TERCERA PARTE
DIGITALIZACIÓN DE LOS ESPACIOS URBANOS Y PRODUCTIVOS
LA IMPLEMENTACIÓN DE LA IDEA DE CIUDAD INTELIGENTE COMO PARTE DE LAS NUEVAS FORMAS URBANAS Y ESTRATEGIAS URGENTES: PERSPECTIVAS, CONDICIONES, AMENAZAS
Ryszard Edward Rozga Luter*
Raúl Hernández Mar*
INTRODUCCIÓN
LA DIGITALIZACIÓN DE LA CIUDAD
El objetivo de este trabajo es analizar el concepto de la ciudad inteligente (CI) en las nuevas condiciones económicas, sociales, territoriales y globales provocadas por situaciones emergentes, como la aparición de pandemias. El concepto de ciudad inteligente impulsada con el desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) pretende regular la desbordada vida urbana, sin embargo, actualmente tendrá que responder a la pregunta sobre qué tan pertinente es esta propuesta en condiciones de urgencia.
Las ciencias sociales existen para entender y explicar los fenómenos o problemas sociales que nos rodean, sin embargo, en algunas ocasiones estos temas aparecen inesperadamente, como los problemas de urgencia en la vida urbana que, de una u otra manera, surgían marginalmente y en la mayoría de los casos, se ocultaban debajo de los desastres naturales (terremotos, inundaciones, deslizamientos de tierra, incendios masivos, etcétera).
Sin embargo, recientemente surgió la cuestión de las urgencias sanitarias masivas como son las epidemias y las pandemias. Estos problemas no son aparentemente nuevos, desde hace años algunos investigadores advertían sobre la posibilidad del surgimiento de pandemias e incluso surgieron algunos casos, como la gripe española, que mató entre 1918 y 1920 a más de 40 millones de personas en todo el mundo, la Influenza H1N1 o la gripe porcina, que se estima que entre 2009 y 2010 mató entre 151 700 y 575 400 personas, y en la actualidad, estamos viviendo una pandemia mundial provocada por el virus SARS-CoV2 (covid-19), que hasta este momento (6 de abril de 2021), y de acuerdo con el Center for Systems Science and Engineering (CSSE) at Johns Hopkins University (JHU) se registran 132 273 299 millones de casos confirmados en el mundo y 2 870 797 personas fallecidas.
El mundo es hoy en día más complejo, dinámico y diverso, lo que no admite una visión única, sino que requiere una aproximación plural. Por ello, los sistemas de ciudades tradicionales basados en la jerarquía funcional y la unilateralidad gubernamental, altamente concéntricos, no son suficientes ni idóneos para hacerle frente a los problemas, desafíos y retos que surgen. Tampoco las resoluciones basadas en el mercado han demostrado su completa efectividad.
Por otro lado, tenemos una desbordada vida urbana donde hay un crecimiento masivo de la población, que también cada vez quiere gozar más de los beneficios de esta vida, como son los actos masivos deportivos, culturales, religiosos y otros, donde incluso el manejo de la cantidad de la gente que se reúne provoca problemas de carácter organizativo, de seguridad y de asistencia sanitaria. El encuentro de estos dos fenómenos, por un lado la vida urbana masiva, y por el otro, el surgimiento de urgencias sanitarias, conforman uno de los principales problemas del desarrollo futuro de las ciudades.
Por lo anterior, antes de que nuestra vida cotidiana fuera trastocada por la pandemia mundial provocada por el virus SARS-CoV2 (Covid-19), las agencias internacionales ya habían previsto estos escenarios catastróficos, sin embargo, los gobiernos de todo el orbe no se prepararon suficientemente. Aunque a escala internacional ya se tomaron algunas iniciativas, como, por ejemplo, en septiembre de 2015 se aprobó la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas. La Agenda 2030 surge:
En nombre de los pueblos a los que servimos, hemos adoptado una decisión histórica sobre un amplio conjunto de objetivos y metas universales y transformativos, de gran alcance y centrados en las personas. Nos comprometemos a trabajar sin descanso a fin de conseguir la plena implementación de la presente Agenda de aquí a 2030. Reconocemos que la erradicación de la pobreza en todas sus formas y dimensiones, incluida la pobreza extrema, es el mayor desafío a que se enfrenta el mundo y constituye un requisito indispensable para el desarrollo sostenible. Nos comprometemos a lograr el desarrollo sostenible en sus tres dimensiones —económica, social y ambiental— de forma equilibrada e integrada. También aprovecharemos los logros de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y procuraremos abordar los asuntos pendientes (Asamblea de las Naciones Unidas, 2015).
Dentro de los 17 ODS de la Agenda 2030, encontramos el objetivo 11, “Ciudades y comunidades sostenibles”; dicho objetivo parte de una sentencia que dicta que desde el 2007 más de la mitad de la población mundial ha estado viviendo en ciudades, y se espera que dicha cantidad aumente hasta 60% para 2030. En México, el fenómeno urbano es todavía más evidente; según el Sistema Urbano Nacional en el 2018, en nuestro país existen 401 ciudades agrupadas en 74 zonas metropolitanas, 132 conurbaciones y 195 centros urbanos, que en total albergan a 92.6 millones de personas, es decir, 74.2% de la población mexicana (Conapo, 2018).
Por lo anterior, las ciudades y las áreas metropolitanas se han convertido en centros neurálgicos del crecimiento económico y el desarrollo social, ya que aportan un poco más de 60% del producto interno bruto (PIB) nacional. Pero, al mismo tiempo, las ciudades se encuentran en la primera línea de la lucha contra la epidemia de covid-19 junto con las autoridades nacionales de salud pública. Los gobiernos de las ciudades, por lo tanto, tienen grandes responsabilidades en la realización de: a) acciones de emergencia en toda la ciudad para prevenir la transmisión viral y atender a los afectados; b) apoyo de emergencia focalizado a las personas más vulnerables desde una perspectiva de salud y medios de vida; c) esfuerzos de recuperación mediante la implementación de programas de recuperación económica e inversiones dirigidas a empresas, comunidades y medios de vida.
En este sentido, la rápida e incontrolada urbanización ha producido un número creciente de habitantes en condición de pobreza, carencias de infraestructura, servicios inadecuados y sobrecargados, como las de la recolección de residuos sólidos urbanos, los sistemas de agua y saneamiento, el transporte y los servicios públicos de salud. Sin duda, estos factores han incrementado los impactos del covid-19 en las zonas urbanas pobres y densamente pobladas, donde el hacinamiento también dificulta cumplir con las medidas de distanciamiento social y el autoconfinamiento.
Desde la aprobación de la Agenda 2030, el objetivo 11 tiene como propósito:
Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenible...