Investigaciones fenomenológicas
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Investigaciones fenomenológicas

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En esta obra se pretende dilucidar si la fenomenología ayuda a dar todavía razón de una concepción amplia de los saberes, no restringida por las ciencias empírico-analíticas, ni por su metodología. No bastaría, entonces, con criticar al positivismo en sus diversas formas, sino que sería necesario mostrar cómo la fenomenología puede hoy abrirnos a, y abrir las humanidades y las ciencias sociales en ese diálogo de saberes que pudiera responder a las preguntas de Kant con respecto al hombre: lo que podemos conocer, lo que debemos hacer y lo que nos es permitido esperar.

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Information

I. LA ACTITUD FENOMENOLÓGICA
1. ACERCA DEL CONCEPTO DE TELEOLOGÍA EN LA FENOMENOLOGÍA DE HUSSERL1
Frente al escepticismo con el que todavía hoy sigue chocando una concepción teleológica de la historia de la filosofía,2 los desarrollos teóricos de Husserl acerca de este tema muestran dos aspectos importantes. Primero, que un pensamiento sobre teleología orientado “objetivísticamente” por el progreso exige en todo caso una destrucción crítica; segundo, con esta crítica se despeja la posibilidad de un concepto de teleología orientado por la estructura de la intencionalidad. Se trata de un concepto que conduce a Husserl de la superación de todo tipo de “objetivismo” al “trascendentalismo” de la fenomenología.
Para aclarar este proceso seguimos la interpretación teleológica que hace Husserl de la historia de la filosofía como el sentido unitario de una tarea. Comprendida esta gracias a la tematización del mundo de la vida (I), manifiesta la estructura teleológica de la intencionalidad en el análisis de la fenomenología estática (II) y en el de la fenomenología genética (III). La reflexión trascendental sobre la teleología, que constituye el sentido de la subjetividad como forma ontológica, permite entonces interpretar de nuevo la unidad de la historia de la filosofía y asumir su auténtica tarea como finalidad del hombre autónomo (IV).
I
La teleología, que Husserl tematiza como una especificidad de la historia de la filosofía, significa “nada menos que una […] substrucción metafísica”. Por ello deben “concepciones concretas con base en la historia misma que nos es dada […] crear ante todo el significado que requerimos para la palabra ‘teleología’”, de suerte que no se tenga en cuenta ninguno de los significados tradicionales de la misma.3
El tratamiento de la historia de la filosofía en el libro Krisis der europäischen Wissenschaften und die trasnzendentale Phänomenologie (La crisis de las ciencias europeas y la fenomenología trascendental) pretende fundamentar, a partir de una reflexión teleológica crítica sobre la historia de la filosofía, la necesidad del giro trascendental fenomenológico, con lo cual se busca lograr una introducción autónoma a la fenomenología. Husserl quiere volver a ganar, mediante una crítica radical del objetivismo, la fuente de todas nuestras miserias, el sentido teleológico de la humanidad oculto a través de la filosofía. Él constata el principio fallido del objetivismo en un estrechamiento metódico de la producción propia de la subjetividad en la constitución de sentido, lo que significa cierto vaciamiento de aquello que la filosofía como ciencia fundó en sus orígenes. Para restituir el sentido fundacional de la ciencia, para conducir su autocomprensibilidad a una autocomprensión, es necesaria por tanto una crítica inmanente de su desarrollo, crítica que está íntimamente vinculada con la historia de la filosofía.
La protofundación de la filosofía como ciencia universal consiste en la actitud de personas singulares hacia el mundo circundante, actitud que inaugura un nuevo nivel en la historia de la humanidad y de la razón. Se trata de una actitud teórica en contraste con la actitud natural de la vida diaria, con la cual se hace posible la diferencia entre mundo real y representación del mundo, y entre verdad cotidiana y verdad idénticamente válida en absoluto. Del interés por la epistéme nace una nueva praxis, que sirve a la humanidad que vive en su existir concreto; en efecto, el interés por la verdad funda en toda vida y en todos los fines de la vida una actitud crítica universal y abre con ello el horizonte infinito en el que comienza “una revolución de la historicidad”, que “consiste en una historia de la disolución de la humanidad finita en su realización en una humanidad de tareas infinitas”.4 Frente a esto el racionalismo de la modernidad, del cual procede el positivismo de las ciencias, es una mera “exteriorización” de la auténtica racionalidad propia de la tarea filosófica. Husserl realiza la crítica y la clarificación de este objetivismo “al liberar, perforando la corteza de los ‘hechos históricos’ exteriorizados de la historia de la filosofía, su sentido interno, su teleología oculta”.5
Ya en la historia crítica de las ideas en Filosofía primera intenta Husserl “develar la unidad de la motivación que atraviesa a lo largo de los siglos y que ha vivido como impulso de desarrollo en toda filosofía, en cuanto ha querido realizarse como verdadera filosofía, y en todo método filosófico en cuanto ha querido ser verdadero método”.6 Se trata, por tanto, de mostrar por qué la tradición fue distraída de la clara visión hacia la conciencia pura y con ello perdió el auténtico método intencional. Pero en la historia de la filosofía es notable que a través de todos los extravíos se detectan los verdaderos problemas. “La conciencia trascendental, la conciencia pura como conciencia se impone siempre como válida y es spiritus rector oculto”.7
La tematización propiamente dicha de la teleología en el decurso histórico de la filosofía se encuentra en la Crisis. Los cuatro puntos de giro de la filosofía moderna, que presenta Husserl “simplificando e idealizando”8 para clarificación del sentido unitario teleológico se pueden caracterizar como sigue.
Con Galileo se presenta como acabada y completa la frágil concepción de la ciencia y de su método como ciencia universal de todo lo que es. Esconde ya en sus principios, gracias a la abstracción metódica de lo subjetivo relativo, su fundamento de sentido oculto en el mundo de la vida y en su pretensión de ejemplar cientificidad “objetiva” rechaza toda pregunta por la subjetividad, que es la que logra la motivación originaria y garantiza sus hipótesis. Descartes es el iniciador de la nueva época que conduce a la fenomenología al rescatar la base de la subjetividad gracias al retorno al ego cogito, aunque al mismo tiempo introduce un dualismo funesto. De hecho, en sus prejuicios objetivistas confunde el sujeto descubierto como resto de una abstracción y como una sustancia que debería ser comprendida de acuerdo con el modelo fisicalista de la realidad. El empirismo inglés es entonces la sacudida que conmueve el objetivismo que no pudo penetrar Descartes. Mediante la radicalización del retorno a la vida de conciencia se convierte en enigma la ingenuidad tanto de la certeza cotidiana de mundo como también de las construcciones teóricas con base en esta cotidianidad. Pero el empirismo no puede solucionar el enigma porque deforma objetivísticamente “la experiencia interna” como experiencia de complejos de datos.
Contra el escepticismo del empirismo intenta entonces Kant entender sistemáticamente el mundo existente y las ciencias a partir de la subjetividad, que conoce como lugar originario de todas las constituciones de sentido y de la validez objetiva de ser de las mismas. Pero por permanecer Kant, con base en su concepto de experiencia, ligado a los prejuicios de las ciencias naturales, es posible, gracias a una crítica a su sistema, desenmascarar el más oculto objetivismo y, conforme a la unidad de sentido teleológica de la filosofía, liberar el sentido auténtico de lo trascendental.
De esta forma la historia de su devenir es lo “propiamente central de la filosofía”, que se desarrolla “idéntica a través de los tiempos y personas” como “sentido de la tarea”, que manifiesta “una estructura teleológica”.9 En ella se encuentra un impulso para su desarrollo, una tarea que tiende “desde una potencia (Dynamis) vaga hacia su energía (Energeia)”.10 La dirección fundamental de su desarrollo es un trascendentalismo, que se aclara en diversos niveles de intención y cumplimiento (Intention und Erfüllung) como razón en el movimiento continuo de su autoesclarecimiento.
Cuando el par conceptual intención-cumplimiento, el modelo en el que se descubre la estructura teleológica de la vida intencional, se aplica al desarrollo de la historia, no se trata entonces de una analogía exterior sino de un “paralelismo esencial, que además ejerce por sí mismo constantemente una función fundadora en el interior de la forma esencial de una intersubjetividad unida teleológicamente”.11 La intención como tarea para el filósofo se transforma en idea teleológica individual de “filosofía”, y se sedimenta así como sistema. Aquí hay que distinguir entre la idea teleológica de la que cada filósofo, como si fuera “suya”, tiene una vaga idea, la cual debe ser sometida a la crítica, y la idea teleológica misma, por otro lado, que es la mencionada como idéntica en todos los desarrollos y debe ser descubierta gracias a clarificación y crítica como “aquello hacia lo que en ella se tiende”. De acuerdo con este principio de distinción se cristaliza una unidad interna espiritual como la intención “innata” a todas las filosofías gracias a la protofundación filosofía. La intención una se transforma en una tarea, a saber, comprender la unidad y la mismidad del mundo, de un mundo que cambia de acuerdo con el desarrollo histórico, pero que permanece en su singular totalidad como correlato intencional idéntico de los filósofos que viven en él. Es el mundo de la vida histórico, del cual podemos hablar y narrar. Sobre él ejerce el filósofo crítica y busca verdades definitivas acerca de su verdad imperfecta y su modo de ser subjetivo relativo. La intencionalidad de la filosofía comienza por tanto en este mundo de la vida, cuyas estructuras producen un a priori y una invariante apodíctica, a saber, la esencia de la subjetividad latente en el horizonte vital. Su autolvido en el objetivismo solo se supera cuando es develado, mediante reducción a lo subjetivo relativo, el “principio” de la vida como logro constitutivo de la subjetividad.
El concepto de filosofía que Husserl gana en la forma insinuada gracias a una reflexión histórico-hermenéutica, pretende restituir la idea más originaria de filosofía: se trata de la ciencia desde la última autorresponsabilidad, aquella que no acepta ninguna autoevidencia como no cuestionada a la base del conocimiento. Si la filosofía quiere corresponder a este sentido fundacional, entonces debe tematizar el universo de autoevidencias predadas, que como mundo de la vida han permanecido incuestionadas a través de toda la historia de la ideas.
El mundo de la vida es un reino múltiple de lo subjetivo, oculta la contextualidad subjetivo-relativa de los procesos de experiencia, en los cuales impera una subjetividad anónima, que se presupone para todo pensar y para toda actividad vital en todos los fines y logros. La filosofía debe preguntar por el sentido de ser y de validez del mundo presupuesto en toda praxis humana y en toda vida precientífica o científica para aprender a comprenderlo como adquisición espiritual, como formación de sentido de una subjetividad que ha devenido y sigue deviniendo en su ejercicio de funciones universales.12 Con esto la filosofía alcanza el más profundo y universal fundamento, desde el cual cuestiona en su máxima autorresponsabilidad la subjetividad en ejercicio de sus funciones originarias.
Este mundo de la vida tiene una visión teleológica que aparece en la idoneidad del mundo predado. En sentido estricto se puede por supuesto utilizar primariamente el término teleología para la subjetividad específicamente formadora de cultura.13 Los objetos culturales llevan un carácter teleológico permanente, el sentido de una idoneidad fundada alguna vez, y se ofrecen por tanto como acceso a la historia, que no puede ser comprendida como mero acontecer de un mundo como objeto que subsiste en sí mismo, sino como un acontecer obtenido en múltiple actividad de una comunidad plural del nosotros. A esta historia de los productos culturales pertenecen las ciencias: son finalidades en...

Table of contents

  1. Portada
  2. Título
  3. Derechos de autor
  4. PRESENTACIÓN
  5. I. LA ACTITUD FENOMENOLÓGICA
  6. II. ÉTICA Y FENOMENOLOGÍA
  7. III. HUMANISMO Y MUNDO DE LA VIDA
  8. IV. NUEVAS PERSPECTIVAS EN LA INVESTIGACIÓN FENOMENOLÓGICA