Comentario bíblico con aplicación NVI Hechos
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Comentario bíblico con aplicación NVI Hechos

Ajith Fernando

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Comentario bíblico con aplicación NVI Hechos

Ajith Fernando

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La mayoría de los comentarios bíblicos nos llevan en un viaje de una sola vía de nuestro mundo al mundo bíblico. Pero nos dejan ahí, asumiendo que de alguna manera nosotros podremos hacer el viaje de regreso por nuestros propios medios. En otras palabras, se enfocan en el significado original del pasaje pero no discuten las aplicaciones contemporáneas. La información que ofrecen es valiosa, ¡pero el trabajo esta a medias! La serie de Comentarios NVI nos ayuda con las dos partes del trabajo interpretativo. Esta nueva y única serie, muestra a los lectores como traer el mensaje antiguo a un contexto moderno. Explica no solo lo que da a entender la Biblia sino también como nos puede hablar poderosamente hoy día.

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Información

Editorial
Vida
Año
2012
ISBN
9780829759389

Hechos 1:1–8

Estimado Teófilo, en mi primer libro me referí a todo lo que Jesús comenzó a hacer y enseñar 2 hasta el día en que fue llevado al cielo, luego de darles instrucciones por medio del Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido. 3 Después de padecer la muerte, se les presentó dándoles muchas pruebas convincentes de que estaba vivo. Durante cuarenta días se les apareció y les habló acerca del reino de Dios. 4 Una vez, mientras comía con ellos, les ordenó:
—No se alejen de Jerusalén, sino esperen la promesa del Padre, de la cual les he hablado: 5 Juan bautizó con agua, pero dentro de pocos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo. 6 Entonces los que estaban reunidos con él le preguntaron:
—Señor, ¿es ahora cuando vas a restablecer el reino a Israel? 7 —No les toca a ustedes conocer la hora ni el momento determinados por la autoridad misma del Padre —les contestó Jesús—. 8 Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, recibirán poder y serán mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.
Hechos 1 introduce muchos de los temas importantes del libro: la vida y ministerio de Jesús, sus sufrimientos como un hecho predicho en el Antiguo Testamento, la importancia de la Resurrección y las pruebas que la acreditan, la importancia y poder del Espíritu Santo, la prioridad del testimonio, la Gran Comisión con su campo de acción hasta los confines de la tierra, la actitud misionera en contraste con los provincianismos, el reino de Dios, la importancia de la verdad y la Escritura en la vida cristiana, el papel de los apóstoles, la Ascensión y la Segunda Venida de Cristo, y la importancia de la oración y la comunión. Se trata, pues, de un capítulo clave para entender el libro de los Hechos. Le dedicaremos por ello un espacio relativamente más extenso aunque sea uno de los capítulos más breves.

El primer libro (1:1–2a)

La sección inicial de Hechos contiene un prólogo y una introducción histórica. El autor comienza haciendo referencia a su “primer libro”, nos da el nombre del receptor (Teófilo) y resume el contenido del libro anterior (El Evangelio de Lucas). Teófilo significa «amigo de Dios« o «amado por Dios«, pero es improbable, como algunos (p. ej., Orígenes) han propuesto, que este nombre represente a una persona o grupo de personas anónimos. El nombre de Teófilo era muy común en aquel tiempo y el título «excelentísimo« que lo precede (ver Lc 1:3) apunta a una persona real que podría ser, además, un alto funcionario del gobierno; esta no es, sin embargo, una deducción necesaria, ya que la palabra «excelentísmo« se utilizaba también como una «forma de cortesía«.1 En aquellos días, era común que los libros se dedicaran a personajes distinguidos.2
Si el primer volumen de Lucas describe «todo lo que Jesús comenzó a hacer y enseñar hasta el día en que fue llevado al cielo«, podemos asumir que este segundo volumen narra lo que siguió haciendo y enseñando (por medio de su Espíritu) después de su ascensión.3 Tanto en su Evangelio como en el libro de los Hechos, Lucas utiliza la palabra «todo« de una manera general que el contexto ha de definir. Por ello, «no podemos asumir que el sentido de sus palabras es que su Evangelio fuera más exhaustivo que el libro de los Hechos«.4

Enseñanza e instrucciones antes de la Ascensión (1:2b–8)

En los cuarenta días previos a la ascensión de Jesús, su principal ministerio tuvo que ver con la verdad del evangelio (vv. 2b–3). (1) Jesús dio «instrucciones […] a los apóstoles« (v. 2). El verbo que se traduce como «dar instrucciones« (entellomai) conlleva la idea de mandar o dar órdenes y ha de aludir a los mandamientos de los versículos 4 y 8 de no abandonar Jerusalén hasta la venida del Espíritu y predicar el evangelio hasta los confines de la tierra (cf. Lc 24:46–48). Estas instrucciones les fueron impartidas «por medio del Espíritu Santo« (v. 2), lo cual introduce un tema clave de Hechos: todo ministerio cristiano depende de la actividad del Espíritu en el ministro y en aquellos a quienes se ministra.
(2) A continuación, Lucas afirma que las apariciones de Jesús fueron una prueba de su resurrección (v. 3a). La objetiva realidad de la Resurrección era la prueba definitiva de las sorprendentes afirmaciones que los apóstoles iban a hacer sobre Jesús (17:31). Una clave para entender la predicación de los apóstoles era su papel como testigos de esta resurrección.5 Así, en el comienzo mismo de su libro, Lucas presenta la Resurrección como un suceso atestiguado por «muchas pruebas convincentes«.
(3) Jesús «les habló acerca del reino de Dios« (v. 3b), lo cual se refiere al gobierno o reino de Dios y era una clave para entender su enseñanza. En el libro de los Hechos hay menos alusiones al reino (8:12; 19:8; 20:25; 28:23, 31), pero son importantes, considerando que «el libro comienza (1:3) y termina con este tema (28:31)«.6 Aunque en las cartas del Nuevo Testamento se menciona el reino, el acento recae sobre la iglesia, el cuerpo de Cristo. Existe, no obstante, una estrecha conexión entre la iglesia y el reino (Mt 16:18–19). Según los Evangelios, el reino de Dios vino con los acontecimientos de la vida, muerte y resurrección de Jesús, y halla su cumplimiento en el retorno de Cristo como juez y rey. En la exposición de 2:14–41 veremos por qué la enseñanza bíblica sobre el reino de Cristo debería ser un importante ingrediente de nuestro mensaje evangelístico.
Los versículos 4–5 presentan la crucial promesa del don del bautismo con el Espíritu Santo.7 La palabra baptizom significa básicamente bañar o sumergir.8 Sin embargo, puede adquirir distintos significados que han de determinarse considerando el contexto en que aparece la palabra. Puede significar «lavar […] con vistas a purificar ciertos objetos desde el punto de vista ritual« y puede, por tanto, traducirse como «lavar« o «purificar«. También puede significar «utilizar agua en una ceremonia religiosa que simboliza la purificación e iniciación fundamentadas en el arrepentimiento: ‘bautizar’«. Y extendiendo figurativamente la idea de inmersión, esta puede significar «hacer que alguien tenga una experiencia religiosa muy significativa«.9 En relación con esta última definición tenemos la pregunta de Jesús a Jacobo y Juan en Marcos 10:38: «¿Pueden acaso […] ser bautizados con el bautismo con el que voy a ser bautizado?« (nasb). Con este sentido, el significado de la inmersión se extiende a una inundación o una abrumadora experiencia de sufrimiento.10
En algunos de los otros lugares en que se menciona el bautismo con el Espíritu Santo se sugiere una experiencia parecida a la tercera utilización del término baptizom. En la narración que Lucas hace de esta promesa en su Evangelio, Jesús dice: «Ustedes quédense en la ciudad hasta que sean revestidos del poder de lo alto« (Lc 24:49). Hechos 1:8 afirma también que, cuando venga el Espíritu Santo, los discípulos recibirán poder. Describiendo lo sucedido cuando se cumplió esta promesa, Lucas afirma que los discípulos «fueron llenos del Espíritu Santo« (Hch 2:4). En estos versículos, las palabras «poder« y «llenos« sugieren que el bautismo con el Espíritu Santo tiene que ver con una experiencia de plenitud de Dios.
El corazón de Jesús debió de entristecerse al escuchar la pregunta de sus discípulos sobre el tiempo de la restauración del reino a Israel (v. 6). Él les había enseñado sobre el reino de Dios, sin embargo, ellos hablan del reino de Israel. En este sentido, John Stott señala:
Tanto el verbo como el nombre y el adverbio de la oración gramatical delatan una confusión doctrinal sobre el reino. El verbo restaurar muestra que estaban esperando un reino político y territorial; el nombre de Israel, que esperaban un reino nacional; y la cláusula adverbial «ahora«, que aguardaban su inmediato establecimiento.11
La respuesta de Jesús sobre la cuestión de conocer los momentos y fechas establecidos por el Padre (v. 7) concuerda con lo que dijo en otros lugares sobre la cronología de las últimas cosas (cf. Mt 24:36, 42, 44; 25:13; Lc 12:40).
El versículo 8 comienza con la partícula «pero« (alla), lo que sugiere que Jesús les está presentando a sus discípulos una aspiración alternativa. Su principal preocupación no ha de ser el poder político que conllevará la restauración del reino de Israel, sino el poder espiritual que traerá el bautismo con el Espíritu Santo y les capacitará para ser testigos «hasta los confines de la tierra«. Este versículo presenta un bosquejo y un resumen de Hechos. El tema del libro es el poder y testimonio del Espíritu Santo. «Los términos geográficos ofrecen una especie de ‘Índice del Contenido’ […] la expresión ‘en Jerusalén’ cubre los primeros siete capítulos; ‘en toda Judea y Samaria’ abarca de 8:1 a 11:18, y el resto del libro traza el avance del evangelio fuera de las fronteras de Tierra Santa hasta que, finalmente, llega a Roma«.12
En un sentido, los discípulos eran ya testigos, puesto que habían visto al Señor resucitado; esta era la clave de su testimonio (1:22). Sin embargo, necesitaban también «poder« para ser testigos efectivos, un poder que vendría del Espíritu Santo. El modo en que el Espíritu Santo hace testigos y les capacita ha de cubrir todo el proceso del testimonio, y esto está bien ilustrado en Hechos.13
Al libro de los Hechos se le ha llamado acertadamente los «Hechos del Espíritu Santo«, puesto que todo cuanto la iglesia consigue es por medio del Espíritu. En este primer capítulo, Lucas nos muestra cómo se preparó la iglesia para la recepción del Espíritu. A nosotros nos aporta los ingredientes esenciales de un ministerio ungido por el Espíritu.

Hechos objetivos y experiencia subjetiva

Los primeros pocos versículos de Hechos nos muestran lo que después será un importante factor en todo el libro: la combinación de lo objetivo y lo subjetivo son importantes aspectos del cristianismo. La mención de «muchas pruebas convincentes de que estaba vivo« (1:3a) muestra que el cristianismo se basa en hechos objetivos. La enseñanza «acerca del reino de Dios« (1:3b) habría también incluido mucho que podría catalogarse bajo esta categoría. La predicación evangelística que observamos en Hechos contenía sin duda muchos hechos objetivos sobre la naturaleza de Dios y la vida y obra de Jesús (ver la tabla «Predicación evangelística en el libro de los Hechos« que presentamos en la Introducción). Hacerse cristiano implica responder afirmativamente a estos hechos, y crecer en la vida cristiana comporta profundizar en su conocimiento.
Pero en Hechos 1 se subraya también la experiencia subjetiva de los cristianos. Así, los versículos 4–5 aluden al bautismo con el Espíritu Santo que, como se ha dicho anteriormente, incorpora una experiencia subjetiva del poder del Espíritu. Para poder ser testigo de estas grandes verdades objetivas uno ha de tener el poder que procede del Espíritu Santo que mora en el creyente (v. 8). El sermón de Pedro el día de Pentecostés culminó con una afirmación de la verdad objetiva: «A este Jesús, a quien ustedes crucificaron, Dios lo ha hecho Señor y Mesías« (2:36). Sin embargo, en respuesta a la pregunta del pueblo sobre lo que tienen que hacer, el apóstol les dice que si se arrepienten y bautizan en el nombre de Jesús para el perdón de sus pecados, «recibirán el don del Espíritu Santo« (2:38). El contexto indica que el don del Espíritu Santo incluye, entre otras cosas, una experiencia subjetiva de él.
El libro de los Hechos muestra, pues, a una iglesia capaz de integrar los aspectos subjetivo y objetivo del cristianismo.

Enseñanza y avivamiento

De lo que leemos en los versículos 2–5 podemos inferir que una de las maneras clave en que Jesús preparó a sus apóstoles para el avivamiento que siguió al día de Pentecostés fue impartirles sana doctrina. El lugar que ocupa la enseñanza bíblica en la experiencia del avivamiento ha sido objeto de debate, y a veces se ha criticado las grandes efusiones de actividad espiritual que tienen poca presencia de predicación y enseñanza de la Palabra. Esto no es lo que sucedió en el discurso de Pedro el día de Pentecostés, y ha habido varios despertares espirituales en los que la Palabra se ha enseñado sin reservas.14 Independientemente de lo que haya sucedido durante el avivamiento, es un hecho que antes de que este se produzca, se ha impartido enseñanza bíblica, como vemos en Hechos. El gran historiador de los avivamientos, J. Edwin Orr, ha afirmado que el avivamiento de la religión ha de ir precedido del despertar teológico. El Dr. John Mackay afirma: «Primero la mente iluminada, después el corazón ardiente. Primero un avivamiento de la verdad teológica, y después el despertar que necesitamos«.15
Esto es lo que ocurrió bajo el reinado de Josías cuando se leyó el recién descubierto libro de la Ley y se produjo un poderoso avivamiento (2R 22–23). El principio que extractamos, pues, para hoy es que, si deseamos prepararnos para el avivamiento, hemos de ser fieles en enseñar la Palabra de Dios a nuestro pueblo.

El bautismo con el Espíritu Santo

Como ya hemos observado, las alusiones al bautismo con el Espíritu Santo sugieren una experiencia de plenitud del Espíritu. ¿Cuándo se produce y cuál es la naturaleza de esta experiencia? Sobre estas dos cuestiones ha habido mucho debate en la iglesia. Parte del problema es que la experiencia prometida a los discípulos y su cumplimiento fueron en muchos sentidos acontecimientos singulares e irrepetibles. Lo mismo puede decirse de algunas de las otras experienc...

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