Hacia la meta (Nueva Edición)
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Hacia la meta (Nueva Edición)

Floyd C. Woodworth

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Hacia la meta (Nueva Edición)

Floyd C. Woodworth

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Información del libro

Ya sea que estudie en una sala de clases o en la comodidad de su hogar, Hacia la Meta le orientará de una manera clara y sencilla en el logro de sus propósitos. Debido a la gran demanda de un pueblo de Dios más capacitado en el desarrollo de su obra es necesario contar con la herramienta adecuada para su logro. Un medio que esté al alcance de cada uno de los países enfrascados en el entendimiento del reino de Dios. Una obra práctica y útil para guiar a los alumnos que desean obtener mejores resultados en sus estudios.

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Información

Editorial
Vida
Año
2013
ISBN
9780829777475

CAPÍTULO 1

¿POR QUÉ ESTUDIA?

Pregunta extraña

Quizás le parezca extraño que se le pregunte por qué estudia; pero es sorprendente ver cuántos hay que estudian sin saber por qué. Algunos han pasado muchas dificultades para llegar al instituto: unos han venido a pesar de la oposición de su familia; otros han renunciado a su empleo, comodidades y perspectivas halagüeñas para llegar a este lugar. Pero el hecho de haber vencido obstáculos para venir no les garantiza el éxito; tienen que saber por qué están estudiando. Si no, desperdician el tiempo.
Por eso se le pregunta: ¿Por qué se encuentra en el instituto bíblico? ¿Qué provecho piensa sacar? ¿Qué se propone hacer al salir de este lugar? ¿Cuál es su meta?

La meta

Por supuesto, no sabe exactamente lo que va a hacer hoy o mañana; pero cuando menos debe tener una meta, un blanco, en su vida estudiantil. Dirá que ha venido con el propósito de profundizarse en las cosas del Señor, de conocerlo mejor y servirlo más eficazmente. Si no pierde de vista esta meta, puede hacer que cada hora de estudio, cada experiencia en el instituto bíblico, le lleve un poco más adelante hacia ella. Aun las mismas dificultades le pueden servir de ayuda si no se olvida por qué está estudiando.

¿Qué dificultades?

Debe recordar que el instituto no es un lugar donde pasar unas vacaciones; es un lugar de entrenamiento, prueba y preparación. Por lo tanto, hay que esforzarse para trabajar y vencer las dificultades. Es parte de su preparación.
En el ministerio tendrá que enfrentarse con problemas más grandes y más difíciles aún; lo único que tiene que hacer para convencerse de esto es preguntar a cualquier obrero del Señor que ya lleva tiempo en el ministerio. Le dirá que el ministerio está repleto de dificultades, y que en el instituto puede aprender a enfrentarse con ellas.

Por ejemplo, la nostalgia

Si se siente extraño, si está un poco desorientado, si no se halla, si está pensando en los familiares o en la iglesia que dejó, no se extrañe ni se aflija; la gran mayoría de los estudiantes, cuando llegan por primera vez, se sienten así. Estos estudios en la Orientación tienen precisamente como propósito el ayudarle en estas dificultades. No se desanime, verá que el Señor le ayudará y después de los primeros días todo eso pasará, llegará a sentir que el instituto es su segundo hogar; pregunte a algunos de los alumnos de segundo y tercer años si no es así.
Después de haber obtenido la victoria sobre la nostalgia, estará mejor preparado para ir dondequiera que el Señor le llame en su obra y soportar la separación y la soledad.

La tentación de irse

A veces un estudiante se va del instituto bíblico antes de terminar el curso porque se siente extraño y echa de menos a su familia, o porque ve todo muy difícil. No se da cuenta de que al emprender los estudios y trabar amistad con los compañeros y los maestros, fácilmente puede acostumbrarse a la nueva vida en el instituto. Precipitadamente decide volver a casa en vez de esperar a fin de orar y buscar la voluntad del Señor. Si se le presenta tal tentación, recuerde esto: si el Señor le ha llamando al instituto bíblico, él le ayudará a vencer las dificultades. Es verdad que hay que sufrir algunas cosas; pero también es cierto que el Señor Jesucristo sufrió mucho más por nosotros.

La disciplina

Hay quienes no llegan a la meta porque no pueden adaptarse al ambiente y a la disciplina. Decimos que no pueden; sin embargo, casi siempre es que no quieren hacerlo. El ambiente fraternal, los cultos, la oración, la camaradería son muy hermosos; pero algunos no quieren someterse a un horario fijo o a las reglas.
Cuando muchas personas viven juntas en edificios reducidos, es natural que surjan problemas y dificultades. Las reglas sirven de guía para el trato considerado entre todos. Dentro de pocos días las estudiaremos en clase, y verá cómo contribuyen a la armonía y a la buena marcha del plantel.
Si tiene dificultad con el horario o las reglas, recuerde su meta de servir más eficazmente al Señor; como obrero tendrá que practicar una disciplina estricta sobre su propia vida, su tiempo, su manera de tratar a los miembros de su congregación. Dé gracias a Dios, pues, por el entrenamiento que tiene en el instituto para llevar la vida disciplinada.

El cansancio y el sueño

Quizá es usted uno de los millares de alumnos que trabajan todo el día y luego asisten a un instituto nocturno. Llega rendido de cansancio, el sueño le entorpece la mente, tal vez no ha cenado, las clases le parecen interminables. A pesar del sacrificio que está haciendo le parece que va a sacar muy poco provecho.
Al principio es muy natural esta lucha con el cansancio y con el sueño; esto sucede tanto en las clases de las escuelas nocturnas como en las horas de estudio por la noche en el instituto. Pero anímese, puesto que el cuerpo se acostumbrará dentro de poco al nuevo régimen; el interés creciente en los estudios le ayudará a vencer el sueño. No es fácil, pero si centenares de millares de hombres y mujeres trabajan de día y estudian de noche para superarse en lo económico y lo cultural, usted también ha de vencer las dificultades para llegar a una meta más noble y alcanzar recompensas eternas. Acuda al Señor; él le dará nuevas fuerzas.

Pruebas por correspondencia

O quizá no ha podido venir al instituto, pero con mucho ánimo ha empezado a estudiar por correspondencia. Para usted también hay ciertas pruebas y dificultades que hay que vencer para llegar a su meta: las principales son el desaliento y la postergación. Habrá dado gracias a Dios por la oportunidad de prepararse de esta manera para servirle mejor; no vaya aplazando de un día para otro la preparación de la lección; no ceda al desaliento si los estudios le parecen demasiado difíciles.

Estudios difíciles

Uno de los propósitos de esta asignatura es ayudarle a formarse buenos hábitos de estudio. Si uno no sabe cómo estudiar, las materias le pueden parecer demasiado difíciles. Es por eso que va a pasar varios días estudiando la mejor manera de estudiar, se van a considerar maneras de fortalecer la memoria, se tratará la mecánica para mejorar la lectura. Tenga la completa seguridad de que estos consejos le servirán de gran ayuda en todos los demás estudios; poniéndolos en práctica aprenderá mucho más en menos horas de estudio. Esta nueva capacidad en el estudio le podrá ser útil para toda la vida, le ayudará a ser mejor obrero del Señor.

Su carácter

Las cosas que se tratan en esta clase tienen que ver con la vida aquí, su propio ser, su personalidad y carácter. Va a estudiar muchas cosas que le ayudarán a aprovechar mejor su estancia en el instituto bíblico; verá con más claridad las oportunidades para ir moldeando su carácter a semejanza del Señor.

Su actitud

En fin, si se fija en las dificultades, en las diferencias de personalidades, en las exigencias de los estudios, en la comida que no es igual a la que tenía en casa, es fácil que se ponga triste o disgustado; pero si recuerda el propósito que le trajo a este lugar, se esforzará para seguir adelante.
Así que ¡adelante!: acepte los problemas como parte de su preparación, sométase a la disciplina, sea soldado valiente, venza la dificultad con la ayuda del Señor.
Desde ahora hágase el propósito firme de alcanzar la meta; decídase de una vez y para siempre; no importa lo que se le presente, alcanzará su objetivo; va a vencer todos los obstáculos; va a aprovechar toda oportunidad que Dios le da mientras está en este lugar. Con la ayuda del Señor va a sacar el mayor provecho posible de sus estudios. ¡Va hacia la meta, y no se detendrá hasta llegar!

Guía para el estudio

La segunda parte de este libro es una guía para el estudio. En ella tiene usted instrucciones para ayudarle en la preparación para cada clase: hay sugerencias para actividades en la clase, tareas especiales para los que estudian por correspondencia, y actividades opcionales que el maestro puede asignar a su discreción. Busque ahora la parte correspondiente al DÍA UNO en la «Guía para el estudio» y haga lo indicado.

CAPÍTULO 2

¿QUÉ ES LO MÁS IMPORTANTE?

La meta principal

¿Qué asignatura, a su parecer, es la más importante?
¿Cuál es el período más importante del día?
¿Qué cosa debe el estudiante tener sobre todas las cosas?
No sé qué habrá contestado usted a estas preguntas; pero seguramente, después de pensarlo, estará de acuerdo conmigo en decir que lo más importante de la vida de cualquier creyente, al igual que la vida del estudiante bíblico, es mantener una relación íntima con el Señor. Es por eso que el énfasis de la vida en el instituto se ha puesto en las cosas espirituales.
Podemos llegar a adquirir grandes conocimientos, podemos llegar a ser buenos predicadores; pero si no hemos llegado a conocer a Cristo, no hemos hecho nada y no servimos para nada.
A diario hay oportunidades para buscar a Dios, meditar en su Palabra e interceder por las almas perdidas. ¡Qué preciosas son estas oportunidades! Debemos considerarlas los momentos más importantes de todo el día.
Tenemos que recordar lo que nos dijo el Señor Jesucristo: Hay que buscar primeramente el reino de Dios y su justicia. Eso no solamente se refiere al que anda en el pecado, sino también al cristiano. Si usted hace que las cosas espirituales ocupen el primer lugar en su vida durante este curso y los venideros, aprovechará bien el tiempo.
Si sale del instituto sin haber aprobado ninguna asignatura, pero con una nueva visión de Dios y un amor más profundo hacia él, habrá logrado lo más importante, la parte más deseable. Si al contrario, sale con notas muy altas en cada asignatura, pero sin haber llegado a conocer a Dios más íntimamente, habrá fracasado. Acuérdese de esto cuando vengan los exámenes y quehaceres sin fin y cuando tenga la tentación de dejar las cosas espirituales para atender las materiales. Por supuesto, confiamos que el Señor le ayudara a crecer espiritualmente y a aprobar todas las asignaturas también.

La oración

La aspiración más noble y más alta que puede tener es ser un hombre de oración. Hay muchas personas que dicen que saben orar, pero pocas lo hacen. Los ministros predican acerca de la oración; pero hay quienes no llevan a la práctica sus propias exhortaciones; no saben lo que es postrarse delante de Dios en intercesión por los perdidos. Algunos enseñan que los que no puedan hacer otra cosa, los que no tengan ningún talento, son los que deben orar; pero no es así, todos debemos orar primero y después ejercer cualquier otro talento que Dios nos haya dado.

Oportunidades para la oración

En el instituto puede aprovechar todas las disposiciones en el horario para la oración. Por la mañana en la hora de devociones privadas, puede tener comunión íntima con el Señor; quizá va a tener la tentación de hacer otra cosa, pero no permita que el diablo le robe esta bendición.
En los minutos antes de que empiece el culto matutino, puede escoger entre muchas cosas: conversar con sus compañeros, repasar los estudios, hojear un libro, tararear un himno, o sencillamente matar el tiempo; pero mucho mejor es dejar todo eso y aprovechar tales momentos para buscar la dirección del Espíritu Santo para el culto y para su propia vida en el día.
En la oración misionera va a recibir una nueva visión de este mundo y de la urgente tarea que espera a la iglesia del Señor; allí es donde debe aprender a entregarse al Espíritu Santo para ser usado en la intercesión por los perdidos, para romper las cadenas de los esclavizados en el pecado, para ejercer el ministerio de la intercesión entre Dios y los hombres. En este tiempo de oración, Dios podrá enriquecer su vida espiritual enseñándole a batallar contra las potestades del aire.
La intercesión en la oración no es cosa fácil; es donde más el diablo le va a llenar la mente de otras cosas, le va a hacer sentir sueño, le va a tratar de estorbar en todo momento; pero, ¡qué dulce es la victoria ganada por la intercesión!
Otra oportunidad que se le da en el horario para buscar al Señor es por la noche antes de acostarse. ¡Qué bueno es poder terminar el día en comunión con el Señor! Daniel oraba tres veces al día. En el instituto, aunque hay muchas actividades y el tiempo está muy limitado, no podemos hacer menos que orar tres veces al día también. En el período de la noche, como en los otros de oración, algunos se sienten tentados a hacer otra cosa o a acostarse en vez de orar; pero si uno cambia la oración por unos pocos minutos de sueño, está vendiendo lo más precioso que hay a un precio sumamente barato.

Ayuno y oración

A veces uno siente una gran necesidad de tener más tiempo para estar en la presencia de Dios y buscarlo para la solución de un problema o para escudriñar su propio corazón; pero los días están tan ocupados que uno no encuentra los momentos que quisiera tener para ese fin. En tales ocasiones, una buena manera de encontrar el tiempo necesario es dejar de comer para pasar ese tiempo buscando al Señor.
El ayuno es una cosa muy necesaria en la vida del obrero; Pablo dijo varias veces que oraba y ayunaba. La Biblia enseña, sin embargo, que en sí, el dejar de comer no tiene ningún mérito; pero cuando el ayuno va acompañado de un espíritu contrito y humillado delante del Señor, cuando el tiempo que generalmente se pasa en la comida se dedica a la oración, llega a ser una manera preciosa de allegarse a Dios.
No es que queramos maltratar el cuerpo para demostrarle a Dios lo santos que somos; en nosotros no hay ninguna cosa buena, y jamás podríamos merecer su gracia divina. Sin embargo, si tenemos verdadera sed de Dios y de su justicia, muchas vece...

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