Este libro pretende ayudarte, maestro, en tu transición hacia la función de facilitador de aprendizaje. Efectivamente, el papel del maestro requiere de una evolución, de un proceso en el cual reconozcas que el conocimiento no es exclusivamente tuyo. En la actualidad cualquier niño es capaz de obtener información amplia sobre la materia de tu especialidad si cuenta con una conexión a internet y sabe cómo buscar información.
Algunos profesionales de la educación me han manifestado sus temores y reservas con respecto al papel del maestro en la escuela del futuro; otros, se aferran a esquemas caducos, intentan seguir con patrones memoristas, dictan apuntes que no han actualizado en años y controlan a sus grupos con amenazas sobre las calificaciones.
Se acabó el tiempo de las vacas sagradas de la educación, tiempo en el cual los maestros eran los únicos poseedores de la información, no aceptaban cuestionamiento alguno de sus planteamientos e incluso castigaban con ironía o agresión abierta el conocimiento o las iniciativas de participación de sus alumnos.
“Ojalá puedas hacer una declaración de dignidad para ti mismo y la profesión de maestro cuando reconozcas que tú marcas la diferencia. Que tú representas algo para los alumnos y eres una referencia clave para ellos. Tal vez nunca te des cuenta de la magnitud del impacto que tú produces en la vida de un niño o de un joven. Eres indispensable para esta sociedad y serás respetado en la medida en que seas consciente de que has elegido la profesión más noble que puede haber: la de proporcionar conocimiento y sabiduría para vivir con carácter, virtudes, principios y buenos hábitos”.
Harry K. Wong
Este libro pretende ayudarte a crear entornos propicios para el aprendizaje. Auxiliarte en la tarea de convertir tus espacios educativos en ambientes que verdaderamente fomenten el desarrollo de las capacidades de tus alumnos, mediante el reconocimiento, la aceptación y el estímulo de las diversas inteligencias en las que destacan.
El antecedente de este libro es el título Disciplina inteligente. Manual de estrategias actuales para una educación en el hogar basada en valores, el cual escribí pensando en la educación en el hogar y su público objetivo lo constituyen los padres de familia en interrelación con sus hijos. Los principios fundamentales son los mismos; sin embargo, las aplicaciones en el contexto escolar le otorgan una orientación estratégica diferente.
Evidentemente, no es lo mismo tratar de educar a tus hijos en casa que educar a 20, 30 o más alumnos en un aula; además, la escuela persigue objetivos educativos diferentes a los del hogar y, por lo tanto, requiere procedimientos diferentes.
Este libro plantea cómo rescatar tu pasión por educar, cómo restaurarte diariamente y disminuir el desgaste en tu labor docente. Educar, estoy seguro de que lo sabes, puede ser un verdadero placer que le otorga sentido a la vida del educador... y en ocasiones a la del educando.
Este no es un libro que parta del supuesto de que lo estás haciendo mal y por eso necesitas estudiarlo; por el contrario, pretende enriquecer y actualizar tus estrategias para enfrentar los comportamientos inaceptables en la escuela y actuar con eficacia ante ellos.
Es un libro que intenta cerrar posibles brechas entre los valores que ostenta la institución educativa y las prácticas que realmente ocurren en el aula. Habla de las interrelaciones humanas dentro de esa institución, ya que la oferta educativa de una escuela debe revisarse periódicamente de manera detallada a fin de actualizar las estrategias que permitan ser congruentes con ellas.
Este es un libro que le será útil tanto al docente como al directivo, pues trata de la vinculación entre ideario y práctica escolar, aspecto fundamental para corresponder honestamente a los padres de familia que nos confían a los seres que más aman: sus hijos.
En muchas ocasiones los problemas disciplinarios son consecuencia de una didáctica inadecuada, pues los niños y jóvenes de hoy cuentan con una serie de recursos para obtener información mucho más interactivos que los que podemos proporcionar los maestros. Sin embargo, en esta obra nos centraremos en los elementos emocionales y relacionales que generen entre maestros y alumnos el interés y la colaboración mutua, de modo que se ayude a mejorar la atmósfera del aula y ésta sea propicia al aprendizaje.
Tomando las ideas del maestro Harry K. Wong (1), ojalá puedas hacer una declaración de dignidad para ti mismo y para la profesión de maestro cuando reconozcas que tú marcas la diferencia, que representas algo para los alumnos y eres una referencia clave para ellos.
Se trata de que la escuela sea placentera para ti, maestro, gracias a que tus alumnos compartan contigo el placer de aprender con ellos. Se trata de rescatar la raíz de la palabra educar: sacar a la luz lo mejor de ellos y lo mejor de ti.
Para ser maestro hay que ser profeta, porque uno está tratando de preparar gente para un mundo que está a 30 o 50 años en el futuro.
Gordon Brown
1.2 • Hacia una pedagogía de la no-violencia
Se trata de un nuevo llamado por una práctica educativa en la que no haya crueldad social, en la que no haya hostigamiento o abuso entre los protagonistas del acto educativo. Una llamada más, entre tantas, contra la apatía y la inercia, así como contra las relaciones que requieran la sumisión de alguna de las partes.
La pedagogía de la no-violencia intenta eliminar del contexto escolar las prácticas basadas en el maltrato y todas las variantes que se utilizan con el fin de controlar el comportamiento de los menores o simplemente para ejercer poder y dominio sobre los demás. También significa educar en la paz y para la paz, con base en valores primarios y en los derechos humanos.
¿Por qué no mejor nombrarla pedagogía de la paz?
Porque el momento histórico en el que esta obra se realiza es particularmente violento, enfermo y decadente. Porque quiero enfatizar contra qué se debe luchar. Se puede argumentar que al propiciar la paz se erradicará la violencia. Coincido en parte, pero también creo que la violencia está arraigada socialmente de una manera muy perniciosa, y estamos tan acostumbrados a ella que puede pasar inadvertida, por lo que vale la pena no negarla ni en cuanto a su nombre.
Paulo Freire menciona: «…creo que la crisis no es propia de la educación sino que es la crisis de la sociedad toda, es la crisis del sistema socioeconómico en el cual estamos insertos que necesariamente se refleja en la educación… La educación es una práctica eminentemente política. De allí la imposibilidad de implementar una pedagogía neutra. En el fondo, no hay nada neutro».(2) Debemos asumir una posición: o nos oponemos a la violencia con prácticas conscientemente incluyentes o somos parte de la violencia que excluye, que segrega, que somete.
Dependiendo de nuestras prácticas educativas, podemos sacar a la luz lo mejor o lo peor de alguien. La violencia y el miedo, con todas sus variantes, formas y manifestaciones, sacan a la luz lo peor de un ser humano. Sale a la luz lo peor de la víctima y lo peor del victimario. Esta práctica tiene raíces muy profundas y antiguas. Es un cáncer que carcome los cimientos de la autoestima, la creatividad y la iniciativa para intentar lo que en la vida vale la pena.
“La tarea fundamental de educadores y educadoras es vivir éticamente, practicar la ética diariamente con los niños y jóvenes; esto es mucho más importante que el tema de la biología, si somos profesores de biología. Lo importante es el testimonio que damos con nuestra conducta. Inevitablemente cada clase, cada conducta, es testimonio de una manera, ética o no, de afrontar la vida”.
Paulo Freire
Los niños, al llegar diariamente a su escuela, no están pensando en las materias que van a estudiar sino en las relaciones con sus amigos o, lamentablemente con demasiada frecuencia, en las relaciones con quienes no lo son.
Normalmente se dice que a la escuela “se va a aprender”, considerando exclusivamente los contenidos académicos. No es así. Hacer amigos, tener enemigos, jugar en equipo, solidarizarse con quien cometió una falta o con quien fue víctima de dicha falta, tomar partido, conquistar el primer amor, ser rechazado, saber sobrevivir a los embates de los niños mayores, emularlos; todo esto, y más, es lo primero que los niños aprenden en la escuela. Luego tal vez vendrá, si usas una didáctica ...