La Bruja de Portobello
eBook - ePub

La Bruja de Portobello

Novela

Paulo Coelho

Condividi libro
  1. 256 pagine
  2. Spanish
  3. ePUB (disponibile sull'app)
  4. Disponibile su iOS e Android
eBook - ePub

La Bruja de Portobello

Novela

Paulo Coelho

Dettagli del libro
Anteprima del libro
Indice dei contenuti
Citazioni

Informazioni sul libro

La Bruja de Portobello relata la vida de Athena mediante la gente que la conocía bien o que no la conocía nada. Entre ellos, su madre adoptiva, un periodista, una sacerdotisa, un historiador y una actriz. Cada persona ilustra un aspecto diferente del carácter de Athena, describiendo lo que vieron y experimentaron y también compartiendo sus propias impresiones, creencias e inquietudes. Edda, sacerdotisa: "El gran problema de Athena era ser una mujer del siglo XXII, viviendo en el siglo XXI, permitiendo que todos lo viesen. ¿Pagó un precio? Sin duda. Pero habría pagado un precio mucho más alto si hubiera reprimido su exuberancia." Andrea McCain, actriz: "No me sorprende que su vida terminara de esa manera: vivía flirteando con el peligro... Athena era consciente de su carisma, e hizo sufrir a todos los que la amaron. Incluso a mí." Heron Ryan, periodista: "Las personas crean una realidad y después se vuelven víctimas de ella. Athena se reveló contra eso y pagó un precio alto."

Domande frequenti

Come faccio ad annullare l'abbonamento?
È semplicissimo: basta accedere alla sezione Account nelle Impostazioni e cliccare su "Annulla abbonamento". Dopo la cancellazione, l'abbonamento rimarrà attivo per il periodo rimanente già pagato. Per maggiori informazioni, clicca qui
È possibile scaricare libri? Se sì, come?
Al momento è possibile scaricare tramite l'app tutti i nostri libri ePub mobile-friendly. Anche la maggior parte dei nostri PDF è scaricabile e stiamo lavorando per rendere disponibile quanto prima il download di tutti gli altri file. Per maggiori informazioni, clicca qui
Che differenza c'è tra i piani?
Entrambi i piani ti danno accesso illimitato alla libreria e a tutte le funzionalità di Perlego. Le uniche differenze sono il prezzo e il periodo di abbonamento: con il piano annuale risparmierai circa il 30% rispetto a 12 rate con quello mensile.
Cos'è Perlego?
Perlego è un servizio di abbonamento a testi accademici, che ti permette di accedere a un'intera libreria online a un prezzo inferiore rispetto a quello che pagheresti per acquistare un singolo libro al mese. Con oltre 1 milione di testi suddivisi in più di 1.000 categorie, troverai sicuramente ciò che fa per te! Per maggiori informazioni, clicca qui.
Perlego supporta la sintesi vocale?
Cerca l'icona Sintesi vocale nel prossimo libro che leggerai per verificare se è possibile riprodurre l'audio. Questo strumento permette di leggere il testo a voce alta, evidenziandolo man mano che la lettura procede. Puoi aumentare o diminuire la velocità della sintesi vocale, oppure sospendere la riproduzione. Per maggiori informazioni, clicca qui.
La Bruja de Portobello è disponibile online in formato PDF/ePub?
Sì, puoi accedere a La Bruja de Portobello di Paulo Coelho in formato PDF e/o ePub, così come ad altri libri molto apprezzati nelle sezioni relative a Literature e Women in Fiction. Scopri oltre 1 milione di libri disponibili nel nostro catalogo.

Informazioni

Editore
Rayo
Anno
2012
ISBN
9780062226440
Argomento
Literature

Heron Ryan, periodista

Athena me pidió que encendiese mi grabadora. Ella traía otra, un modelo que nunca había visto, bastante sofisticado y de dimensiones mínimas.
–En primer lugar, quiero decir que estoy recibiendo amenazas de muerte. En segundo lugar, prométeme que, aunque yo muera, esperarás cinco años antes de dejar que alguien escuche esta cinta. En el futuro podrán distinguir lo que es falso de lo que es verdadero.
»Dime que aceptas, porque de esta manera estarás asumiendo un compromiso legal.
–Acepto. Pero creo que...
–No creas nada. Si aparezco muerta, éste será mi testamento, a condición de que no se diga nada ahora.
Apagué la grabadora.
–No hay nada que temer. Tengo amigos en todas las posiciones y cargos del gobierno, gente que me debe favores, que me necesita o que me necesitará en un futuro. Podemos...
–¿Ya te he dicho que tengo un novio que trabaja en Scotland Yard?
¿Otra vez esa conversación? Si era así, ¿por qué no estaba allí cuando todos necesitábamos su ayuda, cuando tanto Athena como Viorel podrían haber sido atacados por la multitud?
Las preguntas surgían una tras otra: ¿me estaba poniendo a prueba? ¿Qué pasaba en la cabeza de aquella mujer? ¿Estaría desequilibrada, era inconstante, había momentos en que deseaba estar a mi lado, y en otros ratos volvía al tema de un hombre que no existía?
–Pon la grabadora otra vez –me pidió.
Yo me sentía fatal: empecé a pensar que siempre me había utilizado. En aquel momento me habría gustado decir: «Vete, no aparezcas nunca más en mi vida, desde que te conocí, todo se ha convertido en un infierno, vivo esperando el día que llegues aquí, me des un abrazo, me des un beso y me pidas quedarte a mi lado. Pero eso no pasa nunca.»
–¿Ocurre algo?
Ella sabía que sí. Mejor dicho, era imposible que no supiera lo que sentía, porque no había hecho otra cosa en todo ese tiempo que mostrarle mis sentimientos, aunque sólo hubiera hablado de ellos una única vez. Pero aplazaba cualquier compromiso para verla, estaba a su lado siempre que me lo pedía, intentaba crear algún tipo de complicidad con su hijo, creyendo que un día podría llamarme papá. Nunca le pedí que dejase lo que hacía, aceptaba su vida, sus decisiones, sufría en silencio con su dolor, me alegraba con sus victorias, me sentía orgulloso de su determinación.
–¿Por qué has apagado la grabadora?
Ese segundo estuve entre el cielo y el infierno, entre la explosión y la sumisión, entre el razonamiento frío y la emoción destructiva. Al final, usando todas mis fuerzas, conseguí mantener el control.
Apreté el botón.
–Sigamos.
–Decía que estoy recibiendo amenazas de muerte. Gente que me llama por teléfono, sin decir su nombre; me insultan, afirman que soy una amenaza para el mundo, que quiero hacer que vuelva el reino de Satanás y que no lo van a permitir.
–¿Has hablado con la policía?
Omití a propósito mencionar a su novio, demostrándole de esa manera que nunca me creí esa historia.
–Sí. Grabaron las llamadas. Las hacen desde cabinas telefónicas, pero me dijeron que no me preocupase, que están vigilando mi casa. Consiguieron coger a una de esas personas: es un desequilibrado mental, cree que es la reencarnación de un apóstol, y que «esta vez hay que luchar para que Cristo no sea expulsado de nuevo». En este momento, está en un hospital psiquiátrico; la policía me contó que ya estuvo internado antes por amenazar a otros por el mismo motivo.
–Si está atenta, nuestra policía es la mejor del mundo. Realmente no hay por qué preocuparse.
–No le tengo miedo a la muerte; si mis días se acabaran hoy, me llevaría conmigo momentos que poca gente de mi edad ha tenido la oportunidad de vivir. De lo que tengo miedo, y por eso te he pedido que grabases nuestra conversación de hoy, es de matar.
–¿Matar?
–Sabes que se están tramitando unas denuncias para quitarme la custodia de Viorel. Tengo amigos, pero nadie puede hacer nada; hay que esperar el resultado. Según ellos, dependiendo del juez, esos fanáticos pueden conseguir lo que quieren. Por eso he comprado una arma.
»Sé lo que es apartar a un hijo de su madre, porque viví la experiencia en mis propias carnes. De modo que, en el momento en que se me acerque el primer oficial de justicia, dispararé. Y seguiré disparando hasta que se acaben las balas. Si no me cogen antes, lucharé con los cuchillos de mi casa, usaré mis uñas y mis dientes. Pero nadie conseguirá apartar a Viorel de mi lado, a no ser que pasen por encima de mi cadáver. ¿Está grabando?
–Sí. Pero hay medios...
–No los hay. Mi padre está siguiendo el procedimiento. Dice que en los casos de derecho de familia, hay poco que hacer.
»Ahora apaga la grabadora.
–¿Era ése tu testamento?
No respondió. Como yo no hacía nada, ella tomó la iniciativa. Fue hasta donde estaba el equipo de música y puso la famosa música de la estepa, que ahora yo me sabía casi de memoria. Bailó de la manera como lo hacía en los rituales, sin ningún compás, y yo sabía adónde pretendía llegar. Su grabadora seguía encendida, como testigo silencioso de todo lo que estaba pasando allí. Mientras la luz de la tarde soleada entraba por las ventanas, Athena se sumergía en busca de otra luz, que estaba allí desde que el mundo había sido creado.
La centella de la Madre dejó de bailar, interrumpió la música, puso la cabeza entre las manos y se quedó callada algún tiempo. Luego levantó los ojos y me miró.
–Sabes quién está aquí, ¿verdad?
–Sí. Athena y su parte divina, Santa Sofía.
–Me he acostumbrado a hacerlo. No creo que sea necesario, pero fue el método que descubrí para encontrarla, y ahora se ha convertido en una tradición en mi vida. Sabes con quién estás hablando: con Athena. Santa Sofía soy yo.
–Lo sé. Cuando bailé por segunda vez en tu casa también descubrí que un espíritu me guía: Philemon. Pero no hablo mucho con él, no escucho lo que me dice. Sé que, cuando está presente, es como si por fin nuestras dos almas se encontrasen.
–Eso mismo. Y Philemon y Santa Sofía hoy hablan de amor.
–Yo tendría que bailar.
–No es necesario. Philemon me entenderá, pues veo que has sido tocado por mi baile. El hombre que está delante de mí sufre por algo que cree que no ha conseguido nunca: mi amor.
»Pero el hombre que hay más allá de ti mismo, ése comprende que el dolor, la ansiedad, el sentimiento de abandono son innecesarios e infantiles: yo te amo. No de la manera que tu parte humana quiere, sino de la manera que la centella divina quiso. Habitamos una misma tienda, que fue puesta en nuestro camino por Ella. Allí entendimos que no somos sus esclavos, sino sus maestros.
»Servimos y somos servidos, abrimos las puertas de nuestras habitaciones, y nos abrazamos. Tal vez nos besemos también, porque todo lo que sucede con intensidad en la tierra tendrá su correspondiente en el plano invisible. Y sabes que no te estoy provocando, ni estoy jugando con tus sentimientos al decir eso.
–¿Qué es el amor, entonces?
–El alma, la sangre y el cuerpo de la Gran Madre. Yo te amo con la misma fuerza con la que se aman las almas exiliadas, cuando se encuentran en el desierto. Nunca habrá nada físico entre nosotros, pero ninguna pasión es inútil, ningún amor es despreciado. Si la Madre ha despertado eso en tu corazón, también lo despertó en el mío, aunque tal vez tú lo aceptes mejor. Es imposible que la energía del amor se pierda: es más poderosa que cualquier otra cosa, y se manifiesta de muchas maneras.
–No soy lo suficientemente fuerte para eso. Esa visión abstracta me deja deprimido y más solitario que nunca.
–Ni yo: necesito a alguien a mi lado. Pero un día nuestros ojos se abrirán, las diferentes formas de amor podrán manifestarse, y el sufrimiento desaparecerá de la faz de la Tierra.
»Creo que no falta mucho; muchos de nosotros estamos volviendo de un largo viaje, en el que fuimos inducidos a buscar cosas que no nos interesaban. Ahora nos damos cuenta de que eran falsas. Pero este regreso no se hace sin dolor, porque hemos pasado mucho tiempo fuera, creemos que somos extranjeros en nuestra propia tierra.
»Nos llevará algún tiempo encontrar a los amigos que también se fueron, los sitios en los que estaban nuestras raíces y nuestros tesoros. Pero acabará ocurriendo.
No sé por qué razón, empecé a conmoverme. Y eso me empujó hacia adelante.
–Quiero seguir hablando del amor.
–Ya estamos hablando de eso. Ése siempre ha sido el objetivo de todo lo que he buscado en mi vida: dejar que el amor se manifestase en mí sin barreras, que rellenase mis espacios en blanco, que me hiciese bailar, sonreír, justificar mi vida, proteger a mi hijo, entrar en contacto con los cielos, con hombres y mujeres, con todos aquellos que han sido puestos en mi camino.
»Intenté controlar mis sentimientos diciendo “ése merece mi cariño” o “ése no lo merece”, cosas de este tipo. Hasta que entendí mi destino, cuando vi que podía perder lo que más quiero en mi vida.
–Tu hijo.
–Exacto. La manifestación más completa de amor. Fue en el momento en el que surgió la posibilidad de que lo apartaran de mí cuando me encontré de verdad conmigo misma, y entendí que jamás podría tener nada, perder nada. Lo comprendí después de llorar compulsivamente durante horas. Después de sufrir mucho, intensamente, la parte de mí que llamo Santa Sofía me dijo: «¿Qué tontería es ésa? ¡El amor siempre permanece! ¡Y tu hijo se irá tarde o temprano!»
Yo empezaba a comprender.
–El amor no es un hábito, un compromiso, ni una deuda. No es lo que nos dicen las canciones románticas; el amor es. Es ése el testamento de Athena, o de Sherine, o de Santa Sofía: el amor es. Sin definiciones. Ama y no preguntes demasiado. Sólo ama.
–Es difícil.
–¿Está grabando?
–Me pediste que la apagase.
–Pues vuelve a encenderla.
Hice lo que ella me mandaba. Athena siguió:
–También es difícil para mí. Por eso, a partir de hoy ya no vuelvo a casa. Me voy a esconder; la policía me protegerá de los locos, pero nada me protegerá de la justicia humana. Aun así, no me arrepiento: he cumplido mi destino.
–¿Cuál era tu misión?
–Ya lo sabes, porque participaste desde el principio: preparar el camino para la Madre. Seguir una tradición que ha sido reprimida durante siglos, pero que ahora empieza a resurgir.
–Tal vez...
Me interrumpí.
Pero ella no dijo ni una palabra hasta que hube terminado mi frase.
–... tal vez era demasiado pronto. La gente no estaba preparada para eso.
Athena se rió.
–Claro que lo están. De ahí los enfrentamientos, las agresiones, el oscurantismo. Porque las fuerzas de las tinieblas están agonizando, y en este momento están utilizando sus últimos recursos. Parecen más fuertes, como los animales antes de morir, pero, después de eso, ya no son capaces de levantarse del suelo; están exhaustos.
»He sembrado muchos corazones, y cada uno de ellos manifestará este Renacimiento a su manera. Pero hay uno de esos corazones que seguirá la tradición completa: Andrea.
Andrea.
Que la detestaba, que la culpaba del fin de nuestra relación, que le decía a quien quisiera oír que Athena se había dejado llevar por el egoísmo, por la vanidad, y que había destrozado un trabajo que había sido muy difícil de poner en pie.
Ella se levantó y cogió su bolso; Santa Sofía seguía con ella.
–Veo tu aura. Se está curando de un sufrimiento inútil.
–Evidentemente ya sabes que no le gustas a Andrea.
–Claro que lo sé. Hemos hablado casi durante media hora sobre el amor, ¿no? Gustar no tiene nada que ver con eso.
»Andrea es una persona absolutamente capaz de llevar la misión adelante. Tiene más experiencia y más carisma que yo. Ha aprendido de mis errores; sabe que debe mantener cierta prudencia, porque los tiempos en los que la fiera del oscurantismo esté agonizando serán tiempos de enfrentamientos. Andrea puede odiarme como persona, y tal vez por eso haya sido capaz de desarrollar sus dones tan rápidamente; para demostrar que era más capaz que yo.
»Cuando el odio hace que alguien crezca, éste se transforma en una de las muchas maneras de amar.
Cogió su grabadora, la metió en el bolso y se fue.
A finales de aquella semana el tribunal se pronunciaba: habían escuchado a varios testigos, y Sherine Khalil, conocida como Athena, tenía derecho a conservar la custodia de su hijo.
Además, el director del colegio en el que estudiaba el niño fue avisado oficialmente de que cualquier tipo de discriminación contra el niño sería punible por ley.
dp n="244" folio="244" ?
Sabía que no valía de nada llamar a la casa en la que vivía; le había dejado la llave a Andrea, se había llevado su reproductor de música, alguna ropa, y había dicho que no tenía intención de volver pronto.
Me quedé esperando una llamada para celebrar juntos la victoria. Cada día que pasaba, mi amor por Athena dejaba de ser un sufrimiento, y se convertía en un lago de alegría y serenidad. Ya no me sentía tan solo, en algún lugar del espacio nuestras almas –las almas de todos los exiliados que estaban regresando– volvían a celebrar con alegría el reencuentro.
Pasó la primera semana, y pensé que quizá estaba intentando recuperarse de la tensión de los últimos tiempos. Un mes después, imaginé que habría vuelto a Dubai y regresado a su empleo; llamé y me dijeron que no habían vuelto a oír hablar de ella. «Pero si se enterara de dónde está, por favor, dele un recado: las puertas estaban abiertas, ella hacía mucha falta.»
Decidí elaborar una serie de artículos sobre el despertar de la Madre que provocaron algunas cartas ofensivas de lectores que me acusaban de «divulgar el paganismo», pero que fueron un enorme éxito entre el público.
Dos meses después, cuando me preparaba para comer, me llamó un colega de redacción: el cuerpo de Sherine Khalil, la Bruja de Portobello, había sido encontrado. Había sido brutalmente asesinada en Hampstead.
Ahora que he terminado de transcribir todas las grabacion...

Indice dei contenuti