Empresas venezolanas
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Nueve historias titánicas

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Nueve historias titánicas

About this book

Este nuevo libro de Rafael Arráiz Lucca recoge nueve historias empresariales escritas entre 2001 y 2012. Tres de ellas trabajan panoramas generales ("Historia esencial de la banca en Venezuela"; "Breve historia de la ganadería en Venezuela"; "El ferrocarril en Venezuela: una historia sobre rieles") y seis se concentran en devenires particulares ("Escritorio Tinoco, Travieso, Planchart y Núñez: casi un siglo en el marco del derecho"; "Seguros Caracas de Liberty Mutual: 60 años de certidumbre"; "Universidad Tecnológica del Centro: 20 años tallando futuro"; "Hato Piñero"; "El Club Camurí Grande: una historia colectiva"; "La Electricidad de Caracas: una historia luminosa"), siempre dentro del propósito de tomarle el pulso a la historia del emprendimiento nacional.Actividades centradas en Ia intermediación financiera, los seguros, el ejercicio del Derecho, la ganadería, la energía, el transporte, la educación y el esparcimiento dan cuenta de una historia del país distinta a la política, pero no menos importante en sus consecuencias nacionales. El lector podrá seguir el devenir de buena parte de las actividades centrales de Ia economía del país en su faceta privada y prestadora de un servicio público."Empresas venezolanas. Nueve historias titánicas" recoge el esfuerzo colectivo propio de las compañías anónimas, pero el autor no olvida que la impronta individual ha sido fundamental para la realización de estos sueños. En muchos casas tan desmedidos como lo sorprendente de sus resultados.

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Information

Year
2016
eBook ISBN
9788416687206

Historia esencial de la banca en Venezuela

Introducción

Este trabajo que entrego en manos de los lectores se propone historiar sucintamente el desarrollo de la banca en Venezuela. Después de pasar revista a los intentos coloniales de instaurar alguna institución financiera, se detiene en los múltiples proyectos del período independentista por instaurar un banco. Luego, sigue el curso azaroso del siglo XIX con sus vicisitudes caudillistas hasta desembocar en el XX, cuando, a partir de la explotación petrolera, fue tomando cuerpo un sistema financiero.
Como toda breve historia, esta no se detiene en los pormenores de los asuntos, sino que enuncia y analiza las líneas gruesas, ya que busca establecer unas coordenadas mínimas para que los interesados puedan seguir un curso y luego, si es el caso, profundizar a través de bibliografía especializada en algún aspecto de su interés.
En todos los trabajos sobre historia de Venezuela que he emprendido, he intentado atender a la importancia de los procesos sociales, pero sin pasar por alto la huella decisiva de los personajes. De gente está hecha toda historia, por más que las fuerzas sociales en su juego dialéctico pareciera que sumergen a los individuos. De más está decirles que la investigación de esta área de la vida económica nacional es fascinante, así como difícil, ya que no son muchos los trabajos con que cuenta el investigador. En este sentido, quiero dejar constancia de mi agradecimiento a los estudiosos María Elena González Deluca, Catalina Banko, Nikita Harwich Vallenilla, Francisco Faraco, Romano Suprani, Manuel Exequiel Delgado, Rafael Martín-Guédez, Morela Arocha, Edgar Rojas, Leonardo Vera, Raúl González, Ruth Capriles y Gerardo Tirado Yépez quienes, en años recientes, han contribuido notablemente con sus investigaciones sobre la historia de la banca en Venezuela.

1) Antecedentes coloniales y del período independentista

Pocos años después de la llegada accidental de Cristóbal Colón a América, la Corona española llegó a un acuerdo con la casa alemana Welser, mediante el cual esta casa, establecida en Sevilla, se comprometía a explotar por tiempo indeterminado el territorio de lo que sería luego la Provincia de Venezuela. El convenio entre los Welser y Carlos V se firma el 27 de marzo de 1528 y viene a resarcir las deudas que la Corona había contraído con los financistas alemanes. De tal modo que nadie exagera si afirma que entre las primeras decisiones tomadas por Carlos V en relación con Venezuela estuvo una relación financiera de por medio. Hasta 1545 gobernaron en Venezuela los Welser, fecha en la que la Corona consideró saldada la deuda, cosa que los alemanes no tuvieron por tal y reclamaron judicialmente, pero sin frutos a su favor.
Un segundo episodio de naturaleza financiera lo hallamos en la carta que le escribe don José de Ábalos al rey, en 1775. En ella, quien al año siguiente sería designado intendente de la Provincia de Venezuela, le sugiere al monarca la creación de un banco, y abona su proposición con suficientes argumentos, pero este no dio respuesta afirmativa y el proyecto no pasó a mayores.
Un tercer episodio guarda relación con la disposición, que sí llegó a materializarse, de la creación del Banco de San Carlos, mediante Real Cédula de 1782. Este banco abarcaría hasta las provincias de ultramar; incluso llegó a designarse un representante en Venezuela, pero no se tienen noticias de su efectiva existencia, más allá de las formalidades estampadas en el papel. Debemos atribuirle a las vicisitudes de la política española y sus vaivenes económicos la inexistencia cierta de operaciones de este banco en tierras de la Provincia de Venezuela.
Otro momento interesante viene a tener lugar cuando la sociedad caraqueña decide, después del 19 de abril de 1810, tomar las riendas de su soberanía. Para entonces, residía en Caracas el irlandés William Burke, personaje muy influyente en el período de gestación de la República de Venezuela, quien propone la creación de un banco nacional. El proyecto de Burke llega a ser tema de discusión en el Congreso Constituyente de 1811, y se toma la decisión de proceder con la creación de un banco nacional, dada su evidente necesidad y la argumentación de peso esgrimida para fundarlo. No obstante, la pérdida de la primera República en julio de 1812 da al traste con el proyecto, aunque veremos que se retoma luego.
Serán los constituyentes del Congreso de Angostura en 1819 quienes retomen el proyecto y autoricen la creación de un Banco Nacional, pero este, en medio de las escaramuzas de la guerra, no llegó a constituirse. Serán entonces los constituyentes del Congreso de Cúcuta quienes le atribuyan en el texto constitucional al Ejecutivo las facultades para crear un banco, pero el proyecto tampoco pasará a otras instancias.
Luego, el Congreso de Colombia, reunido en Bogotá el 28 de marzo de 1825, autoriza la creación del Banco de Venezuela en la ciudad de Caracas. Este intento será de nuevo infructuoso, porque los caraqueños se oponían a cualquier decisión de este tipo tomada por el Congreso en Bogotá, ya que para entonces las fricciones entre el gobierno central y el poder local venezolano iban en camino de mayor magnitud.
Después de la separación de Venezuela del proyecto grancolombiano, la Sociedad de Amigos del País, en 1834, animada por John Alderson, elabora un proyecto para la creación de un banco mercantil de descuento y depósito, que tendría por nombre Banco de Venezuela, con sede en Caracas, pero no logra concretarse. Tampoco lo hará el banco que promueve la Sociedad de Agricultores, en 1838, basados en la necesidad de apoyar a los productores del campo. Este, en el papel, se denominaría Banco de Caracas.
Como vemos, fueron varios los intentos de creación de una institución financiera desde el momento mismo en que se creó la República, incluso durante el período en que Venezuela fue un departamento de la República de Colombia, cuya capital era Bogotá. También se intentó después de 1830, cuando la República de Venezuela recuperó su entidad inicial. No será hasta 1839 cuando se logre hacer realidad una institución financiera en el país.

2) Los episodios del siglo XIX

En este capítulo examinaremos y registraremos los hechos entre 1839 y 1882, año en que se fundó el Banco de Maracaibo. Serán cuarenta y tres años de aperturas y fracasos, de esperanzas y desencantos, siempre signados estos vaivenes por la vida política del país. Veamos los acontecimientos alrededor de la fundación de la primera institución bancaria que operó en Venezuela.

2.1. El Banco Colonial Británico (1839-1848)

Acerca de las negociaciones previas a la apertura del Banco Colonial Británico nos informa abundantemente Manuel Exequiel Delgado en su libro Finanzas, comercio y poder en los orígenes de la banca en Venezuela. De allí y de otras investigaciones se desprende que la creación del banco guardaba estrecha relación con la deuda contraída por la República de Colombia con Gran Bretaña. Para nadie es un secreto que entre los principales financistas, si no el principal, de la gesta independentista, estuvieron los británicos. Tomó años de negociaciones diplomáticas determinar el monto de la deuda total y la cuota que a cada país del intento grancolombiano le tocaba sufragar. Finalmente, una vez consolidado el monto, la República de Venezuela enfrentó el peso de sus obligaciones deudoras. La creación del Banco Colonial Británico contribuía especialmente con que se materializara el pago de la deuda. En ello insistió durante meses de ires y venires el hijo de Francisco de Miranda, Leandro, quien era tan venezolano como súbdito de la Corona inglesa, dado que había nacido allá y era hijo de Sarah Andrews, la mujer con quien Miranda convivió y procreó sus dos hijos: Leandro y Francisco. El segundo fue hecho prisionero y ejecutado, después de la derrota del ejército que sostenía el gobierno del general Rafael Urdaneta en la actual Colombia. Murió en 1831. El primer hijo de Miranda es el que nos ocupa, ya que se empeñó en la fundación de aquella primera institución financiera.
Abundan las cartas entre el general Carlos Soublette, entonces vicepresidente de la República, y Leandro, siempre ajustadas al tema de la fundación del banco. Durante aquellos años de estadía de Leandro en Venezuela, además, contraería matrimonio en 1840 con Teresa Dalla Costa Soublette, hija de Juan Bautista Dalla Costa y de Isabel Soublette. De modo que el general Soublette dialogaba con quien luego sería su sobrino político. Después de infinidad de avatares, los británicos deciden crear el banco y designan como directores a William Ackers y a Leandro Miranda. El primero, para entonces, era de los hombres más ricos de Venezuela, si no el que más, y era de origen escocés.
La institución abre sus puertas el 29 de julio de 1839, con un capital de 330000 pesos y las siguientes tareas: emisión de billetes; financiamiento de actividades económicas a través de préstamos al 12% anual; descuento de letras del tesoro; operaciones de giro y, lo más importante, recibía los depósitos que el Gobierno Nacional hacía para honrar el pago de la deuda y enviaba las remesas a Londres.
Cuando el banco abrió sus puertas, imperaba la Ley de Libertad de Contratos de 1834, que animó particularmente las inversiones extranjeras, pero en abril de 1849 se promulgó la Ley de Espera y Quita y las circunstancias variaron a tal punto que el banco cerró sus puertas alegando, precisamente, la falta de protección en que quedaba una vez derogada la Ley de Libertad de Contratos de 1834. El asunto fue peliagudo, ya que los inversionistas ingleses le exigieron a su gobierno proceder militarmente si Venezuela no honraba sus compromisos. Será el gobierno de José Tadeo Monagas el que se comprometa a resarcir a los ingleses por las pérdidas en que incurrieran con motivo de la Ley de Espera y Quita, entregándoles bonos del Estado. Diez años de existencia contó el Banco Colonial Británico entre nosotros.

2.2. El Banco Nacional de Venezuela (1841-1850)

La historia del Banco Nacional de Venezuela tiene un final similar al Colonial Británico, pero unos inicios distintos. Quizás acicateados por la creación del Colonial Británico, que respondía fundamentalmente a intereses foráneos, comerciantes y hacendados del patio proponen la creación de un banco de composición accionaria mixta y son escuchados por el Congreso Nacional. Así fue como, el 17 de mayo de 1841, el cuerpo legislativo aprueba la creación del Banco Nacional de Venezuela mediante una ley, de tal modo que la primera ley bancaria del país será esta, ya que la creación del Banco Colonial Británico no procedió de esta manera. La composición accionaria sería la siguiente: los comerciantes venezolanos Juan Nepomucen...

Table of contents

  1. Prólogo
  2. Historia esencial de la banca en Venezuela
  3. Breve historia de la ganadería en Venezuela
  4. El ferrocarril en Venezuela: una historia sobre rieles
  5. Escritorio Tinoco, Travieso, Planchart y Núñez: casi un siglo en el marco del derecho
  6. La Universidad Tecnológica del Centro: 20 años tallando futuro
  7. Seguros Caracas de Liberty Mutual 60 años de certidumbre
  8. La epopeya del Hato Piñero
  9. El club Camurí Grande: una obra colectiva
  10. La Electricidad de Caracas: una historia luminosa
  11. Créditos