Conversaciones con la naturaleza. Ensayos Cognitivos desde los Andes

Alejandra Delgado, Natalia Sierra, Sebastián Terán

• Editorial: Pontificia Universidad Católica del Ecuador
• Año: 2022
• ISBN del libro electrónico: 9789978775882
• Edición: 1
• Categoría: Social Sciences
• Categoría: Cultural & Social Anthropology

El actual momento de inminente decadencia civilizatoria exige de los seres humanos un poco de serenidad y paciencia para pensar su por-venir común, conscientes de su inmensa diversidad cultural y de sus discrepancias y conscientes de que su existir está constituido en la naturaleza inconmensurable y trascendente. El pensar sereno que exige la crisis civilizatoria no puede sino ser un diálogo histórico crítico entre distintas perspectivas humanas de comprensión de su devenir. Un diálogo entre distintas epistemologías que cuestionen la relación cognitiva sujeto-objeto, la misma que encuentra su objetivación primera en la relación humano-naturaleza.   

ENSAYO III

LA FEMINIDAD INCUESTIONABLE DE LA TÉCNICA

La naturaleza que gracias a la técnica se desoculta como mundo-habitación recibe y hospeda lo humano y este huésped que se instala la profana pero no la descubre en su oscuro secreto. Así la naturaleza es, en el mundo y en el huésped que lo habita, otro. La naturaleza es por lo tanto una identidad (misma) y también una diferencia (otro) en ese ser ella misma. La pertenencia de la humanidad a la naturaleza no agota el sentido de la relación de acogimiento en la posesión, pues la naturaleza se recobra en el acontecimiento humano y en esa medida deja libre al huésped. Y aunque el huésped es un extranjero para la naturaleza que lo hospeda, es al mismo tiempo un extranjero para sí mismo, en tanto es también una creatura natural.

Sin embargo, el huésped no se ofrece al azar de la hospedante-generosa, busca sortear sus poderes oscuros y posicionar su propia presencia en el mundo, que por habitarlo se convierte en su habitación. En este sentido la naturaleza es ella misma y también posibilidad de Otro (mundo humano), a la vez ella y no ella, ahí radica su fecundidad, sacada de lo oculto por la técnica que trae ahí delante el mundo humano para hospedar lo humano. La fecundidad de la naturaleza no solo indica todos sus poderes y posibilidades para apresar sus propias posibilidades, sino su porvenir siempre Otro y libre y romper su oscura identidad. La fecundidad supone el avatar de su discontinuidad, la aventura de las sorpresas de sus azares y sus búsquedas por los caminos de la vía láctea.

El Otro no se apaga en su ser-mundo-humano, en el que se absorbería al voltear con su origen natural, pues a su muerte retorna a lo infinito astral que siempre vuelve a comenzar en el hacer salir lo oculto y traer ahí delante su Otro distinto y hospedarlo sin poseerlo. Esta fecundidad es la modalidad de lo femenino natural. La relación de la naturaleza con su otro (mundo humano), no es de poder sino de hospedaje y acogimiento. La fecundidad continúa el discontinuo devenir azaroso y sorprendente del hacer salir lo oculto sin producir su total iluminación que produciría el envejecimiento del infinito astral. En la fecundidad la naturaleza trasciende su oscuro secreto, no para disolverse en el mundo humano, sino para ir más allá de sí misma, ir hacia su ser otro. Mantenerse en la oscuridad es ser infinitamente por-venir, infinitamente hacer salir lo oculto como traer ahí delante su ser otro. Ser infinitamente significa provenir al modo de otro que siempre está en el comienzo, que gracias a la técnica encuentra realizar su acontecimiento (nacimiento).

La relación de la naturaleza con lo humano en la fecundad de lo femenino no los encierra en una relación de poder, a pesar de que lo humano es la alteración misma de la naturaleza, su trans-sustanciación. Este bucle naturaleza-humano muestra que el ser infinito de la primera no es una posibilidad cerrada sobre sí misma y que por lo tanto se recrea como fecundidad al invocar a la alteridad del amado huésped humano. Es así la fecundidad la ilimitada y cíclica repetición del hacer salir lo oculto que asegura a la naturaleza su duración eterna. En ella radica además la destrucción y regeneración cíclica del mundo humano.

En la fecundidad de la naturaleza abierta por la técnica, el mundo humano aparece y trasciende lo sagrado no humano y la nada anónima que deja de amenazar con la oscura eternidad muda. Así, la naturaleza se produce como distinta en sí misma: naturaleza y otro- mundo. Este es su fundamental movimiento. Es naturaleza y por ello mismo es transformación y trascendencia constante que va hacia lo otro-mundo, otro, que sin embargo, no puede detener el movimiento de la fecundidad. El mundo que la naturaleza abre en su hacer salir lo oculto es aún fecundo, pues la trascendencia de la naturaleza trasciende hacia aquel que trasciende (Cfr. Levinas, 1977). Es esta la verdadera aventura azarosa de la energía vital de la naturaleza, su transustanciación en otro, que a la vez es trascendencia (para el otro-mundo).

El bucle (técnica como hacer salir lo oculto y traer ahí delante la verdad-mundo) que une y separa la naturaleza y lo humano es voluptuosidad de la creación, propia de la coincidencia milagrosa que enlaza la natura y lo humano manteniendo su mínima y eterna diferencia: simultáneamente fusión y distinción, que en lo que fusiona recibe, reconoce, acoge, hospeda y en lo que distingue libera. No es la libertad sin responsabilidad y sin compromiso con el hospedante, sino aquella libertad responsable que hace que el huésped (mundo humano) se desdoble de sí harto de sí mismo y retorne al misterio oscuro (caos originario) del vientre fecundo de natura.

La naturaleza es la fuerza germinadora femenina del mundo humano, energía vital previa, eterna y trascendente al acontecer humano. Energía vital que vibrar y con su vibrar convoca a la técnica a hacer salir lo oculto y traer ahí delante la verdad como mundo. De lo que se habla es de la alma o principio activo inmanente a la naturaleza que la consagra como fuente fundante y fundamental de la vida toda.

Creo en una energía materia, hacedora de las cosas vistas y no vistas. Creo que este pluriverso está atravesado por heterogeneidades que continuamente hacen cosas. Creo que es equivocado negar vitalidad a los cuerpos no-humanos, a que las fuerza o formas, y que en un recorrido cuidadoso por la antropomorfización puede ayudar a revelar esa vitalidad, aunque se resista a una traducción plena ay exceda mi capacidad de comprensión. Creo que los encuentros con la materia viviente pueden corregir mis fantasías de dominio humano, subrayar la común materialidad de todo lo que hay, sacar a la luz una más amplia distribución de la agencia, y darle forma nueva al yo y sus intereses (Bennett, Jane como se citó en Zizek, 2016, p.15).

Creo en Ella, la eterna infinita natura, no solo su pedazo codificado y conocido, sino y fundamentalmente la que trasciende a todo conocimiento humano, retornando siempre a su ser-fuente originaria de la energía vital. Creo en que despierta una y otra vez de su sueño eterno, para convertirse en lo que no-es siendo ella misma: vientre de todos los comienzos. Creo que cada despertar de natura es el movimiento de hacer salir lo oculto y traer ahí adelante la verdad, es Ella deviniendo en técnica. Creo que cuando sale lo oculto y se muestra en lo que ella no es siendo ella misma, muestra la fundamental verdad de su finita existencia desgarrada, del vacío primordial. Creo en las cuatro dimensiones de su movimiento que corresponden a sus cuatro fundamentales despertares y a sus cuatro fundamentales desgarraduras.

1. PRIMER DESPERTAR: LA AMANTE.

Ella, natura, la que reposaba en su sueño eterno se despertó y deseó revelar su oculto misterio y mostrarse como otro, y testimoniar su existencia desgarrada por el deseo de otredad. Nunca más volvió a ser ella misma en su mismidad eterna. Ella, que se mostró como otredad, deseó a ese otro con el que estableció la seducción amatoria. Así, este despertar de natura como deseo de otredad es el movimiento de la desocultación que gesta la técnica como amante primigenia, diosa de la sexualidad, espacio matricial de la seducción. Ella, natura, deviniendo en amante primigenia inaugura el erotismo que la aproxima al otro-humano, es decir a su existir otredad, al tiempo que aproxima al humano a su ser naturaleza.

Desgarrada por el deseo de otredad, Ella, natura, queda alterada por su alteridad deseada, la que empieza a constituirle en su existir finito. Dicha alteración la exime por un lapso de tiempo a retornar a su eternidad, a su mismidad, queda atrapada en su propio deseo, uno de sus primeros entramados matriciales, vacío primero creado en el momento que salió lo oculto a su deseo de otredad. En este lapsus finito, en el infinito sueño de natura, Ella amante primigenia, recibirá al otro-humano y lo hospedará en el mundo abierto con él y para él. La intención amatoria de la primera amante va hacia el otro-humano-amado al cual está ligada antes de que exista como realidad, cuando solamente era un deseo aún no realizado. El amor de Ella, la amante primigenia, por el otro-humano-amado reduce su inmanencia fundamental de ser fuente originaria de la energía vital y le permite despojarse de la pesada y oscura trascendencia que es en su eterno reposar. Más liviana, más mundana, la amante primigenia puede acercarse, ponerse junto al otro-amado, en el límite que su existencia desgarrada le permite.

Su deseo de otredad, deseo del otro-amado, es una pulsión que se satisface y se frustra en la cercanía al amado. Nunca es suficiente la proximidad de los amantes, así como nunca es suficiente su lejanía para conjurar el misterio de su amor. Ella, natura, devenida en la amante primigenia seduce al otro-humano-deseado, lo lleva a ella con distancia, porque sabe que el otro entró en su juego de seducción, cuya energía vertiginosa, delirante la puede no solo alterar que ya lo ha hecho, sino desviarla, revertirla o curvar su ser infinito a las dimensiones del mundo finito (Cfr. Boudrillard, 1990). La seducción del otro-humano puede sacar a natura de su flujo originario lineal e idéntico, es decir de su noche silenciosa, a la vez que la seducción de natura puede hundir a su otro-amado en su oscuro vientre. “La seducción y el exotismo son el exceso del otro y de la alteridad, el vértigo de lo más diferente que lo diferente —es lo irreductible, y ahí está la auténtica fuente de energía” (Baudrillard,1991, p.151).

El otro-humano perturba a natura porque es ella misma siendo otredad, pero más obsesiona natura al otro-humano, porque aunque es el mismo siendo otro le es muy difícil sino imposible reconocerlo. En este juego de extrañeza e intimidad entre natura y su otro-humano, que no es más que la tensión del ir y venir de natura consigo misma devenida en lo que no es, o de lo humano consigo mismo devenido en lo que no es, que obsesiona a los amantes, se intenta calmar con la seducción de la amante primigenia que acerca a los amantes sin que esta cercanía suponga su encuentro. En otras palabras, nunca natura se encontrará cara-a-cara con su otro-amado, nunca una u otro podrán descubrir sus secretos, pues el otro amado solo existe en la medida en que natura se ha desocultado, por lo tanto jamás podrá conocerla siendo ella en su mismidad, porque para ello él tendría que desaparecer en el vientre oscuro de natura. De esta forma tanto natura como su otredad-amada conservaran su alteridad radical, en la cual radica su deseo, su juego de seducción.

La simultaneidad de la cercanía y la lejanía entre natura y su otro-humano-amado, entre el infinito y el finito, entre el ser y el existir constituyen a la amante primigenia y su espacio matricial de seducción.

El deseo de natura apunta al otro porque es deseo de su otredad, no de su mismidad en la cual natura no desea porque no ha despertado de su sueño eterno. Es decir el deseo es deseo de alteridad. Lo que natura busca es su otredad que le altere, que le convoque no a desocultarse porque ya el otro es testimonio de aquello, sino que el amado mismo se oculte y la interpele a ocultarse en su misterio. Sin embargo, muchas veces el otro-amado, obsesionado con natura, olvida el juego de la seducción e intenta iluminar el vientre oscuro de natura, conocerla en su ser fuente originaria de la energía vital. Esa intención humana de posesión de natura es sorda al eros seductor de la amante primigenia que muestra por momentos su fragilidad, pero aún más muestra la fragilidad humana. Si el otro-humano se entrega a los susurros de la amante primigenia puede caminar en el límite entre su mundana e indigente existencia finita y el reposo infinito de natura. En ese umbral alcanza la epifanía de su ser-amado por natura, cuando intuye los latidos del vientre de todos los comienzos.

Cuando el otro-humano-amado logra caminar por el delgado filo de la seducción, que le acerca y le aleja de natura, se aligera el peso de su finitud, “…fuga de sí en...

Índice

• APERTURA
• LIBRO PRIMERO Claves epistemológicas para repensar el destino humano
• ENSAYO I EL EPISTEME MODERNO Y SU FRACASO
• ENSAYO II LA TÉCNICA Y SU MAGIA
• ENSAYO III LA FEMINIDAD INCUESTIONABLE DE LA TÉCNICA
• LIBRO SEGUNDO Aproximaciones a una técnica del erotismo y la estética
• A MODO DE INICIO
• ENSAYO I TÉCNICA - ERÓTICA
• ENSAYO II TÉCNICA - ESTÉTICA
• ENSAYO III COMUNIÓN EN LO SENSIBLE
• LIBRO TERCERO Entre el encanto y el desencanto: Una aproximación a las oscilaciones entre la sacralización y la desacralización del Mundo
• A MODO DE INICIO
• ENSAYO I ESTRUCTURA SIMBÓLICA Y MUNDO MÍTICO
• ENSAYO II MODERNIDAD: DISOLUCIÓN DE LA TOTALIDAD CÓSMICA
• ENSAYO III RETORNO AL MUNDO MÍTICO: RECONSTRUCCIÓN DEL PRINCIPIO FUNDANTE