Capítulo 1
El Almirante a la luz de la ciencia
In manus tuas, Domine, commendo spiritum meum
(últimas palabras de Cristóbal Colón antes de morir)
Hace dieciséis años conversé por vez primera con José Antonio Lorente, director del Laboratorio de Identificación Genética de la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada. Lorente era responsable entonces, junto con el antropólogo forense Miguel Botella, de un proyecto científico iniciado en 2003 que tenía como objetivo averiguar si Cristóbal Colón está enterrado en el interior de la catedral de Sevilla y descubrir su origen a través de estudios genéticos. Para ello, cotejarían esos restos con los de Diego, el hermano del Almirante, que estuvo enterrado en La Cartuja, y con los de Hernando Colón, uno de los hijos del descubridor, cuyos restos siempre reposaron en la catedral hispalense.
Gracias a la ciencia, se sabe que los varones poseemos un cromosoma denominado Y, que recibimos por vía paterna, y otro al que se designa como X, que llega por vía materna. Por su parte, las mujeres disponen de un cromosoma X de su padre y otro X de su madre. El propósito de los científicos era obtener ADN nuclear para averiguar si dos personas pueden ser hermanos del mismo padre o si entre esas dos personas hay una relación física como padre e hijo. Pero para probar esa ascendencia o descendencia exclusivamente por la vía materna se requiere el análisis de una parte de la célula que la ciencia denomina mitocondria. Dos hermanos nacidos de la misma madre debieran tener el mismo ADN mitocondrial.
La ciencia pretendía resolver con los nuevos medios a su alcance uno de los muchos enigmas que rodean a la figura de Cristóbal Colón. Al leer el resumen de aquella conversación con José Antonio Lorente, el lector descubrirá que el Almirante también sorprendió a los científicos que pretendían asomarse a su vida:
Pregunta: Quienes nos hemos acercado un día a la vida de Colón nos sentimos tan fascinados como sorprendidos, ¿les sucede igual a los científicos?
Respuesta: La verdad es que nos sorprende a todos, a mí también. Siempre había estudiado que había nacido en Génova y que su tumba estaba en Sevilla, y cuando, tras tener contacto con historiadores, uno se va dando cuenta de la complejidad de la historia de esta persona tan trascendente para la humanidad, también repara en las muchísimas contradicciones que, por falta de datos objetivos, existen alrededor de su figura.
P: ¿Se puede deducir el origen de Colón a través de los estudios de ADN que están ustedes practicando sobre sus restos?
R: Sí se pueden hacer cosas, pero depende del enfoque que se quiera dar a esas cosas se puede ser más o menos exactos. Por ejemplo, si se plantea la posibilidad de don Carlos, el príncipe de Viana, como padre de Colón, hay que buscar una relación padre-hijo y hay que tener perfectamente identificado al presunto padre y al hijo. Nosotros tuvimos la oportunidad en 1994 de identificar los restos del príncipe de Viana por encargo del Gobierno Foral de Navarra, que tenía interés en identificarlos, y los de su madre, doña Blanca I de Navarra. En este momento, tenemos la seguridad de que el príncipe de Viana está enterrado en el monasterio de Poblet, en la provincia de Tarragona, donde se le dio sepultura cuando falleció, pese a que posteriormente, durante dos ocasiones en el siglo xix, el monasterio de Poblet fue saqueado y los huesos de los reyes y princesas que había allí enterrados fueron cambiados. Teniendo al príncipe de Viana identificado y teniendo su ADN, lo que ahora queda es la identificación fehaciente de Cristóbal Colón. Y una vez sepamos si los huesos de Colón son los que hay en Sevilla o los que hay en la República Dominicana o están repartidos en ambos sitios, podríamos pasar a esa fase final de demostrar si son padre e hijo, y eso se puede hacer pese a que es extremadamente difícil. Si no hay una comparación directa, la única alternativa que queda es la de realizar una comparación de las características genéticas de ciertas partes del ADN de las personas que son más frecuentes en algunas zonas geográficas que en otras. Por ejemplo, el cromosoma Y, que es el que marca el sexo masculino, tiene características diferentes según el lugar geográfico de procedencia de las personas, y en ese sentido se podría estudiar el cromosoma Y de Cristóbal Colón para compararlo con de las regiones geográficas que de manera más evidente se apuntan el origen de Colón, que son básicamente Génova, pero también Barcelona, Mallorca o Ibiza. Pero es un proceso largo, lento y complejo.
P: ¿Por ello se procedió a exhumar los restos de Colón supuestamente enterrados en Sevilla?
R: En efecto, en junio de 2003 se exhumaron esos restos y también los de su hijo Hernando Colón y los de Diego, el hermano de Colón, porque así teníamos unas muestras con las que comparar y, a partir de ahí, establecer una identificación adecuada.
P: ¿En qué estado estaban los huesos del Almirante?
R: Al abrir la tumba tuvimos dos sorpresas negativas. La primera fue que encontramos muy poca cantidad de huesos, el equivalente al 20% del esqueleto humano, de modo que hay un 80% de los huesos de Colón que no están ahí. Y la segunda sorpresa fue que los huesos están en fragmentos muy pequeños, como pelotas de golf, y además, analizados técnicamente, están en condiciones bastante malas, porque están muy sucios por fuera y se nota que han estado expuestos a múltiples desplazamientos y viajes, eso hace que la cantidad de ADN que hay en ellos sea bastante mala.
P: ¿Es cierto que se pierde prácticamente la totalidad de los gramos de hueso que se emplean en los estudios de ADN?
R: En el proceso de estudio, cada vez que nosotros analizamos el ADN de un fragmento, éste se destruye totalmente, de modo que si se cogiesen 48 gramos y se analizaran todos, terminarían por destruirse, porque para la extracción del ADN del hueso el primer paso es la pulverización, del mismo para que las células que conformen ese hueso al hacerse polvo puedan contactar mejor con los líquidos en los que luego se extrae el ADN. Lógicamente, se utiliza una mínima parte de lo que eran los huesos de Cristóbal Colón, porque no vamos a destruirlos todos para luego concluir que sí, que efectivamente, aquellos eran sus huesos.
P: ¿Estaban en mejor estado los de Diego y los de Hernando Colón?
R: Tenemos los dos extremos. Los de su hermano Diego estaban todavía peor, y eso se debe a que en los últimos años, no sabemos cuántos, pero por lo menos veinte años, estuvieron enterrados muy cerca de la superficie, de tal manera que cuando llovía en Sevilla penetraba el agua en el interior, y el agua es un agente destructor del hueso. En cambio, los de Hernando Colón, que se enterró en la catedral de Sevilla y no se le movió, están en un estado de conservación muy bueno.
P: Al parecer, los estudios realizados han demostrado que el cadáver de Hernando Colón, como el de su tío Diego, mostraban una patología similar: espina bífida. ¿Prueba eso claramente que eran parientes?
R: En efecto, en el año 2003, cuando estuvieron en Granada sus restos se hizo un estudio completo antropológico por el equipo del profesor Miguel Botella, director del Laboratorio de Antropología de la Universidad de Granada, y se observó claramente que ambos, supuestamente tío y sobrino, compartían restos en el hueso de lo que sería una espina bífida; en segundo lugar, había lo que se denomina la sacralización de la quinta vértebra lumbar, es decir, que en la columna, a nivel lumbar, se une la quinta vértebra, que normalmente no está unida, sino que hay una articulación con el sacro. Eso hay personas que lo sufren, y aunque no es excepcional, ya que puede haber un porcentaje del 10% de personas que lo tengan, sí que es una curiosidad que en estos dos restos lo haya, y sería muy curioso que eso ocurriera si no fueran familia.
P: Se suele admitir que Cristóbal Colón padeció enfermedades como la artrosis o la gota, ¿se pueden detectar indicios de esas patologías en los escasos restos que hay en Sevilla?
R: Lamentablemente, no. Primero porque hay pocos restos que sean articulares, donde lesiones como la artrosis se detectarían con mayor facilidad; y en segundo lugar, porque en esos cambios que ha sufrido, cuando unos huesos se trasladaron, hacen que la superficie rugosa del hueso se vaya limando y se pierda la posibilidad de identificar ese tipo de patologías. Lo único que sí observó el profesor Botella fue en un fragmento del maxilar inferior una serie de lesiones que parecen de corte, lo que es típico de una manipulación del cadáver con posterioridad a la muerte.
P: ¿En qué estado estaría el cadáver del Almirante cuando dicen que fue llevado de Valladolid a Sevilla?
R: A los tres años estaría ya en estado casi óseo, pero quedan pequeños fragmentos del tejido que son los que, para evitar el problema de la descomposición y los olores normalmente se descarnaban, se quitaban esos tejidos y, muy probablemente, esas lesiones en la mandíbula sean de ese primer viaje desde Valladolid a Sevilla.
P: Con los estudios sobre el ADN de Colón, ¿se puede saber no sólo dónde nació, sino cuándo nació?
R: Los estudios en estos restos tan pequeños tienen un margen de error muy grande, de tal manera que cabe la posibilidad de que fuesen de una persona mayor de cincuenta años, aunque tampoco parecen los de alguien muy mayor. El margen actual que maneja el profesor Botella es de cincuenta a setenta años. Esto, con criterios actuales. Si aceptamos la tesis mallorquina, Cristóbal Colón habría fa...