CONCEPTOS BÁSICOS DE NEUROCIENCIA Y NEUROFARMACOLOGÍA
Antes de abordar temas de las drogas en general y de aquellas con propiedades psicodélicas en particular, es necesario tener claras algunas nociones básicas de neurociencia que nos permitan entender tanto sus mecanismos de acción más básicos como la terminología elemental necesaria para poder hablar de ellas con propiedad. Aunque pueda encontrar algunas definiciones clave en el glosario, y en esta colección, existen publicaciones específicas en el campo de la neurociencia y la neurofarmacología. Empecemos por explorar brevemente el terreno en el que nos moveremos.
CEREBRO Y SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
En el cuerpo humano, nuestros pensamientos, emociones, conductas, etc., se originan en el órgano más complejo y desconocido del que disponemos: el cerebro.
Disposición de las partes del sistema nervioso (tanto central como periférico) en el cuerpo humano (Medium69, Jmarchn, CC BY-SA 4.0 <https://creativecommons.org/licenses/by-sa/4.0>, via Wikimedia Commons).
Este órgano está situado dentro de nuestra cabeza y forma parte de lo que se conoce como Sistema Nervioso, un sistema que recorre todo nuestro cuerpo y cumple numerosas funciones para nuestra supervivencia, como regular y mantener cada función vital, controlar los movimientos voluntarios, el habla, la inteligencia, la memoria, las emociones y procesar la información que recibe a través de los sentidos, siendo el órgano donde reside la mente y la consciencia del individuo.
El cerebro es la parte directora de esta compleja red nerviosa que se extiende por todo el cuerpo y que le permite llevar a cabo sus importantes funciones. En base a esas funciones y a la estructura anatómica, los seres humanos dividimos nuestro Sistema Nervioso en: Sistema Nervioso Central SNC (que comprende el cerebro y la médula espinal) y Sistema Nervioso Periférico SNP (constituido por todos los nervios periféricos que quedarían fuera del SNC, pero conectados con él).
Tanto el Sistema Nervioso Central (SNC) como el Sistema Nervioso Periférico (SNP) están constituidos por muchos elementos y subunidades diferentes, pero las más famosas e importantes son unas células muy especializadas conocidas como neuronas.
NEURONAS, SINAPSIS, NEUROTRANSMISORES Y NEURORRECEPTORES
La neurona es la célula especializada que conforma el tejido del sistema nervioso. En el cerebro humano hay unas 80.000 millones de neuronas interconectadas a través de una enorme maraña de «cables» físicos que salen de sus cuerpos y las unen entre ellas formando una red. Estos «cables», llamados axones (largos y emiten de mensajes) y dendritas (cortos y reciben de mensajes), permiten la comunicación entre ellas, mediante señales químicas y eléctricas que veremos a continuación.
Estructura morfológica de una neurona. (Modificado de BruceBlaus., CC BY-SA 3.0 <https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0>, via Wikimedia Commons).
Estos impulsos eléctricos que viajan por la neurona, como si de un cable se tratase, se conocen como potenciales de acción, y se podrían asemejar a mensajes de telégrafo en código morse, porque son impulsos eléctricos que pueden propagarse por dentro del «cableado» neuronal del cerebro y recorrer largas distancias por los nervios del cuerpo a altísimas velocidades.
Dibujo simplificado de una sinapsis, esos «enchufes» donde el axón de una neurona casi toca la dendrita de otra neurona, y la comunicación entre ambas se realiza mediante la liberación de señales químicas (neurotransmisores) (DaDez, CC BY-SA 3.0 <http://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0/>, via Wikimedia Commons).
En cualquier red de cables deben existir «enchufes» que los conecten entre ellos y con otros aparatos. En el sistema nervioso, esos «enchufes» que conectan el axón de una neurona emisora con las dendritas de una neurona receptora, se conocen como sinapsis, y son los puntos donde las neuronas casi se tocan. Pero, como no llegan a tocarse, la electricidad que viajaba por los axones («cables»), al llegar a esos puntos, hace «saltar» unas señales químicas: los neurotransmisores. Es decir, aunque las neuronas utilicen la electricidad para enviar mensajes entre las distintas partes de su alargado cuerpo, cuando se trata de pasar ese mensaje a otras neuronas, lo hacen «salpicándose» entre ellas con sustancias químicas, denominadas neurotransmisores, que se liberan cuando ese mensaje en forma de impulso eléctrico llega al final del axón y debe pasar a la siguiente neurona. Aunque parezca imposible, este proceso que puede parecer tan complejo se da en intervalos de milisegundos, y cada neurona puede estar conectada con otras 10.000.
Esas señales químicas entre neuronas (neurotransmisores) son muy variadas, porque pueden enviar mensajes muy diversos a la siguiente neurona. Podríamos decir que actúan como «llavecitas» diferentes que, liberadas por la neurona emisora (neurona presináptica) a la sinapsis («el enchufe»), sólo encajarán en algunas cerraduras específicas (llamadas receptores neuronales o neurorreceptores) de la neurona receptora (la neurona postsináptica). Según el tipo de «puertas» que quiera abrir o cerrar en la neurona receptora, la neurona emisora liberará un tipo de llaves u otras.
Las sustancias que utiliza el cuerpo para mandar mensajes «no nerviosos», a largas distancias o por todo el organismo, se conocen como hormonas, mientras que los neurotransmisores son sustancias que también envían mensajes, pero solo entre neuronas y en distancias muy cortas, en esas sinapsis que hemos comentado, produciendo efectos que pueden ser inmediatos y muy localizados, o bien propagarse por toda la red neuronal. Algunas hormonas de las que, generalmente, utiliza el cuerpo, también pueden ser neurotransmisores, y algunos neurotransmisores, comportarse como hormonas, pero la clave es que, aunque, generalmente, asociemos a las neuronas y al sistema nervioso con la electricidad, en realidad esa electricidad solo se da dentro de cada neurona, siendo la comunicación entre diferentes neuronas fundamentalmente química y basada en neurotransmisores, y estos están implicados en diversos procesos. Por ejemplo, algunos de los neurotransmisores más famosos son la serotonina, conocida por muchas personas como la hormona de la felicidad (aunque esto sea solo parcialmente cierto) o la dopamina.
Al igual que existen múltiples neurotransmisores que cumplen funciones diversas, existen en las membranas de las neuronas varios tipos de neurorreceptores, que son unas estructuras proteicas que actúan como «cerraduras» para esas «llaves», y que se activan o no según cual sea el neurotransmisor («llave») concreto que se acerque a ellos. Para un mismo neurotransmisor puede haber varios subtipos de neurorreceptor, por lo que incluso se puede decir que algunos de aquellos son «llaves maestras» en tanto en cuanto, a veces, pueden abrir no solo una única cerradura, sino varias de un mismo tipo, aunque no siempre giren igual de bien en todas las cerraduras. En la comunicación neuronal, lo importante, al final, no es tanto el neurotransmisor, sino lo que sucede a nivel de los receptores de la neurona postsináptica, cuáles son las «cerraduras» que se abren en ella, y cómo lo hacen.
Estos neurotransmisores y neurorreceptores pueden tener muchas funciones distintas tanto dentro como fuera del cerebro y, dependiendo de la región concreta del cerebro o circuito neuronal sobre el que actúen, pueden incluso estar implicados en procesos totalmente opuestos, por lo que generalizar sobre que un neurotransmisor solo tiene un efecto específico es excesivamente simplista y no siempre acertado. Por dar una idea de su diversidad y los múltiples procesos en los que están involucrados, estos son algunos neurotransmisores con sus neurorreceptores y algunas de sus funciones cerebrales principales:
Existen muchos otros neurotransmisores y neurorreceptores, así como otros tipos de moléculas que pueden actuar como neurotransmisores, aunque no sean liberadas de igual manera, como por ejemplo la oxitocina (relacionada con el vínculo afectivo, el p...