III. ESPACIOS
Albergue hñähñú (otomí) del INI en Ixmiquilpan, Hidalgo.
Foto fija del documental “Otomíes del Valle del Mezquital”.
HÉCTOR VÁZQUEZ, 1990.
D.R. Fototeca Nacho López, Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas.
Maestro y alumno rarámuri (tarahumara) en aula, Chihuahua.
NACHO LÓPEZ, ca. 1955.
SECRETARÍA DE CULTURA - INAH - SINAFO F.N. - MEX. Colección Nacho López - Fototeca Nacional. Inv. 380555. Reproducción autorizada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Capítulo 4
LOS ALBERGUES INFANTILES EN EL DISCURSO AUDIOVISUAL DEL INI1
ALEKSANDRA JABLONSKA ZABOROWSKA (UPN)
INTRODUCCIÓN
El objetivo del presente ensayo es analizar críticamente los discursos fílmicos acerca del papel sociocultural que han jugado los albergues escolares creados por el Instituto Nacional Indigenista (INI). El ejercicio crítico se realiza, por un lado, a partir del análisis de la narrativa cinematográfica, y, por el otro lado, a partir del análisis del discurso.2
El análisis del discurso cinematográfico incluye principalmente las imágenes (los planos, los encuadres, los movimientos de la cámara), el empleo de diversos tipos de voces,3 sonidos y música, y de la edición o montaje,4 que le da el sentido final al discurso. Es frecuente que, en los documentales, sobre todo los institucionales, el discurso verbal y el que crean las imágenes y música se disocien.
Parto de la idea de que el discurso es una práctica social contextualizada que tiene su origen en la vida social y que al mismo tiempo es un instrumento que crea la vida social.5 Pero ello no ocurre al margen de las relaciones de poder que, por un lado, crean el dominio y la desigualdad social y, por el otro, son prácticas de resistencia al orden hegemónico.
EL DISCURSO DEL INI
Hay una abundante bibliografía sobre el INI, por lo que sólo recordaré los datos más importantes.6 Fue creado, como una agencia del Estado, en 1948, y su función ha sido la de incorporar a los pueblos indígenas a la sociedad nacional, mediante el control cultural centralizado,7 por lo que ha incidido en una amplia gama de aspectos: organización de la vida cotidiana, enseñanza escolar, hábitos alimenticios y de higiene, así como las prácticas productivas.
Como ya han explicado diversos autores, el principal objetivo del INI era coordinar todas las acciones estatales en las zonas de mayor densidad indígena.8 Se trataba de planear y ejecutar acciones muy diversas: las investigaciones antropológicas y sociológicas, el reparto de la tierra, los programas productivos, la atención a la salud y la educación, de manera prioritaria. Las instituciones que se encargaban directamente de estas labores se han llamado Centros Coordinadores Indigenistas. Uno de sus objetivos era “aculturar” a los “indios” para que adquirieran una cultura y una identidad nacionales. Sin embargo, hubo resistencia tanto pasiva como activa por parte de las etnias a la política indigenista de la institución. En los años setenta, se celebraron diversos congresos en que se reclamaba un proyecto de revitalización cultural y autonomía política.9
Los estudios de la extrema pobreza que dominaba la vida de las comunidades rurales dispersas y los resultados de la evaluación de la Secretaría de Educación Pública (SEP) realizados en 1994 indicaron que la mayoría de las familias que vivían en condiciones de precariedad no tenían condiciones para mandar a sus hijos a la escuela, con frecuencia muy alejada de su lugar de residencia. En este contexto, los albergues escolares se vieron como alternativas reales para mejorar las condiciones de higiene, de alimentación y acceso a la escuela primaria.10
LOS ALBERGUES ESCOLARES EN LOS FILMES DEL INI
¿Cómo plantean esta problemática los documentales producidos por el INI? Cronológicamente hablando, el primer filme sobre los albergues escolares alojado en el Acervo de Cine y Video Alfonso Muñoz es de 1988. Iniciaba el sexenio de Salinas de Gortari, quien aumentó el presupuesto para la institución, gracias a lo cual se expandió su infraestructura, incluyendo la creación del sistema de radios indígenas y unidades de producción fílmica situadas en las ciudades.11 La cinta fue dirigida por Ernesto Heyerdal y realizada por el INI y el Programa Mundial de Alimentos. Su título es Programa Mundial de Alimentos en los Albergues Escolares.
El cortometraje dura 17 minutos y es un típico material promocional tanto para el INI como para la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Hecho con cierto descuido y narrado por una voz femenina en over que da datos sobre el programa de la ONU, muestra mapas, gráficos, datos como si fuera un reportaje televisivo en que se insertan imágenes para ilustrar lo narrado. Muchas de estas imágenes son de archivo, poco atractivas y sin un claro sentido (tiendas de la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (CONASUPO), a través de las cuales el Programa Mundial de Alimentos (PMA), lleva a cabo la distribución de éstos, camiones de Diconsa, grupos de personas trabajando, cargando sacos, o una imagen de niños africanos recibiendo un alimento).
Se nos informa que el INI libera parte de este presupuesto y lo destina a programas productivos. Los objetivos del Instituto son los siguientes: “mejorar la dieta de los niños en los albergues escolares, realizar actividades agrícolas y pecuarias en los albergues que refuercen la educación escolarizada, desarrollar proyectos productivos en algunas comunidades indígenas, para propiciar la autosuficiencia alimentaria y propiciar la creación de fondos comunitarios que generen empleos”. También se afirma que los niños reciben una dieta balanceada que consta de “harina de maíz, frijol, arroz, pastas, aceite, sardinas, leche, huevos, carnes y verduras”.
Niños ikoots (huave) en aula, San Mateo del Mar, Oaxaca.
PABLO ORTIZ MONASTERIO, 1980.
Cortesía del autor.
La última parte del documental está dedicada a los proyectos productivos que apoya el INI en diversos puntos del país. La voz over afirma que “el espíritu que anima los proyectos busca que las comunidades compartan la responsabilidad de su ejecución para erradicar las prácticas paternalistas que mucho les han afectado. Por ello, una característica fundamental es que todos los proyectos deben ser autofinanciados, y es así que, antes de la supuesta puesta en marcha, se acuerda con la comunidad el porcentaje de la inversión que se canalizará al fondo comunitario.”
La declaración final es casi triunfalista: “Con este enfoque integral, el INI apoya proyectos de naturaleza muy diversa: proyectos agrícolas, pecuarios, agroindustriales, de infraestructura, de pesca y artesanales. De esta manera, se benefician con cada proyecto cerca de 250 padres de familia. Esto quiere decir que además de mejoramiento (sic) de la dieta alimenticia de los 64 mil niños albergados, se verán beneficiadas 25 mil familias indígenas. Así es como con el apoyo del PMA, el INI logra una mejoría en las condiciones de vida de los pueblos indios de México”.
En 1990, apenas dos años después, Alfonso Muñoz filmó Días de albergue.12 El filme fue producido por la Subdirección de Imagen y Sonido del INI. La película dura 26 minutos y articula un discurso mucho más complejo que el anterior, por lo que voy a analizarlo e interpretarlo con más detenimiento.
El punto de vista de la narración reside desde un inicio en un agente externo a los pueblos indígenas, que no figuran sino como objetos de la atención del equipo fílmico. Desde sus inicios y hasta épocas recientes, era muy común que el cine indigenista adoptara un punto de vista conforme al cual las etnias eran vistas como un otro, ajeno, lleno de carencias, y por tanto objeto de preocupación y estrategias diseñadas por las agencias estatales para “mejorar” su condición, sin que importara lo que los propios pueblos indígenas pensaran al respecto, sin consultarlos y sin tomar en cuenta su organización social y política, sus formas de interacción y comunicación, sus conocimientos y pedagogías.
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Días de albergue
Alfonso Muñoz J., 1990 Culturas ben’zaa (zapoteca), nahua, me’phàà (tlapaneca), hñähñú (otomí) y rarámuri (tarahumara). San Pablo Cuatro Venados, Oaxaca; Atlixtac, Guerrero; Ixmiquilpan, Hidalgo; Panalachi, Chihuahua.
26 min.
Acervo de Cine y Video Alfonso Muñoz, Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas.
(Ficha completa en p. 461)
En efecto, desde los primeros segundos, el filme introduce en over una voz femenina que afirma: “Los niños indígenas de México integrantes de los sectores más desfavorecidos y miserables del país comparten con sus mayores no sólo los territorios de difícil acceso y malas comunicaciones, sino también una cultura ancestral y condiciones de vida rayanas en la supervivencia”.
Se trata de una visión que sigue prevaleciendo en nuestro país hasta hoy, pese a los cambios constitucionales que reconocen a los pueblos indígenas como sujetos de derecho y no de políticas asistencialistas.13 Inmediatamente después, la misma voz establece que uno de los problemas que enfrenta dicha población es la falta de acceso a la educación primaria.
Sin que medie algún tipo de problematización de dicha situación, como por ejemplo, plantearse por qué no se construyen las escuelas en las inmediaciones de sus hogares, o si la educación primaria universal es la mejor alternativa para la educación de los niños indígenas, la voz ofrece la solución: los 1250 albergues operados por el INI. Eso indica que en dos años no se construyó ningún albergue nuevo. Pero el punto de vista sobre su papel es completamente distinto.
El discurso co...