Gente del mundo
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Gente del mundo

Descripción del libro

Puede que este breve libro sea apenas un resto, una ruina, lo que queda de una miríada de civilizaciones. Un puñado de textos muy breves, donde en un gesto crucial queda esbozada una cultura. Una colección de ilustraciones que producen la imagen alegórica de todo un pueblo. Puede que este breve libro sea una colección de futuros, un lugar donde algunos ejemplos sirven como conjuros que, además de convocar con la precisión de muy pocas palabras, sugieren variaciones, series. Se quedan en la memoria y sugieren también lo que no dicen. Alberto Chimal es el mejor lector en los últimos años de Calvino y de Borges porque en vez de admirarlos desde la cita, se aboca a volver a imaginar. En un medio sobresaturado de fi delidades a la prensa, este libro reaparece y refresca un panorama editorial unánime. Hay que celebrarlo. Hoy Gente del Mundo es más importante que nunca.

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Información

Editorial
Ediciones Era
Año
2014
ISBN del libro electrónico
9786074453553

(Lámina 1 de Auko)

Una madre, con el cabello largo y suelto, amamanta a su bebé sobre un fondo oscuro, punteado de estrellas.
mernandoz – Los Que Conocemos A La Muerte

(Lámina 705 de Auko)

Una multitud, con los brazos levantados, mira cómo se abren las puertas de un edificio de piedra, inmenso, que podría ser un palacio o una tumba.
veñulz’zuu – Los Que Hemos Despertado

POESÍA

Los aiyunda,49 pobladores de la ciudad de Ondyagu en el Oeste, son famosos por este ritual: cada amanecer, el primero que despierta y alcanza la plaza en el centro de Ondyagu (a la que miran todos los edificios circundantes, por igual los templos y las casas de gobierno) pronuncia una palabra.
Luego, el más próximo a quien ha hablado repite la palabra y agrega otra.
Luego, alguien más repite lo ya dicho, más otra palabra, y así por las calles y las casas, de niños a viejos, de mujeres a hombres, de amigos a enemigos, de un extremo a otro de la ciudad, durante todo el día viaja por Ondyagu la cadena de palabras, dicha de unos a otros, cada vez más larga.
Al anochecer, uno que la escucha, y al que corresponde agregar su propia palabra, decide en cambio dirigirse a la plaza. Allí lo recibe el Gran Archivista de la ciudad, que escribe en un grueso libro lo que le dicta el recién llegado. Al pie de la última línea pone la fecha.
Después de siglos, esta labor de los aiyunda ha llenado millares de volúmenes. Y, por un azar o milagro más allá de toda medida,50 cuanto está escrito en ellos es de belleza, sonoridad y sentido incomparables. De ellos provienen la primera versión de la Poesía Llorando, de la Balada del Hombre de Plata, del Agua que Había Muerto, de los Cantos del Bien Dudar, que arrancaron lágrimas del mismo Karesh el Atroz…
Sabios y estudiosos de todo el mundo van hasta Ondyagu a leer y, unánimemente, cubren de loas a la ciudad y a su pueblo como si fueran un solo individuo, un solo poeta de genio innumerable.

LA DISTANCIA

Valientes, aguerridos, grandes carpinteros de barcos y aún más grandes navegantes, entre los tivalhé51 nacieron Velih el Rojo y Lantra el Cartógrafo, y los grandes piratas-expedicionarios como Jáhg o Araghe Hoja de Agua. Ellos cruzaron por primera vez el Mar Interior, los marjales de Hirja, las selvas negras de Coloromo. Ellos poblaron las tierras heladas del Sykadd. Ellos no dejaron sitio alguno por descubrir, y al entenderlo desaparecieron, perdida la razón de su existencia, pero Vahali, su ciudad portuaria, fue durante siglos capital del mundo: llegaban y partían de sus muelles los barcos mercantes, se internaban por tierra sus caravanas, y hasta el más humilde de ellos tenía por suya esta divisa: “Llegamos primero, primero habremos de marcharnos”.52

(Lámina 128 de Auko)

Un hombre y una mujer están doblados por el peso de la escalera que llevan a la espalda.
nuprandr – Los Que Siempre Estamos Dispuestos

LOS ÚLTIMOS DÍAS

Los mahldo bolor53 no se limitan, como afirman algunos, a vegetar. Tienen artes y oficios, labran la tierra, cavan tumbas, y en verdad mantienen con vida a su ciudad, Delarbo la Gris, tan bien como lo haría cualquier otra gente. Pero no hay pasión en sus trabajos, ni ambición ni orgullo. Creen que todo esfuerzo es vano, y si lo llevan a cabo es sólo para endulzar su vida: sus palacios son bajos, sus poemas blandos, su comida insípida.
Predican el inminente fin del mundo: todas las cosas humanas, dicen, se disuelven ya en el caos de la guerra y la opresión. Todo esto habrá de conducir inevitablemente a una edad aun más oscura y desdichada que ésta, y de hecho, dicen, ya pueden verse los signos que anticipan la catástrofe: ¿dónde están las obras nuevas que puedan superar a las antiguas? ¿Dónde los sabios vivos que iluminen la existencia mejor y más que los muertos? En verdad, concluyen, estamos cerca ya de haber agotado las empresas humanas, de haber descubierto todo lo que estaba por descubrirse, de haber dicho todo lo que es dable decir.54

LA LOCURA

Los manewuzak55 no son una invención. Su ciudad, la fabulosa, la imposible Mawez, en verdad existe.
Pero también Mawez es, en verdad, como la describen: en verdad está en un valle donde reina un perpetuo crepúsculo; en verdad sólo se llega a ella caminando para atrás; en verdad está llena de corredores y pasillos que se bifurcan, se unen, se separan; en verdad las vueltas se multiplican hasta el infinito, en verdad terminan donde comenzaron o en callejones sin salida o en ningún lugar que se conozca.
Pocos han podido entrar en Mawez; menos la han recorrido sin perderse y aún menos han llegado a su centro: a la Ciudadela de Maw, donde espera, según la leyenda, la reina Zu, la Hermana del Delirio.
Y casi nadie ha visto a Zu, y sólo uno ha vuelto para contarlo, y ese uno apenas contó algo que pudiera entenderse y luego calló. Hoy hasta su nombre se ha perdido.
Luego, no puede estudiarse a los manewuzak. Están allí como una mancha en la trama de las cosas, y allí seguirán. Y só...

Índice

  1. Portada
  2. Índice
  3. (Lámina 3 de Auko)
  4. El universo
  5. Los primeros ritos
  6. (Lámina 325 de Auko)
  7. El pasado
  8. Cadencia
  9. (Lámina 1007 de Auko)
  10. (Lámina 56 de Auko)
  11. Los oficios
  12. La hora de la muerte
  13. (Lámina 2160 de Auko)
  14. Los últimos ritos
  15. Sueño
  16. (Lámina 1752 de Auko)
  17. (Lámina 90 de Auko)
  18. Los sistemas
  19. Humildad
  20. (Lámina 549 de Auko)
  21. La verdad
  22. Las cosas propias
  23. (Lámina 834 de Auko)
  24. (Lámina 888 de Auko)
  25. El arte
  26. Disenso
  27. (Lámina 27 de Auko)
  28. Cultos
  29. Obra
  30. (Lámina 572 de Auko)
  31. (Lámina 412 de Auko)
  32. Valor
  33. Apego
  34. (Lámina 201 de Auko)
  35. Los viajeros
  36. Unidad
  37. (Lámina 689 de Auko)
  38. (Lámina 2223 de Auko)
  39. El canto
  40. La belleza
  41. (Lámina 403 de Auko)
  42. La salud de los enfermos
  43. Las palabras precisas
  44. (Lámina 1229 de Auko)
  45. (Lámina 37 de Auko)
  46. Los nombres
  47. Odio
  48. (Lámina 665 de Auko)
  49. Plenitud
  50. Historia
  51. (Lámina 880 de Auko)
  52. (Lámina 1995 de Auko)
  53. La paz
  54. El error
  55. (Lámina 2158 de Auko)
  56. Igualdad
  57. El conocimiento
  58. (Lámina 1985 de Auko)
  59. (Lámina 286 de Auko)
  60. Armonía del mundo
  61. La memoria
  62. (Lámina 736 de Auko)
  63. Música
  64. Los caminos
  65. (Lámina 1 de Auko)
  66. (Lámina 705 de Auko)
  67. Poesía
  68. La distancia
  69. (Lámina 128 de Auko)
  70. Los últimos días
  71. La locura
  72. (Lámina 183 de Auko)
  73. (Lámina 46 de Auko)
  74. Magia
  75. La piedad
  76. (Lámina 1674 de Auko)
  77. Rapidez
  78. Los extraños
  79. (Lámina 1367 de Auko)
  80. (Lámina 908 de Auko)
  81. Amor
  82. La ley
  83. (Lámina 500 de Auko)
  84. La vergüenza
  85. Antes de la batalla
  86. (Lámina 999 de Auko)
  87. (Lámina 2 de Auko)
  88. Primer apéndice: del texto
  89. Segundo apéndice: de Auko la Ignota
  90. Tercer apéndice: la Prima Leyenda
  91. Alberto Chimal