PARTE III: RESURGIR
CAPÍTULO DIEZ
Dilemas del diagnóstico en las mujeres
Las mujeres con TDAH, a pesar de los años que han tratado de mantener la cabeza fuera del agua, a menudo sienten que se hunden más y más profundo quedando atrapadas e indefensas. Muchas mujeres con TDAH sin diagnosticar son incapaces de explicarse o de hacer que alguien las ayude a entender su experiencia. Puede ser incomprensible para otros creer que una mujer aparentemente exitosa o una mujer que nunca ha sido hiperactiva, pueda tener TDAH. En su lugar, son etiquetadas como si padecieran de típicos “problemas emocionales femeninos” o de serias perturbaciones psicológicas. Si existen algunos signos exteriores de éxito, eso sólo crea mayor confusión a su alrededor. Y si han estado enfrentando dificultades visiblemente, esto sólo reafirma las opiniones de los demás de que ellas son en realidad débiles, incompetentes o inútiles.
Cuando estas mujeres con TDAH no están flotando, están corriendo. Al final, chocarán contra una pared a noventa millas por hora o simplemente se mantendrán corriendo hasta que gradualmente se queden sin energía y se detengan completamente.
Por qué el TDAH en la mujer se diagnostica mal o no llega a diagnosticarse
Esta mujer no “parece” caótica.
Es difícil que los demás perciban el sentido interno de caos en el individuo con TDAH. Otras personas a veces no les creen, aún cuando esas mujeres tratan de abrirse hacia los demás y explicarles. A menudo les dicen que reaccionan exageradamente y que son hipersensibles.
Existen tres razones que dificultan el diagnóstico correcto de la mujer con TDAH.
1.Las historias personales de niñas y mujeres no siempre se ajustan a lo que es normalmente considerado el curso típico vital del TDAH.
2.El TDAH es algunas veces la causa de otros trastornos (o causa síntomas de ese trastorno). El TDAH es la causa y el otro trastorno es el efecto. El otro trastorno es diagnosticado y el TDAH pasa inadvertido.
3.El TDAH se parece a muchos otros trastornos y a menudo coexiste con ellos.
Dado que el lenguaje y la presentación del TDAH se parece a otros padecimientos, los profesionales a menudo diagnostican otro trastorno que no es TDAH. Algunas veces, sin embargo, una persona puede tener ambos, el TDAH y el otro padecimiento también.
Por esas razones, resulta muy fácil que el TDAH sea sub-diagnosticado, sobre-diagnosticado o no diagnosticado en lo absoluto. Mi principal preocupación y la esperanza para mis lectoras, es que las mujeres sean correctamente diagnosticadas.
Muchos profesionales de la salud mental no están entrenados para identificar el TDAH.
Cuando se deciden a buscar ayuda profesional, puede que las mujeres con TDAH elijan el servicio de un profesional de la salud mental que no entienda este trastorno. Para un psicoterapeuta no habituado a tratar adultos con TDAH puede parecer como algo en la “dinámica familiar” lo que está provocando esas reacciones en el hogar, o ella puede ser definida como “pasiva-agresiva” hacia su esposo. Quizás un psicoterapeuta lo vea como un trastorno psicológico mucho más severo. Ellos pueden diagnosticar depresión, sin darse cuenta que lidiar con el TDAH causa la depresión. La causa puede ser confundida con el efecto.
Desafortunadamente, no obtener ayuda para el trastorno subyacente y ser malentendida de esa forma puede crear un sentimiento desesperación cuando una mujer busca en vano una respuesta a sus dificultades. Yo he visto muchas mujeres que han estado en terapia por años, trabajando en algunos válidos problemas psicológicos, familiares y secundarios, pero nunca trabajando en su problema básico subyacente: el TDAH.
Cuando una persona con TDAH va a un médico o psicoterapeuta en busca de ayuda, describe las dificultades para mantener el orden en su vida diaria una y otra vez. Habla sobre sus decisiones, su desorganización, su rutina, el sentimiento de agobio y sus sentimientos de falta de control. Puede que se refiera a las mismas cosas generales de las que hablan otros clientes, sobre sus relaciones o sobre su depresión. Sin embargo, más allá de todo esto está presente el problema severo de no ser capaces de resolver los problemas de su vida diaria. Y esto es a pesar de sus logros en otras áreas. Como he enfatizado repetidamente, es la discrepancia entre este tipo de dificultades y sus logros en otras áreas lo que les hace difícil a estas personas entender cómo sus problemas pueden estar relacionados con algo cognitivo o atencional, más que con algo psicológico o emocional.
Los profesionales sin experiencia para tratar el TDAH en mujeres, desafortunadamente tienden a descartar la auto-identificación del TDAH por parte de la mujer. Una mujer con TDAH algunas veces presenta una agobiante cantidad de material y un cuadro muy confuso puede aparecer a la vista de este profesional de la salud mental. Puede que no siempre se tome a estas mujeres en serio. Sus preguntas iniciales sobre TDAH pueden ser rápidamente rechazadas a causa de la carencia de una historia estereotipada. Es posible que el especialista considere que esta mujer niega su depresión o sus verdaderos sentimientos. Esto, unido a su tendencia de no ser afirmativa con las figuras de autoridad, puede hacerle aceptar la opinión del psicoterapeuta, alimentando la gran inseguridad que ya domina a sus sentimientos.
Hoy día tanto los profesionales como los individuos están más conscientes del TDAH en el adulto que cuando escribí la primera edición de este libro. Ahora es mucho más fácil obtener un diagnóstico; sin embargo, incluso con la creciente atención profesional y de los medios masivos de comunicación, las mujeres, en especial las mujeres con TDAH sin hiperactividad, todavía tienen dificultades en ser diagnosticadas. Los especialistas de la salud mental han comenzado a entender este trastorno en las mujeres.
Una lección de historia
Los antecedentes de las niñas y las mujeres no siempre se ajustan a lo que normalmente se considera una típica historia de TDAH.
Cuando una mujer va a un consejero, psicólogo o psiquiatra en busca de ayuda, una de las primeras cosas que el profesional de la salud mental hará es interrogarlas sobre su historia completa de problemas en la niñez, así como sus presentes dificultades en la vida. Con la historia completa que ella le cuente, el psicoterapeuta al final decidirá su diagnóstico. El primer problema que una mujer con TDAH suele tener a la hora de ser diagnosticada es que su historia no se parezca a lo que muchos profesionales consideran un padecimiento de TDAH.
Historias de la niñez sin hiperactividad
Si usted fuera a un psicoterapeuta quejándose de depresión o de sentirse agobiada o sobrecargada sin tener absolutamente ninguna historia de hiperactividad en su niñez, resultaría muy difícil ser diagnosticada con TDAH. Usted puede, de hecho, tener la otra experiencia opuesta de no querer moverse en lo absoluto o tener dificultades para moverse directamente desde el impulso hasta la acción. Puede haber grandes discrepancias en sus niveles de energía. Puede que usted no sea hiperactiva en su exterior, pero puede sentir una inquietud interior que no refleja.
Puede que usted presente una historia de ser somnolienta, desorganizada, distraída o simplemente tímida. O puede que no haya sido extrovertida porque le enseñaron que no debía serlo. Dado que usted no le causaba problemas a nadie, nadie se molestaba lo suficiente para pensar que pudiera haber algún problema. Esta historia no se parece a los síntomas hiperactivos que la mayoría de los psicoterapeutas conciben como TDAH. Esto se parece más a otros padecimientos. POSIBLE MAL DIAGNÓSTICO: Depresión.
Factores protectores en la niñez
Los psicoterapeutas buscan la cronicidad, es decir, cuán crónico o por cuánto tiempo el problema ha estado presente. Si no ven cronicidad, si el problema parece de algún modo reciente, entonces puede que no consideren que el TDAH sea el problema porque la cronicidad es un elemento clave en el diagnóstico de TDAH.
Muchas mujeres han tenido en su vida lo que yo llamo “factores protectores”, que pueden conducir al psicoterapeuta a pensar que no hubo o no hay ningún problema. El problema ha estado ahí, sin embargo, no había salido a la luz todavía porque esos factores estaban “protegiendo” al individuo. De nuevo, en este caso, los síntomas del TDAH no serían obvios en la historia del individuo.
Hay muchas circunstancias en la vida de una persona que pueden demorar el efecto completo (severidad) de los síntomas del TDAH hasta más tarde cuando las exigencias organizativas y las complejidades aumenten. Muchas mujeres crecen en un ambiente estructurado y no “chocan contra la pared” hasta que llegan a la universidad, al matrimonio, empiezan a trabajar o tienen hijos. Es posible que no descubran hasta tarde en sus vidas que son incapaces de tener logros y de funcionar en la misma medida que otros con el mismo nivel educacional o de habilidades.
Otros factores protectores, como ser muy inteligente o muy talentosa en un área determinada, pueden también desorientar al psicoterapeuta. Si usted es muy brillante, su inteligencia puede haber encubierto sus debilidades de atención y de organización y puede haber parecido una estudiante promedio, en vez de una alumna muy brillante con TDAH. O, si fue muy talentosa en cierta área, esto puede haberla enfocado hasta tal punto que sus dificultades no se notaran mucho.
La compensación opaca la imagen
Existen varios modos de vida que los individuos con TDAH crean para poder alcanzar un cierto nivel de éxito; sin embargo, éstos complican la manera de identificar el TDAH.
Estas son algunas formas que usan las mujeres para resistir y compensar:
•Automedicarse
•Supercontrolar
•Superorganizar
•Subproducir (monetariamente)
•“Vivir con ayuda”
A pesar de que esas mujeres no parezcan tener bajo rendimiento, aún es posible que padezcan de TDAH. Al profesional le resulta complejo diagnosticar el TDAH en estas mujeres que se presentan bien ante el mundo o le es difícil creer en las dificultades severas y cotidianas que ellas les describen. Por ejemplo, una enfermera fue examinada y diagnosticada con TDAH, pero el psicólogo consideraba que ella no necesitaba medicamentos porque tenía un trabajo en el cual obtenía buenas evaluaciones. Su carrera le brindaba un ambiente muy estimulante en el que podía moverse bastante. “Perfecto”, pensó el psicoterapeuta, tratándose de una persona con TDAH. Lo que este profesional no vio fue el agobiante bombardeo de exigencias que esta enfermera sentía en lo que ella percibía como un ambiente caótico. Aunque le fuera bien, el proceso era insatisfactorio para ella, le provocaba mucha ansiedad y un agotamiento tanto físico como emocional. Cuando fue tratada con medicamentos e hizo algunos ajustes en su trabajo diario, ella sintió un gran alivio.
Estas personas alcanzan logros a pesar de sus dificultades interiores. Es muy difícil, aún si son diagnosticadas, que los profesionale...