La mujer que lo tiene todo
eBook - ePub

La mujer que lo tiene todo

Crea tu mejor vida

  1. 304 páginas
  2. Spanish
  3. ePUB (apto para móviles)
  4. Disponible en iOS y Android
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La mujer que lo tiene todo

Crea tu mejor vida

Descripción del libro

Un libro que responde a la necesidad ecensial de cada mujer.

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Información

Editorial
HarperEnfoque
Año
2014
ISBN de la versión impresa
9781602552418
ISBN del libro electrónico
9780718025847


PARTE 1
ALGO TIENE QUE CAMBIAR
1
UN TALLER, UN PROGRAMA DE TELEVISIÓN, CIEN MIL PREGUNTAS
¿Qué quieren saber todas las mujeres?
Vivir es tan sorprendente que deja muy poco tiempo para otras cosas.
—EMILY DICKINSON (1830-1886), poetisa estadounidense
Hoy el tipo raro parado en una esquina de la ciudad de Chicago, mirando a una larga fila de personas que caminan a lo largo de la calle. Es temprano y hace frío, el viento que viene del lago se me cuela por la liviana chaqueta de algodón. Ayer estaba en Puerto Vallarta, disfrutando de unas vacaciones con mi esposa y mis hijos, y no quise desperdiciar el espacio en la maleta empacando un abrigo, lo que me sonó tan innecesario como un traje para la nieve. Hoy, quisiera haber empacado el traje para la nieve.
Trato de protegerme del viento levantando el cuello de la chaqueta y continúo observando la fila de gente.
No sabía que sería de esta forma, que la gente estaría tan entusiasmada, presentándose horas antes del programa, riendo placenteramente, y balanceándose sobre la planta de los pies. Me recuerda una fila afuera de un concierto de rock. Una fila de mujeres, de todas las edades y razas, hijas y madres, hermanas todas, vestidas de punta en blanco, con el pelo volando, elegantes faldas y brillantes zapatos de tacón alto, todas esperando ser parte del programa, de su programa, el Oprah Winfrey Show.
Yo estoy aquí para ser parte del programa también —más específicamente, para filmar un taller de tres horas titulado «Career Intervention» (Cómo mejorar tu carrera). Los productores del Oprah Winfrey Show hace poco descubrieron que muchos de sus televidentes no miran el programa en vivo, sino que lo graban. Esto quiere decir que la mayoría de esos televidentes está trabajando durante el día y que cuando llegan a sus hogares en la noche entonces ven sus programas favoritos. Y si la mayoría trabaja —pensaron los productores— entonces querrán saber cómo encontrar trabajos gratificantes, trabajos que les entusiasmen, trabajos por los que sientan pasión. Así que los productores, a través de Oprah.com, hicieron un llamado a mujeres que no estuvieran felices en sus trabajos, y resultaron ser una especie rara. Ellos revisaron una avalancha de respuestas, seleccionaron una lista corta de cien mujeres talentosas pero insatisfechas, las entrevistaron, y redujeron la lista a treinta, y las invitaron a un taller con Oprah. Y entonces me llamaron a mí.
En esto es en lo que soy experto. Soy un estratega para identificar puntos fuertes. Ayudo a compañías e individuos a identificar sus fortalezas, y a idear las estrategias correctas para aprovecharlas al máximo. He estado haciendo esto por veinte años, desde que dejé mi hogar en el Reino Unido, y me uní a la organización Gallup, que es una organización que se especializa en encuestas.
Durante el tiempo que estuve en Gallup, aprendí el arte y la ciencia de diseñar preguntas que midan las fortalezas particulares de una persona. Y por «fortalezas» no quiero decir la habilidad de tocar el violín o pintar un cuadro o correr los cien metros planos en menos de diez segundos. En cambio, me refiero a las habilidades como la empatía, la paciencia, la determinación o la valentía. Si quisieras descubrir si una persona es realmente valiente, ¿qué preguntas le harías? Le preguntarías: «¿Eres agresivo a veces y desafías a la gente más de lo que deberías?» O qué te parece: «Háblame sobre alguna ocasión en la que pudiste superar la resistencia a tus ideas». O tal vez algo muy simple: «En una escala de 1 al 10, en la que 10 es lo más alto, ¿qué tan valiente eres?» O tal vez todo lo anterior.
Ese tipo de cosa me parece fascinante. El que puedas clasificar todas las posible preguntas sobre la «valentía» e identificar las más poderosas, y que puedas hacer lo mismo con preguntas que predicen el talento de una persona para ser agradable, responsable o demostrar empatía, y que puedas formular esas preguntas de tal manera que esa persona se revelará a sí misma, aun cuando sabe que eso es precisamente lo que estás tratando de lograr que haga… todo esto, a mí, me deja patidifuso. Es fantástico, emocionante, desconcertante… ¡todo al mismo tiempo!
Impulsado por esta fascinación por las fortalezas personales, he escrito tres libros sobre cómo puedes identificar y aplicar las tuyas; el primero se titula Ahora descubra sus fortalezas, el que le sigue es Go Put Your Strengths to Work [Poner a funcionar sus fortalezas], y una colección de libro y DVD llamada The Truth About You1 [La verdad sobre ti].
Hasta fundé mi propia compañía, TMBC, para ayudar a los líderes y gerentes a maximizar las fortalezas de su personal. Muchos de nosotros pasamos por la vida sin darnos cuenta de cuáles son nuestras verdaderas fortalezas, o, quizás sabemos cuáles son, pero tenemos dificultad para ponerlas en práctica en el hogar o en el trabajo. De hecho, cuando realizas repetidas encuestas preguntando: «¿En qué porcentaje de tiempo en un día típico utilizas tus fortalezas?», solo el catorce por ciento responde: «La mayor parte del tiempo».
La misión que tengo en la vida es aumentar ese número. Esta misión ha tomado formas diferentes en tiempos diferentes en mi carrera. He escrito libros, he dado conferencias, producido películas, adiestrado a ejecutivos, y he sido consultor de grandes organizaciones, pero la misión en sí ha permanecido constante. Y no tengo duda de que se mantendrá así por el resto del tiempo en que trabaje en la vida. No se trata de algo intelectual, aunque bien es cierto que el crear preguntas y encontrar las estrategias para estas fortalezas sí es intelectual. Sin embargo, la misión en sí es instintiva. Es lo que mi corazón busca cuando trato de alcanzar un propósito y a lo que la mente vuelve naturalmente cuando todo lo demás está quieto.
Lo veo en mi fascinación visceral con el porqué dos personas del mismo género, raza y edad pueden ser tan diferentes en cuanto a cuán bien recuerdan nombres o cuán impacientes u organizadas son. Lo veo en mi necesidad de involucrarme en la vida de alguien y decirle lo que debería hacer para aprovechar sus dones particulares. No diría que soy necesariamente una persona altruista en todos los aspectos de mi vida. Por naturaleza no soy alguien que cuida de los demás ni tampoco alguien a quien la gente recurre cuando necesita un hombro donde llorar, pero cuando se trata de aconsejar sobre cómo sacarle el mejor provecho a la vida, no me puedo detener. Le doy con todo, investigo, exhorto, empujo y engatuso. Es una compulsión irresistible que me dice: Cada persona nace diferente. Tú debes hacer lo más que puedas para ayudarla a sacarle provecho a esta diferencia.
Imagino que en algún lugar, bien adentro en uno de mis cromosomas, podrías encontrar esta misión escrita en el idioma del código de mi ADN. Yo escojo escribirla de esta manera:
Mi misión es ayudar a cada persona a identificar sus fortalezas, a que las tome en serio, y se las ofrezca al mundo.
Comencé mi carrera enfocando esta misión en el mundo del trabajo, en gran parte porque las personas más exitosas en este ámbito son muy buenas en esto. Sin embargo, en los últimos veinte años se me ha hecho cada vez más evidente que es necesario extender esta perspectiva basada en las fortalezas a la vida más allá del trabajo.
Primero, porque sencillamente el mundo laboral me llevó hasta allí. Cuando estoy adiestrando a altos ejecutivos sobre cómo hacer uso de sus fortalezas, o cómo levantar una organización basada en las fortalezas, inevitablemente la conversación se amplía más allá de las competencias que alguien necesita para hacer su trabajo. En nuestra economía basada en el conocimiento y el servicio, donde el valor de la mayoría de los trabajos ahora depende de los talentos y las relaciones del empleado, las organizaciones necesitan entender y valorar la total autenticidad de cada ser humano que trabaja para ellos, no solo para mantener a los empleados involucrados, pero, más importante aun, para sacar provecho de la creatividad, inventiva y perspectiva de cada persona. Los mundos del trabajo, el hogar, las amistades, los pasatiempos y los intereses especiales están hoy día tan entrelazados —tanto tecnológicamente como en su forma práctica— que todas las organizaciones con un alto desempeño tienen que llegar más allá del entorno laboral y considerar al individuo en su totalidad.
Y segundo, quiero llegar más allá del mundo del trabajo porque un conjunto creciente de evidencia revela que descubrir y aplicar tus fortalezas es la clave para vivir una vida feliz y exitosa. La joven disciplina de la Psicología Positiva ya ha producido desacuerdos saludables sobre las causas de la felicidad —que es motivada por la buena salud, el compañerismo, el poder adquisitivo o la correspondencia entre lo que quieres y lo que realmente alcanzas—, sobre si tu nivel de felicidad es variable —algunos afirman que cada uno de nosotros tiene un «marcador» de felicidad y que nada, no importa cuán trágico o maravilloso, puede mover ese dial, mientras que otros asumen una postura menos fatalista y hasta si la felicidad absoluta es la meta correcta. Algunos estudios recientes sugieren que las personas que se asignan un ocho o un nueve en la escala de la felicidad terminan siendo más felices que los que se atribuyen un diez absoluto.
Sin embargo, cuando se trata de hacer a la gente tanto feliz como eficaz, todos concuerdan —desde «psicólogos» como Albert Bandura, Mihaly Csikszentmihalyi y Martin Seligman, hasta «economistas» como Robert Easterlin y el ganador del Premio Nobel, Daniel Kahneman— en el maravilloso poder de la eficacia propia. La eficacia propia no es meramente una sensación general de autoestima, o de ser una persona digna. En lugar de esto, es un sentimiento atado a una tarea, actividad o situación específica. Lo sientes cuando evalúas una tarea, actividad o situación específica y sabes, sencillamente sabes, que estás en control —que tienes lo que se necesita para abordar la tarea, para llevar a cabo la actividad, para tener poder dentro de la situación. Esto no quiere decir que sientas que tienes un dominio completo. Por el contrario, estás consciente de que existen otras destrezas que debes aprender. Es más bien, que para esta tarea específica, para esta actividad específica, dentro de esta situación específica, te sientes emocionado por esta necesidad de aprender más, de refinar tu técnica, de experimentar, de mejorar. La eficacia propia, entonces, eres tú cuando te sientes más seguro, más comprometido, más sabio, y aun así tienes curiosidad. Es eso que sientes cuando estás en la «zona de tus fortalezas». Y ya sea que se lleve a cabo la investigación dentro del ámbito laboral o fuera de él, en la escuela o en la casa, con estudiantes o con adultos, esta sensación de estar en tu «zona de fortaleza» siempre está altamente correlacionada tanto con la felicidad como con la efectividad.
Animado por este enlace entre las fortalezas y la felicidad en todos los aspectos de la vida, me he sentado muchas veces, a lo largo de los pasados veinte años, a escribir este libro. No obstante, otros proyectos se han interpuesto y han desviado mi atención. Y entonces algo sucedió en Chicago —una respuesta abrumadora, una lluvia inesperada de preguntas— y supe instintivamente que debía dejar a un lado todo lo demás y sentarme a escribir.
Se abrieron las puertas de Harpo Studios, y todos entramos. Yo me dirigí al escenario, y todas las mujeres bien vestidas a sus asientos en el estudio —algunas para participar en la grabación de un show de Oprah y otras para participar de nuestro taller— y luego, después de que Oprah hizo las presentaciones de rigor, hicimos el taller juntos: treinta mujeres talentosas pero insatisfechas que buscaban dirección y propósito, un ejecutivo de los medios de comunicación inmensamente exitoso sentado en la primera fila, y yo.
Lo que se suponía que ocurriera era esto: mis ayudantes y yo debíamos aconsejar a cada una de las participantes durante algunos meses, para ayudarlas a redescubrir la pasión en su trabajo o a que buscaran otro trabajo, haciéndolas meditar en sus creencias, las personas y los obstáculos q...

Índice

  1. Cover Page
  2. Title Page
  3. Copyright Page
  4. Dedication
  5. CONTENIDO
  6. Diez mitos sobre la vida de las mujeres
  7. Introducción: Lo opuesto a hacer malabarismos
  8. PARTE 1: ALGO TIENE QUE CAMBIAR
  9. PARTE 2: APRENDE A VIVIR TU VIDA MÁS PLENA
  10. PARTE 3: TÁCTICAS PARA UNA VIDA PLENA
  11. Notas
  12. Acerca del autor
  13. Reconocimientos