Los indios de México
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Los indios de México

Tomo II

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Los indios de México

Tomo II

Descripción del libro

La cultura huichol, una de las mejor conservadas, muestra ya los signos de erosión y deterioro a que están sujetas las demás culturas indias. A diario se pierden hechos esenciales al conocimiento de Mesoamérica y del hombre en general. Este segundo tomo de Los indios de México reúne por primera vez valiosos materiales etnográficos que arrojan una nueva luz sobre la peregrinación anual a la tierra del eyote, la visión huichola del mundo, sus fiestas, mitos y ceremonias.

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Información

Editorial
Ediciones Era
Año
2013
ISBN del libro electrónico
9786074452969

Indice de referencias

ADULTERIO
¶ Carece de sanciones penales o sociales porque el viaje a Viricota supone su absolución. Los que no hacen el viaje se confiesan con el Tekuamana en el templo y son absueltos mediante la promesa de cumplir con sus deberes religiosos. (San Andrés.)
AIKUTZI
¶ El tecomate donde se guardan las tortillas. (San Sebastián/Santa Catarina.)
ALMA
¶ Los chamanes, cuando rinden una jornada en el camino de Viricota, sueñan que su alma se desprende del cuerpo y convertida en colibrí vuela hasta el lugar donde descansarán la noche siguiente. Cuando el alma regresa a su cuerpo ellos despiertan y pueden recordar todo lo que vio el espíritu durante su recorrido nocturno. Los dioses les permiten conocer el camino anticipadamente y saber lo que les espera. Esta experiencia se llama el “viaje del alma”. (Ramón Medina. San Sebastián/Sta. Catarina.)
ARDILLA
¶ La ardilla, o en otra versión el tlacuache, robó el primer fuego, por lo que está ligada al viaje del peyote. Representante de los peyoteros, desempeña un papel en la lucha que emprenden las mujeres contra el cacto sagrado cuando regresan sus maridos de la peregrinación a Viricota. Se le entierra solemnemente en la fiesta del esquite. (Ocota/San Andrés.)
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Ardilla disecada [Lumholtz].
ARTE
¶ El arte de los huicholes es el del realismo mítico, como lo llamó Paul Westheim. La percepción del mundo “no es asunto de los ojos, es asunto del hombre todo y de su actitud anímica ante la vivencia de la naturaleza” (Wilhelm Worringer). Para el indio antiguo una montaña o un río no son la eminencia o la corriente que le revelan sus ojos sino la morada de un dios; un camino, la huella de los pies que andan en él; la luna, una vieja que lleya en la cara la figura del conejo que le han arrojado. “El mito —añadía Westheim— presta al fenómeno significación e importancia; transforma al mundo de la apariencia en una realidad encantada.” “Al pensamientp mítico” de los huicholes, “corresponde un ver mítico” y si ellos trazan la figura de una águila gris con cinco rayas blancas en la cola o la figura de un venado con una cornamenta de diversas ramas, están trazando ciertamente las figuras de unos animales que todos podemos reconocer pero a la vez están representando complicados símbolos inteligibles al iniciado en su mitología. Son dos lenguajes, uno formal y otro simbólico, que se funden en una sola imagen cargada de significados religiosos. En este arte, según lo hizo notar Boas, “la selección de símbolos es de importancia decisiva para definir el estilo y la disposición de ellos está sujeta al mismo tratamiento formal del campo decorativo que controla el arreglo de los motivos geométricos” (Arte primitivo).
El huichol emplea siempre los mismos símbolos y les otorga el mismo tratamiento formal invariablemente. Por añadidura, todas las mujeres y todos los hombres sin excepción son capaces de bordar y de hacer flechas, jicaras y tablas votivas sin permitirse introducir la menor alteración en los patrones tradicionales. Hay una especialización pero no hay individualismo. Arte colectivo y religioso es también un arte que ignora el cambio y la evolución. Su rigidez, la circunstancia de que se copie a sí mismo indefinidamente, no es propia del arte primitivo ni del arte en general, pues todo arte religioso o profano está sujeto a una evolución. El olmeca, por ejemplo, considerado como el más antiguo de Mesoamérica, es un estilo esencialmente dinámico y revolucionario. Basado en algunos símbolos, crea sin cesar nuevas formas, inventa motivos, influye en diversas culturas que a su vez modifican los elementos recibidos y crean otras formas hasta culminar en el florecimiento no de un solo arte, sino de los muchos y distintivos que integran el panorama de las culturas clásicas.
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Estilizaciones de ardillas.
Un viaje a lugares donde los romanos dejaron huellas de su civilización tan lejanos entre sí como España, Siria, Africa, Francia, el sur de Italia nos sitúa frente a una serie de elementos repetidos indefinidamente. El viajero termina por hastiarse de encontrar los mismos capiteles corintios o jónicos, los mismos arquitrabes, frontones y metopas, idénticos peristilos, columnatas y teatros.
En México, con unos cuantos elementos, lo que sorprende es su variedad, los cambios introducidos en el adorno y en la disposición de los monumentos, la elección de nuevos símbolos que determinan nuevos estilos, y una voluntad creadora muy poderosa que asimila sus herencias y a partir de ellas, desarrolla libremente sus propias formas. Aún en el área de la cultura maya nada hay más diverso que Yaxchilan, Palenque, Tikal, Los Chenes o la cultura Puuk. El largo predominio de una cultura lleva en sí su decadencia. La maya daba signos de academismo, cuando ocurrió en el norte de Yucatán la conquista tolteca. Es un accidente aislado que sólo toca una región, pero los recién llegados tienen tanto vigor creativo original, importan tal número de elementos nuevos, que modifica enteramente las concepciones mayas otorgándoles una grandeza y una severidad desconocidas.
El arte no es perfectible. El más antiguo, el olmeca, no resulta inferior al último de los mexicanos. Es simplemente distinto; los separan mil años, y en ese espacio de tiempo la religión, la sociedad, el estado han sufrido modificaciones, si bien el arte sigue al servicio del mito, es colectivo y esencialmente sagrado.
Las mismas características se dan en el arte huichol. No ha dejado de ser primitivo pero carece de sentido creador y se concreta a reproducir los símbolos heredados. A diferencia de las artes antiguas no vive, sino sobrevive. Sus bases, su mecanismo son idénticos, sólo que ha perdido su dinamismo. No evoluciona; está conservado en olor de santidad.
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Tratamiento de flores [Lumholtz].
Los huicholes todavía se sirven de las flechas y de las jicaras como objetos del culto; su religión nos parece viva, sin embargo, se trata de un anacronismo prolongado en la soledad de sus montañas durante cuatro siglos, y por lo tanto su arte es otro anacronismo, una momia que mantiene a pesar de la destrucción y de los cambios un reflejo de la vida que se esfuerza en perpetuar.
En muchos de sus bordados figuran las florecitas amarillas que tapizan los campos en el tiempo de las cosechas, bautizadas por ellos con el nombre de totó o tutú. Las mujeres y los niños acostumbran, como en la época de Lumholtz, pegárselas con saliva a las mejillas. En realidad el nombre no sólo comprende a esa flor en particular, sino a la flor en general. Con él bautizan a las mujeres y lo mismo les sirve para designar a otra pequeña flor roja que se da en las milpas que ciertas peculiaridades de los cuernos del venado o al mismo cacto sagrado, pues como hemos visto, uno de los sincretismos más usuales del peyote es el de flor y por extensión el de rosa. De modo que el tutu, juzgado superficialmente como un elemento decorativo, es un símbolo múltiple que relaciona al huichol estrechamente con el complejo venado-maíz-peyote sobre el cual descansa su vida.
El bule, estudiado por Lumholtz, ha dado lugar a una serie de dibujos geométricos que demuestran cómo a partir de una forma dada trabaja el artista en su búsqueda de nuevas expresiones. El bule, recipiente de agua todavía usado, puede estar ligado a los dioses de la lluvia, pero su fragmentación y su estilización han llegado tan lejos que los huicholes ya no lo relacionan con un modelo que tienen a la vista diariamente. El bule es un ejemplo de los extremos a que puede conducir la exploración de una posibilidad plástica: las líneas unidas del triángulo sugieren ya no el agua, sino el rayo asociado al fuego que es su contrario. De cualquier modo, una sociedad cercada y agonizante, no sólo olvida la relación original de la forma con su antiguo modelo sino que al reproducirlo mecánicamente, lo trasforma en un mero elemento decorativo, privado de significación mágica.
El caso del eslabón es distinto. Se trata de un objeto español del cual se apoderaron los indios seducidos por su belleza. Es posible que en un principio lo hayan relacionado con el fuego. Hoy los cerillos han sustituido al eslabón y queda en las telas como otro elemento decorativo, despojado de su antigua asociación con el Abuelo Tatevarí.
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Bule de agua.
En cambio, los muvieris de los chamanes, ligados a las plumas de águila, las tablas, las flechas y las jicaras, algunas piedras esculpidas, las pinturas del peyote y algunos dibujos de bolsas, fajas y vestidos, mantienen su vigencia simbólica porque siguen empleándose con fines religiosos y están íntimamente ligados a su vida de campesinos, cazadores y pescadores.
Sin embargo, este arte, por importante que nos parezca, ha perdido su vigor y su capacidad de renovación. Todo esfuerzo por conservarlo y estimularlo no hará más que mantener artificialmente su vida. Es todavía un arte religioso, colectivo y simbólico, pero está condenado a desaparecer en breve. En los siglos XVII y XVIII el huichol tenía energías bastantes para modificar y en cierto modo nacionalizar el cristianismo. Hoy, la prolongada lucha está llegando a su fin. Ya no los conquistan las nobles artesanías de la colonia española sino los desechos de la subcultura occidental. El radio sustituye a la canción chamánica, los cromos religiosos y los patrones de bordados hechos a máquina, a las tablas votivas y a los tejidos que figuraron entre las artes simbólicas más hermosas y refinadas del mundo primitivo.
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Estilizaciones del bule [Lumholtz].
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Tratamiento del eslabón [Lumholtz].
ARU
¶ Guajolote. Zingg lo llaman usu.
ATA
¶ Red para llevar cargas.
ATERITE
¶ Testículos.
ATOLE
¶ El único alimento del huichol durante la mañana, cuando debe realizar el pesado trabajo agrícola, es una jicara de atole agrio. El negro se llama Jamutzi y el blanco Tzinari. El atole destinado a la Reina del Maíz que se pone en pequeñas jicaras sobre el altar del tuki, se llama Jamuishi.
AWAKURI
¶ Arbol de los cantos. El árbol —palo colorado— cuya madera sirve para fabricar el Tepo, el tambor sagrado.
BORDAR
¶ La iniciación de las bordadoras comienza con un ayuno de cinco días. La mujer se priva de sal, sólo hace una comida en la tarde y debe abstenerse de toda relación amorosa. Al quinto día, el padre o la madre toma una boa pequeña y la pasa por la espalda, el pecho y los brazos de la futura bordadora. Después corta un pedazo de la cola y unta sus dos mejillas con la sangre. La joven guarda en su costurero —zamuri— la cola y durante cinco años no puede casarse, pues de lo contrario se enfermará de la vista. Cada año debe asimismo cazar una boa y cortarle un pedazo de cola. Al quinto le atan a una serpiente de la misma especie una bolsa con una jicara donde se ha dibujado la figura de la mujer. Una cuenta representa su cara. En todo el tiempo de la iniciación la muchacha no cesa de pedirle que la enseñe a bordar. (San Andrés.)
CALIHUEY
¶ Llamado también Tokipa, Tuki o Ririki, es el templo huichol. Se le da el nombre de Ririkitá al enorme espacio comprendido entre el Cerro de la Estrella, todavía en Zacatecas, y Viricota, el lugar cercano a Catorce donde crece el Divino Luminoso. Es te inmenso templo tiene cinco puertas y cinco altares, todos custodiados por dioses. (Las Guayabas.)
¶ [dioses del…] Cada calihuey tiene un dios especial. El de San José está consagrado al sol, Tauyupá, el de Cohamiata al dios de la Izquierda, el de las Guayabas al dios del Movimiento, el de Santa Bárbara al dios de la Casa Vacía, el de Santa Gertrudis a Karawario —posiblemente un Cristo—, el de Huaxtita al dios del Aguila y el propio de San Andrés a Tonowame que representa a los siete dioses de la provincia. (San Andrés.)
¶ [haces de ...

Índice

  1. Portada
  2. Portadilla
  3. Creditos
  4. Indice
  5. Primer viaje: Los héroes de la tierra
  6. Segundo viaje: Peregrinación a Viricota
  7. Tercer viaje: El mundo visto por los huicholes
  8. Cuarto viaje: Fiestas y mitos
  9. Epílogo: ¿Punto final?
  10. Indice de referencias
  11. Sobre el Auhor
  12. Foonotes