Los Principios del Exito
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Los Principios del Exito

Jack Canfield,Janet Switzer

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Los Principios del Exito

Jack Canfield,Janet Switzer

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Información

Año
2012
ISBN
9780062226396

PRIMERA PARTE

Los Fundamentos del Éxito

Aprenda las bases del juego
y cíñase a ellas. Las curas con venditas
adhesivas no perduran.
JACK NICKLAUS
Legendario golfista profesional
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PRINCIPIO 1

SEA 100 POR CIENTO RESPONSABLE DE SU VIDA

Debe ser responsable de sí mismo.
No puede cambiar las circunstancias, las estaciones ni el viento,
pero sí puede lograr cambios en usted.
JIM ROHN
El más importante filósofo empresarial de los Estados Unidos


Uno de los mitos más persistentes de la cultura norteamericana de hoy es que tenemos derecho a una vida excelente que, de alguna forma, en algún lugar, alguien (sin duda no nosotros) tiene la responsabilidad de llenar nuestras vidas de infinita felicidad, proporcionarnos fascinantes opciones profesionales, una familia cariñosa y unas beatificas relaciones personales por el simple hecho de existir.
Pero lo que es realmente cierto—y la única lección en la que se basa todo este libro—es que hay sólo una persona responsable de la calidad de vida que usted lleva.
Esa persona es usted.
Si quiere tener éxito, tiene que hacerse 100 por ciento responsable de todo lo que experimente en su vida. Esto incluye el nivel de sus logros, los resultados que obtiene, la calidad de sus relaciones, su estado de salud y su estado físico, sus ingresos, sus deudas, sus sentimientos, ¡todo!
No es fácil.
De hecho, la mayoría está condicionada a culpar a algún factor externo a nosotros mismos, por esos aspectos de la vida que no nos agradan. Culpamos a nuestros padres, a nuestros jefes, a nuestros amigos, a los medios, a nuestros compañeros de trabajo, a nuestros clientes, a nuestro cónyuge, al clima, a la economía, a nuestra carta astral, a nuestra falta de dinero, a cualquiera o a cualquier cosa que podamos culpar. Nunca estamos dispuestos a reconocer dónde se encuentra el verdadero problema, en nosotros mismos.
Hay una maravillosa historia acerca de un hombre que va caminando una noche y encuentra a otro hombre de rodillas que busca algo a la luz de un farol. El transeúnte le pregunta qué busca y él le contesta que está buscando una llave que perdió. El transeúnte se ofrece a ayudar y se agacha para colaborar en la búsqueda. Después de una hora de búsqueda infructuosa dice: “Hemos buscado por todas partes y no aparece. ¿Está seguro de que la perdió aquí?”
El otro le respondió, “No, la perdí en mi casa, pero aquí, bajo este farol, hay más luz.”
Es hora de que dejemos de buscar fuera de nosotros mismos las respuestas de por qué no hemos logrado en la vida los resultados que deseábamos, porque es uno mismo quien crea la calidad de vida que lleva y los resultados que produce.
Es uno, ¡nadie más!
Para alcanzar el mayor éxito en la vida—para lograr todo aquello que es importante para usted—debe asumir el 100 por ciento de la responsabilidad por su vida. Ningún porcentaje menor servirá.

CIEN POR CIENTO DE RESPONSABILIDAD POR TODO

Como ya lo dije en la introducción, en 1969—apenas un año después de haber terminado mis estudios de postgrado—tuve la suerte de entrar a trabajar para W. Clement Stone, un multimillonario autodidacta que contaba en ese entonces con un patrimonio de $600 millones y esto mucho antes de que surgieran todos los millonarios punto-com de los años 90. El Sr. Stone era también el primer gurú del éxito de Norteamérica. Era el editor de Success Magazine, autor de The Success System That Never Fails (El Sistema del Éxito que Nunca Falla) y coautor, con Napoleon Hill, de Success Through a Positive Mental Attitude (El Éxito a Través de una Actitud Mental Positiva).
Cuando estaba terminando mi primera semana de entrenamiento, el Sr. Stone me preguntó si yo asumía el 100 por ciento de responsabilidad por mi vida.
“Eso creo,” le respondí.
“Esta es una pregunta que exige un sí o un no como respuesta, jovencito. O lo hace o no lo hace.”
“Bueno, no estoy seguro.”
“¿Alguna vez ha culpado a alguien por cualquier circunstancia en su vida? ¿Se ha quejado alguna vez por algo?”
“Umm ... sí ... supongo que sí.”
“No suponga. Piense.”
“Sí, sí lo he hecho.”
“Muy bien, entonces, eso significa que no se responsabiliza el 100 por ciento por su vida. Responsabilizarse el 100 por ciento significa reconocer que es el promotor de todo lo que le ocurra. Significa que entiende que usted es la causa de todas sus experiencias. Si realmente quiere tener éxito, y sé que quiere, tendrá que dejar de culpar, de quejarse, tendrá que aceptar la responsabilidad total por su vida, eso significa todas las consecuencias, tanto sus éxitos como sus fracasos. Ese es un requisito primordial para crear una vida de éxito. Sólo al reconocer que usted ha sido el responsable de todo lo que le ha ocurrido hasta el momento, podrá hacerse cargo de crear el futuro que desea.
“Verá, Jack, si acepta que es usted el responsable de las situaciones en las que ahora se encuentra, entonces podrá deshacerlas y recrearlas a voluntad. ¿Entiende eso?”
“Sí, señor, lo entiendo.”
“¿Está dispuesto a aceptar el 100 por ciento de la responsabilidad por su vida?”
“Sí, señor, ¡lo estoy!”
Y lo hice.

DEBE RENUNCIAR A TODAS SUS EXCUSAS

El 99 por ciento de los fracasos proviene de personas
que tienen el hábito de inventar excusas.
GEORGE WASHINGTON CARVER
Químico que descubrió más de 325 usos para el maní


Si usted desea crear la vida de sus sueños, va a tener que aceptar también el 100 por ciento de la responsabilidad por su vida. Esto significa renunciar a todas sus excusas, a todas sus historias de víctima, a todas las razones de por qué no puede y por qué hasta el momento no ha logrado y todas las circunstancias externas a las que usted atribuye esa culpa. Tiene que renunciar a ellas para siempre.
Tiene que adoptar la posición de que siempre ha tenido el poder de cambiar las cosas, de poder lograrlo, de producir los resultados deseados. Por cualquier razón—ignorancia, falta de conciencia, temor, necesidad de estar en lo cierto, necesidad de sentirse seguro—usted ha decidido no ejercer ese poder. ¿Quién sabe por qué? No importa. Lo pasado, pasado. Todo lo que importa ahora es que, de aquí en adelante, es usted quien elige—correcto, se trata de una elección—usted elige actuar como si (eso es todo lo que se requiere, actuar) usted tuviese el 100 por ciento de responsabilidad por todo lo que le ocurra o le deje de ocurrir.
Si algo no sale como lo planeó, se preguntará, “¿Cómo lo hice? ¿En qué estaba pensando? ¿Cuáles eran mis convicciones? ¿Qué dije o qué dejé de decir? ¿Qué hice o qué dejé de hacer para obtener ese resultado? ¿Por qué hice que la otra persona actuara así? ¿Qué debo hacer distinto la próxima vez para lograr el resultado que quiero?”
Unos años después de haber conocido al Sr. Stone, el Dr. Robert Resnick, un psicoterapeuta de Los Angeles, me enseñó una fórmula muy sencilla, pero muy importante, que me aclaró aún más el concepto del 100 por ciento de responsabilidad. La fórmula es:
E + R = D
(Evento + Respuesta = Desenlace)
La idea básica es que todo desenlace que experimente en la vida (ya sea éxito o fracaso, riqueza o pobreza, salud o enfermedad, intimidad o alejamiento, gozo o frustración) es el resultado de la forma como ha respondido a uno o varios eventos previos en su vida.
Si no le gustan los resultados que está obteniendo actualmente, hay dos alternativas entre las que puede elegir.
  1. Puede culpar al evento (E) por su falta de resultados (D). En otras palabras, puede culpar a la economía, al clima, a la falta de dinero, a la falta de educación, al racismo, a las posiciones sesgadas en cuanto al género, a la actitud actual, a la falta de apoyo, al entorno político, al sistema o a la ausencia de sistemas, y así sucesivamente. Si es golfista, culpará hasta a sus palos de golf y al campo en el que ha jugado. Sin duda todos estos son factores reales, pero si fueran el factor decisivo, nunca nadie tendría éxito.
    Jackie Robinson nunca habría llegado a jugar béisbol en las ligas mayores, Sidney Poitier y Denzel Washington nunca se habrían convertido en estrellas de cine, Dianne Feinstein y Barbara Boxer nunca habrían sido senadoras de los Estados Unidos, Erin Brockovich nunca habría descubierto la contaminación del agua por la empresa PG&E en Hinkley, California, Bill Gates nunca habría fundado a Microsoft y Steve Jobs nunca habría iniciado Apple Computers. Por cada una de las razones por las que no es posible, hay cientos de personas que han enfrentado las mismas circunstancias y han alcanzado el éxito.
    Muchos superan los llamados factores limitantes, por lo que no pueden ser estos factores limitantes los que lo limiten. No se trata de condiciones ni circunstancias externas que le impidan actuar, ¡se trata de usted! ¡Nos frenamos! Pensamos en limitaciones y adoptamos comportamientos de autoderrota. Defendemos nuestros hábitos autodestructivos (como beber y fumar) con lógica indefendible. Ignoramos los consejos útiles, dejamos de educarnos y aprender nuevas habilidades, desperdiciamos el tiempo en los aspectos triviales de la vida, nos entretenemos en cotorreos inútiles, comemos alimentos poco saludables, no practicamos ningún ejercicio, gastamos más dinero del que ganamos, no invertimos en nuestro futuro, evitamos conflictos necesarios, nos abstenemos de decir la verdad, no pedimos lo que queremos, y luego nos preguntamos por qué nuestras vidas no funcionan. Pero esto es, a propósito, lo que la mayoría de las personas hace. Tienden a culpar a las circunstancias y a los factores externos por todo lo que no sale como desean. Tienen excusas para todo.
  2. En cambio, uno puede cambiar sus respuestas (R) a los eventos (E), a como son las cosas, hasta obtener los desenlaces (D) que uno desea. Se puede cambiar de forma de pensar, se puede cambiar la forma de comunicarse, se pueden cambiar las imágenes mentales (la auto imagen y la imagen del mundo) y se puede cambiar el comportamiento, las cosas que se hacen. Esas son las cosas sobre las que usted tiene control. Desafortunadamente, la mayoría nos dejamos llevar hasta tal punto por los hábitos que nunca cambiamos de comportamiento. Nos quedamos estancados con nuestras respuestas condicionadas a nuestros cónyuges y nuestros hijos, a nuestros colegas en el trabajo, a nuestros clientes, a nuestros estudiantes y al mundo en general. Somos una colección de reflejos condicionados que operamos sin control. Hay que retomar el control de los pensamientos, las imágenes mentales, los sueños y nuestro comportamiento. Todo lo que pensamos, decimos y hacemos tiene que ser intencional y estar acorde con nuestros propósitos, valores y metas.

SI NO LE GUSTAN SUS RESULTADOS, CAMBIE SUS RESPUESTAS

Veamos algunos ejemplos de cómo funciona esto.
¿Recuerda el terremoto de Northridge en 1994? ¡Yo sí! Lo viví en Los Angeles. Dos días después, vi cómo el noticiero CNN entrevistaba a las personas que iban al trabajo. El terremoto había dañado una de las principales carreteras que lleva a la ciudad. El tráfico estaba estancado y lo que normalmente tomaba una hora se había convertido en un viaje de dos o tres horas.
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El reportero de CNN golpeó en la ventanilla de uno de los automóviles estancados en el tráfico y el preguntó al conductor cómo le iba.
Éste respondió enfurecido, “¡Odio a California, primero los incendios, luego las inundaciones y ahora el terremoto! No importa a qué hora salga de mi casa en la mañana, siempre llegaré tarde al trabajo, ¡es increíble!”
A continuación, el reportero golpeó en la ventanilla del siguiente carro e hizo la misma pregunta al segundo conductor. Este conductor se deshizo en sonrisas. Respondió, “No hay problema. Salí de la casa a las cinco de la mañana. No pienso que, en estas circunstancias, mi jefe pueda pedirme más. Tengo muchos casetes de música y mis cintas para aprender español. Tengo mi celular. Tengo café en un termo, tengo mi almuerzo y tengo un libro para leer. Estoy muy bien.”
Si el terremoto o el tráfico fueran realmente las variables determinantes, todos tendrían que estar disgustados. Pero no todos lo estaban. Era su respuesta individual al tráfico lo que les daba el desenlace específico. Era el tener pensamiento negativos o positivos, el salir de casa preparados o no preparados, l...

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