La imitación de Cristo
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La imitación de Cristo

  1. 244 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
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Descripción del libro

La Imitación de Cristo es posiblemente el libro más editado -y por consiguiente leído-, después de la Biblia, de toda la literatura cristiana. Magnífica muestra de la espiritualidad de la escuela medieval conocida como la devotio moderna, la mayor parte de los estudiosos, y la tradición, atribuyen la autoría de esta obra a Tomás de Kempis, hasta el punto de que la obra es conocida, también, como "el Kempis". "El Kempis" ha sido editado y leído por millones de lectores. Cabe preguntar: ¿por qué este fenómeno multitudinario durante siglos? Por su sencillez y su unción devota, por su mesura dentro de sus exigencias radicales, por su insistencia sobre el recogimiento y cultivo suave de la interioridad. Esta obra es un clásico de la literatura espiritual cristiana que siempre se leerá. La misma sequía de vida interior que sufrimos hará volver a muchos, incluso a los no cristianos, a buscar en sus páginas una palabra de paz.

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Información

Año
2013
ISBN del libro electrónico
9788428563666
Edición
1
Categoría
Misticismo
Avisos provechosos
para la vida espiritual
Capítulo 1
De la imitación de Cristo y desprecio de todas las vanidades del mundo.
[1] «Quien me sigue no anda en tinieblas» (Jn 8,12), dice el Señor. Estas palabras son de Cristo, con las cuales nos amonesta que imitemos su vida y costumbres, si queremos verdaderamente ser alumbrados y libres de toda la ceguedad del corazón.
Sea, pues, nuestro estudio pensar en la vida de Jesucristo.
La doctrina de Cristo excede a la de todos los santos, y el que tuviese espíritu hallará en ella maná escondido.
Mas acaece que muchos, aunque a menudo oigan el evangelio, gustan poco de él, porque no tienen el espíritu de Cristo.
El que quiera entender plenamente y saborear las palabras de Cristo, conviene que procure conformar con Él toda su vida.
[2] ¿Qué te aprovecha disputar altas cosas de la Trinidad, si careces de humildad, por donde desagradas a la Trinidad?
Por cierto, las palabras subidas no hacen santo ni justo; mas la virtuosa vida hace al hombre amable a Dios.
Más deseo sentir la contrición, que saber definirla.
Si supieses toda la Biblia a la letra y los dichos de todos los filósofos, ¿qué te aprovecharía todo sin caridad y gracia de Dios?
«Vanidad de vanidades y todo vanidad» (Qo 1,2), sino amar y servir solamente a Dios.
Suma sabiduría es, por el desprecio del mundo, ir a los reinos celestiales.
[3] Vanidad es, pues, buscar riquezas perecederas y esperar en ellas.
También es vanidad desear honras y ensalzarse vanamente.
Vanidad es seguir el apetito de la carne y desear aquello por donde después te sea necesario ser castigado gravemente.
Vanidad es desear larga vida y no cuidar que sea buena.
Vanidad es mirar solamente a esta presente vida y no prever lo venidero.
Vanidad es amar lo que tan presto se pasa y no buscar con solicitud el gozo perdurable.
[4] Acuérdate frecuentemente de aquel dicho de la Escritura: «No se harta la vista de ver ni el oído de oír» (Qo 1,8).
Procura, pues, desviar tu corazón de lo visible y traspasarlo a lo invisible, porque los que siguen su sensualidad manchan su conciencia y pierden la gracia de Dios.
Capítulo 2
Del bajo aprecio de sí mismo.
[1] Todos los hombres, naturalmente, desean saber; mas, ¿qué aprovecha la ciencia sin el temor de Dios?
Por cierto, mejor es el rústico humilde que a Dios sirve, que el soberbio filósofo que, dejando de conocerse, considera el curso del cielo.
El que bien se conoce, tiénese por vil, y no se deleita en alabanzas humanas.
Si yo supiese cuanto hay en el mundo y no estuviese en caridad, ¿qué me aprovecharía delante de Dios, que me juzgará según mis obras?
[2] No tengas deseo demasiado de saber, porque en ello se halla grande estorbo y engaño.
Los letrados gustan de ser vistos y tenidos por tales.
Muchas cosas hay que, el saberlas, poco o nada aprovecha al alma; y muy loco es el que en otras cosas entiende, sino en las que tocan a la salvación.
Las muchas palabras no hartan el alma; mas la buena vida le da refrigerio y la pura conciencia causa gran confianza en Dios.
[3] Cuanto más y mejor entiendes, tanto más gravemente serás juzgado si no vivieres santamente.
Por eso no te ensalces por alguna de las artes o ciencias; mas teme del conocimiento que de ella se te ha dado.
Si te parece que sabes mucho y entiendes muy bien, ten por cierto que es mucho más lo que ignoras.
«No quieras saber cosas altas» (Rom 11,21); mas confiesa tu ignorancia.
¿Por qué te quieres tener en más que otro, hallándose muchos más doctos y sabios en la ley que tú?
Si quieres saber y aprender algo provechosamente, desea que no te conozcan ni te estimen.
[4] El verdadero conocimiento y desprecio de sí mismo es altísima y doctísima lección.
Gran sabiduría y perfección es sentir siempre bien y grandes cosas de otros, y tenerse y reputarse en nada.
Si vieres a alguno pecar públicamente o cometer culpas graves, no te debes juzgar por mejor, porque no sabes cuánto podrás perseverar ...

Índice

  1. Créditos
  2. La imitación de Cristo
  3. Introducción
  4. Antiespeculativismo
  5. Ascetismo interior
  6. La interioridad
  7. Autores más representativos
  8. El «Kempis»
  9. La cuestión del autor
  10. En España
  11. Nuestra edición
  12. Bibliografía
  13. LIBRO PRIMERO
  14. Avisos provechosos para la vida espiritual
  15. Capítulo 1
  16. Capítulo 2
  17. Capítulo 3
  18. Capítulo 4
  19. Capítulo 5
  20. Capítulo 6
  21. Capítulo 7
  22. Capítulo 8
  23. Capítulo 9
  24. Capítulo 10
  25. Capítulo 11
  26. Capítulo 12
  27. Capítulo 13
  28. Capítulo 14
  29. Capítulo 15
  30. Capítulo 16
  31. Capítulo 17
  32. Capítulo 18
  33. Capítulo 19
  34. Capítulo 20
  35. Capítulo 21
  36. Capítulo 22
  37. Capítulo 23
  38. Capítulo 24
  39. Capítulo 25
  40. LIBRO SEGUNDO
  41. Exhortacióna la vida interior
  42. Capítulo 1
  43. Capítulo 2
  44. Capítulo 3
  45. Capítulo 4
  46. Capítulo 5
  47. Capítulo 6
  48. Capítulo 7
  49. Capítulo 8
  50. Capítulo 9
  51. Capítulo 10
  52. Capítulo 11
  53. Capítulo 12
  54. LIBRO TERCERO
  55. De la consolación interior
  56. Capítulo 1
  57. Capítulo 2
  58. Capítulo 3
  59. Oración
  60. Capítulo 4
  61. Capítulo 5
  62. Capítulo 6
  63. Capítulo 7
  64. Capítulo 8
  65. Capítulo 9
  66. Capítulo 10
  67. Capítulo 11
  68. Capítulo 12
  69. Capítulo 13
  70. Capítulo 14
  71. Capítulo 15
  72. Oración
  73. Capítulo 16
  74. Capítulo 17
  75. Capítulo 18
  76. Capítulo 19
  77. Capítulo 20
  78. Capítulo 21
  79. Capítulo 22
  80. Capítulo 23
  81. Oración
  82. Oración
  83. Capítulo 24
  84. Capítulo 25
  85. Capítulo 26
  86. Capítulo 27
  87. Oración
  88. Capítulo 28
  89. Capítulo 29
  90. Capítulo 30
  91. Capítulo 31
  92. Capítulo 32
  93. Capítulo 33
  94. Capítulo 34
  95. Capítulo 35
  96. Capítulo 36
  97. Capítulo 37
  98. Capítulo 38
  99. Capítulo 39
  100. Capítulo 40
  101. Capítulo 41
  102. Capítulo 42
  103. Capítulo 43
  104. Capítulo 44
  105. Capítulo 45
  106. Capítulo 46
  107. Capítulo 47
  108. Capítulo 48
  109. Capítulo 49
  110. Capítulo 50
  111. Capítulo 51
  112. Capítulo 52
  113. Capítulo 53
  114. Capítulo 54
  115. Capítulo 55
  116. Capítulo 56
  117. Capítulo 57
  118. Capítulo 58
  119. Capítulo 59
  120. LIBRO CUARTO
  121. Del Santísimo Sacramento
  122. Capítulo 1
  123. Capítulo 2
  124. Capítulo 3
  125. Capítulo 4
  126. Capítulo 5
  127. Capítulo 6
  128. Capítulo 7
  129. Capítulo 8
  130. Capítulo 9
  131. Capítulo 10
  132. Capítulo 11
  133. Capítulo 12
  134. Capítulo 13
  135. Capítulo 14
  136. Capítulo 15
  137. Capítulo 16
  138. Capítulo 17
  139. Capítulo 18