Religiones del mundo
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Gerald R McDermott

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Gerald R McDermott

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Información del libro

Una introducción básica sobre las ocho religiones más importantes del mundo. Gerald R. McDermott explica lo que debes saber sobre las religiones más importantes del mundo para involucrar a personas de otra fe, al mismo tiempo que comprendes de una mejor manera tu propia fe y práctica cristiana. McDermott ofrece una visión general de las creencias principales del cristianismo, el judaísmo, el islam, el hinduismo, el budismo, el confucianismo, el daoísmo y el sintoísmo. Cada capítulo incluye explicaciones de sus tradiciones y rituales. Además, McDermott analiza las figuras más importantes dentro de cada religión.

Características:

  • Perspectivas de los miembros de cada comunidad religiosa
  • Glosario de términos importantes

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Información

Editorial
Grupo Nelson
Año
2013
ISBN
9781602558847
1
Hinduismos
El conjunto de religiones más antiguas del mundo
No existe tal cosa como el hinduismo. (Ahora conoces más que el cristiano común y corriente y eso se destacará de inmediato en tu próximo debate teológico.) El término hinduismo supone una religión en la cual las partes son coherentes entre sí. Pero tal religión no existe. Eso, sin duda, te sorprenderá, pero considera lo siguiente: la palabra hinduismo la acuñaron los británicos como un término comodín para las religiones innumerables y a menudo contradictorias que encontraron en el subcontinente indio.
Digo contradictorias porque, por ejemplo, algunas religiones de la India son teístas (creen en un dios personal) y otras no lo son. Estas últimas piensan que lo divino es un «algo», no Alguien. Este algo lo incluye todo y lo contiene todo (esto se denomina panteísmo), pero ciertamente no es una persona que creó el mundo o a quien podemos orar.
Por esa razón yo digo que algunas religiones de la India contradicen a otras. Las religiones teístas de la India contradicen a las panteístas. Y estas se pudieran en realidad denominar ateas, porque sus seguidores no creen en un dios personal que creó el mundo o que nos puede salvar. Ellos son religiosos (tienen una reverencia por el misterio y la esencia espiritual del mundo), pero ateos (no existe un dios personal que creó o controla al mundo).
Ahora bien, la mayoría de los hindúes, probablemente no estarían de acuerdo en que estas diferentes religiones son contradictorias. Ellos dirían que o bien no importa, porque la práctica religiosa es muy relevante, o que lo que parece contradictorio para nosotros es en realidad armonioso al «más alto» nivel de la realidad (explicaré «los niveles de la realidad» dentro de poco.) Algunos hindúes hablan sobre el hinduismo como un viaje en el cual ellos progresan de adorar a un dios a darse cuenta de que el dios no es más que una imagen de la realidad última en donde no hay dioses personales.
Pero volviendo a mi primer punto. En lugar de una religión denominada hinduismo, hay muchas religiones en la India, que a menudo son contradictorias y violentamente conflictivas en sus creencias. Esa es la razón por la cual he titulado este capítulo «Hinduismos: El conjunto de religiones más antiguo del mundo». Un título más apropiado sería «las religiones autóctonas de la India». Digo «autóctonas», porque el cristianismo, islam y budismo (así como otras) son también religiones florecientes en la India, con millones de seguidores allí, pero que fueron fundadas en otros lugares.1 Este capítulo se centrará en las religiones de la India que consiguieron su arranque en el subcontinente indio.
Existen muchísimas religiones diferentes que se denominan hindúes. De hecho, las escrituras hindúes dicen que hay 330 millones de dioses y por lo menos varias decenas de estos dioses tienen sus propios sistemas de creencias y prácticas. Así es que ¿por dónde empezar?
Creo que la mejor manera de darle algún sentido a esta enorme cantidad de religiones de la India en competencia y conflicto entre ellas es observar dos cosas sobre la vida y la muerte que casi todos los hindúes creen, y después ver los dos grandes conjuntos de religiones de la India (todas denominadas hindúes) que tratan de resolver esas dos cosas.
El yoga
Los devotos de Advaita dicen que el yoga es el proceso por el cual uno llega al conocimiento de Brahman (la esencia impersonal y el espíritu del cosmos.) Otros hindúes utilizan la palabra yoga, sin embargo, para referirse a cualquier programa sistemático de meditación. La mayoría de los eruditos piensan en el yoga como un programa de ocho etapas desarrollado por Patanjali que se inicia con la postura del cuerpo y la respiración como medios para centrarse en la esencia del universo. Entonces, uno debe retraer los sentidos y encerrarse en un ambiente donde el yo individual parece ilusorio, y uno se da cuenta de la realidad final, donde no hay distinciones.
De común acuerdo sobre dos conceptos
La primera cosa en que la mayoría de los hindúes están de acuerdo es en el samsara. Esto es más o menos lo que nosotros llamamos la reencarnación. Los hindúes le llaman así a la combinación del karma (literalmente, «hechos») y el renacimiento. Esto significa que, después de la muerte, somos juzgados por una ley impersonal del karma, que determina a qué tipo de vida vamos a renacer. Si nuestras obras fueron malas, y por lo tanto tienen un mal karma, nos hará renacer a una vida infeliz como un ser humano o un animal o incluso un insecto. Si nuestra vida fue buena y acumulamos buen karma, entonces vamos a renacer a una vida humana feliz. Samsara es el ciclo sin fin (y también sin principio) de vida, muerte y renacimiento: después de cada vida, morimos y rena-cemos a una diferente.
Algunas estrellas de cine han dicho a los medios de comunicación que esperan con ansias sus próximos renacimientos, pero en la historia de la India, la mayoría de los hindúes no lo han hecho. Por lo general, la vida no ha sido muy feliz para la mayoría de los hindúes, y la mayoría de ellos sabe que pudieran no tener lo que se necesita para ganar un mejor renacimiento para la próxima vez. Por lo tanto, esa mayoría busca con ahínco la segunda cosa en que la mayoría de ellos está de acuerdo: el moksha.
Moksha, en sánscrito, significa «liberación», que en este caso se refiere a la liberación o emancipación de la ley de hierro del samsara. En otras palabras, los hindúes quieren verse libres de la ley de hierro de la vida-muerte-renacimiento. Ellos no quieren nacer y renacer por toda una eternidad. Ellos quieren detener la rueda y bajarse del carro, verse libres por fin de la reencarnación. La mayor parte de las diversas variedades de religiones hindúes puede verse como una manera de liberarse del samsara y, por lo tanto, alcanzar el moksha.
Cuatro caminos al moksha
Hay cuatro avenidas principales para llegar al moksha en las religiones hindúes: El camino del conocimiento (jnana, el más conocido de los cuales es Advaita Vedanta), el camino de la devoción (bhakti), el camino de las obras (karma), y el camino de la meditación (yoga). Vamos a examinar dos de ellos, porque son los más conocidos y los más ampliamente practicados: el camino del conocimiento y el camino de la devoción. El primero, el camino del conocimiento o Advaita Vedanta, es la tradición más conocida y de mayor prestigio intelectual en el hinduismo; el segundo, el camino de la devoción (bhakti), es sin dudas la forma más popular de la religión hindú en la actualidad. Si puedes llegar a tener una idea básica de cómo funcionan estos dos sistemas hindúes, serás capaz de comprender las formas básicas del pensamiento hindú en todo el mundo.
El camino del conocimiento: Advaita Vedanta
Quítate tus anteojos occidentales y prepárate para imaginar una manera de mirar la realidad que es muy diferente a la tuya. Con un poco de paciencia, puedes concebir un mundo tal como lo ven más de mil millones de personas en este planeta (porque algunas de las características de esta filosofía son compartidas por daoístas y budistas).
Este camino hacia el moksha se llama el camino del conocimiento porque te promete que puedes escapar del samsara (el ciclo interminable de vida-muerte-renacimiento) si llegas a ver (conocer) la realidad de la manera correcta. Se necesita trabajar mucho para llegar a este conocimiento o esta visión espiritual, pero el resultado será el fin de los renacimientos (reencarnación).
El maestro más famoso de este camino fue Shankara (788–820 A.D.), un brahmán (ve el recuadro) sacerdote y filósofo del sur de la India. El sistema Shankara, que se ha convertido en la escuela de filosofía más respetada por los hindúes, se denomina Advaita Vedanta.
Las castas
Hay miles de niveles dentro del sistema de castas, pero las categorías más básicas son las siguientes:
1. Brahmanes o sacerdotes: en la actualidad estos incluyen los genealogistas, astrólogos y médicos que practican la medicina tradicional.
2. Chatrias: tradicionalmente, los gobernantes y líderes, pero hoy en día son los propietarios de tierras dedicados a la agricultura.
3. Vaisyas: los que guardan los registros oficiales y comerciales, prestamistas, orfebres, comer-ciantes de granos y aceites vegetales.
4. Shudras: artesanos humildes, trabajadores y sirvientes, incluyendo a carpinteros, herreros, barberos, alfareros y sastres.
5. Dalits (intocables): no es técnicamente una casta en absoluto; otras castas piensan que se van a contaminar por el contacto corporal con los intocables.
La constitución india prohíbe la discriminación sobre la base de castas, pero la mayoría de los hin-dúes creen que el nacimiento en una casta ha sido determinado por la ley impersonal del karma y el renacimiento. El gobierno indio está aprobando leyes de acción afirmativa para ayudar a los dalit.


Entender lo que significan Advaita y Vedanta nos ayudará a comprender esta filosofía sumamente importante. Advaita es una palabra sánscrita para «no duali-dad». Esto significa que no hay dos (ni tres ni más) cosas en la realidad. En otras palabras, en última instancia, solo existe una cosa. Esa única cosa es Brahman, el espíritu impersonal o la esencia del cosmos, y es inmutable. Todo lo que aparece ante nuestros ojos y otros sentidos es, en última instancia, irreal. Solo los ojos que se han abierto espiritualmente pueden ver la realidad subyacente en todas las cosas.
Vedanta significa «fin de los Vedas». Los Vedas son el conjunto original de las escrituras hindúes, el último conjunto de los cuales (el «fin» de ellos) son los Upanishads. Estos escritos, compuestos entre los años 600 y 400 A.C., enseñan que el alma (atman) es lo mismo que la esencia del cosmos (Brahman).
Shankara enseñó que, por lo general, nosotros pensamos que todo lo que es real es distinto a otras cosas reales y que siempre está cambiando. Así, por ejemplo, creo que estoy separado de la computadora a la cual ahora estoy mirando, y que tanto la computadora como yo estamos en constante cambio. Pero si yo llegara a alcanzar el conocimiento espiritual, pudiera «ver» que tanto la computadora como yo compartimos una realidad interior que no cambia, y que esta esencia interna es más real que las formas externas que la gente ve cuando nos mira a mí y a mi computadora como dos cosas distintas.
Observa que dije «más real». Por lo general, nosotros los occidentales pensamos en términos de realidad e irrealidad. Yo soy real y el personaje de una película —digamos, Spiderman— es irreal. Pero en la India la gente piensa en términos de niveles de lo que es realidad. Ellos indicarían a una pesadilla, en la que un hombre del saco nos está persi-guiendo, un sueño que confieso tener de vez en cuando. Cuando estoy soñando esto, mi corazón late más rápido e incluso puedo sudar porque tengo miedo. ¿Es real el hombre del saco? En mi mente, a medida que sueño, ¡es muy real! Es por eso que sudo y mi corazón late más rápido. Pero para mi mente consciente, justo después de despertar y darme cuenta con alivio que fue solo un sueño, el hombre del saco es irreal. Los hindúes dirían que, al menos mientras yo estaba soñando, el hombre del saco era real, pero a un nivel inferior de la realidad.
Nosotros los cristianos podríamos decir que Jesucristo es más real de lo que yo soy. Él fue y es el ser humano plenamente real, plenamente actualizado. Los cristianos conectados a él también son reales, pero a causa de nuestros pecados y la santificación incompleta, nuestra humanidad es mucho menos real que la suya. En otras palabras, cuando mira-mos a Jesús, vemos la plena humanidad. Cuando alguien me mira, no ve un hombre pleno porque no soy lo que Dios tiene la firme intención que un ser humano debe ser. Yo no soy tan humano como realmente fue y es Jesús. Los seres humanos están destinados a amar siempre y amar profun...

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