Tan lejos de Dios
eBook - ePub

Tan lejos de Dios

Delitos y falsedades de la iglesia que Francisco quiere reformar

Juan Manuel de Castells Tejón

Share book
  1. 100 pages
  2. Spanish
  3. ePUB (mobile friendly)
  4. Available on iOS & Android
eBook - ePub

Tan lejos de Dios

Delitos y falsedades de la iglesia que Francisco quiere reformar

Juan Manuel de Castells Tejón

Book details
Book preview
Table of contents
Citations

About This Book

No es un secreto que el Vaticano, en el nombre de Dios, ha maltratado y tergiversado las creencias originales del cristianismo. Así mismo, La Iglesia Católica, representada por el Vaticano, ha encubierto o simplemente guardado silencio frente a asesinatos, actos de pederastia, fraudes financieros y corrupción política, entre otros delitos, mientras sus prédicas son conservadoras, moralistas y anacrónicas. Así las cosas, sus fieles se sienten abandonados y muchos simplemente se han apartado de la práctica católica para transitar su camino espiritual en otros credos e iglesias. La llegada del papa Francisco, con su humildad, su innegable carisma y sus ideas frescas, ha traído una luz de esperanza para los creyentes católicos, quienes confían en que a su nuevo jerarca no le tiemble la mano para iniciar el cambio profundo que la estructura de la Iglesia tanto necesita.En tan "Tan lejos de Dios", Juan Manuel de Castells se basa en la evidencia consignada en estudios, artículos y publicaciones de diversos orígenes, para correr el velo de impunidad tras el cual, a todo lo largo de su historia, la Iglesia ha pretendido ocultar los delitos del Vaticano. Para finalizar, el autor plantea la urgencia del cambio, ese que tanto claman los creyentes para que la Iglesia vuelva a "ser pobre para los pobres", como lo anhela el papa Francisco.

Frequently asked questions

How do I cancel my subscription?
Simply head over to the account section in settings and click on “Cancel Subscription” - it’s as simple as that. After you cancel, your membership will stay active for the remainder of the time you’ve paid for. Learn more here.
Can/how do I download books?
At the moment all of our mobile-responsive ePub books are available to download via the app. Most of our PDFs are also available to download and we're working on making the final remaining ones downloadable now. Learn more here.
What is the difference between the pricing plans?
Both plans give you full access to the library and all of Perlego’s features. The only differences are the price and subscription period: With the annual plan you’ll save around 30% compared to 12 months on the monthly plan.
What is Perlego?
We are an online textbook subscription service, where you can get access to an entire online library for less than the price of a single book per month. With over 1 million books across 1000+ topics, we’ve got you covered! Learn more here.
Do you support text-to-speech?
Look out for the read-aloud symbol on your next book to see if you can listen to it. The read-aloud tool reads text aloud for you, highlighting the text as it is being read. You can pause it, speed it up and slow it down. Learn more here.
Is Tan lejos de Dios an online PDF/ePUB?
Yes, you can access Tan lejos de Dios by Juan Manuel de Castells Tejón in PDF and/or ePUB format, as well as other popular books in Literatur & Religiöse Literaturkritik. We have over one million books available in our catalogue for you to explore.

Information

Year
2017
ISBN
9789587573732
Primera parte:
AL AMPARO
DE LA IMPUNIDAD
VATICANA
1. LA CREACIÓN DEL ESTADO DEL VATICANO
Varios de los delitos que iremos examinando en esta primera parte no hubieran sido posibles si el Vaticano no hubiera adquirido el estatus de Estado independiente reconocido por las Naciones Unidas. Ni el asilo y ayuda en la evasión de criminales nazis después de la Segunda Guerra Mundial, ni los numerosos delitos y fraudes financieros cometidos por el Banco Vaticano, el ior (Instituto para las Obras de la Religión), ni el asilo de personajes perseguidos por la policía del Estado italiano, ni la evasión de investigaciones penales, ni la impunidad en muertes sospechosas que no fueron debidamente investigadas, ni la influencia decisiva que en foros de Naciones Unidas el Vaticano ha ejercido en contra del reconocimiento de derechos de igualdad de género y de la comunidad lgtbi, ni la evasión de responsabilidades en los procesos judiciales por pederastia del clero, hubieran podido ocurrir si la Santa Sede de la Iglesia católica no hubiera accedido al estatus de Estado independiente, del cual no gozan las sedes de otras religiones.
El antecedente del actual Estado del Vaticano se remonta a la supuesta “donación de Constantino”, que permitió al papa Esteban II (752-757) reclamar la propiedad de unos territorios que habrían sido legados al papa Silvestre por el emperador Constantino en el siglo IV, con base en un documento falsificado cuatro siglos más tarde. En el 751 los lombardos tomaron Rávena, sede del representante del emperador de Bizancio (el Imperio Romano de oriente) y a continuación conquistaron los territorios bizantinos de Italia, incluyendo Roma. Pepino, rey de los francos, arrebató estas tierras a los lombardos, pero en vez de devolverlas a Bizancio se las entregó al papa de Roma, quien las mantuvo en su poder hasta 1870, creando con ellas los Estados Pontificios del centro de Italia. En realidad se trataba de un intercambio de favores, Esteban coronaba a Pepino como nuevo rey de los francos, rompiendo así la previa alianza con la dinastía merovingia, y a cambio recibía los territorios mencionados. La supuesta donación de Constantino fue elaborada para legalizar el expolio de los territorios que habían pertenecido a Bizancio. Aunque la autenticidad del documento fue puesta en duda ya hacia el año 1000 por el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Otón III, solo en 1440 Lorenzo Valla pudo demostrar mediante análisis lingüístico que se trataba de un fraude de la curia romana.
El papado perdió los Estados Pontificios en 1870, cuando Víctor Manuel II los conquistó y anexó al naciente reino de Italia. El 2 de octubre un plebiscito convirtió a Roma en la nueva capital del reino. El 13 de mayo, mediante la “ley de garantías”, el reino de Italia declaró al papa persona sagrada e inviolable, garantizó la extraterritorialidad de la Santa Sede, cuyos territorios se limitaban a la basílica de san Pedro, los palacios vaticanos y la residencia de Castelgandolfo, otorgó la inmunidad diplomática a los diplomáticos de la Santa Sede y concedió al papa una renta anual de 3,2 millones de liras.
El papa Pío IX no tomó muy bien la pérdida de su reino, se refugió en el Vaticano, se proclamó prisionero de Víctor Manuel II y excomulgó al rey, a su gabinete de gobierno y a su Parlamento. Además rechazó la “ley de garantías”, que será aplicada unilateralmente por los reyes de Italia e ignorada por los sucesores de Pío IX durante casi sesenta años.
La situación cambia drásticamente con la llegada al poder de Mussolini y de su régimen fascista en 1922, acogido por la Santa Sede con entusiasmo, según veremos. Después de años de negociaciones, se firman el 11 de septiembre de 1929 los acuerdos de Letrán, por los que se reconoce a la Santa Sede la soberanía plena e independiente sobre la ciudad fortificada del Vaticano, el palacio de Castelgandolfo, las basílicas de San Juan de Letrán, Santa María la Mayor y San Pablo Extramuros, así como una indemnización de 90 millones de dólares por la pérdida de los Estados Pontificios. El concordato adopta el catolicismo como religión oficial de Italia, vuelve obligatoria la enseñanza religiosa en los colegios de primaria y secundaria y prohíbe el divorcio. Las organizaciones católicas quedan exentas del pago de impuestos y el Estado se hace cargo del pago de los salarios de los sacerdotes. A cambio de estos y otros obsequios, la Santa Sede otorga su reconocimiento al reino de Italia y abandona toda pretensión sobre los antiguos Estados Pontificios.
2. EL RECHAZO DE LA MODERNIDAD:
LA VISIÓN INTEGRISTA
El mundo que surge desde el siglo XVIII, con la Ilustración, la revolución científica, el racionalismo, la democracia y la separación del Estado y de la Iglesia fue rechazado por la Iglesia desde entonces hasta el concilio Vaticano II (1959-1963). El mundo moderno significaba para la Iglesia una pérdida de poder y control social y cultural que se negó a aceptar. La ciencia moderna reemplazaba a la religión en muchas creencias, como el origen del hombre o del universo; para curar epidemias o enfermedades se recurría a la medicina y no a la intercesión de los santos; la educación y el matrimonio se convierten en temas que controlan las autoridades civiles y no ya las religiosas; los reyes, cuya autoridad derivaba de Dios reconocida por la Iglesia, son reemplazados por autoridades civiles, fundamentadas en el consenso ciudadano y ya no por el reconocimiento de la Iglesia. Ante esta nueva situación, la Iglesia declara la guerra a la modernidad y desde el siglo XIX emprende una cruzada contra ella que va a arrastrar al mundo hacia una serie de conflictos que todavía no termina.
El 15 de agosto de 1832, el papa Gregorio XVI, en su encíclica Mirari Vos, califica como “pestilentísimo error” “aquella plena e inmoderada libertad de opinión [...] aquella pésima y nunca suficientemente execrada libertad de prensa para la difusión de cualesquiera escritos [...] es propio del hombre soberbio o más bien necio examinar con balanzas humanas los misterios de la fe, que superan todo sentido, y confiar en el razonamiento de nuestra mente, que por la condición de la naturaleza humana es débil y enferma”.
El sucesor de Gregorio XVI, Pío IX, en su encíclica Quanta Cura de 1864 y en su Syllabus (Resumen de los principales errores de nuestra época) de 1861, incluye en el conjunto de males que aquejan a la Iglesia, los siguientes: el panteísmo, el naturalismo, el racionalismo, el indiferentismo, el socialismo, el comunismo, las sociedades secretas, las sociedades bíblicas, las sociedades clérico-liberales, el liberalismo moderno y la libertad de conciencia, de opinión y de culto.
Pío X, en su encíclica Pascendi de 1907, resumió todos los errores y herejías que sus predecesores venían denunciando, en un solo concepto: la modernidad, a la que define como “el agregado de todas las herejías”.
Es comprensible que este papa se haya convertido en el patrón de los integristas. En 1988, el arzobispo Marcel Lefebvre, denominará como “Fraternidad sacerdotal San Pío X” su movimiento integrista contradictor de Vaticano II, en cuyo manifiesto fundacional se acusa a la reforma conciliar de que “habiendo surgido del liberalismo y el modernismo, está toda entera envenenada”. En 1910, Pío X promulgó el motu proprio o decreto, Sacrorum Antistitum, conocido como «Juramento antimodernista», que debía ser pronunciado por cualquiera que quisiera conservar o acceder a un oficio eclesiástico, incluida la docencia en teología, el cual se mantuvo vigente desde esa fecha hasta julio de 1967, cuando la Congregación para la Doctrina de la Fe lo suprimió. Como parte del Juramento, el declarante se sometía y adhería con todo su corazón a las condenaciones, declaraciones y todas las prescripciones contenidas en la mencionada encíclica Pascendi. La lucha contra la modernidad emprendida por Pío X no era solo un concepto, sino que se convirtió en realidad mediante la creación en 1909 de la organización de contraespionaje vaticano denominada como Sodalitium pianum12 (sp, Asociación de Pío), a cargo de monseñor Umberto Benigni, con el fin de identificar y castigar a quienes dentro del Vaticano y de las instituciones de la Iglesia predicasen el modernismo y a crear un sistema de propaganda destinado a combatir los argumentos de los modernistas, para lo cual creó un periódico propio, Correspondencia romana. Aparte de las informaciones suministradas por los obispos, los delegados apostólicos y los nuncios, las principales fuentes de información de sp procedían de una red de contraespionaje papal, que utilizaba la interceptación del correo y telegramas, vigilancias personales y seguimientos. Sp era conocido como el sagrado terror. Durante el reinado de Pío X fueron denunciados por la sp y castigados por la Iglesia, casi tres centenares de religiosos, incluyendo varios cardenales y rectores de universidades católicas13.
Aunque Pío X es considerado el patrón de los integristas, fueron dos sucesores suyos quienes llevaron esta versión del cristianismo hasta sus últimas consecuencias. El primero, de quién nos ocupamos a continuación, fue Pío XI, cuya visión integrista abrió el camino de la colaboración de la Iglesia con nazis y fascistas. El segundo, de quién nos ocuparemos más adelante, fue Benedicto XVI, cuyo neointegrismo acabó con la apertura al mundo moderno del concilio Vaticano II y profundizó la crisis que hemos analizado en el capítulo introductorio.
La visión integrista de Pío XI se encuentra contenida principalmente en sus encíclicas Ubi arcano (1922), Quas primas (1925) y Cuadragésimo anno (1931). En ellas desarrolla su visión de la primacía de la Iglesia en la organización familiar, social, económica, cultural y moral; su rechazo del mundo moderno, al que manifiesta preferir la edad media y especialmente de la democracia representativa, el laicismo, el liberalismo y el socialismo; finalmente elogia la organización corporativista que el fascismo había implantado en la Italia de su época. A continuación examinaremos algunos aspectos de estas encíclicas que ayudan a entender el pensamiento del papa que acababa de alcanzar el pontificado cuando nacía el fascismo en Italia y que iba a suscribir, bajo la forma de concordatos, una alianza con la Italia fascista y otra con la Alemania nazi.
En Ubi arcano, Pío XI desarrolla ante todo su idea del reino de Cristo o de la “paz de Cristo en el reino de Cristo”. Esta idea puede resumirse así: la tragedia que acaba de conocer el mundo (la Primera Guerra Mundial) y en general todos los males que conoce la humanidad se originan en el olvido de que Cristo es quién debe reinar en las mentes y corazones de los individuos, en la organización familiar (que debe ser patriarcal), en la organización social y en las relaciones entre países, tal y como ocurría durante la edad media. La paz mundial y la prosperidad solo se alcanzarán cuando los pueblos reconozcan el reinado de Cristo, ejercido a través de la Iglesia presidida por su vicario en la tierra (el autor de la encíclica). En definitiva, Cristo es el rey del mundo y el papa, es su virrey. Las “modernas formas representativas” y la participación del pueblo en el gobierno se oponen, sin embargo, al reino de Cristo.
En su encíclica Quas primas, Pío XI desarrolla nuevamente el concepto de reino de Cristo, que en la práctica se convierte en reino de la Iglesia y del papa que representa a ambos. Expone el concepto complementario de que toda autoridad deriva de Dios (representado por la Iglesia) y no de los hombres. Ataca al laicismo, que consiste simplemente en el no reconocimiento de la primacía de la Iglesia, de lo cual se derivan todos los males que aquejan a la humanidad.
En Cuadragésimo anno, Pío XI declara nuevamente de manera clara y contundente la pretensión integrista de los papas de Roma: “Tanto el orden social como el orden económico están sometidos y sujetos a Nuestro supremo juicio, pues Dios nos confió el depósito de la verdad y el gravísimo cargo de toda la ley moral, e interpretarla y aun urgirla oportuna e importante”.
En la misma encíclica condena en forma extensa el socialismo, como incomp...

Table of contents