Prólogo
Primero quiero agradecer a Borja Pascual y Editatum la oportunidad que me han dado de escribir este Guía Burros. Con él, pretendo dar una primera aproximación al mundo de la bolsa y la inversión a todos aquellos que no teniendo una formación sobre el tema quisieran llevar las riendas de sus ahorros y controlar más de cerca qué se hace con el dinero que con tanto esfuerzo han conseguido.
Intentaré acercaros al mundo de la inversión desde mi perspectiva. Una perspectiva desde el punto de vista de cómo se trabaja en un fondo de inversión de gestión tanto pasiva como activa pero extrapolando los conceptos al usuario individual que no tiene acceso a un fondo o aún teniéndolo, simplemente desea sentir la adrenalina de decidir dónde y cuándo invertir. En los fondos de inversión de gestión pasiva no se busca batir al mercado pues el mercado posee información completa de lo que en él se encuentra, por lo tanto se buscar hacer un espejo de los grandes índices pues está demostrado que a largo plazo los índices tienen un retorno mayor ya que a pesar de fluctuar por los ciclos y las correcciones, la maquinaria de la economía en si misma hace que la pendiente en el largo plazo sea positiva. Pero también os daré algunas claves de la gestión activa. Donde se busca batir al mercado. En los fondos de inversión, cuando optamos por una gestión activa, lo que buscamos es encontrar el momento de entrada y salida justos para maximizar así el beneficio. Entrando cuando la bajada haya terminado y saliendo cuando comience la corrección. Este tipo de gestión requiere muchas más horas de dedicación y una matemática mucho más extensa y precisa, por eso no me extenderé tanto en ella a lo largo del libro.
¿Qué es la bolsa?
Origen del concepto, evolución y estado actual del mercado
La bolsa o mercado de valores es un concepto muy antiguo que se remonta a la Edad Media. Ya entonces podíamos encontrar un mercado donde, en lugar de comprar y vender objetos elaborados o materiales, se compraban y vendían “promesas”, y donde la mercancía vendida fijaba su precio mediante el equilibrio entre oferta y demanda. Desde vender pieles de oso antes de cazarlo a vender el beneficio de una expedición marítima a tierras lejanas antes incluso de tener el barco construido. En España tenemos como origen de mercados organizados los juros del s. XIII o las lonjas del s. XIV.
Los juros del reino de Castilla son la primera deuda pública de la que tenemos conocimiento en España. Consistía en un certificado en el que el reino concedía el privilegio de cobrar una parte de los impuestos feudales en un futuro a cambio de un capital en el momento actual.
Las lonjas o bolsas de Comercio fueron el primer lugar físico de negociación. El reino de Aragón fue el primero en construirlas. Muy famosas son las de Barcelona, Mallorca o Valencia.
Donde existe un mercado de ese tipo, basado en la subasta y dependiente de la oferta y la demanda, existen las crisis. Muy famoso es el crack holandés por la venta de bulbos de tulipán, cuyo valor crecía día a día hasta que de golpe se desplomó. En la primera mitad del s. XVII tuvimos la que se considera la primera burbuja especulativa registrada. No tuvo graves consecuencias para la entonces todopoderosa economía holandesa, pero sí supuso un golpe moral para muchos trabajadores. Los bulbos de tulipán comenzaron a venderse en los Países Bajos y a ganar rápidamente popularidad (recordemos que el tulipán había llegado a Europa a finales del siglo anterior y se empezaba ya cultivar de manera intensiva, suponiendo un gran porcentaje de las exportaciones totales de la nación). Esta adicción por los tulipanes fue lo que inspiró la creación del primer mercado de futuros. La gente iba y compraba bulbos de tulipán sin tan siquiera haber visto uno en su vida. Hasta que un día, debido a la peste bubónica que azotaba Europa, una subasta quedó desatendida; nadie acudió a la subasta, provocando el pánico entre los vendedores y haciendo que el precio de los bulbos de tulipán se desplomara.
Indexando el precio de los futuros de tulipanes vemos como en tres años multiplicó su valor doscientas veces justo antes de explotar la burbuja.
El concepto de “mercado oso” y “mercado toro” tiene también tantos siglos como el mercado en sí. Un “mercado oso” es el periodo de tiempo en el que las cotizaciones de la bolsa en general tienen pendiente negativa, o sea, cuando caen. Cuando el mercado cae, el inversor quiere monetizar cuanto antes sus posiciones y decimos que va corto; se centra en el corto plazo, pues prevé que el mercado siga bajando y su beneficio disminuya. ¿Por qué le llamamos “mercado oso”? Como dije antes, los cazadores vendían las pieles del oso antes de salir a cazarlo, por lo tanto monetizaban algo que ni siquiera era real en ese momento, adelantándose a los acontecimientos.
En cuanto al “mercado toro”, es ese periodo en el que la bolsa sube. Puede haber correcciones puntuales, pero no saldremos del “mercado toro” sin antes pasar por una caída de un mínimo del 20 %. Cualquier otra baja forma parte del sub-ciclo o de una corrección; por tanto, el “mercado toro” es como el animal en una carrera de resistencia en la que embiste de abajo hacia arriba en el último momento. Con los años, el “mercado toro” ha simbolizado la prosperidad, hasta el punto que frente de la bolsa de Nueva York (NYSE) se instaló en 1989 una escultura de un toro de bronce hecha por el artista italiano Arturo di Modica, que pretendía inspirar el espíritu de superación del pueblo americano, que aún se estaba recuperando de la crisis bursátil de 1987, el llamado Black Monday o Lunes Negro. (En septiembre de 1989, poco antes de instalar el Charging Bull, hubo un mini-crash conocido como Black Friday o Viernes Negro).
Fachada de la Chicago Board of Trade
A finales del siglo XIX la bolsa ya era lo que conocemos a día de hoy. Las empresas se dividían en acciones o shares, en inglés. Este término hace referencia a su calidad de objeto que se comparte entre varias personas (s...