
- 368 páginas
- Spanish
- ePUB (apto para móviles)
- Disponible en iOS y Android
eBook - ePub
El resurgir español 1713-1748
Descripción del libro
La historiografía no ha sido clemente con
Felipe V, el primer Borbón en reinar en España, de 1700 a 1746. Motejado de incapaz, indolente y de estar dominado por su segunda esposa, Isabel de Farnesio, lo cierto es que bajo su cetro la Monarquía Hispánica volvió a ser una potencia dinámica y expansionista, en particular en el teatro mediterráneo, con campañas en Italia y en el norte de África.
El resurgir español 1713-1748
incide en el profundo cambio que la instauración de los Borbones supuso respecto a las actitudes y prácticas de los Habsburgo, subrayando el papel que este monarca tuvo en el reverdecer del poderío español a partir de 1713, tanto en la reconstrucción del Ejército y de la Armada como, en el plano diplomático, en su capacidad de tejer una nueva red de alianzas. Además, cuestiona el paradigma tradicional acerca de la orientación atlántica de la Monarquía en la primera mitad del siglo XVIII, haciendo énfasis en el control hispánico sobre el Mediterráneo occidental, teatro de operaciones donde se desarrollaron las campañas españolas durante la Guerra de la Cuádruple Alianza (1717-1720) y las guerras de sucesión polaca (1733-1738) y austriaca (1740-1748), y las posturas tanto en España como en Italia ante el intento de Felipe V, insatisfecho con las cláusulas del Tratado de Utrecht, de reconstruir el Imperio español, y en este sentido nos hace repensar la narrativa habitual acerca de la historia de Europa.
Christopher Storrs, hispanista y profesor de la Universidad de Dundee, bebe de un amplísimo caudal de fuentes primarias para documentar las innovaciones políticas, financieras y militares que pusieron los cimientos del moderno Estado español y se coadyuvaron así hacia el surgimiento de una identidad nacional, haciendo especial énfasis en la contribución personal del propio Felipe V en la consecución de este resurgir español.
Preguntas frecuentes
Sí, puedes cancelar tu suscripción en cualquier momento desde la pestaña Suscripción en los ajustes de tu cuenta en el sitio web de Perlego. La suscripción seguirá activa hasta que finalice el periodo de facturación actual. Descubre cómo cancelar tu suscripción.
Por el momento, todos los libros ePub adaptables a dispositivos móviles se pueden descargar a través de la aplicación. La mayor parte de nuestros PDF también se puede descargar y ya estamos trabajando para que el resto también sea descargable. Obtén más información aquí.
Perlego ofrece dos planes: Esencial y Avanzado
- Esencial es ideal para estudiantes y profesionales que disfrutan explorando una amplia variedad de materias. Accede a la Biblioteca Esencial con más de 800.000 títulos de confianza y best-sellers en negocios, crecimiento personal y humanidades. Incluye lectura ilimitada y voz estándar de lectura en voz alta.
- Avanzado: Perfecto para estudiantes avanzados e investigadores que necesitan acceso completo e ilimitado. Desbloquea más de 1,4 millones de libros en cientos de materias, incluidos títulos académicos y especializados. El plan Avanzado también incluye funciones avanzadas como Premium Read Aloud y Research Assistant.
Somos un servicio de suscripción de libros de texto en línea que te permite acceder a toda una biblioteca en línea por menos de lo que cuesta un libro al mes. Con más de un millón de libros sobre más de 1000 categorías, ¡tenemos todo lo que necesitas! Obtén más información aquí.
Busca el símbolo de lectura en voz alta en tu próximo libro para ver si puedes escucharlo. La herramienta de lectura en voz alta lee el texto en voz alta por ti, resaltando el texto a medida que se lee. Puedes pausarla, acelerarla y ralentizarla. Obtén más información aquí.
¡Sí! Puedes usar la app de Perlego tanto en dispositivos iOS como Android para leer en cualquier momento, en cualquier lugar, incluso sin conexión. Perfecto para desplazamientos o cuando estás en movimiento.
Ten en cuenta que no podemos dar soporte a dispositivos con iOS 13 o Android 7 o versiones anteriores. Aprende más sobre el uso de la app.
Ten en cuenta que no podemos dar soporte a dispositivos con iOS 13 o Android 7 o versiones anteriores. Aprende más sobre el uso de la app.
Sí, puedes acceder a El resurgir español 1713-1748 de Christopher Storrs en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Historia y Historia europea. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.
Información
Categoría
HistoriaCategoría
Historia europea1
EL EJÉRCITO
Es increíble la alegría de esta corte […] por el reciente triunfo de Puglia […] en esta acción, la nación entera no ha dejado de reconocer el antiguo valor de las tropas españolas.
El nuncio papal, Madrid, junio de 17341
Durante el siglo XVI y hasta comienzos del XVII, España fue la principal potencia militar de Europa. Sin embargo, hacia finales del XVII perdió dicha primacía. La Guerra de Sucesión supuso el momento de máximo declive de las armas españolas. La contienda abarcó toda la península y la monarquía perdió los territorios que hasta entonces habían alojado dos de sus tres principales formaciones de combate, el Ejército de Flandes y el Ejército de Lombardía (la tercera era el Ejército de Cataluña). De hecho, el triunfo de Felipe V en la contienda sucesoria se debió en gran parte al apoyo militar de su abuelo, Luis XIV.2 Aun así, a la conclusión del citado conflicto, la España de Felipe resurgió como potencia militar independiente.
El resurgimiento militar de España posterior a 1713 se debió en buena medida a la debilidad de los adversarios de Felipe en Europa, en particular los Habsburgo austriacos, y a que priorizaban otros teatros bélicos. Los logros militares de Felipe también se debieron, en las décadas de 1730 y 1740, al apoyo de sus aliados, sobre todo Francia, que no solo distrajeron a sus adversarios en otros teatros como el Rin y Flandes, sino que también cooperaron con sus ejércitos en Italia. No obstante, Felipe no siempre podía encontrar aliados: entre 1717 y 1720 combatió solo. Además, los aliados tenían sus propias prioridades. Luis XV puso fin a la Guerra de Sucesión polaca antes de que la corte española hubiera logrado todos sus objetivos en Italia. Por tanto, Felipe necesitaba una capacidad militar independiente con base en España. Había dado pasos hacia ese objetivo durante la contienda sucesoria, que transformó la herencia militar de la España de los Austrias. Esta revisión abarcó múltiples facetas, como el reemplazo de los tercios por regimientos; la introducción de una nueva jerarquía de rangos y un mayor control regio sobre los nombramientos; la adopción de nuevos armamentos; el establecimiento de nuevos cuerpos, entre ellos el de ingenieros; la elaboración de una estructura de comisarios reales; y, por último, pero no por ello menos importante, una notable expansión del ejército, que en 1713 no solo era mayor que el heredado por Felipe, sino que además contaba con una fuerza permanente con base en España, en lugar de en Flandes y Lombardía.3
Por desgracia, a pesar de la gran atención dedicada a esas primeras reformas, el ejército de Felipe V del periodo posterior a la Guerra de Sucesión es, en muchos aspectos, terra incognita. En décadas recientes los historiadores españoles han mejorado nuestro conocimiento del ejército de Felipe. Sin embargo, otras corrientes historiográficas, entre ellas los abundantes trabajos prosopográficos, han ignorado el estudio de este instrumento bélico, cuyas campañas en el extranjero causaron tan gran impresión a sus contemporáneos. También han dejado de lado el estudio de las grandes operaciones militares de África e Italia y el impacto de dichas operaciones no solo sobre el ejército propiamente dicho (en lo relativo a reformas adicionales y cómo estas contribuyeron a potenciar la modernización y la formación del estado), sino también sobre los súbditos de Felipe.4
Abordaré tales cuestiones en el presente capítulo. Para ello, me basaré sobre todo en la abundante documentación superviviente del Secretariado de Guerra custodiada en el Archivo General de Simancas y en el Archivo Histórico Nacional de Madrid. Aprovecharé también otras fuentes, entre ellas memorias militares poco conocidas, a fin de elucidar el alcance de las notables operaciones militares españolas en las décadas que van desde el final de la Guerra de Sucesión hasta la conclusión de la contienda sucesoria austriaca, cómo se afrontó el reto de unas campañas a tan gran escala, y de qué forma las exigencias bélicas y del establishment castrense dieron forma al estado. ¿Hasta qué punto Felipe se apoyó en el legado del estado Habsburgo español, en lugar de reformarlo? Un aspecto en el que podemos establecer comparaciones es el modo en que Felipe y sus ministros afrontaron el desafío logístico de las grandes operaciones y la innovación que aportó el cambio a una administración pública y estatal en lugar del asiento con el sector privado empleado por los Austrias. Para muchos analistas, la España de Felipe no solo fue un estado fiscal-militar, sino también una nación-estado. Sin embargo, la composición de su ejército no justifica en absoluto dicha afirmación. En lo que respecta al impacto de las aventuras bélicas de Felipe sobre sus súbditos, se ha sugerido que la España de comienzos de la dinastía borbónica estaba militarizada, al igual que otros estados. Pero esto último también es cuestionable.5
CIFRAS Y COMPROMISOS
Felipe V aumentó de un modo notable el tamaño de su ejército en España en el transcurso de la Guerra de Sucesión española, durante la cual movilizó a gran número de sus súbditos, hasta alcanzar los 100 000 hombres en 1714. Después de esa fecha continuó manteniendo grandes fuerzas permanentes. Al igual que todos los ejércitos de la Europa de comienzos de la Edad Moderna, no es fácil dar cifras precisas de los efectivos de sus ejércitos. No siempre es posible saber si las cifras que proporcionan las fuentes de la época o las empleadas por historiadores posteriores están completas. Existen frecuentes diferencias, como por ejemplo entre la cifra establecida de una unidad, esto es, sus efectivos reglamentarios, y el número de soldados reales. Esto explica la amplia variedad de cifras que a veces se dan para las mismas fuerzas.6 No obstante, estas siguen siendo un indicador útil, siempre y cuando tengamos en cuenta que las cifras oficiales, a menudo extraídas de listas o revistas periódicas, no siempre presentan la situación real.
Hacia 1713 Felipe V había perdido Flandes e Italia, pero sus compromisos defensivos seguían abarcando todo el Atlántico. Antes del reinado de Carlos III no hubo un Ejército de América permanente. Con la salvedad de guarniciones en las fortalezas clave de las Américas, solo se enviaban hombres a las Indias cuando era necesario. En 1726 se enviaron efectivos a La Habana como respuesta al deterioro de las relaciones angloespañolas debido a la alianza de Viena y Hannover y la partida de un escuadrón inglés con rumbo al Caribe. En 1739, el estallido de la Guerra de Asiento provocó la partida hacia la América española de nuevas unidades. Sin embargo, pocos años después la guerra en Europa –en Italia– volvió a cobrar protagonismo. Las tropas españolas ya no combatían en Flandes, pero Europa aún era la principal prioridad bélica de la corte española, tal como lo había sido antes del 1700.7
En Europa, las fronteras terrestres y la extensa línea costera de España requerían constante defensa. En este sentido, la presencia británica en Gibraltar añadió, antes, durante y después del asedio de 1727, nuevos compromisos defensivos a los ya existentes. Por otra parte, las amenazas externas no eran el único factor determinante del despliegue en España de las tropas de Felipe: en los territorios de la antigua corona de Aragón hubo una sustancial presencia militar cuya finalidad era permitir el ejercicio de una mayor autoridad real. Esta mayor autoridad posterior a 1707 se basó en la imposición, por parte de Felipe, del derecho de conquista (vid. Capítulo 5). Durante su reinado, Felipe V desplegó grandes cantidades de efectivos en Aragón, Valencia y, sobre todo, en Cataluña. En el verano de 1717, 43 de los 81 batallones de infantería a su servicio estaban estacionados en la corona de Aragón, 35 de ellos en Cataluña. Veinte años más tarde, rara vez había menos de 20 000 o 30 000 soldados en Cataluña, en parte para controlar a su población.8
Felipe no podía descuidar ni las islas ni las guarniciones de fuera de la península. En 1715, tras la reconquista de Mallorca, se estableció una fuerte guarnición en dicha isla, cuya importancia estratégica había aumentado a causa de la ocupación británica de la vecina Menorca y la amenaza que esta suponía. En 1740, tras el estallido de la guerra con Gran Bretaña, se debatió en Madrid una expedición a Menorca, pero esta fue descartada y reemplazada por una intervención en Italia. También había que defender lo que quedaba del imperio en el norte de África y en Italia, esto es, las guarniciones costeras o presidios. Los presidios africanos eran Alhucemas, Ceuta, Melilla, el Peñón de Vélez de la Gomera, y, desde 1732, Orán. En Italia estaba el presidio de Porto Longone, frente a la costa toscana. En 1734, como ya hemos visto, Felipe cedió Porto Longone, junto con Nápoles y Sicilia, a don Carlos, pero este siguió bajo la protección de las tropas de Felipe.9
La concentración de tropas en el litoral oriental español también se debió a los avances militares mediterráneos posteriores a 1713. Además de establecer un gran ejército permanente en la propia España, el atributo más destacado de la actividad castrense española entre 1713 y 1748 fueron las expediciones a ultramar, que a menudo requerían el envío de efectivos militares sustanciales. Estas operaciones también determinaban el tamaño del ejército de Felipe, que se expandía y contraía en función de los cambiantes requerimientos militares de África e Italia (vid. Tabla 1). En 1715, tras la conclusión de la Guerra de Sucesión española, Felipe ejecutó una reforma o reducción sustancial. No obstante, entre el verano de 1717 y 1720, el primer ciclo de intervención en el Mediterráneo dio lugar al reclutamiento de cerca de 33 000 hombres, un incremento de casi un cincuenta por ciento. Después de 1720 hubo una segunda fase de recortes, durante la cual desaparecieron la mayoría de las nuevas unidades. La Guerra de Sucesión polaca y la intervención española en Italia provocaron una renovada expansión. En febrero de 1734, José Patiño preveía que el ejército de Felipe crecería en algo más de 40 000 hombres. Esto suponía un incremento del cincuenta por ciento, hasta sumar casi 123 000 efectivos. En realidad, se formaron veinte nuevos regimientos, y los ya existentes aumentaron de tamaño, con lo que se superó el objetivo: el ejército español alcanzó la cifra de 130 000 hombres. Al fin de la contienda sucesoria polaca le siguió una nueva serie de reducciones. La siguiente guerra, en el Caribe a partir de 1739 y en Italia a partir de 1741, desencadenó una nueva expansión. En 1741 esto supuso añadir un tercer batallón a los regimientos de dos batallones ya existentes –10 batallones en conjunto, con un total de 6500 hombres– si bien todos fueron desactivados a finales de 1744. Otras unidades fueron entrando en servicio durante la guerra mediante una serie de contratos individuales. La paz de 1748 continuó con la habitual reforma.10
Vale la pena comparar estas cifras totales con las logradas por la España de los últimos Austrias. En su momento decisivo, las fuerzas de Felipe V, desplegadas sobre todo en Italia, igualaron los mayores efectivos alcanzados bajo Felipe IV y Carlos II. Este logro de Felipe V resulta aún más llamativo si se considera que sus predecesores Habsburgo podían reclutar en muchos más territorios que el primer Borbón, debido a una monarquía que se extendía por toda Europa.11
Tabla 1. Fuerzas de Felipe V y Fernando VI, 1714-1748a

a Ozanam, D., 1985 (1996), 521, siempre que no se indique otra cosa. A partir de 1734 la infantería incluye la milicia; Andújar Castillo, F., 2003, 131; Martínez Shaw, C. y Alfonso Mola, M., 2001, 248. Castro, C. de, 2004, da una cifra de 70 000; Hellwege, J., 1969, 35. Para una cifra más elevada en 1734 –140 206– que asume que todas las unidades estaban completas pero que omite los nuevos regimientos de milicias, vid. Keene a Newcastle, 7 de abril de 1734, NA, SP 94/119. Para un total de 127 348 en 1739 (82 490 infantes, 10 200 de caballería, 10 158 dragones, y 24 500 de milicia), vid. Estado General, 20 de junio de 1739, BN Mss 12950/6. Sotto, S. M., conde de Clonard, 1851-1859, vol. 5, 231, solo menciona 67 000 infantes en abril de 1739.
DESGASTE
Para mantener unas fuerzas de este volumen, Felipe V necesitaba reclutar un gran número de hombres, tanto para completar, esto es, cubrir los efectivos reglamentarios de los regimientos ya existentes, como para formar otros nuevos, en particular debido a la pérdida constante de hombres a causa de deserciones, enfermedades, o en acción, ya fueran heridos, muertos o capturados. La deserción no era un problema privativo del ejército de Felipe, pero esto no reducía su gravedad lo más mínimo. En el otoño de 1720, las desercion...
Índice
- Cubierta
- Título
- Créditos
- Índice
- Agradecimientos
- Nota acerca de la moneda
- Mapas
- Prólogo
- Introducción
- 1 El ejército
- 2 La armada
- 3 Las finanzas
- 4 Gobierno y política
- 5 La España foral
- 6 Italia e identidad
- 7 El resurgir español, 1713-1748
- Nota sobre las fuentes
- Bibliografía
- Imágenes