LOS CUATRO
PILARES
• Pilar I – Mundo espiritual
Espiritualidad
Llamemos como queramos al hecho espiritual, sin enredarnos en discusiones, polémicas e interpretaciones variopintas de esta realidad.
Aceptemos que unos y otros, creyentes, no creyentes y pertenecientes a cualquier otra calificación que cada uno en última instancia quiera darse, todos tenemos ese “algo”, esos sentimientos íntimos que voy a definir como Mundo Espiritual.
¡Qué nadie se escandalice! Hablo desde el respeto más absoluto y sin ocultar mis particulares formas y denominación que doy a mi propio Mundo Espiritual.
Os recuerdo, queridos amigos, que ya me “mojé” en mi primera publicación de La Sencillez de lo imposible, Parte I, donde un largo capítulo está exclusivamente dedicado a ello con el título DIOS. Y os reto, si queréis polémica, a que intentéis conseguirlo y leerlo.
Hablemos, pues, de algo tan fundamental, reconocido o no, como ese sentimiento interno, mío – mío, una especie de vida interior procedente de lo más íntimo de mí, a veces disimulado o inconfesable, pues puede alterar la imagen que tienen de mí los demás o yo de mí mismo, si soy sincero. Lo cierto y constatable es que algo tengo dentro, algo existe en mi Yo interno, lo llame como lo llame.
Tan largo párrafo pretende hacerte ver que “ese”, lo llames como lo llames, ese tú – tú interno, esa conciencia, tu “Pepito Grillo” (personaje de Disney), lo que tú quieras, existe en ti. Más o menos ahogado, reprimido, disimulado, inconfesable pero… algo hay ahí dentro. Ponle el nombre y la explicación que quieras.
Como el lenguaje es un convencionalismo, algunos, yo en este caso, le llamamos mi Yo Espiritual, mi mundo íntimo de sentimientos y necesidades espirituales y que, por mucho que quiera disimular es real, no virtual.
¡Tranquilo! … No es una mala noticia, no vas a ser menos sino más al reconocerlo, atenderlo y darle cierta importancia en tu vida y costumbres. No tiene contraindicaciones para tu personalidad, sino todo lo contrario. Desarrollándolo, serás más tú mismo de cómo quieres ser.
Admitida su existencia y, al menos,sospechada su potencial importancia, vamos a dedicarle algunas reflexiones que pueden sernos útiles.
En algo tienes o necesitas creer. A nuestra manera, los creyentes cristianos, cada uno en una particular forma, nos orientamos hacia un maestro: Jesús de Nazaret, una doctrina: el Cristianismo, que nos da unos ejemplos y pautas que, por encima de muchas interpretaciones y burocracias oficiales, hechas de buena fe las más y de error - espero - las menos, nos indican un camino. Pero, al menos, tenemos unas pautas y unos maestros que siguieron y seguirán al gran Maestro Jesús de Nazaret y al Dios del que Él partía y a Él se refería.
Aguanta un poco más. El Dios Amor de los cristianos es una maravilla, una vez que llegas y descubres, lo que humanamente significa este grandioso simplismo de Dios es AMOR.
Dejémoslo aquí. Pero, ¿y la Espiritualidad?
Todo lo que tiende a ese, llamémosle AMOR, buenos sentimientos, afán de justicia, generosidad, querer un mundo mejor, pero de verdad, los sentimientos más nobles míos, sean cual sean mis creencias, amar a la familia, hijos, amigos, a cualquier inquietud de mejora pura y sana de algo o alguien…Ese, ese exactamente es el ámbito de tu Pilar I. Espiritual.
Calma… sigamos un poco más.
De vez en cuando, en un ámbito, lugar, espacio de tu tranquilidad y preferencia, relajadamente, sin más testigos que tú, deberás hacer ese apasionante viaje “al interior de ti mismo”.
¡No creas que es tan fácil! … Está al alcance de todos, pero no todos tienen el valor de hacerlo de vez en cuando, o alguna vez, porque no se atreven. Huyen de sí mismos, no tienen tiempo para estar sin teatro ni poses estereotipadas en la más pura e íntima realidad. Esto a veces nos da pavor.
Haz lo que quieras, apúntate al curso avestrucesco que más te guste, juega a todo lo virtual que quieras, vuélvete un prodigio del disimulo, pero… la realidad es la que es, aunque por supuesto, tienes la libertad de seguir la senda de lo falso y hasta ser un desgraciado (con perdón) sin reconocer que lo eres y con el aplauso del “mundo”. Desgraciadamente, es muy fácil y concurrido este camino.
Perdona mi dureza o ironía, pero no se inspira en el desprecio sino en el cariño, en querer ayudar, en hablar claro y sin ánimo de ofender, aunque a veces ciertas preguntas o que nos digan cómo somos, no es “política ni socialmente correcto”, aunque sea verdad de la buena y venga de gente que te quiere…… aunque no te conozca o te conozcan.
¿Cómo llevas ese mundo interno? ¿Buscas ratos de reflexión en sitios y momentos adecuados? ¿Te juntas alguna vez con amigos, amigo o gente en la que percibes sensibilidad a este tema? ¿Cómo vas a reforzar esta parte tan importante para tu EQUILIBRIO? ¿Qué vas a hacer poco a poco para ir haciendo costumbre, hábito de esas introversiones? ¿Cómo lo vas a aplicar durante el resto de tu vida, en relación con los Pilares ...