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La especulación inmobiliaria y el silencio de los corderos
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La especulación inmobiliaria y el silencio de los corderos
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Para resolver la crisis en democracia, necesitamos un sistema fiscal transparente. El mayor paso en ese sentido se realizará cuando los impuestos que dañan la producción sean disminuidos o reemplazados por un sistema eficientemente administrado de imposición a la tierra. Esta reforma a la larga conformará a todos, porque se basa en la justicia natural y creará la solidaridad social que es necesaria si los pueblos de España desean entrar en una nueva etapa de prosperidad.
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Information
V
EL EMPLEO, LOS SALARIOS DE LOS TRABAJADORES Y EL ACCESO AL SUELO
Hemos analizado en los capítulos anteriores la escalada del precio de la vivienda, la especulación inmobiliaria y el origen de la burbuja y la importancia de la ley de la renta para comprender los fenómenos que vivimos. Veremos en este capítulo dos de los temas más acuciantes de nuestro país: el nivel de empleo – es decir el extraordinario nivel de desempleo – y los bajos salarios y la posible incidencia que en la situación española tiene el acceso al suelo y el régimen fiscal.
Este es un capítulo que los autores deben admitir – y la confesión propicia la disculpa del lector – está erizado de dificultades. Esas dificultades provienen, en primer lugar, del hecho de que el acceso al suelo no solo varía extraordinariamente de país en país, sino que además las condiciones que lo hacen posible responden a razones no solo de coyuntura económica y régimen fiscal sino de estructuras que, desde una perspectiva histórica son notablemente distintas. Además, en la economía moderna existen otros factores, especialmente el desarrollo industrial y las situaciones comerciales monopólicas, que favorecen a determinados países e inciden en el nivel de los salarios.
Desde el punto de vista histórico – y de estructuras que son su consecuencia – deben distinguirse a las excolonias anglosajonas (y también, aunque en mucha menor medida al Reino Unido) de otros países. Tanto en el Reino Unido, como en muchas de sus excolonias (no en todas) NO EXISTE LA PROPIEDAD ROMANA DE LA TIERRA. TODA LA TIERRA PERTENECE A LA CORONA, que la cede en distintos grados para su uso y disfrute. No obstante en el Reino Unido existe – vastamente extendido – el llamado FREEHOLD que literalmente traducido significa TENENCIA LIBRE, y que, aunque legalmente es un arrendamiento, en la práctica equivale a la propiedad privada pues la renta del suelo VA A PARAR A MANOS DEL “FREEHOLDER”, que a su vez traspasa parte sustancial de la misma a los subarrendatarios (lease-holders) con arrendamientos por plazos variables: 30, 60, 90 o más años.
Este proceso digamos “encubierto” de privatización de la tierra, ha sido y es mucho menor en las excolonias anglosajonas, especialmente, en Singapur, Hong Kong, Australia y Nueva Zelanda, aunque el Freehold también existe (suele llamársele “fee simple” que significa dominio pleno). También el concepto de tierra pública, que se arrienda pero que no se vende, ha tenido amplia aplicación en el Canadá y los Estados Unidos.
También el altísimo desarrollo industrial – como en el caso de países como Alemania o Suecia – inciden en el alto nivel de salarios, así como las situaciones monopólicas de centros financieros internacionales lo hace en países como el Reino Unido, Holanda o Suiza y el propio Singapur.
Nosotros creemos, no obstante, que el acceso al suelo tiene una importancia fundamental en el nivel de empleo – y en consecuencia – del desempleo, que es la base de los bajos salarios. Para analizar el problema del desempleo es necesario un breve análisis histórico y en cierta medida, geográfico y geopolítico, no sin antes reseñar algo que es obvio: que lo que rebaja el salario de los trabajadores es ÚNICAMENTE LA COMPETENCIA ENTRE LOS PROPIOS TRABAJADORES. No es la competencia entre los empresarios – que cuando es libre y real – disminuye sus ganancias, lo que afecta a los salarios del trabajo. Lo que afecta a todos los salarios es que – sobretodo a nivel básico, sin tener en cuenta trabajos de alta especialización – por cada oferta de trabajo hay muchos postulantes, como sabe cualquier persona en las listas del paro.
De ello se desprende que en condiciones de pleno empleo y por consiguiente de escasez de mano de obra, la subida de los salarios está prácticamente asegurada.
En España nunca ha habido – salvo contadísimos y breves periodos – pleno empleo.
Siempre ha existido un “ejército industrial de reserva” – más o menos numeroso según las etapas pero que siempre ha presionado sobre los salarios. En España – aun en los momentos de “boom” – siempre han existido mayores tasas de desempleo que en nuestros principales socios europeos.
Bajo el franquismo – en las épocas grises de la autarquía – siempre hubo desocupación y salarios bajos, lo cual destruye el argumento de que volviendo a la autarquía puede solucionarse el problema. La autarquía puede crear durante un cierto tiempo un incremento de la demanda de mano de obra, pero a la larga, destruye la capacidad exportadora y, por lo tanto, la riqueza real. A la larga la autarquía produce un descenso general del nivel de salarios porque su consecuencia es el empobrecimiento de un país.
Lo mismo que una familia que decidiera fabricar por sí misma todo lo que usa y consume, desde sus zapatos hasta sus muebles y alimentos, no sería más rica, sino mucho más pobre, un país que trata de fabricarlo todo terminará en el aislamiento y la pobreza. Un caso típico es el de Argentina que en 10 años de autarquía – desde 1944 a 1955 – pasó de ser uno de los más ricos a ser un país cercano al Tercer Mundo.
Pero veamos un poco históricamente casos conocidos de pleno empleo y salarios altos. Uno que nos cuenta el Marqués de Tocqueville en su obra “La Democracia en América”1, es el de los Estados Unidos en la época de su formación como nación (Siglos XVIII y principios del XIX). No es ya que hubiera “pleno empleo” es que, simplemente, lo difícil era conseguir trabajadores asalariados, aun ofreciendo salarios altísimos. Marx, que analiza este fenómeno en el Capítulo XXXIII del Tomo I de “El Capital” (“La Moderna Teoría de la Colonización”) menciona, citando a E.G. Wakefield, la anécdota de un capitalista que se llevó consigo desde Inglaterra al Swan River en Australia (Nueva Holanda), víveres y medios de producción por 50.000 esterlinas y que tuvo además la previsión de llevarse 3.000 individuos de la clase obrera, hombres, mujeres y niños. Una vez llegado a su punto de destino “Mr. Peel se quedó sin un criado para hacerle la cama o llevarle agua desde el río”. Desdichado Mr. Peel – continúa Marx – ¡que todo lo había previsto! Solo se olvidó de exportar al Swan River las relaciones de producción inglesas2.
La diferencia en las relaciones de producción se basaba en las enormes extensiones de tierra libre, accesibles sin costo alguno para el trabajador, cosa que, claro, ya no existía en Inglaterra. Como consecuencia nadie aceptaba trabajar para otro por menos de lo que podía ganar por sí mismo en la tierra libre. El trabajador podría hacerse dueño de su principal medio de producción: la tierra.
En América, donde la situación era similar, fue la época de la famosa “frontera” que se extendía, al parecer sin límites, hacia el Oeste y que tanta repercusión tuvo en el modo de ser y la política americana (¡recordemos que Kennedy denominó a su Plan de Gobierno “La nueva Frontera”!). En términos modernos diríamos que en el límite de cultivo donde no había renta que pagar, como era todavía tierra de calidad y relativamente buena ubicación, el producto era alto y el 100 % del mismo pertenecía al trabajador – productor. O, diciéndolo de otra forma, el salario marginal era altísimo y a partir de él toda la escala salarial se fijaba a niveles altísimos. Dicho en términos sencillos: los capitalistas debían competir por los trabajadores y no los trabajadores para que un capitalista les diera trabajo.
Pocos saben en España a qué aludía John Kennedy cuando se refería a la “nueva frontera”. Los estadounidenses sí lo sabían, porque el concepto de esa “frontera ilimitada” es parte esencial de la historia económica de los Estados Unidos.
Otro caso notable fue el de la República Argentina a final del siglo XIX. En esa época con sus inmensas tierras fértiles y escasísima población se pagaban los salarios más altos del mundo. Era la época en que el peso argentino hacía suspirar a los cambistas de todos los continentes. Fue la época en que todavía no habían llegado las grandes oleadas inmigratorias – recién comenzaban – y que tan bien describe el escritor Manuel Gálvez en sus obras. No había grandes fortunas, pero el nivel de vida, al menos en el Buenos Aires del 900 era muy alto. Fue la época en que nuestros abuelos y bisabuelos abandonaron la atribulada y difícil Europa en busca de nuevos horizontes, atraídos por el deseo de… “hacer La América”.
Luego con la cada vez mayor monopolización de la tierra por la que habrá de convertirse en una formidable oligarquía terrateniente y la afluencia inmigratoria comenzó la pobreza y la lenta pero inexorable decadencia. Todavía en los años 30 del siglo XX, Argentina era uno de los países más ricos del mundo. Para 1955 ya está definitivamente rozando el Tercer Mundo, aunque con características muy especiales, y con nuevas y grandes oportunidades, siempre desaprovechadas.
Pero una cosa debe entenderse: para que la influencia de la tierra libre se haga sentir sobre el nivel de los salarios debe existir plena libertad de movimiento para los habitantes, tierras productivas y un nivel razonable de civilización y desarrollo económico. Cuando faltan estos requisitos, como pasa en algunos países africanos, la tierra libre no sirve de nada.
Pero no es necesario buscar lejos en la historia para encontrar ejemplos de pleno empleo y salarios altos. Hay otros casos, no siempre difundidos por los medios, donde puede verse la relación del empleo y el nivel de salarios con el acceso al suelo.
SINGAPUR
Un caso singular es Singapur con sus 5.499.700 habitantes en solo 704 km2 y con una densidad de 7.713 habitantes por km2 según datos del Banco Mundial, aunque otras fuentes varían en algo esta cifra (7.769 habitantes por km2)3. En Singapur no hay especulación con el suelo ni problemas de vivienda y la razón es clara: NO HAY PROPIEDAD PRIVADA DE LA TIERRA. Como en todas las colonias británicas (Singapur lo fue hasta 1965) la tierra pertenecía a la Corona. No obstante existía lo que se denomina “fee simple” que, aunque era una cesión de la Corona, equivalía a la propiedad privada pues el tenedor era el que percibía la renta. Uno de los autores de este trabajo, Fernando Scornik Gerstein, tuvo oportunidad de reunirse en Singapur con las máximas autoridades del país en materia de tierras. Ellas le explicaron que desde la independencia, el Gobierno se propuso redimir toda la tierra en “fee simple” y pasarla a manos del nuevo Estado, heredero de la Corona Británica. Actualmente – la entrevista fue hace 6 años – solo quedaba, le explicaron, un 5 % de tierras en “fee simple”. El Estado, titular eminente de la tierra, la cede en arrendamiento a corto o a largo plazo y mantiene de esta manera abierto el acceso al suelo. El nivel de desempleo en julio de 2015 era del 2 %4, o sea prácticamente inexistente. Se pueden comprar apartamentos y viviendas, pero la venta NUNCA INCLUYE EL SUELO. No obstante, el Estado promueve las urbanizaciones con viviendas solo en régimen de alquiler. El 85 % de la población vive en viviendas públicas. Lo notable del régimen fiscal de Singapur es que los ingresos por arrendamiento del suelo, más los ingresos por los impuestos, el valor de la renta anual de las propiedades y un impuesto especial a los vehículos tanto por su compra como por el uso del espacio público, superan a los ingresos conjuntos del Impuesto de Sociedades y el Impuesto a la Renta Personal5. Hay también un Impuesto al Consumo del 7 %. Es el tercer país con m...
Table of contents
- Cover
- Titel
- Impressum
- CONTENIDO
- AGRADECIMIENTOS
- NOTA DE LOS AUTORES
- I HACIA UN NUEVO MODELO SOCIAL
- II LA ESCALADA DEL PRECIO DE LA VIVIENDA
- III EL ORIGEN DE LA DEUDA PRIVADA. LA FORMACIÓN Y DESARROLLO DE LA “BURBUJA INMOBILIARIA”
- IV LA RENTA DEL SUELO Y LA LEY DE RICARDO
- V EL EMPLEO, LOS SALARIOS DE LOS TRABAJADORES Y EL ACCESO AL SUELO
- VI LOS CICLOS ECONÓMICOS Y LAS TEORÍAS DE LA CONSPIRACIÓN
- VII LA RENOVACIÓN CULTURAL Y ECONÓMICA DE ESPAÑA. BUENOS Y MALOS IMPUESTOS
- VIII CONSIDERACIONES PREVIAS PARA LA IMPLEMENTACIÓN DE UN RÉGIMEN FISCAL SOBRE LA BASE DE LA RECAUDACIÓN DE LA RENTA DEL SUELO Y LOS RECURSOS NATURALES
- IX LA POSIBLE RECAUDACIÓN DE UN IMPUESTO SOBRE LA RENTA DEL SUELO
- X CUANDO UN IMPUESTO NO ES UN IMPUESTO
- XI ACLARANDO UN MISTERIO
- XII PALABRAS FINALES. CONVERGENCIA Y DIVERGENCIA
- LOS AUTORES