Cuatro estudios sobre el magnetismo terrestre en la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística (1858-1863)
Rodrigo Vega y Ortega
José Bernardo Martínez
Introducción
Al inicio del siglo XIX, varios practicantes de la geología notaron distintas manifestaciones de lo que se conoce actualmente como magnetismo terrestre a través de las exploraciones científicas desarrolladas en varios puntos de la superficie planetaria, además de los registros efectuados durante los sismos y erupciones volcánicas. En Europa y América se llevaron a cabo distintas discusiones acerca del magnetismo y su relación con la conformación interna del planeta. Dichas discusiones se originaron en espacios académicos de la geología, como institutos, escuelas y agrupaciones. En estas últimas, se dieron cita ingenieros y amateurs que se propusieron emprender numerosas observaciones para determinar si el magnetismo operaba de la misma manera en todo el orbe o si variaba con respecto de la altitud y latitud, así como del tipo de rocas (ígneas, metamórficas y sedimentarias), entre otros factores territoriales.
Las agrupaciones científicas jugaron un papel fundamental en la práctica científica, sobre todo en las ciudades, al coordinar a los miembros para efectuar observaciones académicas que después circularían en las revistas, libros o folletos que estas publicaban. Hasta ahora se conoce poco de los estudios mexicanos sobre el magnetismo terrestre en la primera mitad del siglo XIX, algunos de los cuales se publicaron en el Boletín de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística (BSMGE), órgano impreso de la agrupación de mayor renombre de la Ciudad de México en la década de 1850 (véase Olavarría y Ferrari, 1901) y que continuó hasta el siglo XX.
Como otras revistas científicas de la época, en Europa y América, el BSMGE se conformó por “una crónica de hechos, observaciones, experimentos y deducciones” a partir de experimentos que eran resultado de la práctica científica de los socios basada en la “demostración de algún nuevo aparato o fenómeno experimental”, ya fuera en las reuniones periódicas en el local de la agrupación o, en el caso de los miembros foráneos y extranjeros, mediante la lectura pública de la reseña de sus actividades individuales (Hacking, 2001: 177). Esta publicación académica en dicha década acopió a distintas ciencias que se cultivaban en México, sobre todo la capital, y fue un medio impreso para la discusión del “avance” de la ciencia en el país y sus implicaciones en la “felicidad pública”.
Vale la pena recordar que la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística (SMGE) se originó en 1833 bajo el nombre de Instituto, pero para 1850 se transformó en una agrupación al servicio de la sociedad mexicana. Desde entonces, en la SMGE se reunieron mexicanos y extranjeros residentes en el país que se interesaban en distintas disciplinas, en principio la geografía y la estadística, pero también la historia natural, la ingeniería, la astronomía, la geología, la cartografía, la farmacia y la medicina. Una de las tareas principales de la agrupación fue conformar una revista en que se dieran a conocer la mayor cantidad de trabajos académicos que realizaban los socios, por lo que el BSMGE es una de las fuentes de la historia de la ciencia mexicana de mayor riqueza, tanto por los autores como por los temas, las interpretaciones científicas y las localidades en las que se originó el artículo, en el caso de los socios foráneos (véase Noriega, 1900: 104-131).
La SMGE fue una de las primeras instancias académicas de la Ciudad de México al dar pie a la constitución de “una comunidad reconocible de profesionales y aficionados a las ciencias que inició el establecimiento de cánones y normas para regular sus actividades” con impacto en todo el país. Los gobernantes y los políticos apoyaron a la agrupación, pues reconocían que sus miembros “podían asesorarlos en la solución de problemas específicos”, mientras estos buscaban sumar esfuerzos en la búsqueda de recursos para desarrollar investigaciones científicas (Azuela, 2003: 156).
Este capítulo tiene por objetivo comprender el interés de tres miembros de la SMGE: el mexicano José Justo Gómez de la Cortina (1799-1860), el alemán August Sonntag (1832-1860) y el estadounidense Joseph Lavering; además de un escrito del Instituto Smithsoniano de Estados Unidos. Los cuatro textos son una muestra representativa del interés de los socios de la SMGE por esta ciencia y su contacto con científicos extranjeros. Los artículos publicados entre 1858 y 1863 reflejan “los detalles de la práctica científica” en torno a la determinación de fenómenos terrestres que se podían estudiar en el territorio mexicano dentro del programa geológico internacional (Latour, 2001: 175).
El análisis histórico de este capítulo aportará elementos para reconocer el perfil del tipo de practicante de la geología que se daba cita en la SMGE. Esto con el propósito de ampliar la caracterización de la geología mexicana dentro de la historiografía tradicional que la ha supuesto “atada a la exploración mineralógica y geográfica” antes de la década de 1870 (Azuela, 2011: 63), dejando de lado los temas sismológicos, meteoríticos, vulcanológicos y magnéticos, como el caso de Gómez de la Cortina, Sonntag y Lavering.
Los escritos dejan ver la importancia de los hombres de ciencia del país “para la gestión de proyectos de investigación que requerían de observadores en diferentes partes del mundo” (Azuela, 1994: 83). Estos emprendieron mediciones y observaciones simultáneas, sistemáticas y extensivas bajo técnicas y procedimientos homogéneos en todo el mundo para llegar a conclusiones semejantes. Se esperaba que el esfuerzo colectivo de los practicantes de la geología definiría con claridad las variaciones geomagnéticas para establecer patrones con los cuales explicar este fenómeno. Las mediciones de los socios de la SMGE, como en otras partes del mundo, se efectuaron a la par que se construyeron y afinaron instrumentos hasta que el observador, y la red a la que pertenecía, mostraban públicamente un fenómeno de una manera confiable (Hacking, 2001: 195).
Esta investigación también se interesa en matizar las aseveraciones tradicionales de la historia de la geología mexicana que ha desconocido las investigaciones en esta ciencia que se emprendieron por algunos miembros de la SMGE en 1850. Estas labores incluyeron observaciones, mediciones y experimentaciones geológicas que, en ocasiones, motivaron a algunas explicaciones sobre los fenómenos registrados en el territorio mexicano.
Los autores del BSMGE se dividen en tres grupos. En primer lugar se encuentran los mexicanos; en segundo lugar están los extranjeros; y en tercer lugar los escritos anónimos o de establecimientos académicos, como el del Instituto Smithsoniano. Esto refleja la heterogeneidad de actores científicos que desarrollaron una serie de investigaciones geológicas con dos finalidades: por un lado, contribuir al conocimiento científico de la república y, por otro, desarrollar observaciones vinculadas a objetivos planteados en los espacios académicos europeos (véase Azuela y Vega y Ortega, 2015: 1-12).
De acuerdo con su formación científica, los autores pueden clasificarse en dos grupos: profesionales (ingenieros geógrafos, militares y de minas), por ejemplo, Joseph Lavering, profesor de la Universidad de Harvard, y el profesor August Sonntag; y amateurs en general (curas, empresarios, políticos, literatos, hacendados y funcionarios), como el letrado José Justo Gómez de la Cortina. Esta diversidad hace explícito el amplio contacto entre profesionales y aficionados de la geología que se vivió en la primera mitad de la centuria, lo cual se diferencia de la práctica posterior a la década de 1870, que fue monopolizada por los ingenieros de minas y que en la historia de la geología mexicana representa la “verdadera” actividad geológica (véase Azuela, 1996).
El periodo de la investigación está acotado por la transformación de la Comisión de Estadística Militar (1839-1849) en SMGE, que reinició la publicación del BSMGE en 1850 y la coyuntura política originada por la intervención francesa (1862-1863). Esto último reorientó las actividades científicas de la agrupación hacia la legitimación del régimen de Maximiliano de Habsburgo que inició en 1864 (Azuela y Vega y Ortega, 2012: 353).
Las investigaciones sobre el magnetismo terrestre
En 1858, el BSMGE incluyó del señalado profesor Joseph Lavering un escrito sobre el magnetismo terrestre, en el que se propuso analizar este fenómeno mediante la realización de un conjunto de observaciones en varias partes de la superficie del orbe e incluso en las minas para conformar una dimensión planetaria del magnetismo. El geólogo estadounidense aspiraba a corroborar la presencia de fuerzas físicas operantes en el planeta desde hace varias eras geológicas y que determinaron la forma, tamaño y constitución del globo terráqueo. Sobre el tema, Lavering señaló que
esta fuerza magnética terrestre [debía] estudiarse bajo dos puntos de vista: su dirección y su intensidad. La dirección de la fuerza magnética de la Tierra que se [ejercía] en cualquier lugar [era] dada por la variación o declinación de la barra magnetizada o aguja y por su depresión o inclinación. La intensidad de la fuerza magnética [ejercida] en cualquier lugar se [obtenía] dividiéndola en dos componentes: la fuerza horizontal y la vertical. Si los elementos de la fuerza magnética fueran siempre conocidos en cada lugar del planeta, [se tendría] un conocim...