Ecoenvolventes

Entre continuidad e innovación

Claudio Varini

• Publisher: Universidad Piloto de Colombia
• Year: 2016
• eBook ISBN: 9789588957364
• Topic: Architecture
• Subtopic: Architecture Methods & Materials

Eco-envolventes identifica el límite de una construcción con el entorno: fachadas y cubiertas son vistos como un sistema donde todas sus partes co-accionan. El sufi- jo "eco" está por subrayar la vocación de este sistema: el de reducir los consumos energéticos y los impactos ambientales, como las emisiones de gases efecto inver- nadero. El ámbito de referencia es el colombiano, con diferentes manifestaciones climáticas tropicales y su ubi- cación geográfica próxima al ecuador. Este libro se pro- pone como un texto que abre un camino hacia la arqui- tectura sostenible con especial referencia al papel que juegan las envolventes en la gestión energética en clima tropical analizando las solas formas pasivas para ellos.

UNO

NATURAL, ARTIFICIAL

1.1 Artificio y eficiencia

Es en los primeros años del siglo XX cuando el hombre descubre el inmenso poder mediático y la fuerza proyectiva representada por los enormes transatlánticos como el Aquitania, el Rex y el Titanic. Estas gigantescas construcciones flotantes vislumbran y realizan un sueño cientificista cuya encarnación concreta, la tecnología, muestra sus enormes músculos, generando una transformación que marca una época. Se trata de la encarnación de un sueño que ha acompañado la aventura humana: el dominio del artificio sobre la naturaleza.

Ilustración 1 Fotografía: Aquitania - Featured in Le Corbusier’s Toward an Architecture. Lugar: n.d., Autor de la obra: n.d.. [Página Web en línea]. Disponible: https://thecharnelhouse.org/2011/09/09/industrialism-and-the-genesis-of-modern-architecture/ [Consulta: 2011.09.19 ]

El “antiguo” debate entre naturaleza y artificio, propio del Renacimiento y del manierismo, consignado en los tratados de Alberti, Palladio, Serlio y Vignola, perdura hasta el pleno barroco con Guarini. Estas expresiones, de una creatividad fundamentada en un conocimiento empírico y una culta sensibilidad histórico-artística, ceden poco a poco el paso a una ciencia que busca inicialmente conocer las leyes “naturales” para luego virar, con la progresiva transferencia de los conocimientos, a ámbitos aplicativos que llevan a la progresiva afirmación de la industria. La maduración de la tecnología genera y concretiza nuevos horizontes que adquieren una propia autonomía y madurez al desarrollar lenguajes, tipologías y funciones propias. El entusiasmo y la fuerza de la afirmación burguesa industrial se hacen manifiestas en exposiciones internacionales como la Great Exhibition de 1851 en Londres o la Galerie des Machines de 1889 en París, para asumir progresivamente una ventana mundial sobre una innovación aparentemente sin límites.

La grandeza de este sueño se ha encarnado en los transatlánticos, u ocean liner, cuyo apogeo se evidencia en las primeras dos décadas del siglo XX. De medio de transporte de mercancías y migrantes, estos barcos se han convertido en máquinas flotantes. En la férvida mente de Auguste Perret la imagen del transatlántico se ha transformado, en una metamorfosis estática y vertical, en la representación de un edificio-máquina. Su entonces discípulo, Le Corbusier, entiende el potencial de la imagen y la transfiere a la arquitectura con el Plan Voisin, elaborando el concepto de machine à habiter, mientras que el mismo Perret lo hace tardíamente con la iglesia de Saint Joseph en el mayor puerto francés, Le Havre.

Ilustración 2 Dibujo: Transatlantico Rex. Lugar: n.d., Autor de la obra: n.d., [Página Web en línea]. Disponible: http://www.webalice.it/cherini/transatlantici/nastro.html [Consulta: 2011.09.19 ]

lustración 3 Dibujo: Sección del Aquitania de Cunard Line : n.d., Autor de la obra: n.d.. [Página Web en línea]. Disponible: http://www.oldskull.net/2014/02/posters-vintage-gratis/ [Consulta: 2014.05.26]

lustración 4 Fotografía: Eglise Saint Joseph. Lugar: Le Havre, Autor de la obra: n.d. Arquitectura: Gustave Perret. [Página Web en línea]. Disponible: http://ex-france.skyrock.com/tags/bYg7zLcgCX8-le-Havre.html [Consulta: 2011.09.19 ]

La fuerza del sueño resiste y persiste, es indetenible aun frente a tragedias que afectan a esta maquinas flotantes, como los hundimientos del Aquitania y del Titanic, generando una serie de dinámicas que progresivamente, aun no univoca o linealmente, trasladan el baricentro de la atención de arquitectos e ingenieros hacia la “máquina”. Este fideísmo tecnológico reduce el peso específico de una “función natural” hacia una más firme artificialidad, relegando por consiguiente la naturaleza a un rol de agente, a menudo externo, del cual defenderse, como puede hacerse con el clima.

La naturaleza, y específicamente el clima, a menudo cambiante, a veces impredecible, poco se ajustan al imaginario de los beneficios que proporciona una certeza en el comportamiento de un sistema tecnológico, como puede serlo, por ejemplo, un sistema de aire acondicionado. Sin embargo, la capacidad de tener un cierto dominio sobre las fuerzas naturales y el progresivo afinamiento del mismo sistema, pueden conllevar, a su vez, a una dependencia: dependencia, por ejemplo, de una temperatura constante, de una determinada condición lumínica o de una cantidad de flujo del aire.

Es apenas obvio que manifestaciones climáticas como calor, frío, viento, humedad, presencia de sonidos o ruidos, los ciclos de la iluminación natural, de condiciones acústicas o de luminosidad, por su variabilidad, puedan generar situaciones de malestar o simplemente no ideales en el desempeño de nuestras actividades. Por consiguiente es fácilmente entendible que la posibilidad técnicamente concreta de disponer de condiciones “ideales”, o más cercanas a ellas, sea tentadora e induzca a ser perseguida. De hecho, es esto lo que estamos viendo todos los días. Así es como lo artificial ocupa nuestras mentes y nuestros pensamientos, interviniendo directamente sobre nuestras decisiones: una búsqueda del mínimo esfuerzo, de un máximo resultado, donde a lo artificial se delegan performances ciertas. De esta manera, podemos contar técnicamente con temperaturas constantes, condiciones que controlan la transmisión acústica, una calidad del aire controlada, una iluminación programada, es decir, una eficiencia mediante el artificio tecnológico.

1.2 ¿Natural o artificial?

Con un poco de ironía podemos ejemplificar el antes (natural) y el después (artificial) en una de las más simples acciones que se realizan a diario como el conocer cuáles condiciones meteorológicas vamos a encontrar saliendo de la casa: para saber cuál será el estado del clima, ya no miro cielo y nubes, si ha llovido, si hace frío o calor, sino que consulto mi smartphone. Esta simple acción contiene mucho más de lo que aparentemente se esperaría: induce a pensar que la sola lectura de un pronóstico conlleva una apropiación de la capacidad analítica, así como también la búsqueda de un óptimo artificial implica una reducción de resiliencia. En otros términos, tanto lo natural como lo artificial tienen ventajas e implican costos que es oportuno considerar al momento de abordar un proyecto. Se trata efectivamente de un potencial enorme lo que las tecnologías nos pueden proporcionar, pero es oportuno y conveniente hacer una reflexión acerca de cuáles beneficios y costos implican estas oportunidades.

El sencillo ejemplo del reconocimiento del estado del tiempo nos muestra una dualidad que se manifiesta por un lado en una performance ansiada y asumida como útil (conocer la condición meteorológica), y por el otro, en una paradoja (puedo ver lo mismo observando fuera de la ventana, pero esto implica la necesidad de atribuir significado a las nubes bajas al occidente, a la velocidad del viento, tener memoria histórica, analizar otras señales, etc.).

Observar las condiciones climáticas en un smartphone o mirar a través de la ventana parecen, pero no son, lo mismo: el aparato digital y conectado a una red de comunicación puede decirme si existen buenas probabilidades de que llueva en la noche, mientras que desde la observación visual, puedo reconocer señales que me orientan sobre la indumentaria oportuna o sobre la conveniencia del salir acompañado de una sombrilla. La seguridad que brinda una predicción con base en mediciones, identificación de dinámicas, algoritmos y estadísticas, proporciona sin embargo una forma de certeza que reduce los márgenes de riesgo, mientras que la observación de cielo, cerros y, eventualmente, la apertura de la ventana, para probar un escalofrío o una ráfaga cálida, definen simplemente un estado presente.

Posiblemente el mayor nivel de confiabilidad proviene de una predicción que pronostica lluvias al finalizar la tarde, lo que hace que, no obstante mi optimismo mañanero, piense en llevarme un paraguas. Por un lado, entonces, una lectura directa del presente corresponde a una toma de riesgos y nos obliga a ser analíticos y previsivos o, más bien, preparados para una serie de condiciones que pueden manifestarse. El riesgo se reduce proporcionalmente a nuestra capacidad de saber responder a unas condiciones externas que no podemos prever con buena confiabilidad.

Por otro lado, una lectura mediada nos permite tener una mayor precisión en las condiciones facilitando nuestras decisiones, pero generándonos una dependencia de un medio y, por consiguiente, una progresiva atrofia de conocimientos experienciales y una posible crisis adaptativa cuando, por alguna razón, no disponemos de la información digitalizada.

Podríamos transferir este sencillo ejemplo al ámbito proyectual, encontrando el mismo dualismo: si se quieren plantear condiciones de confort y el bienestar de un grupo de usuarios o habitantes de un espacio físico confinado, la pregunta es sustancialmente la misma: ¿Debemos confiar en nuestra capacidad de entender e interpretar lo natural para adaptar las arquitecturas a sus efectos o asumir una posición de indiferencia a las variables externas, previendo la implementación de máquinas que generan un microclima artificial?

Abordar la cuestión no implica necesariamente que una elección excluya a la otra. Más bien lo contrario: si se dispone de diferentes recursos para generar condiciones esperadas, ¿porque no aprovechar de ambos para perseguir nuestras finalidades?

Es este el cuestionamiento básico que mueve a la definición del neologismo eco-envolventes.

La ilustración 5 muestra uno de los infinitos ejemplos posibles de como, a lo largo de la historia, el proceso de antropización generado por la arquitectura ha sabido implementar de manera apropiada recursos naturales hasta integrarse en un unicum, donde la integración entra la misma arquitectura se integran armónicamente.

Ilustración 5 Fotografía: Il viale dell’eremo. Lugar: Asís, Autor de la obra: Carlo Meoni. [Página Web en línea]. Disponible: https://www.flickr.com/photos/48176930@N04/5448521579/in/photostream/ [Consulta: 2014.04.01]

DOS

ENVOLVENTES ARQUITECTÓNICAS

La envolvente, como interfaz entre un “dentro” y un “fuera”, es la parte directamente expuesta a una serie de flujos donde el “dentro” pretende la persistencia de unas condiciones óptimas o por lo menos compatibles con las funciones que se demandan, y el “fuera” presenta unas condiciones de variabilidad por ciclos horarios, diarios, estacionales, tanto de los factores climáticos, como de los factores antrópicos.

Habrá notado el lector que no se han mencionado los términos comunes de “fachada” y “cubierta”, lo cual es intencional porque se pretende apartarse de fachadas y cubiertas como elementos estereotípicos, con todas las relaciones tipo: fachada=ladrillo a vista, fachada=vidrio, cubierta=techo plano, etc. Por el contrario, se entienden estos elementos como muy importantes en la economía de la construcción. Sin embargo, se pretende que sean más eficientes y funcionales, es decir, que puedan ser redefinidos para mejorar su comportamiento sin dar nada por inmodificable.

Es así como se hace referencia a la definición de envolvente, que se remonta al siglo XVI. El término envolver, que viene del latín involvere (in + volvere), significa “cubrir un objeto parcial o totalmente, ciñéndolo de tela, papel u otra cosa análoga” (RAE, 2001)

De Involvere deriva también el término involucro, que se usa en botánica e identifica un “conjunto de brácteas que rodea o envuelve a un órgano de la planta, usualmente una flor o una inflorescencia”. (RAE, 2001) Por su parte, el término envolvente, que corresponde al italiano involucro, al francés enveloppant, al inglés envelope o enclosure, viene a su vez del latín involucrum, derivado de involvere, y...

Table of contents

• Portada
• Título
• Legales
• Presentación
• Reseña
• Introducción
• 1. Envolventes arquitectónicas
• 2. Parámetros de sostenibilidad
• 3. Envolventes, ambiente y energía
• 4. Construcciones, envolventes y clima
• 5. Cual envolvente
• 6. Requerimientos funcionales de la envolvente para el confort térmico
• 7. Las envolventes y el clima
• 8. Confort en espacios confinados
• 9. Funciones energéticas pasivas
• 10. Refrescamiento pasivo
• 11. Influencia de la materialidad en el comportamiento térmico de fachadas
• Anexo A: la transición del calor
• Anexo B: las zonas climáticas y los grados-día
• Anexo C: ficha climática de síntesis de Bogotá
• Anexo D: ficha climática de síntesis de Girardot
• Anexo E: ficha climática de síntesis de Medellín
• Anexo F: confort térmico
• Bibliografía