Fenomenología del Espíritu
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Fenomenología del Espíritu

La Fenomenología del Espíritu constituye, sin duda, un hito en el desarrollo del pensamiento moderno, ya que se trata, como lo señala la Presentación, "de una de las obras más importantes de la historia entera de la filosofía, de uno de aquellos libros emblemáticos no solo de la modernidad europea, sino de la cultura occidental en su conjunto". Pensada por su autor como una introducción a su sistema filosófico, llegó a configurarse como una investigación minuciosa y profunda sobre las experiencias que vive la consciencia en su búsqueda de conocimiento. Ahora bien, el recorrido de dichas experi

Hegel, Georg Wilhelm Friedrich

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La Fenomenología del Espíritu constituye, sin duda, un hito en el desarrollo del pensamiento moderno, ya que se trata, como lo señala la Presentación, "de una de las obras más importantes de la historia entera de la filosofía, de uno de aquellos libros emblemáticos no solo de la modernidad europea, sino de la cultura occidental en su conjunto". Pensada por su autor como una introducción a su sistema filosófico, llegó a configurarse como una investigación minuciosa y profunda sobre las experiencias que vive la consciencia en su búsqueda de conocimiento. Ahora bien, el recorrido de dichas experi

Hegel, Georg Wilhelm Friedrich

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La Fenomenología del Espíritu constituye, sin duda, un hito en el desarrollo del pensamiento moderno, ya que se trata, como lo señala la Presentación, "de una de las obras más importantes de la historia entera de la filosofía, de uno de aquellos libros emblemáticos no solo de la modernidad europea, sino de la cultura occidental en su conjunto". Pensada por su autor como una introducción a su sistema filosófico, llegó a configurarse como una investigación minuciosa y profunda sobre las experiencias que vive la consciencia en su búsqueda de conocimiento. Ahora bien, el recorrido de dichas experiencias viene a mostrarse igualmente como la manifestación del sentido último de la realidad al que Hegel denomina Espíritu.

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Información

Año
2022
ISBN
9789586657075
[C. RAZÓN]
V. CERTEZA Y VERDAD DE LA RAZÓN
[1. EL IDEALISMO]
{132} [1] Con el pensamiento que la consciencia ha captado de que la consciencia singular es en sí esencia absoluta, ella ha retornado dentro de sí. Para la consciencia desventurada el ser-en-sí es lo más allá de sí misma. Pero su movimiento ha llevado a cabo en ella el haber puesto la singularidad en su pleno desarrollo o el haber puesto la singularidad, que es consciencia efectiva, como lo negativo de ella misma, a saber, como el extremo objetivo o el haber sacado fuera de sí su ser-para-sí y haber hecho de él el ser; con lo cual ha devenido también para ella su unidad con ese universal, unidad que, para nosotros, ya no cae por fuera de ella, dado que lo singular superado es lo universal; y como la consciencia se conserva ella misma en esta su negatividad, en ella como tal está su esencia. Su verdad es aquello que, en el silogismo en el que los extremos se presentaban mantenidos absolutamente uno fuera del otro, aparecía como el término-medio, el cual le expresaba a la consciencia inmutable que el singular había renunciado a sí mismo y le expresaba al singular que lo inmutable ya no era un extremo para él, sino que se había reconciliado con él. Este término-medio es la unidad que los sabe y los referencia a ambos de manera inmediata y es la consciencia de su unidad que le expresa a la consciencia, y con ello a sí mismo, la certeza de ser toda verdad.
[2] Como la autoconsciencia es razón, su relación hasta ahora negativa con el ser otro se convierte en positiva. Hasta ahora tenía que vérselas únicamente con su propia autosuficiencia y su libertad con el fin de salvarse y conservarse para sí misma a expensas del mundo o de su propia realidad-efectiva, que le aparecían ambos como lo negativo de su esencia. Sin embargo, como razón, segura de sí misma, ha recibido la tranquilidad frente a ambos y puede soportarlos porque tiene certeza de sí como de la realidad o de que toda realidad-efectiva no es nada otro que ella; su pensar es inmediatamente él mismo la realidad-efectiva; de modo que se comporta con ella como idealismo. Como ella se capta así, es como si para ella el mundo viniera ahora a hacérsele presente; antes ella no lo entendía; lo deseaba y lo elaboraba; se retiraba de él dentro de sí y lo suprimía para ella, y se suprimía a sí misma como consciencia, como consciencia del mundo en cuanto esencia, así como en cuanto consciencia de la nulidad de este. Con esto, una vez que se ha perdido el sepulcro de su verdad, que se ha suprimido {132-133} la misma supresión de su realidad-efectiva, y que la singularidad de la consciencia es para ella en sí esencia absoluta, ella viene a descubrirlo como su verdadero nuevo mundo en cuya permanencia ella está interesada, así como lo estaba antes solo en su desaparición porque su permanencia viene a ser para ella su propia verdad y su presente; está cierta de no experimentar en él sino a sí misma.
[2. LAS CATEGORÍAS]
[3] La razón es la certeza que tiene la consciencia de ser toda realidad: así expresa el idealismo el concepto de razón. Así como la consciencia que se presenta como razón tiene en sí inmediatamente dicha certeza, también la expresa el idealismo de manera inmediata: yo soy yo1, en el sentido de que yo, que es para mí objeto, no lo es como en la autoconsciencia en general, ni tampoco como en la autoconsciencia libre, en aquella solamente objeto vacío en general,2 en esta únicamente objeto que se retira de los otros que junto a él siguen teniendo vigencia, sino que es objeto con la consciencia del no-ser de cualquier otro, objeto único, toda realidad y presencia. Ahora bien, la autoconsciencia no viene a ser toda realidad solamente para sí, sino también en sí, en cuanto deviene esa realidad o, más bien, se muestra como tal. Ella se muestra así en el camino en el que desaparecen para ella misma en primer lugar el ser otro en cuanto en sí, en el movimiento dialéctico del querer-decir, del percibir y del entendimiento, y luego el ser otro en cuanto es únicamente para ella, en el movimiento a través de la autosuficiencia de la consciencia en la dominación y servidumbre, a través del pensamiento de la libertad, la liberación escéptica y la lucha de la liberación absoluta de la consciencia escindida dentro de sí. Se han presentado dos aspectos, uno después del otro, el uno en el que la esencia o lo verdadero para la consciencia tenía la determinación del ser, el otro en el que tenía la de ser únicamente para ella3. No obstante, ambos se reducen a una única verdad, la de que lo que es o lo en sí únicamente es en cuanto lo es para la consciencia y lo que es para ella es también en sí. La consciencia que es tal verdad tiene ese camino a sus espaldas y lo ha olvidado en cuanto se presenta de manera inmediata como razón o en cuanto esa razón que se presenta de manera inmediata lo hace únicamente como la certeza de aquella verdad. De esa manera, únicamente asegura ser toda la realidad, pero ella misma no lo comprende porque ese camino olvidado es el comprender de esta afirmación que ha sido expresada de manera inmediata. Igualmente, para quien no lo ha recorrido, le resulta incomprensible esa afirmación cuando la escucha en esa forma pura —porque en una figura concreta él mismo ciertamente la hace.
[4] El idealismo que no presenta ese camino, sino que comienza con esa afirmación, es por ello también pura aseveración que no se comprende a sí misma, ni puede tampoco hacerse comprensible para los demás. Expresa una certeza inmediata a la que se contraponen otras certezas inmediatas, que únicamente {133-134} por ese camino se han perdido. Por eso con igual derecho se plantean, junto a la aseveración de aquella certeza, también las aseveraciones de esas otras certezas. La razón apela a la autoconsciencia de cada consciencia: yo soy yo; mi objeto y esencia es yo; y nadie le negará esa verdad. Pero en cuanto ella se fundamenta sobre esa apelación, sanciona la verdad de la otra certeza, a saber, hay otro para mí; otro que yo es para mí objeto y esencia [entidad] o, en cuanto yo soy para mí objeto y esencia, yo soy únicamente en cuanto yo me retiro de lo otro en general y me presento como una realidad-efectiva junto a ello. –Solo cuando la razón se hace presente como reflexión desde esa certeza contrapuesta, se presenta su afirmación de sí no únicamente como certeza y aseveración, sino como verdad; y no junto a otras, sino como la única. El presentarse inmediato es la abstracción de su hallarse-ahí-presente, cuya esencia o ser en sí es concepto absoluto, es decir, el movimiento de su haber-llegado-a-ser. –La consciencia determinará su relación con el ser-otro o con su objeto de diversas maneras, según se halle precisamente en un nivel del devenir consciente del espíritu-del-mundo. Cómo se halle y se determine ella y su objeto en cada caso o cómo sea ella para sí, depende de lo que él ya ha llegado a ser o de lo que él es ya en sí.
[5] La razón es la certeza de ser toda realidad. Sin embargo, ese en-sí o esa realidad es todavía algo por completo universal, la pura abstracción de la realidad. Es la primera positividad que la autoconsciencia es en sí misma, para sí y, por lo tanto, yo es únicamente la pura esencialidad de lo que-está-siendo o la simple categoría. La categoría que, por lo demás, tenía el significado de ser la esencialidad de lo que-está-siendo, de manera indeterminada de lo que-está-siendo en general o de lo que-está-siendo frente a la consciencia4, es ahora esencialidad o simple unidad de lo que está-siendo únicamente en cuanto realidad pensante; o ella es esto, que autoconsciencia y ser son la misma esencia; la misma no en comparación, sino en y para sí. Únicamente el mal idealismo unilateral deja de nuevo que se presente a un lado esta unidad como consciencia y frente a ella un en-sí5. –Ahora bien, esta categoría o unidad simple de la autoconsciencia y del ser tiene en sí la distinción porque su esencia es justamente esto: en el ser otro o en la distinción absoluta ser inmediatamente igual consigo misma. Por lo tanto, la distinción es; pero es totalmente transparente y como una distinción que a la vez no lo es. La distinción aparece como una multiplicidad de categorías. Si el idealismo enuncia la unidad simple de la autoconsciencia como toda realidad y, sin haberla concebido como esencia absolutamente negativa —únicamente {134-135} esta tiene en ella misma la negación, la determinación o la distinción— hace de ella inmediatamente la esencia, así pues, resulta todavía más incomprensible que lo primero esto segundo, a saber, que en la categoría haya distinciones o especies. Esta aseveración sin más, así como la aseveración de algún determinado número de especies de la misma categoría, es una nueva aseveración, pero contiene en ella misma que uno ya no deba aceptarla como aseveración. Esto se debe a que, como la distinción comienza en el puro yo, en el puro entendimiento mismo, con ello se pone que aquí se renuncia a la inmediatez, al aseverar y al encontrar, y comienza el concebir. No obstante, tomar de nuevo la multiplicidad de categorías de alguna manera como algo encontrado, por ejemplo, a partir de los juicios, y aceptarlas así, hay que considerarlo como una afrenta a la Ciencia6; ¿dónde debería el entendimiento ser capaz de mostrar una necesidad, si no lo puede hacer en él mismo, en la pura necesidad?
[6] Puesto que ahora le pertenecen a la razón la pura esencialidad de las cosas, así como su distinción, simplemente no se podría propiamente seguir hablando de cosas, esto es, de algo que para la consciencia fuera únicamente lo negativo de ella misma. Esto es así pues el que las muchas categorías sean especies de la pura categoría quiere decir que ella es aún su género o esencia, y no contrapuesta a ellas. Pero ellas son ya lo ambiguo que, en su multiplicidad, tiene en sí a la vez al ser-otro frente a la pura categoría. Ellas la contradicen de hecho por esa multiplicidad, y la pura unidad tiene que superarlas en sí, con lo cual ella se constituye como unidad negativa de las distinciones. Ahora bien, en cuanto unidad negativa, ella excluye de sí igualmente las distinciones como tales, así como excluye también aquella pura unidad primera inmediata como tal; y es singularidad; una nueva categoría que es consciencia excluyente, es decir, que para ella hay algo otro. La singularidad es su tránsito desde su concepto a una realidad exterior; el esquema puro que es asimismo consciencia, así como es también el apuntar a algo otro, ya que es singularidad y un...

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