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Este libro tiene dos objetivos: en primer lugar, poner en escena los aportes y las propuestas desarrolladas por un conjunto de investigadores latinoamericanos sobre diversos temas en torno al estudio de las relaciones entre la ciencia, la tecnología y la sociedad (CTS); y en segundo lugar, mostrar algunas avenidas para las que transcurrirán los esfuerzos de investigacion en la región, tratando de profundizar los debates vigentes y de enriquecer la agenda de discusión de los estudios CTS, y dar cuenta de las modificaciones del campo CTS en la región en términos de los abordajes posdisciplinarios y de la fuerte integración conceptual y empírica de los diversos ámbitos.
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Information
“APROPIACIÓN FUERTE” DEL CONOCIMIENTO: UNA PROPUESTA PARA CONSTRUIR POLÍTICAS INCLUSIVAS DE CIENCIA, TECNOLOGÍA E INNOVACIÓN EN AMÉRICA LATINA
Alexis De Greiff A. y Óscar Javier Maldonado1
INTRODUCCIÓN
El problema de la comunicación científica y tecnológica es el centro de preocupación tanto de científicos como de administradores, políticos y analistas de la ciencia y la tecnología en países de todos los grados de desarrollo industrial.2 Ello porque se entiende que si la ciencia y la tecnología no circulan, no existen, o, para ponerlo en términos más de moda, no hay innovación. Sin embargo, aunque todos coinciden en la importancia de que la ciencia trascienda el ámbito de los expertos y en la utilización de distintos medios —prensa, televisión, Internet, museos, ferias, educación formal y no formal—, no hay consenso en el tipo de aproximación que debería haber en cuanto a lo que se debe comunicar. Más aún, en los dos extremos del espectro se encuentran quienes consideran que debe aumentarse el conocimiento científico de la ciudadanía —es decir, alfabetizar al público—, por un lado, y quienes consideran que la ciencia debe involucrar a los legos en el proceso mismo de producción de conocimiento, por otro. No solo eso: todos argumentan explícitamente que debe ser un diálogo, es decir, un acto de comunicación bidireccional, pero en la práctica son modelos deficitarios de la comunicación en acción, en los que el público recibe el conocimiento que producen los científicos e ingenieros.
En este artículo exponemos el divorcio entre el discurso y la práctica de la política científica y tecnológica en lo concerniente a la “apropiación social de la ciencia y la tecnología” y proponemos algunos elementos que deberían tenerse en cuenta para cerrar esa brecha y evitar así la ambigüedad que el término comporta. Para ello hemos seleccionado el caso colombiano, en donde la ambigüedad del concepto se expresa en las declaraciones explícitas enunciadas en documentos oficiales relacionados con la política de apropiación y su implementación implícita en las actividades de promoción y fomento de actividades de ciencia y tecnología. Sostenemos que las interpretaciones que se hacen sobre “apropiación” son una manifestación y una causa de los dilemas y contradicciones de la actividad. Tomamos el caso de Colombia porque por intermedio de distintas instituciones ha liderado la discusión y algunas iniciativas en América Latina.3
Surgen entonces preguntas como las siguientes: ¿Qué es apropiación social, según los distintos actores de la práctica científica y tecnológica? ¿Se hace apropiación o debe ser parte inherente de la producción de conocimiento? ¿Se trata de una acción instrumental para la ciencia y los científicos o para el ciudadano? ¿Qué son la ciencia y la tecnología como actividades sociales, cognitivas y políticas?
Más allá del uso explícito de la palabra apropiación, que claramente se alinea con políticas verticales y de corte deficitario, el problema está en las contradicciones y tensiones que emergen de la preocupación por la utilidad social de la ciencia (Kreimer y Thomas, 2001) y su función retórica como elemento de legitimación de unas prácticas que demandan políticas y, detrás de estas, recursos de distinta naturaleza.
Para evitar la ambigüedad conceptual y el dilema político, proponemos un modelo que explica por qué la apropiación es no solo una extensión de la democracia, sino un instrumento para incluir actores en el sistema y permitir la “innovación”. Hacemos una propuesta de cómo enfocar esa cuestión a partir de una redefinición de lo público, del carácter social de la ciencia, la tecnología y la innovación, y la discusión sobre la posibilidad de la ciencia como bien público. Para ello proponemos una serie de principios que guiarían una política de “apropiación fuerte del conocimiento”, que involucre una visión más cercana a la práctica científica y tecnológica.
A continuación se abordan los problemas de la noción de apropiación y sus objetivos, el dilema que esta noción establece entre alfabetizar, educar y participar, así como las implicaciones para la política pública de apropiación social de la ciencia y la tecnología de comprender el conocimiento en términos de construcción social. En la misma línea descrita por Bloor (1976) presentamos un programa fuerte para la apropiación social del conocimiento. Este programa acoge los principios presentados por Bloor para comprender el conocimiento científico y técnico: causalidad, imparcialidad, simetría y reflexividad; sin embargo, amplía su alcance al presentarlos como una estrategia para el desarrollo de políticas que medien ciertas formas de relación entre las comunidades de expertos, innovadores, empresarios, gestores de políticas públicas, grupos de interés y ciudadanía en general.
Este modelo amplía la comprensión de las dinámicas de producción de conocimiento más allá de las sinergias entre sectores académicos, productivos y estatales, incluyendo a las comunidades y grupos de interés de la sociedad civil. Esta extensión integra apropiación e innovación en un mismo plano, bajo el principio de construcción social del conocimiento.
LA AMBIGUA NOCIÓN DE APROPIACIÓN SOCIAL DE LA CTI
Buena parte de la crítica que se le puede hacer a la implementación de las políticas de apropiación social del conocimiento se debe a “nuevas”4 formas de pensar las prácticas y las representaciones científicas, centradas en la complejidad, en la diversidad y en el carácter socialmente construido de los hechos.
Es clásica, en los estudios sociales de la ciencia y la tecnología, la imagen presentada por Latour (1987) del dios romano Jano para caracterizar a la ciencia en acción, y por ello queremos apelar a él para exponer cómo este doble carácter de la ciencia se expresa en los procesos de “apropiación social”. Jano encarna el espíritu de la ambigüedad (comienzo y final; adentro y afuera), sus dos caras hablan lenguas distintas y cuentan historias diferentes.
En una cara, la ciencia se muestra como un producto terminado: “lo que sabemos” y “debemos aprender” para ser modernos (o “civilizados”). Para este rostro la apropiación se limitaría a alfabetizar, a transmitir un conocimiento establecido. Este modelo de ciencia es una caja negra, un hecho cerrado, sólido, debido a que no sabemos los mecanismos socioepistemológicos que estabilizaron los objetos que estudiamos. Para esta cara importa el producto final, porque el proceso —en el desarrollo de su estabilización— ha sido ya borrado. Aquí la apropiación y la educación por competencias son indistinguibles:
… la ciencia es una sola y la misma para científicos y para legos, la única distancia entre unos y otros es el grado de experticia. Esta transición de uno a otro estado se da mediante la interacción de distintos agentes, grupos de interés e intereses en la construcción del conocimiento; procesos que son hechos invisibles una vez este conocimiento se estandariza, es profundamente incorporado, se naturaliza y parece ajeno a sus condiciones de producción. [Latour, 1987: 35].
No obstante, el otro rostro cuenta la historia de una ciencia que es ante todo preguntas abiertas. La ciencia como investigación nos dice que estamos situados en un espacio de “lo que no sabemos” y en donde “queremos hacer” algo nuevo. Esta faceta nos invita a debatir el proceso de generación, construcción y uso de nuevos objetos (conocimiento o artefactos). En este nivel, la ciencia se caracteriza por una actividad con resultados inciertos, que busca objetos aun sin estatus ontológico, por ser definidos y sancionados socialmente. Para esta representación de la ciencia importa su estatus de práctica socio-intelectual, en la medida en que es un entramado complejo de intereses sociales, ideas y actantes del mundo natural (Latour, 1987: 36). Este es el ámbito de la política científica y tecnológica y, en consecuencia, la apropiación tiene que ser un proceso activo de participación en el debate de construcción de objetos (“hechos” y “artefactos”). La apropiación se convierte entonces en un elemento esencial de la práctica democrática, y abre el campo de la ciencia más allá de los laboratorios y de los expertos. Pero también en el campo de la educación encontramos formas de enraizar este tipo de práctica: el aprendizaje por indagación es la principal herramienta de empoderamiento para futuros ciudadanos. No tanto en el aprendizaje de contenidos, sino en el desarrollo de habilidades sociales para la participación y para la comprensión de las relaciones entre conocimiento y vida social, aunque en general no reconocen la aproximación constructivista de la ciencia.5
EL DRAMA DE LA CIENCIA Y SUS PÚBLICOS
El proceso de cierre de debates y naturalización marca la separación entre la ciencia, la tecnología y sus públicos. Esta ruptura se inscribe en la “gran división” constitutiva de la modernidad, que separa naturaleza y sociedad, el mundo de los hechos y el de los intereses (Latour, 2007). La construcción de una brecha cultural entre formas de conocimiento y posiciones de poder se da a partir de lo que Shapin (1994) denomina discontinuidad de competencias.6 La separación de formas de conocimiento ligadas a la capacidad de manipulación de artefactos y teorías constituye nuevas formas de dominación y de clasificación social entre expertos y legos.
Lo dramático es que esta distinción y separación, como en todo acto de performancia, posibilita su encuentro. Los científicos necesitan públicos para escenificar su autoridad y construir su legitimidad. La simbiosis ciencia-público es la clave para su misma construcción como categorías distintas y separadas. La ciencia comparte la ambigüedad de la constitución moderna de la modernidad (Latour, 2007): mientras en el plano del discurso se enfatiza la separación, también se lucha por su acercamiento, porque sin sociedad no hay conocimiento posible. Shapin (1994) presenta un ejemplo clásico: la génesis de los protocolos de experimentación en el siglo XVII. En este contexto el experimento conjuga una justificación epistemológica por medio de una práctica social. Un gran experimentador, Boyle, criticaba a Pascal y a los alquimistas porque sus experimentos se hacían en espacios oscuros y ocultos. La ciencia en sus tiempos heroicos se valía de los públicos para adquirir apoyo; las primeras demostraciones se acercaban más a funciones teatrales y de ilusionismo que a los rígidos protocolos desarrollados actualmente.7 Al respecto, Shapin (1984), retomando su investigación sobre Boyle, reconstruye las relaciones entre el artículo científico y el desarrollo de protocolos para testigos virtuales:
La popularización de la ciencia es usualmente comprendida como la extensión de la experiencia de unos pocos hacia muchos. Sin embargo, una de las mayores fuentes para generar y validar conocimientos dentro de la comunidad científica es la misma extensión de la experiencia de pocos a muchos: la creación de público científico. [Shapin, 1994: 482].
La simbiosis entre la ciencia y su público no se limita a aquella época heroica, a los tiempos de los científicos viajeros y las demostraciones en las plazas; la tecnociencia contemporánea invoca diferentes públicos de distintas maneras. Diversas demostraciones retóricas vinculadas a esquemas y políticas de desarrollo han presentado al científico como evangelizador del “pensamiento ilustrado” aprovechando las representaciones sociales de objetividad e imparcialidad asociadas a esta forma de conocimiento. ¿Qué motiva la búsqueda de públicos que emprende la ciencia? La legitimación local por medio de aliados externos, búsqueda de financiación, priorización de política pública, legislaciones favorables. Ejemplos hay muchos. V. gr., durante la distribución de pequeños reactores nucleares, como parte de la política de “Átomos para la paz”, se hicieron exhibiciones públicas de los reactores en carpas alrededor de las cuales se aglutinaron miles de ciudadanos para ver el aparato (León, 2004). Pero habría que mencionar también a Carl Sagan y su premiada serie para televisión Cosmos; más recientemente, Al Gore y la causa del calentamiento global culminaron en su premio Nobel; en el ámbito lationamericano, Manuel Elkin Patarroyo, un“científico público” por excelencia, es el único hombre de ciencia que reconoce el ciudadano colombiano, según las encuestas de percepción (EPCyT, 2005).
Estos ejemplos permiten señalar que producir conocimiento y circularlo entre distintos públicos, con diferentes lenguajes, es parte de la misma empresa, como lo señaló Fleck (1979 [1935]).
En síntesis, apropiar significa distintas cosas, según el caso. La separación ciencia-público es fruto de contextos específicos. Apropiar puede ser invitar a construir o entrar y observar pasivamente un espacio terminado. En lo que respecta a la ciencia y la tecnología, esto se traduce en adoptar pasivamente un sistema como aspiraba a hacerlo la revolución Verde (Shiva, 1991; Fitzgerald-Moore, 1996), o en empoderar a los gestores locales como, para citar un caso reciente, en el caso de la “minería responsable”.8 Los públicos tienen un papel en el proceso de la construcción de “hechos”, así como en la legitimación social de los científicos mediante la brecha cultural estructurada a partir de los procesos de división social del trabajo.
Finalmente, vale recalcar que la relación entre la ciencia y su público es contingente y variable: los científicos acercan o alejan al público según sus intereses y circunstancias. En los momentos de debate, la búsqueda de aliados genera despliegues mediáticos y la circulación de contenidos tecnocientíficos por las agendas públicas; una vez cerrados estos procesos, lo contingente vuelve a ser representado como necesario y evidente. Las políticas de apropiación social son un reflejo de este uso político de los espacios mediáticos que, en nuestra opinión, y ...
Table of contents
- Portada
- Título
- Derechos de autor
- “Estudio social de la ciencia y la tecnología desde América Latina”. Introducción general - Antonio Arellano Hernández y Pablo Kreimer
- La actual internacionalización de las ciencias sociales en América Latina: ¿vino viejo en barricas nuevas? - Hebe Vessuri
- ¿Es posible una epistemología política que solucione la asimetría entre naturaleza absolutizada y política relativizada? - Antonio Arellano Hernández
- La ciencia y los paradigmas de la política científica, tecnológica y de innovación - Léa Velho
- Desarmando ficciones. Problemas sociales-problemas de conocimiento en América Latina - Pablo Kreimer
- De redes y espacios de conocimiento, significados conceptuales y de política - Rosalba Casas Guerrero y Matilde Luna Ledesma
- “Apropiación fuerte” del conocimiento: una propuesta para construir políticas inclusivas de ciencia, tecnología e innovación en América Latina - Alexis De Greiff A. y Óscar Javier Maldonado
- Transformaciones en el saber sobre el saber y las traducciones-translaciones para los colectivos locales - Ivan da Costa Marques
- Reflexiones sobre el concepto de cultura científica - Leonardo Silvio Vaccarezza
- Los autores