adoptas el estilo de vida fluido y pones especial atención —poner el foco o enfocar— en las cosas que de verdad importan y en la calidad de tu experiencia diaria: Experiencia Trascendente de Calidad (ETC). La familia es una excepción a todo lo anterior. No se puede cambiar una familia por otra así como así, no estaría bien y desde luego no es eso lo que hacen las personas de estilo de vida fluido, que prefieren convertir a sus parientes en personas y pasar por encima de su condición de madre, padre, hermano, hijo y etcétera. Este proceso de convertir a los parientes en personas forma parte del propio proceso interno, global y más ambicioso, de convertirse a uno mismo en persona. ¿Cómo es posible que una persona de estilo de vida fluido tenga que convertirse en persona? ¿Acaso no es persona con anterioridad? Harry Bloomfield despeja esta duda, que también ha encontrado sitio en la cabeza de Israel, aclarando que nadie es verdaderamente persona hasta que deja de ser la persona que ha sido antes de ser persona: atomización de la duda en la cabeza de Israel y consiguiente atomización de cada uno de los átomos a que había quedado reducida la duda hasta su disolución efectiva (ruido de una duda que se disuelve, parecido al rumor de una aspirina efervescente al entrar en contacto con el agua). De modo que Israel camina por las calles de La Vaguada y desciende por medio de una cinta mecánica hasta la planta baja, chasquea los dedos sin parar y un montón de nuevos mundos, otros empleos —dependiente de la tienda de bollos de canela, consultor de telefonía móvil, captador de clientes para los bancos Citibank, ING Direct o Sabadell Atlántico— le salen al paso, pero al llegar a la Plaza Central, entre la puerta de Bricolage Soriano y la de los supermercados Alcampo, donde Israel tiene previsto comprar una bebida isotónica para sobrellevar la tarde, ocurre algo de verdad intolerable e Israel se pregunta: «¿Qué es esto?, ¿qué es todo esto?» La persona —el autor Harry Bloomfield hace un uso continuado de la palabra persona, por encima de todo están las personas, persona a persona— de estilo de vida fluido no se calla ante la injusticia, las injusticias son nudos en el discurso de la vida, obstáculos para que el cosmos fluya. Israel observa, entre escalofríos de indignación, a una señora de cierta edad y a un adolescente que forcejean por unas bolsas de la compra. La persona de estilo vida fluido no es forzosamente una persona de acción pero, sea como fuere, esta vez la cosa está llegando demasiado lejos e Israel enseguida se pone del lado de la señora. Israel, como cualquiera, procura ponerse siempre del lado del más débil, pero esta vez ha sido un hecho físico, o si se quiere geográfico. Israel ha dado un paso al frente y se ha situado junto a la señora y ha chasqueado los dedos y luego ha levantado el brazo y ha dicho: «¡Eh!». Desde luego, es agradable ser un pequeño héroe en la planta baja de La Vaguada y hacer las cosas bien, ayudar a la resolución de conflictos, contribuir a que todo fluya. Ayudar a una mujer mayor en apuros es un acto de justicia y es mucho mejor que tener buenos pensamientos. Todos tenemos muchos buenos pensamientos a lo largo del día pero luego nadie hace nada, eso es lo que sostiene Harry Bloomfield en su libro, y eso es lo que piensa I...
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