Una vida fiel
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Una vida fiel

Una armonía entre el mensaje y la vida de Pablo

John F. MacArthur

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Una vida fiel

Una armonía entre el mensaje y la vida de Pablo

John F. MacArthur

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Información del libro

"Pablo, siervo de Jesucristo... "Así es la típica autopresentación de Pablo, un título sin pretensiones para la figura más influyente del cristianismo, aparte de Cristo mismo. Ahora, por primera vez, experimente los escritos cambiantes del mundo de Pablo en el contexto completo de su historia de vida: desde el fariseo y el perseguidor de la iglesia, el converso quebrantado y humilde, hasta el apóstol del evangelio de Jesucristo.

Del pastor y maestro Dr. John MacArthur, Una vida fiel es la primera armonía de su tipo entre el mensaje y la vida de Pablo, que reúne las cartas de Pablo, el libro de los Hechos y la importante información de fondo de los Evangelios en una narrativa perfecta y cronológica.

Esta obra incluye:

• Explicaciones de cada versículo y presentaciones de cada sección de uno de los pastores-maestros más respetados de nuestro tiempo

• Versión Reina Valera 1960 del texto de las Escrituras

• Un plan de lectura integral.

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Sí, puedes acceder a Una vida fiel de John F. MacArthur en formato PDF o ePUB, así como a otros libros populares de Theology & Religion y Biblical Biography. Tenemos más de un millón de libros disponibles en nuestro catálogo para que explores.

Información

Editorial
Grupo Nelson
Año
2020
ISBN
9780829741841
PLAN DE LECTURA EN UN AÑO
La siguiente tabla proporciona un plan de lectura de Una vida fiel en el transcurso de 50 semanas, con cinco secciones para leer cada semana.
Se añade también el Libro de Hebreos para las últimas tres semanas. A lo largo de la historia de la Iglesia, muchos cristianos creyeron que Pablo era el autor de Hebreos. Aunque se desconoce la autoría de Hebreos, está claro que lo escribió alguien estrechamente relacionado con el ministerio de Pablo.
Semana Secciones
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11–5
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26–10
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311–15
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416–20
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48Hebreos 1–4
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49Hebreos 5–9
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50Hebreos 10–13
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FOOTNOTE
Introducción
* Esta introducción está adaptada de John MacArthur, El evangelio según Pablo (Nashville, TN: Grupo Nelson, 2017).
1. La hipocresía de los fariseos
a. cátedra de Moisés. La expresión es el equivalente a la universitaria «cátedra de filosofía». «Sentarse» en la cátedra de Moisés indicaba tener la más alta autoridad para instruir a las personas en cuanto a la ley. La expresión aquí podría traducirse «los escribas y fariseos se han sentado a sí mismos en la cátedra de Moisés», haciendo énfasis en el que este era un reclamo imaginario de autoridad que hacían para ellos mismos. Existía la idea legítima de que los sacerdotes y levitas tenían autoridad para decidir sobre los asuntos de la ley (Dt 17:9), pero los escribas y fariseos fueron más allá de cualquier autoridad legítima y añadieron tradiciones humanas a la Palabra de Dios (Mt 15:3-9). Por ello, Jesús los condenó.
b. guardadlo y hacedlo. Es decir, en la medida en que esté de acuerdo con la Palabra de Dios. Los fariseos eran rápidos para atar «cargas pesadas» (v. 4) de tradición extrabíblica y ponerlas en los hombros de los demás; Jesús condenó explícitamente este tipo de legalismo.
c. filacterias. Cajas de cuero que contenían pergaminos en cuatro columnas (Éx 13:1-10; 11-16; Dt 6:4-9; 11:13-21). Las llevaban los hombres en el momento de la oración, una en la frente y otra en el brazo izquierdo, justo por encima del codo. El uso de filacterias se basaba en una interpretación literal exagerada de pasajes como Éx 13:9, 10; Dt 6:8. Evidentemente, los fariseos habían ensanchado las correas de sus filacterias para hacerlas más prominentes.
d. los flecos de sus mantos. Es decir, las borlas. Jesús mismo las vistió (ver Mt 9:20), por lo que el problema no eran las borlas en sí mismas, sino la costumbre de hacerlas más largas con la intención de parecer más espiritual.
a. Rabí . . . Padre . . . Maestro. Jesús condena aquí el orgullo y la pretensión, no los títulos en sí. Pablo habla repetidamente de «maestros» en la Iglesia, y se refiere a sí mismo como el «padre» de los corintios (1 Co 4:15). Obviamente esto no prohíbe las muestras de respeto, tampoco (cp. 1 Ts 5:11, 12; 1 Ti 5:1). Cristo prohíbe solamente el uso de estos nombres como títulos espirituales o de manera ostentosa otorgando indebidamente autoridad espiritual a un ser humano, como si este fuera mayor fuente de verdad que Dios.
b. ni dejáis. Los fariseos, habiéndose apartado de la rectitud de Dios, buscaron la forma de crear una rectitud por sí mismos (Ro 10:3), y enseñaron a otros a hacer lo mismo. Su legalismo y excesiva religiosidad oscurecieron efectivamente la puerta estrecha a través de la cual hay que entrar para acceder al reino.
c. prosélito. Un gentil convertido al judaísmo.
d. hijo del infierno. Es decir, alguien que está destinado eternamente al infierno.
e. no es nada. Esta era una distinción arbitraria que los fariseos habían hecho para proveerse a sí mismos de una justificación santurrona para vivir con impunidad. Si alguien juraba «por el templo» (o el altar, Mt 23:18; o el cielo, Mt 23:22), su juramento no se consideraba obligante, pero si juraba «por el oro del templo», este no podría romper su juramento sin estar sujeto a penalidades por la ley judía. Nuestro Señor deja en claro que jurar por semejantes cosas es equivalente a jurar por Dios mismo.
2. Cristo sigue confrontando a sus oyentes
a. diezmáis la menta y el eneldo y el comino. Hierbas del jardín y no productos de la granja sobre los cuales se debía diezmar (Lv 27:30). Pero los fariseos gravaban onerosamente el diez por ciento de cada hierba, contando quizás cada semilla de anís (eneldo). Sin embargo, la intención de Jesús no era condenar la observación de los mínimos detalles de la ley. El problema era que ellos habían descuidado los asuntos más importantes relacionados con la justicia, la misericordia y la fe, es decir, los principios morales que subyacen en las leyes. Ellos se conformaron con prestar su atención a los aspectos incidentales y externos, e intencionalmente obviaron el significado espiritual de la ley. Jesús les dijo que debían haberse concentrado en estas cosas sin dejar de hacer las otras.
b. coláis el mosquito, y tragáis el camello. Algunos fariseos filtraban sus bebidas a través de una tela delgada para asegurarse de que no habían tragado inadvertidamente un mosquito, el más pequeño de los animales impuros (Lv 11:23). El camello era el más grande de los animales impuros (Lv 11:4).
c. limpiáis lo de fuera. El énfasis de los fariseos en los aspectos externos de la ley era la causa de su error. ¿Quién desearía beber de un vaso que ha sido lavado por fuera pero no por dentro? Los fariseos vivían su vida como si la apariencia externa fuera más importante que la realidad interna. Esta era la verdadera esencia de su hipocresía, y Jesús los reprochó por esto repetidamente.
d. sepulcros blanqueados. Las tumbas se solían blanquear para destacarlas. Tocar o caminar accidentalmente sobre una tumba podía causar impureza ceremonial (Nm 19:16). Una tumba recién blanqueada resplandecería y tendría un aspecto limpio, y a veces contaba con una ornamentación espectacular. Pero en el interior estaba llena de deshonra y decadencia. Compárense las palabras de Jesús aquí y en Lc 11:44.
a. no hubiéramos sido sus cómplices. Una muestra ridícula de religiosidad excesiva, si tenemos en cuenta que, de hecho, estaban planificando el asesinato del Mesías (cp. Jn 11:47-53).
b. profetas y sabios y escribas. Es decir, los discípulos, así como los profetas, evangelistas y pastores que lo siguieron (cp. Ef 4:11).
c. Abel . . . Zacarías. Primer y último mártir del AT, respectivamente.
d. hijo de Berequías. (Zac 1:1). El AT no narra cómo murió. Sin embargo, la muerte de otro Zacarías, hijo de Joiada, se narra en 2 Cr 24:20, 21. Este fue apedreado en el patio del templo, exactamente como lo describe Jesús aquí. Todos los mejores manuscritos de Mateo contienen la frase «Zacarías, hijo de Berequías» (sin embargo, esta no aparece en Lc 11:51). Algunos han sugerido que Zacarías en 2 Cr 24 era en realidad nieto de Joiada, y que el nombre de su padre era también Berequías. Pero no hay dificultad alguna si tomamos las palabras de Jesús y aceptamos su infalible testimonio de que Zacarías el profeta fue martirizado entre el templo y el altar, de manera similar a como fue muerto el primer Zacarías.
e. esta generación. Históricamente, esta fue la generación que experimentó la absoluta destrucción de Jerusalén y el incendio del templo en el año 70 A.D. El lamento de Jesús sobre Jerusalén y el retiro de la bendición de Dios del templo (Mt 23:37, 38) sugieren fuertemente que el saqueo de Jerusalén en el 70 A.D. fue el juicio al que se estaba refiriendo Jesús.
f. ¡Cuántas veces quise . . . y no quisiste! Dios es absolutamente soberano y por esto completamente capaz de hacer que suceda lo que él desee (cp. Is 46:10), incluida la salvación de quienquiera que él elija (Ef 1:4, 5). Sin embargo, algunas veces expresa un deseo por aquello que él no lleva soberanamente a cabo (cp. Gn 6:6; Dt 5:29; Sal 81:13; Is 48:18). Esta expresión no sugiere en modo alguno una limitación de la soberanía de Dios o implica algún tipo de cambio en él (Nm 23:19). Sin embargo, sí revela aspectos esenciales del carácter divino. Dios está lleno de compasión, sinceramente bueno para con todos, deseoso del bien, no es malo y, por esto, no se deleita en la destrucción de los malvados (Ez 18:32; 33:11). Mientras se afirma la soberanía de Dios, debemos entender sus súplicas hacia el arrepentimiento de los reprobados, así como los llamados bienintencionados, y su bondad hacia los inicuos como una misericordia genuina diseñada para llevarlos al arrepentimiento (Ro 2:4). La emoción demostrada aquí por Jesús (y en pasajes similares como Lc 19:41) es obviamente una pasión sincera y profunda. Todos los sentimientos de Jesús deben estar en perfecta armonía con la voluntad divina (cp. Jn 8:29), y por esto sus lamentos no deben ser considerados como una simple exhibición de su humanidad.
a. vuestra casa os es dejada desierta. Unos pocos días antes, Jesús se había referido al templo co...

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