Trabajando en equipo
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Daniel Prieto

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  1. 160 páginas
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Información

Editorial
Vida
Año
2015
ISBN
9780829736410
CAPÍTULO 1
La iglesia como equipo
¿Qué es un equipo?
Un equipo es un grupo de personas organizadas que trabajan juntas para la realización de una tarea o el logro de un objetivo. En el sentido más amplio de la expresión, es toda la iglesia local. Luego, en mayor o menor escala, dentro de la iglesia, un equipo puede adquirir la forma de una junta de consejeros, una mesa directiva, un comité de trabajo, etc. También se puede referir a un ministerio como tal: ministerio de alabanza; ministerio de jóvenes, ancianos, hombres, mujeres, etc.
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Desde la perspectiva de una iglesia local y sus ministerios o áreas de servicio, decimos que trabajar en equipo es ser un CUERPO que hace MINISTERIO teniendo PROTAGONISMO en la Gran Comisión mientras operamos bajo la GRACIA de Dios.
Trabajar en equipo es ser un CUERPO
La iglesia no es ni más ni menos que el cuerpo de Cristo, vivo y saludable, sobre la tierra.
El marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. (Efesios 5.23)
Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. (Romanos 12.4–5)
Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. (1 Corintios 12.12–14)
De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan. Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular. (1 Corintios 12.26–27)
Crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor. (Efesios 4.15–16)
La iglesia es EL cuerpo de Cristo
Hablando de la relación de la iglesia con Cristo, el apóstol enseñó que el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y Él es su Salvador. Como iglesia somos la representación vicaria y visible de Cristo en la tierra. Lo que somos y hacemos como iglesia es lo que finalmente el mundo y la sociedad perciben de la persona y el ministerio de Cristo en relación con ellos. Hay lugares en el mundo donde la imagen que tienen de Cristo es la de alguien que los asesinó y destruyó a sus familias. ¿Por qué ocurre eso? Porque eso es lo que hizo la iglesia en el nombre de Cristo. ¿Qué piensan de Cristo nuestros vecinos, compañeros de escuela o de trabajo? Lo que ven en nosotros como creyentes, pero sobre todo lo que ven que la iglesia es y hace. Somos el cuerpo de Cristo, dejemos que Él, por ser la cabeza, empiece a dirigir su cuerpo y manifieste, a través de este, su carácter y sus obras, las cuales demuestran el amor de Dios para este mundo.
La iglesia es UN cuerpo en Cristo
Hablando de la relación de la iglesia consigo misma, el apóstol dice que en un cuerpo tenemos muchos miembros y así nosotros siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo.
La iglesia es al mismo tiempo un cuerpo y muchos miembros. Eso habla de la convivencia en la iglesia del individualismo de sus miembros con su única identidad en Dios y la identidad que los miembros encuentran en el conjunto de la iglesia. Hay una clara distinción entre el sentido de individualismo y el sentido de conjunto. Por eso el apóstol dice: siendo muchos somos uno.
Todo «cuerpo» y todo «equipo» debe enfrentar dos dimensiones: la del individuo con toda su individualidad, y la del grupo con toda su complejidad.
La condición de individualidad del miembro siempre contribuye en mayor o menor proporción, y afecta para bien o para mal, a la realidad del conjunto del cuerpo/equipo. Cuando en el cuerpo/equipo tenemos individuos imponiendo su individualidad, entonces promovemos un cuerpo/equipo fraccionado e incompleto, y por lo tanto, enfermo e incapaz de lograr algo en conjunto. Por el contrario, cuando en el cuerpo/equipo tenemos individuos rindiendo su individualidad al conjunto, encontramos un cuerpo/equipo unido y completo, y en consecuencia, sano y capaz de lograrlo todo como conjunto.
También es cierto que la condición de conjunto del equipo siempre contribuye en mayor o menor proporción, y afecta para bien o para mal, a la realidad individual de cada miembro. Cuando en el cuerpo/equipo se ignora la individualidad e identidad de sus miembros, promovemos miembros resentidos e insatisfechos, y por consiguiente, enfermos e incapaces de dar lo mejor de ellos al cuerpo/equipo. En el caso contrario, cuando en el cuerpo/equipo se presta atención y se valora la individualidad e identidad de sus miembros, encontramos miembros felices y satisfechos, y en consecuencia, sanos y capaces de dar lo mejor de ellos al cuerpo/equipo.
Por eso el apóstol dice que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan.
La iglesia es UN cuerpo que tiene que crecer por la actividad de sus MUCHOS miembros
La Nueva Traducción Viviente traduce Efesios 4.15–16 de la siguiente manera: «Cristo, quien es la cabeza de su cuerpo, que es la iglesia. Él hace que todo el cuerpo encaje perfectamente. Y cada parte, al cumplir con su función específica, ayuda a que las demás se desarrollen, y entonces todo el cuerpo crece y está sano y lleno de amor».
La actividad de los miembros del cuerpo/equipo es saludable para el crecimiento y la edificación del cuerpo cuando hay una correcta fusión entre la identidad individual de sus miembros y la identidad conjunta del cuerpo. La correcta fusión entre la individualidad y el conjunto forman un cuerpo/equipo único, y cuando ese cuerpo/equipo único tiene las condiciones necesarias como un cuerpo, el cuerpo de Cristo, se transforma en un Equipo de Dios que crece, está sano y tiene la capacidad de edificarse a sí mismo en amor. Esta correcta fusión es posible cuando se dan dos condiciones necesarias y elementales: primera, cuando Cristo es la cabeza del cuerpo/equipo, porque Él es quien hace que todo el cuerpo encaje perfectamente; segunda, cuando los miembros del cuerpo/equipo aprenden a estar bien concertados y unidos entre sí, porque esto hace que cada miembro cumpla con su función específica de tal manera que ayuda a que se desarrollen los demás.
Ser cuerpo es ser equipo
La iglesia como un cuerpo es lo que hoy llamamos «un equipo». Aunque el término equipo es mucho más limitado que la figura de un cuerpo, lo usaremos para conectar con la imagen más popular que hoy tenemos en relación con la vida y el trabajo en conjunto en la iglesia y sus ministerios.
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LEA • REFLEXIONE • CONVERSE
Al volver a leer los pasajes de la Escritura ya mencionados, reflexione sobre la iglesia como el cuerpo de Cristo vicario y visible sobre la tierra, y como un cuerpo en funcionalidad. Escriba lo que Dios le está hablando, así como las decisiones que está tomando al verse como parte del cuerpo de Cristo.
Conversen en grupo sobre lo que Dios les ha hablado a cada uno y sobre las decisiones a implementar.
Trabajar en equipo es hacer MINISTERIO
Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio. (1 Timoteo 1.12)
Un equipo en la iglesia no se ve a sí mismo simplemente como un grupo de música o un comité o una organización que realiza una tarea y por lo tanto persigue ciertos objetivos, sino como algo más que eso, se ve a sí mismo como un ministerio, esto es: un grupo de personas organizadas que trabajan entre sí para servir a Dios.
La palabra ministerio en 1 Timoteo 1.12 es una traducción del término griego diakonía, que representa la idea de dar un servicio como sirviente: hacer los mandados, ser un ayudante, realizar los quehaceres domésticos.
Hacer ministerio es hacerle los mandados a Dios, es ser el sirviente de Dios en los quehaceres domésticos del día a día. Hacer ministerio tiene dos dimensiones, una vertical y otra horizontal. Vertical porque sirvo a Dios haciendo lo que me pide que haga. Y horizontal porque mi servicio a Dios tiene que ver con ir y servir al prójimo, siendo un instrumento de Él para que obre en otros.
En este sentido, por ejemplo, un grupo de alabanza no solamente hace un trabajo musical cuando la iglesia se congrega, sino que hace ministerio, porque al tocar su música y dirigir la alabanza lo hacen como un medio de Dios para obrar a través de ellos y llevar a quienes se han congregado a la presencia de Dios, donde pueden encontrarse con Él y recibir su toque.
La pregunta que debemos hacernos es: ¿por qué lo que realizamos no es solo trabajo, sino ministerio? La respuesta a esta interrogante es lo que hará la diferencia entre simplemente estar ocupados en algún trabajo necesario en la iglesia o estar colaborando con lo que Dios necesita que hagamos para que Él pueda ministrar a su pueblo y hacer lo que desea en la vida de sus hijos.
LEA • REFLEXIONE • CONVERSE
Al volver a leer 1 Timoteo 1.12, conversen en equipo sobre la tarea que realizan y de qué manera esa tarea es un servicio a Dios y su reino. Anoten sus reflexiones y conclusiones.
Trabajar en equipo es tener PROTAGONISMO
Con esto no quiero decir que yo haya logrado ya hacer todo lo que les he dicho, ni tampoco que yo sea perfecto. Pero sí puedo decir que sigo adelante, luchando por alcanzar esa meta, pues para eso me salvó Jesucristo. (Filipenses 3.12, TLA)
Un equipo en la iglesia busca estar en el centro de la misión de Dios para toda la iglesia, mientras cumple con la asignación que Él le ha dado para el ministerio, permitiendo que cada uno de sus miembros sirva en plena obediencia al llamado de Dios en sus vidas. Por lo tant...

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