Teoría de la acción humana en las organizaciones
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Teoría de la acción humana en las organizaciones

La acción personal

  1. 304 páginas
  2. Spanish
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  4. Disponible en iOS y Android
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Teoría de la acción humana en las organizaciones

La acción personal

Descripción del libro

¿Cómo es el proceso por el que, quien decide, llega a elegir una acción concreta en un momento determinado? Este libro desarrolla una teoría de las decisiones humanas, que integra como variables de la decisión los aspectos relativos al conocimiento y motivación de quien decide. Esa teoría de las decisiones constituye un fundamento necesario para comprender y explicar la acción directiva en las organizaciones.

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Información

Año
2022
ISBN del libro electrónico
9788432161025
Edición
1
Categoría
Business
Categoría
Business Ethics
TERCERA PARTE
MODELIZACIÓN DE LA CAPACIDAD EVALUATIVA EXTERNA DE UN AGENTE LIBRE
X.
POTENCIA AFECTIVA Y SATISFACCIONES ESTRUCTURALES
INTRODUCCIÓN
En esta tercera y última parte de nuestra investigación vamos a tratar con un mundo de fenómenos de los agentes libres personales que, tradicionalmente, ha ofrecido una gran resistencia a ser conceptualizado. Es el que se suele denominar mundo afectivo de las personas.
Para nosotros esa conceptualización ofrece una gran sencillez. Es una extensión natural de todo lo que hemos venido investigando. Hasta tal punto es así que toda la modelización que hemos realizado quedaría, en cierto modo, incompleta si no abordásemos el análisis de la afectividad de las personas.
Lo único que necesitaremos para modelizar los procesos afectivos es la introducción de tres nuevas realidades que forman parte de la composición de un agente libre personal. La primera de ellas es la que llamaremos satisfacciones estructurales. La existencia de este tipo de satisfacciones en las personas implica una necesidad de carácter lógico de que exista una tercera potencia, a la que llamaremos potencia afectiva. La operación de esta potencia, a su vez, exige la introducción de un nuevo mecanismo cognoscitivo: el conocimiento experimental.
A partir de esas tres realidades, los distintos tipos de satisfacciones estructurales (afectos, sentimientos y emociones), así como las fuerzas componentes de la motivación espontánea que impulsa acciones tendentes al logro de satisfacciones estructurales, pueden ser objeto de un análisis deductivo. El resultado de este análisis constituye nuestra modelización de los fenómenos afectivos.
Terminaremos formulando un Tercer Teorema de Equilibrio, en el que quedarán recogidas las consecuencias que entrañan, para la vida afectiva de una persona, sus distintos comportamientos posibles. A la luz de ese Teorema es cuando se puede vislumbrar en toda su hondura el carácter verdaderamente destructivo del aprendizaje negativo.
LAS SATISFACCIONES ESTRUCTURALES
Es evidente que hay sistemas libres que no tienen satisfacciones estructurales, como es el caso de las organizaciones humanas. Esos sistemas tampoco pueden sentir, en sentido estricto, satisfacciones percepcionales. De hecho, no pueden sentir nada; quienes sienten son las personas que componen esas organizaciones. Todo ello no es más que consecuencia del hecho elemental de que esos sistemas no tienen libertad propia. Quienes, en definitiva, son libres, sienten, deciden, etc., son las personas que constituyen la organización.
Por el contrario, resultaría prácticamente inconcebible que un agente que sintiese satisfacciones percepcionales y fuese un agente líbre, no sintiese satisfacciones estructurales. Mo hay obstáculo alguno, sin embargo, para concebir un agente que sienta satisfacciones percepcionales sin sentir satisfacciones estructurales, siempre que no sea libre, es decir, que sea un sistema ultraestable. Estos sistemas no tienen libertad, ni conocimiento abstracto, ni, en consecuencia, ninguna de las tres potencias características de un agente personal.
Recordemos que lo esencial de un agente libre es que su motivación potencial le impulsa a maximizar, en sus interacciones con otros agentes libres, no tan solo la satisfacción percepcional FACTIBLE, sino la satisfacción percepcional POSIBLE.
Eso quiere decir que la energía de fondo que le mueve —la motivación potencial— es tan poderosa que, en el límite, y dada su libertad, le tendría que permitir actuar sacrificando cualquier satisfacción percepcional factible, por la mera posibilidad de que la acción mejorase el estado de la organización.
Las implicaciones lógicas de este hecho son de gran importancia, y han de ser cuidadosamente exploradas. Nos pueden revelar mucha información acerca de la estructura interna de los agentes personales, especialmente acerca de cómo han de estar «diseñados» para que puedan ser libres, es decir, para que la energía de la motivación potencial pueda ser libremente aplicada. Porque no podemos olvidar, además, que el éxito o el fracaso en el logro de’ equilibrio estructural —condición necesaria para maximizar satisfacciones posibles— depende, precisamente, de la aplicación correcta de esa energía libre.
La libertad es condición necesaria para explicar la aparición de una motivación operativa —la motivación actual— distinta de la motivación espontánea. La motivación espontánea para ejecutar una acción concreta es producida por las preferencias percepcionales, el estado del conocimiento percepcional y el input —la percepción— presente. O, dicho de otro modo, las preferencias percepcionales y el estado del conocimiento percepcional determinan unívoca y automáticamente la regla de decisión del sistema (cómo este va a actuar dado cualquier input concreto).
La introducción del conocimiento percepcional fue exigida al aparecer la necesidad de un mecanismo capaz de transformar el impulso hacia la satisfacción de las preferencias (motivación potencial), en impulso hacia la ejecución de acciones que fuesen capaces de producir una interacción satisfactoria para las preferencias. Ese impulso es el que hemos llamado motivación espontánea.
En un agente libre, las cosas no pueden ser tan simples. La satisfacción del sistema no puede depender tan solo de la percepción producida por la interacción. Ha de depender, de alguna manera, del agente reactivo concreto con el que se interacciona, así como de su estado interno.
El agente reactivo y su estado interno son, por supuesto, determinantes de la acción, pero este último determina también, junto con el del agente activo, el estado actual de la organización entre ambos. Si ese estado de la organización tuviese tan solo un valor instrumental —es decir, un valor reducido a su carácter de productor de satisfacciones percepcionales— y no fuese en sí mismo —es decir, a priori de cualquier interacción— fuente de satisfacciones para el agente activo, no podría ser explicado el aprendizaje en la capacidad evaluativa externa.
El aprendizaje en la capacidad evaluativa externa de un agente activo, producido por las interacciones con un determinado agente reactivo, le proporciona una mayor seguridad —una mayor certidumbre— acerca de la existencia de motivos trascendentes en las decisiones que tome este último agente al ejecutar su parte del plan de acción. En el lenguaje ordinario dinamos que siente una mayor confianza acerca de las intenciones que impulsarán sus reacciones. Esa mayor seguridad, mayor confianza, o como quiera que se pueda denominar, no es una percepción concreta, y está en el trasfondo de todas las percepciones (y correspondientes satisfacciones percepcionales) que sienta el agente activo al interaccionar con ese agente reactivo.
En definitiva, la certidumbre experimental de un agente activo acerca de los motivos trascendentes que impulsarán las futuras reacciones de un determinado agente reactivo es algo que siente aquel agente, que lo siente respecto a un agente reactivo concreto, y que lo siente a priori de cualquier futura interacción concreta con ese agente.
Así pues, aquella certidumbre experimental no es otra cosa que la satisfacción estructural ligada al logro de una determinada relación (es decir, de un estado de la organización) con un agente reactivo concreto.
Aunque lo que acabamos de decir no es más que un punto de partida (cuyas implicaciones hemos de seguir explorando a lo largo de esta tercera parte), ya nos permite interpretar, aunque sea parcialmente, el significado de las satisfacciones estructurales. Piénsese, por ejemplo, en lo que significa añadir al disfrute de cualquier satisfacción percepcional, la seguridad de que podrá ser repetida en el futuro cuando así lo desee el agente.
Téngase, además, en cuenta que aquel es solamente uno de los aspectos del contenido de las satisfacciones estructurales. Porque no podemos olvidar que también incluyen la expectativa de logro de satisfacciones percepcionales anteriormente inaccesibles (interacciones no factibles en los anteriores estados de la organización).
Las satisfacciones estructurales son las que, en definitiva, orientan la acción de los agentes libres hacia el logro de estados de la organización compatibles con la maximización absoluta de las satisfacciones percepcionales. Corresponden a los fenómenos que reciben el nombre de emociones, afectos y sentimientos en las personas humanas[1].
Las satisfacciones estructurales son producidas por los estados internos de los agentes libres al relacionarse entre sí. Podemos, pues, distinguir entre la satisfacción estructural interna, que es la sentida por el agente activo como consecuencia de su propio estado interno, y la satisfacción estructural externa, que es la sentida por el agente activo como consecuencia de la certidumbre que ha alcanzado acerca del estado interno del agente reactivo con el que interacciona. La distinción es necesaria porque, según muestran los teoremas de Equilibrio, el estado interno del propio agente activo es condición determinante del logro de satisfacciones estructurales externas con cualquier agente reactivo.
Por el momento, y para facilitar los análisis posteriores, lo único que nos interesa resaltar es que el agente activo tiene distintos tipos de satisfacciones, y que sus satisfacciones dependen de:
  1. Las percepciones (satisfacción percepcional).
  2. Su propio estado interno (satisfacción interna).
  3. El estado interno del agente reactivo (satisfacción externa).
El agente, como hemos visto al introducir la noción de satisfacción, siente de modo inmediato las satisfacciones percepcionales al experimentar las interacciones que dan origen a las percepciones.
Por otra parte, la satisfacción producida por su propio estado interno parece que la tendrá que estar sintiendo siempre, es decir, que subyacerá a cualquier percepción concreta y que se dará, incl...

Índice

  1. PORTADA
  2. PORTADA INTERIOR
  3. CRÉDITOS
  4. DEDICATORIA
  5. ÍNDICE
  6. PRÓLOGO
  7. INTRODUCCIÓN
  8. PRIMERA PARTE. LA NOCIÓN DE EQUILIBRIOS EN LAS INTERACCIONES DE SISTEMAS LIBRES
  9. SEGUNDA PARTE. MODELIZACIÓN DE LA CAPACIDAD EVALUATIVA INTERNA DE UN AGENTE LIBRE
  10. TERCERA PARTE. MODELIZACIÓN DE LA CAPACIDAD EVALUATIVA EXTERNA DE UN AGENTE LIBRE
  11. AUTOR