Humanismo negro
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Humanismo negro

  1. 184 páginas
  2. Spanish
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  4. Disponible en iOS y Android
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Descripción del libro

La interpelación a la filología es una exhortación no solo de una disciplina tradicional en torno a la reformulación de las premisas de la interpretación, sino una crítica corrosiva del humanismo. Para Jürgen Paul Schwindt, la filología deja al descubierto la «utopía negativa» de un humanismo después o antes de todo humanismo: un «humanismo negro». Negro porque, luego de haber descartado cualquier comprensión de lo humano que opere con imágenes preestablecidas, toda enunciación al respecto es hecha a partir del esquivo fundamento de rendimientos lingüísticos claves en un campo –la filología, la interpretación y, por sobre todo, la lectura– todavía por explorar. En contra de cualquier lectura categórica o edificante, los ensayos de Humanismo negro se enfocan en los efectos dislocadores que el leer puede aparejar, confrontándonos a nuestras ideas preconcebidas.

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Información

Año
2022
ISBN del libro electrónico
9789566048770
Categoría
Filosofia
Categoría
Linguistica
A contraluz de la filología
Un diálogo con Jürgen Paul Schwindt1
eisodos: El tomo ¿Qué es una pregunta filológica? [Was ist eine philologische Frage? Fráncfort del Meno: Suhrkamp, 2009), editado por usted, intenta realizar una «determinación de la esencia [Wesen] de la filología». ¿Cómo determinaría, brevemente, la esencia de la filología?
Jürgen Paul Schwindt: En términos muy generales, la filología es una ciencia que –tal como sugiere su nombre– mantiene una relación afectiva con sus objetos. Su cientificidad, en mi convicción, no reside en la neutralización del afecto, sino en su capacidad para volverlo productivo. La mayoría de los departamentos universitarios en los Estados Unidos, como es consabido, a partir de un viejo dictamen (F. Schlegel) llegaron a la extraña conclusión de que las ciencias literarias justamente por esto no serían lo suficientemente «científicas». En consecuencia, son asignadas, sin más, a las «Arts and Humanities». A mi parecer, sería más inteligente comprender el lado afectivo de la filología como una posibilidad de asignarle al asombro, el que –al menos en Aristóteles– se encuentra en el comienzo del conocer, un lugar estable al interior de la economía de los afectos, y de este modo mantener la economía pulsional que guía el conocer filológico en un estado dinámico o, como prefiero decir, en un estado de inquietud. Más precisamente, la filología es la apercepción metódicamente dirigida de mundos textuales, una especie de intuición moderada con sagacidad. El decir de Karl Philipp Moritz (recordado por Yvonne Pauly en contextos pertinentes) acerca de la «atención a lo aparentemente pequeño» toca otro punto relevante.
eisodos: ¿En qué consiste la novedad de su concepción de la filología y en qué se distingue de conceptos tradicionales de la filología?
JPS: «Novedad» es una gran palabra que ya ha seducido a varios teóricos a valorar su rendimiento académico por él mismo y no por aquello que a través de este se volvió posible para otros. Lo desacostumbrado y, sí, quizá también lo intempestivo de nuestro concepto de filología es el énfasis [Nachdruck] que recae en el leer. La particularidad de la experiencia del trato que se tiene con los textos, en nuestra opinión, tiene que encontrar su precipitado en la determinación de aquello que «filología» ha de representar como un todo. Y, más aún, quisiera decir que los conceptos que la filología pueda tener solo son utilizables en la medida en que fueron desarrollados en el trabajo con textos. Usted quizá objetará lo siguiente: ¿acaso no todos los conceptos filológicos usuales han sido desarrollados en y con textos? Yo pondría en tela de juicio esta afirmación. Preferiría decir que la filología como tal [überhaupt] solo se realiza en el enfrentamiento [Auseinandersetzung] con un texto concreto. Si esto tiene como consecuencia que al final hay tantas filologías como textos, eso sería algo que habría que celebrar. Ahora, se torna visible que no es mucho lo que se pueda ganar con una formulación como la que acabo de emplear cuando hablé de la «filología como un todo». ¿Qué es lo que esto debería ser? ¿Para qué uno debería poner la experiencia, en cada caso novedosa, en el trato con textos bajo la tutela de un supraconcepto que puede que obtenga su legitimidad de diversos procedimientos de generación de reconocimiento social, pero que en esto ha perdido el contacto directo, inmediato, con la experiencia que se da en el trato con textos?
eisodos: Parece asignarle mucha importancia al concepto del afecto/del ser afectado. Nos interesaría saber a qué epistemología se anuda este concepto de afecto, ya que las elaboraciones al respecto nos han dejado un par de preguntas, entre ellas las siguientes: el concepto de afecto es puesto en relación con el componente «philo» de la palabra filología, pero ¿qué pasa con la parte del «logos»? En parte usted pareciera enfatizar que su nueva filología justamente no apunta a un método, en el sentido de que pone a disposición un procedimiento aplicable a varias cosas (por ejemplo, «tantas filologías como textos»). ¿A qué se refiere con esto?
JPS: El aspecto aquí desarrollado de la «teoría de los afectos» no está basado en ninguna dirección o escuela del pensar determinada. «Por supuesto» que retomamos, por un lado, la clásica teoría de los afectos de Aristóteles y, por otro, los fragmentos acerca de la filología de Friedrich Schlegel. Werner Hamacher (respecto de Schlegel) y Gerhard Poppenberg (respecto de Aristóteles) probaron en sus respectivos aportes, ambos de suma originalidad, al tomo anteriormente mencionado (2009, 21-60 y 160-191), el alcance que pueden tener estas opciones teóricas aún hoy en día. Por favor, tampoco olvide que hace tiempo que leemos los textos teóricos –Paul de Man y Derrida lo demostraron a su modo, es decir, al modo deconstructivo– con la misma intensidad que los llamados textos literarios. De acuerdo a nuestra comprensión, interpretaciones válidas de formaciones teóricas más antiguas entonces no pueden ser testigos válidos para las decisiones y tareas teóricas del presente. Al menos no en un campo en el que estas decisiones y las preguntas y disposiciones que llevaron a estas son puestas a prueba, ellas mismas. Es que vale lo siguiente: tot philologiae, quot textus! No se trata de un acceso unilateral-esquemático, sino de un procedimiento sumamente móvil del «flexible response». Sin embargo, insistiría en que, con toda la diferencia entre los textos y situaciones, hay constantes en cuanto a los gestos y hábitos de esta praxis filológica. Ella es intervencionista en su fondo, rechaza los patrones de interpretación y las jerarquías de atención clásicas y rara vez recurre al presaber contextual sino de preferencia a la interrogación filológica tradicional. Consideramos que esta dispensa de la ilusión de una metodología uniforme y, no obstante, exitosa, es una ganancia. ¿Qué tendría de equivocado el que existieran tantas filologías como textos? Equivaldría a volver a tomar en serio la palabra escrita.
eisodos: ¿Qué hay del llamado a la «refilologización de la ciencia literaria» (Möller, FAZ 2018)? ¿Qué entiende usted por las expresiones «philological turn» y «refilologización» (2009, 2)? ¿Y qué por ayudar a los textos «a que recuperen su derecho» (Möller, FAZ 2018)?
JPS: El «philological turn» fue proclamado por nosotros en el lanzamiento de la «Pregunta filosófica» (stw 1943) y –lo confieso con gusto– disfrutamos sin reservas el efecto de esta forma de hablar en eslóganes. Es que nuestro «turn» prescindió de la retórica progresista de otros «giros» y en apariencia remitió a algo archi y omniconocido, que buscamos volver a convertir en algo apetecible para nuestros contemporáneos. Por supuesto que en ningún caso quisimos volver a las fachadas colosales de aquella filología que habíamos llegado a conocer en sus manifestaciones tardías en los años ochenta, sino que quisimos dirigir la mirada más atrás sobre las utópicas reservas de la tradición y que se habían acumulado en los soñadores días infantiles de la doctrina de las ciencias que en sus partes esenciales es romántica y posromántica. La condición abierta, no clausurada [Unabgeschlossenheit], de los esbozos teóricos de Schlegel, Böckh y Nietzsche parecía tener que ser una promesa de su solidaridad y efectividad en un tiempo cuya imagen «científica» de mundo era al menos tan fragmentaria y dispar como lo era el caso en los años fundacionales. No veíamos la falta [Mangel], sino la plenitud perspectivista en posibilidades impensadas o no pensadas hasta el final. Werner Hamacher (2010) tomó en serio este appeal al intentar anudar la reflexión actual, también en un sentido formal, a los tempranos impulsos del pensar haciendo salir [hervortreiben], una vez más, a la forma aforística de la forma ensayística. Esto no era sino consecuente. A todo esto, respecto de la apodíctica de la fórmula del «philological turn», ya en la cubierta del mentado tomo acerca de la pregunta filológica se encuentra su respectiva retractación, cuando dice que la «condición previa para la nueva fortaleza del paradigma filológico […] es el giro de la filología sobre sí misma». Si bien es cierto que Paul de Man, más de veinte años antes, ya habló del «return to philology», sin embargo el impulso en cuestión, en mi opinión, no fue filológico sino del orden de la teoría de la literatura. La filología se volvió interesante, para De Man, no por ella misma y menos como magnitud intrínseca del acontecer de la interpretación de textos, sino que devino chiffre para la descripción concentrada de la constitución retórica y de los juegos deconstructivos de los textos.
eisodos: Usted escribe que «[l]a pregunta por la pregunta filológica» interrumpe «la continuidad silenciosa de un preguntar filológico que no se cuestiona a sí mismo» (stw 2009, 11), y Möller (FAZ 2018) afirma que el Centro Internacional de Coordinación «Teoría de la Filología», que ha sido creado por usted, delibera sobre «preguntas filológicas fundamentales desde una perspectiva histórica y sistemática» y tiene como finalidad poner al descubierto y volver accesible los «procedimientos científicos de la filología». Por consiguiente, pareciera ser que una meta de su praxis filológica consiste también en ocuparse de uno mismo durante el trabajo de texto, de cuestionarse a sí mismo, una y otra vez, mientras se realiza este trabajo. Es decir, ¿se trata en su concepto de filología de la incorporación de preguntas histórico-científicas? ¿Esto antes no existía o no existía en la medida suficiente?
JPS: No, para mí no se trata de que los filólogos «durante el trabajo de texto siempre también se ocupen de ellos mismos» –o al menos solamente en el sentido de que ellos siempre mantengan la conciencia de que–, si es que me permite esta imagen – es su «retina» en la que el «rayo» del texto impacta [trifft]. Reflexionarán sobre la singularidad de este contacto casi corporal, sobre la génesis del tacto, del asunto que concierne [Betreffs]. Y esto no en el sentido arcaico que le asigna Staiger, de un «comprender [Begreifen] que nos conmueve [ergreift]» (es que esta justamente es la concepción imprecisa; ella pasa por alto el texto, más bien lo hipostasia convirtiéndolo en un numen cuya influencia inasible ha ...

Índice

  1. Créditos
  2. Índice
  3. Jürgen Paul Schwindt.(Teoría de la) Filología
  4. I. El amor por las palabras
  5. II. Formas y movimientos del leer
  6. III. Sobre el método epigramático y la crisis de la crisis
  7. Procedencia de los textos